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Opinión

ANÁLISIS COMPLETO: Atentado de Moscú. Reflexionar sobre lo obvio (y sobre lo no tan obvio). Por Ernesto Milá

Ernesto Milá

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Siempre, los más fáciles de manipular, son los más extremistas, aquellos cuyo cerebro solamente funciona mediante razonamientos extremadamente simples; y, si además, creen en el “paraíso de Alá”, están pidiendo a gritos ser manipulados… Todo esto viene a cuento del atentado de Moscú y de sus responsables.

LA TESIS DE VLADIMIR PUTIN SOBRE EL ATENTADO

Ciento treinta y nueve personas muertas y un centenar de heridos en el Crocus City Hall de Moscú, solamente merecen una condena unánime. Ni siquiera los medios más anti-rusos de Occidente, se han atrevido a evitar esa condena. A la confusión inicial, siguió la detención de los cuatro miembros del comando terrorista, cuando se dirigían “en dirección sur-oeste”. Poco después de la detención, Vladimir Putin habló sobre el crimen y lo que dijo resulta extremadamente claro y significativo, expresado con la particular jerga antifascista del líder ruso. Reconoció que los criminales -esto es, el “brazo ejecutor”- estaba formado por islamistas radicales, pero faltaba identificar a los “responsables intelectuales”, sugiriendo que la operación beneficiaba a un único actor: el gobierno ucraniano.

Hay que reconocer en estas declaraciones un intento de poner las cosas en su punto: los islamistas radicales son -siempre- el “brazo ejecutor”, pero casi nunca la inteligencia que lo dirige. Esto ha sido así desde el 11-S, ese misterio impenetrable de la historia reciente de los EEUU con prolongaciones en Europa Occidental (y, concretamente, en España el 11-M. A este respecto, véase el artículo Una hipótesis alternativa inédita sobre el 11-M).

Algún tertuliano en España, ha iniciado la mezcla de datos vagamente ciertos (sobre Al-Qaeda y sobre el “Estado Islámico”), achacando a Putin “xenofobia” e incluso tomando el crimen como “una muestra del rechazo popular a Putin”… presidente elegido con una mayoría tan absoluta recientemente que ha hecho palidecer de envidia a los mandatarios occidentales que, en su mayoría están en el poder, con menos del 35% de apoyos populares directos. Luego, se ha filtrado la noticia de que “los EEUU” habían advertido a Moscú sobre la posibilidad de un atentado terrorista en su territorio… noticia extraña y, presumiblemente, mera intoxicación informativa. Aunque tal “aviso” se hubiera producido realmente, cabe preguntarse cómo los EEUU estaban al tanto de la información y porqué decidieron informar al adversario… La única respuesta es: para quitarse de encima la sombra de responsabilidad en el crimen (y a sabiendas de que en Moscú nadie iba a tomar en serio un aviso llegado del país que más se ha empeñado en destruir Rusia desde 1948…)

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EL ISLAM NO ES UNA RELIGIÓN COMO LAS DEMÁS

Sea como fue, en su alocución posterior al atentado, el líder ruso no puede decir todo lo que hubiera deseado. No hay que olvidar que Rusia engloba a musulmanes procedentes de las antiguas repúblicas soviéticas del sur de la URSS y del Cáucaso. Tampoco hay que olvidar que el Islam es la región más ampliamente profesada en Rusia que abarca entre el 17 y el 25% de toda la población rusa (los datos son de Wikipedia). Solamente en Moscú hay 300.000 musulmanes residentes permanentes (que otros elevan hasta 1.000.000) y otro 1.500.000 de musulmanes inmigrantes. Más aún: en toda la Federación Rusa hay 8.000 mezquitas

Con estas cifras podemos entender mejor las “tesis euroasistas” que proponen una Rusia cuya alma estaría constituida por la Iglesia Ortodoxa, su matriz, formas de budismo presentes en Siberia y… el Islam llegado del sur.

Pero, estas tesis chocan con la pertinaz realidad que demuestra que el Islam no es una religión como otra cualquiera, sino un riesgo, y ello por tres motivos:

1) El contenido de los textos coránicos que consideran la “guerra santa” como uno de los “pilares del islam” (y se trata de una guerra entendida en sentido estricto, una “guerra exterior” y no una “guerra interior” librada en el terreno de la psique. Ver a este respecto nuestro documento: “La yihad en Europa: diagnosticarla, prevenirla y contenerla”). Es la única religión que propone la conquista por las armas de nuevos territorios para englobarlos a la “umma” (la comunidad de los creyentes).

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2) El islamismo tiene una increíble facilidad para deslizarse hacia el radicalismo. La mayoría de islamistas ni creen ni practican la “guerra santa”, pero la existencia de casi una docena de referencias inequívocas a ella en el Corán, facilita el que, la predicación de cualquier imán o de cualquier alucinado citando esos versículos, sea suficiente para escorar a sectores del islam hacia la vía del radicalismo religioso y del terrorismo yihadista en un corto espacio de tiempo y con una rapidez pasmosa.

