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Internacional

Un cardenal conservador alemán expone el despotismo con el que el Papa Francisco dirige la Iglesia Católica

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La muerte de Benedicto XVI y la publicación del libro del Cardenal Müller han dejado en evidencia el peor costado de Francisco. Su actitud dictatorial y contraria a la fe genera mayores rupturas de cara al décimo aniversario de su pontificado.

Tras la muerte de Benedicto XVI, el ala conservadora de la Iglesia no se achica ante los desmanes del Papa Francisco. En la última semana se publicó In buona fede: La religione nel XXI secolo (“En Buena Fe: La Religión del Siglo XXI”), una entrevista del tamaño de un libro con el cardenal alemán Gerhard Müller, quien no escatimó en punzantes críticas al Santo Padre y a su forma despótica de conducir el Vaticano.

Roma entró en máxima alerta tras la entrevista, realizada por Franca Giansoldati, la Corresponsal en el Vaticano del diario italiano Il Messaggero, y ya comparan la publicación con la del crudo relato del arzobispo Georg Ganswein, secretario privado de Benedicto. El libro del cardenal alemán se suma a una serie de textos que develan un costado de Francisco que pocos quieren ver.

Las principales críticas giran en torno de la forma autoritaria en la que Francisco saca de sus puestos a toda autoridad eclesiástica que se muestre “tradicionalista” o “conservador”, o siquiera que no comulga en absolutamente todo con su visión abiertamente progresista y revolucionaria de la Iglesia.

Su Santidad ha demostrado, además, no tener misericordia con aquellos “desagradecidos” que no le son leales ciegamente, como es el caso de Müller, quien fue nombrado Cardenal por Francisco en 2014 y lejos de torcer su actitud hacia la doctrina tercermundista de Francisco, éste se mantuvo leal a la doctrina tradicional, la cual fue ampliamente defendida por el recientemente fallecido Cardenal Pell.

Mantenerse acorde a sus principios le valió a Müller que Francisco lo remueva de su cargo como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y lo reemplazara por un “amigo” que si comulga con su visión de extrema izquierda.

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No es secreto que Roma hoy se encuentra divida entre los fieles seguidores de Francisco y aquellos tradicionalistas que se identificaban con Benedicto y Pell. Ahora que ambos han fallecido, todos miran a Müller como la principal figura de este espacio.

La tirante relación entre Francisco y Benedicto quedó evidenciada con la actitud que Bergoglio demostró cuando su antecesor falleció. Si bien era emérito, Ratzinger no dejó de ser Papa, por lo que merecía la rendición de honores protocolares correspondiente, las cuales Francisco no permitió.

En síntesis, no se declaró feriado, por lo que todos los empleados del Vaticano sólo podían participar de las exequias hasta el mediodía. El Vaticano no declaró el luto oficial, por lo que todo siguió como si fuera un día normal, sin banderas a media asta, cosa que si hicieron en otros países. Quizás, Francisco olvida que Benedicto fue, durante 8 años fue el jefe del Estado Vaticano, además de Santo Padre y líder de los tradicionalistas. Tampoco hubo cortejo oficial, y Francisco solo participó de la Misa exequial, con una actitud indolente, como quien despide al jefe de su oposición.

Hoy, Bergoglio se rodea de sus amigos, sin importar si son idóneos para ocupar cargos, o tengan denuncias por desfalcos financieros o abuso sexual. Parece que recuerda las palabras de cierto general de su país de origen que decía “al amigo todo; al enemigo, ni justicia”.

La porción conservadora de la Iglesia llora a Benedicto y a Pell, y sufren el avance del progresismo desenfrenado al que Francisco está sometiendo a la Iglesia con un poder autoritario contrario al cristianismo que no parece ceder frente a su edad avanzada y sus problemas de salud.

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Actualmente, Roma se llena de rumores de nuevas restricciones para la celebración de la Misa tradicional, las cuales buscan centralizar aún más el poder de la Curia Romana. Sea realidad o no, lo cierto es que los rumores son signos de un malestar que resquebraja la Iglesia desde adentro y deja la interrogante si será posible revertir todo el daño que Francisco y su progresismo han hecho al Clero.

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España

Así nos ven desde fuera: el sucio traidor de Feijóo y sus adláteres son reconocidos por lo que son

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Escándalo en España: El PP se unió al socialismo y votó a favor de darle la ciudadanía a 500.000 inmigrantes ilegales de África

El PP, el PSOE y todos los partidos de izquierda se unieron para votar a favor de la regularización de medio millón de inmigrantes que ingresaron de manera ilegal en la última década.

El Partido Popular (PP), una suerte de Juntos por el Cambio en España, ha vuelto a traicionar a su base de votantes y decidió unirse con la extrema izquierda para regularizar y otorgarle la ciudadanía a más de 500.000 inmigrantes ilegales que arribaron al país desde África o Medio Oriente.

Si bien la ley todavía no ha sido aprobada, más bien solo se ha aprobado el tratamiento del mismo en el Parlamento, el PP sienta un peligroso precedente y ha anticipada que busca volver a votar de la misma manera en el recinto una vez que se modifiquen algunos aspectos del proyecto de ley.

De hecho, todos los partidos en el Parlamento han votado a favor del tratamiento y aprobarán pronto la ley, con la única excepción de los legisladores de VOX, que se opuso de cuajo contra la ley que le agregaría más de 500.000 votos en todo el país a la izquierda.

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Según la diputada del PP, Sofía Acedo, fue Cáritas, la organización benéfica de la Iglesia Católica, que hizo lobby para que dicha legislación sea aprobada, a pesar de que dentro de ese medio millón de personas hay prácticamente una totalidad de árabes musulmanes.

Por su parte, la socialista Elisa Garrido ha trasladado que el PSOE votará a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el “respeto” que merece darle participación directa en la política a quienes viven en España, y que creen que es necesario “seguir avanzando en mecanismos que garanticen procesos seguros de inmigración”.

Por su parte, la diputada de VOX Rocío De Meer ha indicado de nuevo que la formación liderada por Santiago Abascal rechaza la medidaQueremos que España siga siendo España, no Marruecos, ni Argelia, ni Nigeria, ni Senegal. Y esto no es odio ni es xenofobia, ni racismo, es puro sentido común“.

En España se han llevado a cabo seis regularizaciones extraordinarias de inmigrantes en toda su historia. Entre 1991 y 1992 se puso en marcha, con el Gobierno socialista, una regularización extraordinaria que benefició a 108.321.

En 1996, con el PP mediante otro proceso de regularización extraordinaria, obtuvieron papeles 21.294 inmigrantes de los 25.128 que lo solicitaron. En el año 2000 solicitaron la regularización 244.327 extranjeros y consiguieron la documentación 163.352. En el año 2001 fue denominado “regularización por arraigo” y se otorgó papeles a 239.174 inmigrantes más.

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Como si esto no fuera poco, en el 2005, durante el gobierno del comunista José Luis Rodríguez Zapatero, hace casi 20 años, se le otorgó ciudadanía a medio millón de inmigrantes, la misma cantidad que pretende dar ahora Pedro Sánchez, peleando codo a codo por el récord histórico de pérdida de identidad.

Fuente: Derecha Diario.

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