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Opinión

Carta abierta a José Luís Martínez Almeida, todavía alcalde de Madrid y a Inmaculada Sanz Otero, todavía concejala de Madrid

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Oye Almeida, oye Sanz:

Desde que los madrileños tuvimos la desgracia de que rigieseis nuestro ayuntamiento os he enviado numerosos escritos solicitando que cumplieseis la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del derecho de reunión, en la tramitación de actos religiosos en la vía pública.

Hasta la fecha, vuestra respuesta ha sido el silencio acompañado de una contumaz vulneración de la citada Ley Orgánica 9/1983, lo que revela que os situáis por encima de la ley y de nuestro Estado de Derecho.

Consiguientemente, me veo obligado a poner en conocimiento de la opinión pública las barbaridades que estáis cometiendo, a fin de que el 28 de mayo cualquier ciudadano pueda emitir su voto debidamente informado.

Con vuestro silencio a mis escritos habéis ofendido mi dignidad protegida por el Artículo 10.1 de nuestra Constitución, y vulnerado los derechos del ciudadano en sus relaciones con las Administraciones Públicas contemplados en la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas, a pesar de que mi pretensión es que el ayuntamiento de la capital de España cumpla nada menos que una Ley Orgánica, reguladora por tanto de un derecho fundamental como es el caso. Es imposible encontrar en toda la Vía Láctea un caso semejante al vuestro.

Sois contumaces reincidentes al continuar “autorizando” actos religiosos en la vía pública vulnerando el Artículo 21. 1 de nuestra vigente Constitución, que dispone “Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa.”

Conculcáis el Artículo tercero. 1 de la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del derecho de reunión, que determina “Ninguna reunión estará sometida al régimen de previa autorización.”

Quebrantáis el Artículo octavo de la misma Ley Orgánica 9/1983, que determina “la celebración de reuniones en lugares de tránsito público y de manifestaciones deberán ser comunicadas por escrito a la autoridad gubernativa correspondiente…», lo que descarta a las autoridades municipales como destinatarias de dicha comunicación al no estar reconocidas como autoridades gubernativas en ningún texto legal.

Os importa un bledo que el Artículo 9.3 de nuestra vigente Constitución garantice el principio de jerarquía normativa, anulando por tanto cualquier disposición municipal que se oponga a la mencionada Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del derecho de reunión.

La solicitud de autorización de actos religiosos en la vía pública, vulnera el mismo principio constitucional de jerarquía normativa para dictar disposiciones contrarias a la Constitución y a otras normas de nuestro ordenamiento jurídico, lo que implica el tácito reconocimiento de independencia del municipio madrileño.

Infringís el Artículo 14 de nuestra vigente Constitución que prohíbe toda discriminación por motivo de religión, proscribiendo en consecuencia la intervención municipal por aplicar un tratamiento distinto al credo católico respecto a otros colectivos que “comunican” sus actos en la vía pública a los delegados o subdelegados del Gobierno.

Vulneráis del Artículo 73.3 de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público, que establece “Corresponde a los delegados del Gobierno proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana, a través de los subdelegados del Gobierno y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, cuya jefatura corresponderá al delegado del Gobierno, quien ejercerá las competencias del Estado en esta materia bajo la dependencia funcional del Ministerio del Interior”. La usurpación de atribuciones está sancionada por la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal.

A los desmanes anteriores agregáis el grotesco espectáculo que estáis dando al discrepar del texto que figura en el último y primer párrafo respectivamente de las páginas 47 y 48, del Manual de *GESTIÓN POLICIAL DE LA DIVERSIDAD RELIGIOSA (madrid.es), elaborado y editado por la Unidad de Gestión de la Diversidad de la Policía Municipal de Madrid “Las entidades religiosas que deseen reunirse o manifestarse deberán cumplir con los requisitos dispuestos en la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del derecho de reunión, entendiéndose por reunión la concurrencia concertada y temporal de más de 20 personas, con finalidad determinada.

Resulta por tanto evidente que, con vosotros, nuestro Estado de Derecho no necesita enemigos.

Consiguientemente, el delegado del Gobierno en Madrid es la única autoridad destinataria del escrito de comunicación de celebración de actos religiosos en la vía pública cuyo conocimiento, previo a su realización, precisa para el cumplimiento de sus funciones.

En la toma de posesión de los cargos que todavía “okupáis” jurasteis guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado: vuestro proceder al efecto demuestra el valor que para vosotros tiene vuestra palabra.

Habéis acumulado sobrados deméritos para que, por un elemental sentido de la honorabilidad, el decoro y el respeto al electorado, rectifiquéis y con toda humildad, pidáis perdón al electorado.

Los desmanes precedentes desacreditan totalmente vuestro juramento o promesa provocando la repulsa del elector consciente y responsable de sus actos.

Coronel Efrén Díaz Casal (R)

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Reyes Maroto, concejala con ronzal y sin bozal. Por Jesús Salamanca Alonso

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«Tanto Ayuso como Almeida han saltado como resortes para denunciar la atrocidad de la exministra y actual concejala».

 

¡En buen lío se ha metido Reyes Maroto! A ver cómo sale de ese atolladero: llamar «asesinos» a los profesionales de las residencias de ancianos de Madrid, que no dejaron ni un momento de atender a los más necesitados por haber sido afectados por la COVID-19, es un desprecio a la profesión y a los profesionales. Ese desprecio lo ha extendido a la presidenta de la Comunidad de Madrid, a quien también calificó de «asesina». Se ha pasado tres pueblos la exministra de la nada y poco más. Ahora van a ser los tribunales quienes analicen, juzguen y sentencien lo dicho por la socialista. Maroto se ha pasado tres pueblos y ha dado muestras de su actitud de «bocachanclas». En su tierra castellana se suele decir que la mejor palabra es la que queda por decir, pero parece que ni eso ha aprendido, ni entendido.