3) El islam es practicado por sociedades tecnológicamente avanzadas, pero que culturalmente se encuentran instaladas culturalmente antes de la Primera Revolución Industrial. Esto genera un cóctel explosivo y explica, por sí mismo, la irrupción del yihadismo: la pobreza más absoluta, situada junto al lujo oriental más extremo, hace que la muerte en la “guerra santa” sea contemplada como una “vía” para alcanzar la promesa de Alá de que los yihadistas muertos gozarán de todos los placeres mundanos que deseen en el “más allá”.

De estos tres elementos se deducen tres consecuencias:

– El islam es una religión en donde los grupos sociales económica y culturalmente más desfavorecidos facilitan la “cantera” para las organizaciones yihadistas.

– La posibilidad de deslizamiento hacia el radicalismo está siempre presente entre los fieles islámicos y se apoya inequívocamente en textos coránicos.

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– El islam es la única religión del mundo en nombre de la cual se mata y se muere alegremente y no puede ser medida con el mismo rasero que cualquier otra religión tradicional.

 

EN TODAS PARTES, EL ISLAM ES INCOMPATIBLE CON OTRAS RELIGIONES

Todo esto explica suficientemente -además de los datos objetivos- que Putin haya señalado al islam radical como autor de la masacre… autor, no mandatario de la misma.

Encontrar una tropa dispuesta a morir en una acción terrorista es fácil en medios islamistas: la promesa de siete palacios de jade que recibirá el combatiente muerto en la yihad, cada uno de ellos con siete harenes y cada harén con setenta y siete huríes, permaneciendo el yihadista muerto con una edad permanentemente de 33 años y en estado de erección permanente… puede ser muy tentadora para pobres diablos arrojados a la miseria y a la ignorancia. Es muy diferente, por ejemplo, de la concepción del Walhalla, morada de los dioses, al que trasladan las valquirias a los héroes muertos en combate, allí esperan la hora en el que los cuernos guerreros del Raknarok llamen a la batalla final contra las fuerzas del mal.

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Si hemos citado esta concepción religiosa nórdica es porque el pueblo ruso es descendiente de los Varegos, una estirpe vikinga que dio lugar al núcleo fundador de aquel país. Y las dos concepciones (la de un más allá hedonista y sensualista, y la de un más allá en el que se monta guardia a la sombra de las espadas) son opuestas e irreconciliables. Si hoy están mezcladas en Moscú se debe, como en los países occidentales, a la huida de muchos islamistas de los países en los que nacieran. Se da la paradoja de que siguen siendo fieles al islam… a pesar de que el islam sea el responsable de su miseria y del atraso endémico de sus sociedades (bueno es reconocer que, si no fuera por el petróleo, las sociedades islámicas árabes vivirían todavía como en los tiempos del segundo califa).

LA “RESPONSABILIDAD UCRANIANA”

La tesis de Putin puede resumirse así: “un fanático religioso es fácilmente manipulable; y en el caso de los cuatro criminales que dispararon sobre 6.000 personas en una discoteca, hay que distinguir entre los asesinos y quienes les indujeron a cometer el crimen”.

Para Putin está claro: “fue Ucrania”. Pero, hay que matizar. Es cierto que los asesinos huían en dirección a Ucrania cuando fueron detenidos, pero también hay que reconocer que Ucrania carece de experiencia en este tipo de acciones que pueden ser calificadas como “de bandera falsa” (cuando el ejecutor y el mandatario no pertenecen a la misma organización a la que se atribuirá el crimen).

En nuestro anterior artículo ¿Morir por Kiev? ¿Soplan vientos de guerra o de negocio?, ya aludimos a Al-Qaeda y a sectores del terrorismo islámico lo suficientemente brumosos como para despertar sospechas sobre a quién sirven verdaderamente. Lo dicho sobre al-Qaeda puede trasladarse sin dificultades al “Estado Islámico – DAESH – ISIL”. No se entiende nada en este tipo de organizaciones terroristas.

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Por ejemplo, si debiéramos fiarnos de sus propuestas y proclamas, debería quedar claro que su enemigo directo es EEUU y el Estado de Israel, pero, por algún motivo que nadie logra explicar, el DAESH, ISIL y demás, no han atentado nunca contra ninguno de estos dos países. En su lugar, todos los atentados cometidos han sido de una brutalidad sin límites en Europa Occidental y de una crueldad casi inimaginable en el caso de Rusia… que, a fin de cuentas, permite el culto islámico en todo su territorio, y tiene el “deseo euroasiático” de integrar bajo una sola bandera a cristianos ortodoxos, musulmanes y budistas. Incluso la mayoría de repúblicas exsoviéticas del sur están hoy en buenas y/o inmejorables relaciones con Moscú.

¿EJECUTORES? ISLAMISTAS – ¿AUTORES INTELECTUALES?

