Este es un grito de auxilio contra otra aberración a nuestros trabajadores. Esta vez, hablamos de Correos.
Nos ponemos en situación y empezamos por nuestra maravillosa ministra de trabajo “tucán”, sacando leyes y mirando para otra parte, ya que la gran mayoría ni se están cumpliendo. Mucho menos en lo público. Y ya si hablamos de Correos, ni te cuento.
Correos, como decirlo, es como el cortijo del señorito, donde no hay más ley que la que impone el enchufado de turno. Ahora está dirigido por un secuaz de la cotorra reina, nuestra vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la que habla, habla y habla, nunca dice nada y casi nunca entendemos.
La cosa es que la dirección y la mayoría de los sindicatos −que curiosamente están pagados por el gobierno− han decidido firmar un convenio con el que, con la excusa de que Correos se hunde, esclavizar más si cabe a los trabajadores, y terminar de quitarles los pocos derechos que les quedaban. En este nuevo convenio hay escondidas monstruosas regulaciones, como que, si un trabajador no se adapta a los nuevos cambios, podrá ser despedido sin ningún problema, aunque lleve treinta años trabajando; que los horarios cambiarán y tienen que ser más flexibles para la empresa −hay que hacer competencia a empresas de paquetería privadas−, y se trabajará de martes a sábados en horarios partidos 60% por la mañana y 40% por la tarde. Y si tienes que ir a una cita médica, como un especialista, ese tiempo se descontará de su sueldo. A mi otra querida ministra, está muy claro que trabajamos para vivir.
La Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos es, por si no ha quedado claro, una empresa cien por cien pública que, aparte de paquetes, lleva cartas, certificados y notificaciones. No es Amazon.
La media de edad de los trabajadores de Correos es de cincuenta años y la gran mayoría son mujeres. Personas que son fáciles de atemorizar por su vulnerabilidad. Ahora es esto, pero primero la ministra cotorra quiso hacer un ERE, en el que se dio cuenta de que solo podía mandar a la calle a los directivos, ya que, si no lo saben, les diré que, en las oficinas, los centros de admisión y los distritos, los trabajadores llevan una carga de trabajo devastadora por la falta de personal. Por poner un ejemplo, los distritos se dividen en secciones, y a cada una le corresponde un cartero: desde hace tiempo un cartero puede llevar habitualmente dos secciones, y cuatro en verano, y son obligados a sacarlo todo para engañar a las estadísticas. Como yo siempre digo, el problema es que estamos acostumbrados a ver al cartero como parte del mobiliario urbano y no nos damos cuenta ni de su importancia ni de lo que está sufriendo en estos momentos. No es solo por un trabajo duro físicamente, sino también psicológicamente, viviendo siempre aterrados por perder el trabajo gracias a las amenazas de los sindicatos y la directiva.
Podría seguir con más ejemplos, pero no terminaría nunca, y lo que realmente quiero decir es BASTA YA. Tenemos que quitarnos la venda de los ojos y levantar nuestras voces. Están empezando a tratar a los trabajadores como a los negros libertos cuando se marchaban al norte de Estados Unidos en la guerra de la Secesión −eran libres para trabajar por sueldos miserables y todavía tenían que dar las gracias−, pero lo que es peor: estamos dejando que nos traten así. Hay que volver a ser rebeldes.
Amelie.
PD: PETICIÓN PARA DESPEDIR AL PRESIDENTE DE CORREOS:
¿Me echáis una mano moviendo y firmando esta petición?
https://chng.it/fx4GkZDL2s