Ya es esclava de sus palabras. Con lo bien que se está cuando se es dueño de los silencios. Pero con toda esa movida inútil, exagerada y despreciable nos ha ayudado a entender la dejadez de la que siempre se le ha acusado en su ministerio, no muy lejos de la dejadez y la desidia demostrada por Teresa Ribera. Razón tenía una de sus directoras generales: «No sabe si sube o baja, si va o viene. No suele dar un palo al agua por la mañana y lo pasa a limpio por tarde». A partir de ahora veremos cómo se gestiona la ruptura institucional prometida por el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad. La exministra, y ataquinesa de procedencia, ha cavado su tumba política y ya abandera la inutilidad que le es propia. ¡Cuánta pollina anda suelta y sin ronzal, ni dogal, ni bozal!

Por lo menos esta señora no es como Begoña Gómez, por eso su atroz declaración –producto del odio acumulado y de la inquina del mandato presidencial—suena más alto y a destiempo. Es evidente que pasó por la Universidad de Valladolid para realizar CC. Económicas, pero la universidad y sus enseñanzas no pasaron por ella. ¡Qué manera de echar por tierra su dignidad, si alguna vez la tuvo! Bien es verdad que en Medina del Campo y alrededores «es un permanente hazmerreír por su demostrada torpeza», me comentaba ayer un coetáneo y coterráneo de la ataquinesa exministra, ahora concejala del Ayuntamiento madrileño.

Muchos no nos hemos olvidado de aquella estupidez que dijo Maroto con motivo del volcán de La Palma. En plena visita al volcán, estando en una posición muy alejada, declaró a los medios de comunicación que había que «verlo desde el lado positivo ya que atraería la visita de más turistas». Lo tienen en las hemerotecas y les garantizo que esa errónea metedura de pata, que luego quiso arreglar, sentó como un puntapié en los bajos de los afectados; máxime, cuando veían que pasaban los días y las ayudas se retrasaban o se veían obligados a gestionarlas a través de los sindicatos. ¿Han conocido mayor estupidez? ¡Los sindicatos sectarios y de clase gestionando ayudas oficiales! Mejor que se dediquen al consumo de la gamba, en vez de dedicarse a meter esa, que es a lo que están acostumbrados. Ésta es la fecha en que muchos de los afectados siguen sin recibir ayudas, como no las reciben muchos afectados por la DANA en Valencia o por el terremoto de Lorca. ¡Cosas y gestiones del socialismo salvaje y destructor!

Por otra parte, hay que constatar que Reyes Maroto, «portavoza» o simple vocera del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, exministra, ha tardado diez minutos en darse cuenta de lo que había dicho. La chulería le va a salir cara y la ciudadanía de Madrid no va a consentir que una persona comprometida del «partido más corrupto de la Unión Europea», en palabras de Georgia Meloni, llame «asesinos» a tanta gente a la vez. ¡Esas cosas se demuestran y, si no, se calla una o se mete la lengua en el orto! Todas las televisiones han sido testigos de su grave insulto a importantes colectivos y la imagen ha recorrido el mundo, justo coincidiendo con el quinto aniversario del «arresto domiciliario» al que nos castigó y obligó el mentiroso y mafioso presidente Sánchez, esposo de «Pelela» Gómez, miembro de la familia que gestiona un edificio de MUFACE arrendado por tres euros y medio (más corrupción, junto con la destapada por la UCO y que saltará esta semana sobre un ministro al que se le va la fuerza por la boca y fue desplazado de presidencia del Gobierno a Función Pública para preparar el camino y entorpecer la gestión de la ínclita Díaz Ayuso). 

Tanto Ayuso como Almeida han saltado como resortes para denunciar la atrocidad de la exministra y actual concejala. Además, un destacado usuario de redes sociales ha recordado, no sin mucha ironía, que «con esa afirmación está llamando asesinos a todos los enfermeros y médicos que trataron a esas personas, ya que Ayuso no puedo ir cama por cama, tuvo que tener cómplices». La presidenta de la comunidad de Madrid ha asegurado que irá ante los tribunales «para que Reyes Maroto se responsabilice y pague por sus vergonzosas afirmaciones». Pero no ha quedado en eso: se aprecia un sobredimensionado apoyo, y con razón, a Díaz Ayuso, incidiendo en que no recule y siga adelante con la querella que se ha comprometido a presentar mañana, lunes.

«Nos ha llamado asesinos a todos los profesionales que nos dejamos la piel trabajando durante la pandemia, cuidando al que lo necesitaba», dice un sanitario, que nunca olvidará en qué se convirtieron los hospitales públicos. «Todo mi apoyo a Isabel Díaz Ayuso, la única que trajo mascarillas homologadas y respiradores en perfecto estado y en muy poco tiempo, en tanto que el Gobierno de Sánchez no sabía hacia dónde mirar, ni que hacer, hasta que Felipe VI inició los contactos, además de Amancio Ortega», confiesa un médico de un hospital público madrileño, el mismo que denuncia la actitud cobarde y rastrera que tuvo con los profesionales médicos la actual ministra de Sanidad (Mónica García) durante el tiempo que duró la pandemia y que tanto criticó y entorpeció todo lo público, desde boicots en hospitales hasta el novísimo Hospital Zendal de Madrid.

Reyes Maroto ha hablado al dictado de su jefe, Pedro Sánchez. Está claro que no son ministros que trabajen por y para la ciudadanía, simplemente son «cabestros» dirigidos con el ronzal hasta donde deben volcar el odio acumulado, la venganza y la chulería de un paranoico, que cada día parece ser más maquiavélico y estar más enfermo.

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