Claro está que la estrategia occidental en Siria de acoso y derribo del Baas fracasó a causa de los bombardeos realizados por la aviación rusa sobre posiciones del DAESH que en apenas seis meses lograron llevarlos al punto de partida, masacrando literalmente a sus miembros. Entonces, el DAESH y otros grupos de oposición al gobierno sirio, fueron utilizados por el Pentágono para desestabilizar toda la zona de Oriente Medio (que incluyeron, desde los bombardeos sobre Irán para destruir los avances de este país en materia nuclear, la invasión de Irak y el favorecimiento de una guerra civil interior entre sunnitas y chiitas para evitar que el potencial militar de ambas comunidades se volviera contra el ocupante anglosajón, y el intento de derrocamiento del presidente legal y legítimo de Siria, Bashar Al-Azad)

¿Los extremistas del DAESH podrían estar interesados en vengarse del país que los había, literalmente, pulverizado? En la pregunta misma se encuentra la contestación: difícilmente un grupo “pulverizado” y del que no se ha oído hablar desde 2022 podría estar en condiciones de armar un atentado de esta envergadura. De hecho, ni siquiera en Europa Occidental, los últimos atentados islamistas cometidos lo han sido bajo la bandera del DAESH al que, hoy, los “analistas” y “tertulianos” ya no consideran como una organización realmente existente, sino como una “franquicia”

En otras palabras: lo que queda del DAESH son individuos a la desbandada incapaces de coordinarse y encontrar medios suficientes para dar un golpe en Moscú, país que se encuentra en conflicto con Ucrania y, por tanto, con las fuerzas armadas y de seguridad del Estado en constante alerta. De haberlo deseado, les hubiera sido mucho más fácil técnica y económicamente cometer un atentado contra una embajada rusa en cualquier país occidental.

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LAS OPERACIONES “FALSE FLAG” NO SON PARA “AFICIONADOS”

Pero no: se trataba de cometer un atentado enloquecido en Moscú, matando al mayor número de individuos posibles, como un elemento más para aumentar la tensión entre el gobierno ruso y los gobiernos occidentales. Ante la gravedad del crimen, siempre era posible que Putin responsabilizara a Occidente y sus declaraciones contribuyeran a justificar la elevación de inversión en el sector armamentístico de los países de la OTAN.

Putin -al menos públicamente- ha evitado referencias a Occidente en el tema del atentado terrorista. Sus dardos apuntaban contra Kiev, aun a sabiendas de que, si bien es cierto que el gobierno de Zelensky es uno de los que pueden beneficiarse del crimen, carece por completo de experiencias en estas operaciones “false flag”. En efecto, la única que intentó, arrojando un misil sobre Polonia y acusando al gobierno ruso del crimen (que costó la vida a dos ancianos. Véase: Un casus belli perfecto, misil ruso sobre Polonia), fue tan burda que le costó a Zelensky una reprimenda por parte de la OTAN: “Deja las operaciones de bandera falsa, para los que sabemos cómo se ejecutan. Tú sigue poniendo los muertos…”.

“ATENTADO DEL DAESH” (¿PERO QUEDA ALGUIEN DEL DAESH?)

El dossier que está al alcance de cualquier interesado sobre el origen del DAESH (que no es diferente del vidrioso origen de Al-Qaeda), sobre quién lo ha mantenido, sobre su funcionalidad dentro de la estrategia de generar tensiones en Oriente Medio para rebajar la presión sobre el Estado de Israel y sobre la ocupación USA de Irak, es realmente impresionante (recomendamos la lectura del artículo 24 cosas sobre ISIS y Al-Qaeda que no quieren que sepas y también el estudio de grado en Relaciones Internacionales titulado La responsabilidad de EEUU en el nacimiento del Estado Islámico) deja pocas dudas sobre quien ha instigado este semillero de organizaciones terroristas y sobre su funcionalidad: los servicios de inteligencia del Reino Unido y de los EEUU.

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Si estos datos están al alcance de cualquier usuario de Internet y su credibilidad deriva de la lógica y de la coherencia de la tesis que contribuyen a apuntalar, podemos imaginar lo que los servicios de inteligencia rusos han podido recopilar. La prueba de que las declaraciones de Putin apuntando contra Ucrania estaban motivadas en no hacer nada que pudiera justificar un aumento de la tensión con los países occidentales, es que, después del ataque terrorista no se ha producido la consabida represalia rusa destrozando lo poco que queda ya de infraestructura de comunicaciones y de energía de Ucrania… De tener la convicción de que los 139 muertos y el centenar de heridos graves habían sido comandadas por Kiev, es muy probable que la represalia hubiera sido de una dureza desconocida hasta ahora (y, por cierto, compárese la magnitud de las destrucciones en Gaza con las que ha sufrido Kiev y se entenderá la diferencia entre una “guerra total” y un “conflicto limitado”).

Los atentados de Moscú, en nuestra opinión, han tenido el mismo origen que cualquier otro atentado yihadista de la “franquicia” DAESH o de la “franquicia” Al-Qaeda. Una cosa era el DAESH que consiguió establecer un “califato” en zonas de Irak y de Siria y otra muy diferente, la organización que reivindica AHORA el crimen de Moscú: de aquel DAESH queda muy poco, solamente quienes planificaron su creación, establecieron su funcionalidad y ahora lo vuelven a aprovechar como un paso más para radicalizar la pugna con Moscú y justificar el rearme “de Occidente”.

Es una hipótesis, claro está, pero como hemos visto, está justificada en algunos datos objetivos, y por la historia pasada del más que ambiguo “terrorismo islamista”.

Adenda: LA ÚLTIMA PARADOJA

¿Lo más paradójico? El “pesar” con el que los medios de comunicación norteamericanos han acogido la detención de los cuatro asesinos y su insistencia en lamentar que hayan declarado desfigurados, sin oreja y en silla de ruedas, “con graves signos de violencia”… En España, algún tertuliano, incluso, ha recordado los “derechos humanos” de los detenidos (¿son “humanos”? Se nace con la “condición humana”, pero determinados actos criminales parecen una renuncia a la misma y una asunción de las peores cualidades de cualquier especie depredadora: animalidad y estupidez; no humanidad), mientras que otros nos han ilustrado sobre el derecho a la “presunción de inocencia mientras no se celebre un juicio justo” y que “por el momento, solo son presuntos culpables”

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Que estén vivos a estas alturas ya es, de por sí, milagroso y demuestra que Rusia quiere que no existan dudas sobre la paternidad del atentado. Pero, resulta paradójico que tertulianos y medios que callaron ante el “método americano” utilizado en Guantánamo con el aislamiento, la presión psicológica, las torturas psíquicas prolongadas durante años, incluso a individuos que ni siquiera eran terroristas, lloren ahora por el destino de asesinos de 139 personas.

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Opinión

La última bala de Sánchez: “Currarse la página de la pena”. Por Ernesto Milá

Ernesto Milá

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Así se llama en términos carcelarios, así se llama el último intento de mejorar la situación durante una condena: “currarse la página de la pena”. Es lo que está haciendo Pedro Sánchez con su carta en la que “estudia dimitir por amor a Begoña”. En realidad, si se lee la carta, se percibe con mucha más claridad que intenta polarizar aún más al país. De hecho, desde la presentación (“Carta a la ciudadanía”) se percibe que esta carta no es más que la apertura de la campaña electoral en Cataluña y en las europeas. Podemos estar, claro, equivocados y, a fin de cuentas, lo que pretenda Sánchez es “librarse de tanto sufrimiento” por los ataques que se vienen repitiendo contra él y su mujer -justificados, por otra parte- en los dos últimos meses. Veamos las distintas alternativas.

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

TODO LO QUE AVALA UNA RESPUESTA AFIRMATIVA

No puede olvidarse el contexto en el que ha aparecido esta carta, caracterizado por:

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A.- La reapertura en Francia de la investigación sobre las filtraciones del programa Pegasus: si bien en España, Sánchez controla a la fiscalía, no puede hacer nada contra una investigación iniciada en Francia. En España, la filtración de Pegasus se llevó por delante a la directora del CNI. Poco más. Y la cuestión es muy grave, de hecho, es gravísima: un país, inicialmente “amigo” -Marruecos- utiliza un programa para espiar las conversaciones telefónicas del gobierno español. Desde que se supo, el problema no es el hecho en sí, sino lo que “sabe” la inteligencia marroquí sobre Pedro Sánchez.

Pegasus es importante y significativo por dos elementos:

1) Fue a partir de entonces cuando cambió significativamente la política del gobierno en relación al Sahara, mostrándose favorable a Marruecos y rompiendo con Argelia. La política de apoyo a la resolución de la ONU que proponía un referendo para la población saharaui, había sido constante y tradicional en todos los gobiernos de España desde la transición. Romperla, implicaba también, ofender a Argelia, primer exportador de gas natural a España, en el peor momento: cuando había estallado el conflicto ucraniano. El cambio de política sobre la cuestión del Sáhara era, por tanto, injustificable, contrario a los hábitos diplomáticos y opuesto en sus consecuencias a los intereses de España.

2) Pegasus es un programa espía de patente israelí, aupado por el Mosad. Este elemento es importante: la crisis actual coincide con un momento en el que Sánchez -huyendo de su creciente impopularidad en España- ha asumido el rol de “misionero internacional para el reconocimiento del “estado palestino”. Esto le ha supuesto un aumento de su prestigio en la escena internacional, pero también el odio eterno de Israel. En realidad, el Mosad, lo que ha hecho con Pegasus no ha sido otra cosa que extender su influencia en dirección a otros servicios de inteligencia internacionales. El de Marruecos, por ejemplo. Es posible, incluso, que el propio programa, en su concepción, permita a Israel acceder a los mismos conocimientos que obtiene quien lo ha comprado. Si esto es así -y es muy posible que lo sea- lo que “sabe” Rabat de Sánchez, lo sabría también el Estado de Israel.

B.- La comisión de investigación sobre el “Caso Koldo” en el Senado. La endiablada situación política española después de que el PP se impusiera en votos y escaños en las pasadas elecciones, pero Sánchez consiguiera el apoyo de los partidos de izquierda, nacionalistas e independentistas para ser elegido presidente, a cambio de realizar concesiones ilimitadas, ha precipitado el que, tras conocerse el “Caso Koldo” se creara una “comisión de investigación” en el Senado, controlado por el PP. A pesar de las limitaciones de estas comisiones (y de que, hasta ahora, nunca han aclarado nada) , lo cierto es que la comparecencia de Salvador Illa hizo que aumentaran las sospechas de complicidad de la presidencia en la “trama Koldo”. Este hecho no se escapó a los periodistas que constataron la inseguridad con la que Illa contestó algunas preguntas y no estuvo en condiciones de responder satisfactoriamente al hecho de que recibiera en su despacho ministerial a alguien como ”Koldo”, que no era oficialmente, más que un chófer-guardaespaldas de otro ministro.

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Y esto es importante por dos factores:

1) Por que Illa es el candidato que encabeza la lista en las próximas elecciones autonómicas a Cataluña a celebrar en el mes de mayo. La declaración ante el senado y las reacciones de la prensa, inevitablemente suscitarán una caída en sus expectativas de voto. Sánchez, con su amenaza de dimisión, habría querido recuperar el terreno perdido, especialmente con sus socios parlamentarios (ERC se mostró muy hostil a Illa en la comisión).

2) La amenaza de dimisión, también era una forma de decirles: “Si me voy yo, os quedáis sin amnistía y el que venga detrás, seguro que no es da tantas facilidades como os doy yo”. Así trataría de evitar, de una vez por todas, nuevos chantajes parlamentarios por sus socios en cada votación. Y si los socios valoran la situación verán que, con un PP en la Moncloa, condicionado por los votos de Vox (aunque no formara parte del gobierno), la situación de privilegio de la que gozan nacionalistas e independentistas, concluiría abruptamente.

C.- Ni el “Caso Begoña”, ni el “Caso Mascarillas” han concluido. En ambos casos, la prensa está en estos momentos trabajando en distintas líneas. Estas investigaciones llevan su tiempo. Ningún medio está dispuesto a jugarse una querella multimillonaria por difamación, ni del presidente, ni de Begoña, ni de los ministerios afectados por estos casos. En otras palabras: de la misma forma que, judicialmente, estos casos están solamente en sus primeras fases de investigación, en lo que se refiere a los medios de comunicación, hay mucho más material todavía no publicado (y que, sin duda, irá deslizándose por goteo en las próximas semanas y meses) que comprometería gravemente la posición y las afirmaciones del gobierno.

Todo esto es importante por dos factores:

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1) En el “Caso Koldo” están implicados altas autoridades del Estado (la número tres del Estado, la presidenta del Congreso, Francina Armengol que durante la pandemia era presidenta de la Comunidad Autónoma Balear), varios ministerios y varios presidentes de comunidades autónomas entonces gobernadas por el PSOE. Pero todavía es más grave el contexto en el que se produjo el “caso”: una pandemia que el propio gobierno, tras la manifestación feminista del 8 de marzo, declaró el “confinamiento”, generó una campaña de terror primero en torno a la peligrosidad del virus, aplicó los protocolos de la OMS para tratar la enfermedad (que hoy se tiene la convicción de que contribuyeron a aumentar la víctimas) y, para colmo, recomendó una vacuna (no obligatoria pero sí en la práctica para aquellos que querían viajar al extranjero y para los trabajadores de empresas importantes) cuyas secuelas explican la inflación de muertes que se ha producido con posterioridad y, que el propio ministro Illa promocionó mostrando una fotografía de “cómo se vacunaba”… a pesar de que declaró en la comisión de investigación del senado que él “no se había vacunado”.

2) El “Caso Begoña”, abierto por un juzgado madrileño después de una denuncia de “Manos Limpias”, es inédito en la historia política del mundo civilizado. Todas las mujeres de presidentes, simplemente, o no habían actuado en política o si habían actuado era presentándose como candidatas en una lista electoral (casos de la esposa de Felipe y de la esposa de Aznar). Pero el hecho de que Begoña correteara en once ministerios del gobierno de su marido y obtuviera buenos contratos, subvenciones y beneficios para empresas que “asesoraba” resulta inédito en cualquier concepto democrático. A eso se le llama sospecha de “tráfico de influencias”. Sospecha, por otra parte, fundada. Siendo todavía más grave porque en algunos de los casos investigados las subvenciones eran con fondos europeos. Y, el problema para Sánchez es que las gestiones de su esposa fueron realizadas con una sensación total de impunidad y dejaron rastros suficientes (de momento, dos cartas firmadas por ella, de “recomendación”) que permiten seguir la pista con facilidad.

D.- El fracaso del contraataque socialista ante la corrupción. A partir de conocerse el “Caso Koldo” y sus ramificaciones y despuntar las primeras informaciones del “Caso Begoña”, los socialistas cometieron un error doble de comunicación: en primer lugar, desempolvaron casos ya vistos y juzgados de corrupción que afectaban al PP. Era una forma de decir “y tú más” y creer que así se desactivaba la información. En segundo lugar, trataron de crear un caso que afectara al PP allí en donde más le duele a Sánchez: en Madrid. Aprovechando que Isabel Díaz Ayuso era uno de esos empresarios oportunistas a la caza de buenos negocios a la sombra de la administración, el PSOE creó el “Caso Ayuso-Mascarillas”, pensando que contrapesaría al “Caso Koldo”. Sin embargo, la desproporción entre los dos casos pronto fue evidente: las acusaciones contra González Amador, tenían que ver con impagos a hacienda por ventas de mascarillas, antes de que fuera pareja de Díaz Ayuso. Y, además, ya se había pactado con Hacienda la resolución del caso para evitar el juicio. Aquí, fue donde se comprobó también la colaboración del Fiscal General en la ofensiva del PSOE, filtrando fría, deliberadamente, datos sobre un ciudadano privado que había reglado su situación con Haciendo. No había más vuelo para el “Caso Ayuso-Mascarillas”. De hecho, jamás existió. Mientras, se seguían filtrando más y más datos sobre los casos “Begoña” y “Koldo”.

Y esto es importante por dos elementos:

1) El fracaso del “y tú más” y el poco recorrido de los ataques contra Díaz Ayuso, evidenciaban la necesidad para el PSOE de cambiar de estrategia, pero también el reconocimiento de que, a medida que avancen los trámites judiciales, la situación empeoraría para los procesados. Y el resultado final sería una agonía mediática que implicaría el agotamiento electoral del PSOE, imposible de compensar -a la vista del aumento desmesurado de la deuda pública española en los tres últimos años y de la negativa de la UE a crear “bonos de deuda europeos”- con la “naturalización” de unas cuantas decenas de miles de inmigrantes. El problema es que, a la vista de lo que se ha publicado sobre estos casos de corrupción, de lo que los medios están investigando en este momento y de lo que el propio Sánchez conoce y que aun no ha salido a la superficie, era imposible afrontar un contrataque eficiente.

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2) El último error de Sánchez ha sido precisamente su “carta” en el que amenaza con su dimisión. La carta es hoy primera plana en todos los medios de comunicación europeos que, gracias a ella, además de referenciarla se han visto obligados a explicar lo que está siendo el “Caso Koldo”, el “Caso Begoña”, los avances mediáticos y judiciales, la comisión de investigación del Senado, etc, elementos todos ellos que habrían pasado desapercibidos para la opinión pública europea, de no ser por la dichosa “carta”. Esto hace que, cada vez más, las puertas de la UE se le vayan cerrando al pedrosanchismo. El electorado alemán y, mucho más especialmente, los gobiernos europeos de derecha, empezando por el italiano, van a permitir que llegue a España un solo euro comunitario que tiene muchas posibilidades de ser empleado en no llegar a los destinos para los que ha sido enviado, y perderse en los bolsillos próximos al gobierno español.

  1. La mala situación general económico-social de España. Mientras la UE había habilitado planes de “reactivación” económica posteriores a la pandemia, mientras se podían enmascarar las cifras y alardean de que la economía española “iba como una moto”, trucando incluso las cifras del pero, acallando el descontento social con promesas electorales y la demencial política de inmigración insuflando más y más fondos para la “integración” de los inmigrantes, regando a ONGs mafiosas con más y más millones para que ejecutaran su tarea de “taxis” para aumentar el número de inmigrantes, y mientras una parte de los medios recibía jugosas subvenciones a condición de difundir “beneficios” de las políticas gubernamentales y ocultar las cifras problemáticas (el déficit que ha llegado en marzo de 2024 a 1,6 billón de euros), Sánchez podía mantenerse en la Moncloa. Pero, en los últimos meses, el aumento de la criminalidad -especialmente de los delitos más graves: violaciones, asesinatos y robos con violencia-, la constatación de que zonas del país, en el sur, ya están en manos de las mafias de la droga y de que estas actúan impunemente, ante la mirada indiferente de Marlaska, y por ahí pasa, no solo hachís e inmigración, sino también toneladas de cocaína llegada a Marruecos, el cambio de actitud alemana hacia la entrega de fondos al gobierno español, el malestar por el aumento de una inmigración innecesaria, incontrolada y peligrosa, las molestias insólitas que esto crea en el día a día de la sociedad a causa de sus costumbres culturales y antropológicas que no están dispuestos a renunciar, la demostración de que la cifra de parados está un millón por encima de las cifras oficiales, el hundimiento en la venta de pisos, de coches eléctricos, los intentos del gobierno de controlar más y más empresas del Ibex, etc, etc, etc. Todo ello pinta un cuadro catastrófico del país.

Esto es importante por dos factores:

1) Todo esto, quizás, por separado, pudiera tener alguna solución (ser enérgico en la lucha contra la delincuencia, repatriaciones masivas empezando por inmigrantes que hayan cometido delitos, austeridad en el gasto público, reducción de las dimensiones de la administración, etc), pero juntos son de imposible solución especialmente para un gobierno en minoría y con problemas de autoridad, corrupción, dependencia de socios parlamentarios verdaderos chantajistas. Y, el gran problema es que, antes o después, está situación se evidenciará en toda su crudeza (como ha ocurrido en Argentina: “no hay plata”). El cambio de actitud de la UE en relación a España y el cierre del grifo han marcado ese momento en el que el realismo tenderá a imponerse y los “hombres de negro” exigirán medidas drásticas que afectarán, especialmente, a las pensiones, generando un vuelco en las intenciones de voto.

2) El nivel de la deuda española es tal que no solamente compromete el desarrollo y las inversiones en los próximos años, sino que supone una losa para las futuras generaciones y esto en un país multiétnico en el que los nacidos fuera de España y sus hijos, son ya la cuarta parte del total de la población. Ni en las elecciones generales de 2023, ni en las autonómicas que se están celebrando desde enero, ningún partido -salvo Vox- han hablado de lo que debería ser el primer punto de un programa de gobierno responsable: “reducción del gasto público”. De entre todos los rubros, la estructura autonómica del Estado y el gasto global generado por la inmigración (incluidos los gastos judiciales, policiales, los subsidios, el coste de los MENAS y de su mantenimiento, etc), junto con el dinero que se filtra en las redes de corrupción y la financiación de chiringuitos en forma de ONGs, constituyen las partidas mayores de las que podía prescindirse… si el gobierno tuviera autoridad y voluntad. Pero carece de ambas cosas.

Pues bien, el reconocimiento de todos estos elementos, son los factores que avalan una respuesta afirmativa a la pregunta de si la carta de Sánchez amenazando con dimitir evidencia una voluntad auténtica. Todo lo dicho anteriormente son factores problemáticos y de casi imposible solución y, por tanto, avocan al pedrosanchismo a una larga agonía. El presidente con su carta anunciando que “medita su dimisión hasta el lunes”, no habría hecho otra cosa que reconocer la triste realidad de un gobierno -su gobierno- que ha fracasado estrepitosamente y que deja al país en una situación caótica y polarizada. Ahora bien…

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

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TODO LO QUE AVALA UNA RESPUESTA NEGATIVA

… Dejar las cosas así es no reconocer ni lo que es el pedrosanchismo, ni los rasgos de su dolencia psicológica: un psicópata nunca reconoce sus errores, son los otros los que cometen errores, son los otros los que no le dejan hacer lo que él quiere, son otros los que le impiden realizar su ego. Y, allí donde una persona normal dimitiría, Pedro Sánchez, arrastrado por su conformación mental, tenderá a llegar hasta el final. No es que prefiera “morir matando”, es que prefiere que “muera todo un país, a dimitir”. Desgraciadamente, la democracia electoralista es, más que cualquier otro régimen, aquel que presta más facilidades para que un psicópata llegue al poder. Le permite utilizar su altísima capacidad para la mentira, para encandilar momentáneamente al electorado; apoyado por los medios, transmite un look de sí mismo que es, como el look de todos los psicópatas, artificial y que tarda poco en diluirse. Sitúa su ego por encima de todos los demás, no siente -no puede sentir- ningún tipo de empatía con nadie: ni con su esposa, ni con su partido, ni con su país, ni con sus partidarios. Y si hay rastros empáticos se trata solamente de simulación. Estas pulsiones negativas aumentan desde el momento en que se ve atacado, ridiculizado, insultado, silbado en sus apariciones públicas. Su bilis se multiplica y su odio aumenta. Piensa estrategias para combatir a sus adversarios, pero el psicópata no suele ser muy inteligente: su Ego le impide ver la realidad y actuar razonablemente ante ella.

No creemos, por tanto, que Sánchez vaya a dimitirTodo lo dicho en el parágrafo anterior, valdría para que una persona normal, simplemente, se suicidara (el presidente de Brasil, Getulio Vargas, lo hizo cuando estalló un ínfimo caso de corrupción que aquí no pasaría de un juicio de faltas; el presidente boliviano Germán Bush, así mismo, se suicidó al ver que encontraba dificultades creciente para imponer su proyecto político; incluso en 1993, un correligionario de Sánchez, Pierre Bérégovoy, primer ministro del gobierno del presidente Mitterand, se suicidó al saberse que había recibido un préstamo de un millón de francos para comprarse un apartamento…). Pero estos precedentes no valen para Sánchez. Está hecho de otra pasta.

Así pues, la carta de Sánchez amenazando con dimitir puede estar motivada por cinco intenciones que, en el fondo, son una: la decidida voluntad de aferrarse, con uñas y dientes, al cargo, de situar su ego por encima de los intereses de su partido, de su país y de las generaciones futuras. Estas intenciones son:

1) “Currarse la página de la víctima”.- Se trata de un cambio de estrategia: dado que la campaña del “y tú más”, ha mostrado una eficacia muy limitada; dado el fracaso de su ofensiva contra la presidenta de la Comunidad de Madrid; dada la certidumbre de lo que puede ir apareciendo, Sánchez ha optado por presentarse como víctima: él y Begoña. Sería como uno de esos personajes del cine negro, el “falso culpable” que es perseguido, amenazado, encarcelado, pero que, al final logra demostrar su inocencia. En sus contactos con el independentismo, ha comprobado que el victimismo tiene su público y que, por el simple hecho de presentarse como víctima, él y su pareja se hacen acreedores de apoyo, cariño y ternura.

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2) Movilizar voluntades.- La oposición, desde el inicio de la legislatura, aprovechando el asunto de la amnistía a Puigdemont y a los indepes catalanes, ha realizado varias movilizaciones masivas. Sánchez, en todo este tiempo, cada vez que Sánchez ha asistido a algún acto público se ha visto abucheado e insultado: “Por siete votos tienes el culo roto”, no ha sido una excepción, sino la postrera muestra del “fervor popular” que le rodea cada vez que sale de la Moncloa. No hay más abucheos porque la guardia de corps de Marlaska sitúa las barreras para el público a 200 y 300 metros de donde se encuentra el presidente. Era necesario que sus partidarios tuvieran una ocasión de mostrar su apoyo al presidente. Y esa es otra de las cosas que busca: una riada de “adhesiones inquebrantables”.

3) Poner a sus socios ante el abismo.- Con un Puigdemont que repite que tiene “cogido por los huevos” a Sánchez, con una ERC que repite que “el gobierno hace lo que nosotros queremos”, con un Bildu que se jacta del reconocimiento público y el blanqueo que le depara Sánchez, todos los cuales están dispuestos a apoyarle en cada votación siempre y cuando reciban algo a cambio, es evidente que no puede cerrarse, ni los presupuesto de 2024, ni siquiera la legislatura. Por tanto, Sánchez habría decidido plantear un órdago a sus socios: “Si me voy, vosotros caéis también”, “Si me voy, no habrá amnistía”, “Si me voy, la posibilidad del federalismo se aleja para siempre”.

4) Polarizar a la sociedad española.- Este elemento siempre ha estado presente desde el inicio de esta legislatura, pero en su carta, Sánchez lo convierte en uno de los elementos centrales: él es el que cierra el paso a la derecha (“No pasarán”), él es el que defiende el progreso frente a los “extremistas de derecha”, olvidando que, las revelaciones en su contra, una vez más, no han sido difundidas ni por la “derecha”, ni por la “extrema-derecha”, ni por el “fascismo”, sino por medios de prensa independientes y no sometidos a su férula. Sabe que si convence a la sociedad española de que existe una “galaxia fascista” que conspira contra él, es susceptible de obtener el apoyo de la otra parte de la sociedad en forma de izquierdas, nacionalistas e indepes. Una vía peligrosa que conduce directamente a la guerra civil.

5) Impedir un descalabro de la izquierda en las elecciones europeas.- Sánchez piensa en el futuro. Es consciente de que la izquierda europea va a sufrir un revés importante en las próximas elecciones europeas de junio. Si logra que la candidatura socialista mantenga sus posiciones en España, piensa que, así podrá dar el salto a Europa y convertirse en líder de la izquierda europea. Tenía esa ambición en Iberoamérica a través del Grupo de Puebla, pero las constantes derrotas en los dos últimos años de esta opción (que ha perdido el poder en unos países -Argentina, Portugal, Ecuador, Perú, Salvador- y se muestra completamente deteriorada en otros -Chile, Colombia, Brasil-), le inducen a mirar de nuevo en Europa. Y lo está intentando a través de esa “misión” diplomática que se autoarrogado para el reconocimiento del “estado palestino”.

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

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TODO ES POSIBLE EN EL PEDROSANCHISMO

Hace poco decíamos que Sánchez gobierna porque 7.821.000 españoles, de mayores, les gustaría ser como él. Mentiroso, desplazándose en Falcon a comprar tabaco, entre lujos orientales, acumulando patrimonio, sin escrúpulos de ningún tipo, habiendo logrado su proyecto personal por encima de cualquier cosa… Por eso le votan. Sánchez no es un accidente en la historia de España, es el resultado de la entronización de un modelo humano promovido desde los años 80No debe extrañarnos nada de lo que haga o decida. De hecho, no decide él, sino sus vísceras.

Pero la cuestión es si la carta refleja una actitud real o bien es mera simulación.

Tendemos a creer que es ambas cosas a la vez: incluso los psicópatas de manual experimentan momentos de flaqueza, se sienten vacíos, perciben el odio que generan y la situación que les lleva a un callejón sin salida. Algo de todo esto se refleja en la propia carta. Pero, junto a esto, las vísceras de Sánchez reaccionan y aspiran a la “solución final”: o él o el caos. Para seguir debe suscitar entusiasmos en sus partidarios, miedo en sus aliados y salidas de tono en la oposición. Debe conseguir hacer creíble su mensaje, desplazarlo del agujero de corrupción en el que se encuentra su partido y su núcleo familiar, “currándose la página de la pena”.

Se ha dado un tiempo para pensar. En el curso de estos cuatro días, del 25 al 29, veremos las reacciones de los medios y de la sociedad, de sus partidarios y de sus detractores. Pero todo esto servirá de poco: actuará según sus vísceras. Incluso aunque amagara con dimitir, unas horas después podría cambiar de opinión.

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Sánchez no necesita asesores, precisa psiquiatras. Y este país también.

 

Ernesto Milá. 

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