Opinión
¿Socialismo? No, gracias

Published
6 años agoon

Fijémonos objetivamente en la secuencia de gobiernos de izquierda y de centro derecha desde el año que inauguramos nuestra Constitución vigente aunque no respetada, desde la óptica objetiva de las frías y antipáticas cifras como: Nivel de paro, crecimiento o decrecimiento en el empleo, prima de riesgo, inflación, deuda pública, saldo de la Seguridad Social o balanza comercial, entendidos aquellos como marca suave del socialismo marxista que joden igual que éste, pero con una apariencia de democracia, véase caso Venezuela, al que derivamos si Dios no lo remedia.
Del análisis de ese histórico de parámetros que constituyen un riguroso termómetro de la economía de un estado occidental con un sistema de libre comercio y exclusivamente desde la perspectiva matemática, libre de los sesgos de la interpretación social o de puntos de vista ideológicos y subjetivos, cualquier persona, sea de derechas, de izquierdas, de centro o de los extremos políticos, podrá concluir algo muy claro: Cada vez que llega la izquierda al gobierno, el país se endeuda, pierde riqueza, baja en el ranking mundial de competitividad e industrialización, perdemos calificación crediticia en las agencias internacionales, también consideración diplomática, perdemos nuestros amigos de las superpotencias, ganamos socios comunistas y de economías residuales en declive y sube el paro. Por contra, cuando llega la derecha tras estos iluminados, con ritmo de hormiguitas unos más que otros, bajo la dirección adecuada, vamos invirtiendo todos ésos parámetros hasta subir de nuevo a “la primera división”, pero nuestro sueño se vuelve a desvanecer cada vez que la izquierda retoma de nuevo el poder y nos vuelve a hundir en la miseria.
La incógnita es: Con estos resultados históricos, ¿Cómo es posible que el electorado de el triunfo alternativamente a la izquierda en el Gobierno central y permanentemente en Andalucía?, pues desgraciadamente para todos y especialmente para los que pagan, todo responde al guión de la Izquierda, todo el proceso está definido y programado en la doctrina marxista y se sigue aplicando incluso en las democracias actuales, con independencia de que cuando ya no hay más bola que rascar, el electorado de izquierdas desesperado y tocando fondo en la miseria, termina dando el voto a la derecha a ver que pasa.
Para empezar, es necesaria una constante agitación social que distraiga a la gente, que le haga creer que pueden ganar mucho más trabajando lo menos posible, empleando el tiempo que se ausentan del trabajo en la huelga, en las convocatorias de plataformas que solo piden y piden, pero no dan nada a cambio, salvo el voto a los traidores de la Patria. Esto es lo fácil, contentar a los vagos actuales y fomentar muchos más, pero no dejar de pagar, porque terminarán todos votando a la izquierda, el resultado es una vez más la consecución del poder y en dos o tres años, otra vez a la deriva, sino antes.
El vehículo publicitario para conseguir todo esto, va más allá de manejar a todas esas masas de vagos que cambian votos por subvenciones, las que replicarán una y otra vez las consignas cada vez que salgan a agitar la calle. Aquél va ocupado también por los medios de comunicación, vitales en la propaganda y no nos engañemos, en manejar éstos, en liderar la revuelta callejera, en derrochar subvenciones, en mentir como bellacos prometiendo cosas imposibles y haciendo alianzas con quien sea como sea y cuando sea, poniendo en permanente riesgo la estructura del estado y en defraudar a todos los analfabetos incondicionales del electorado de izquierdas regalando a los oídos con el único fin de no perder o de recuperar la poltrona perdida, en todo esto y en hundir la economía, son los mejores y la derecha no es rival para ellos.
En Andalucía igual, pero sin alternancia, aquí no necesitan recuperar nada, lo tienen todo ganado desde 1978, precisamente porque el sector agrícola más potente de España es el de nuestra región y es precisamente éste el que más subvenciones necesita para poder subsistir gracias a las lesivas restricciones competitivas que nos impone la U.E., por tanto, muchos más votos cautivos por esta vía y por el fraudulento PER. El resto de incentivos para comprar votos ya los conocemos: Las putas, la cocaína, las empresas públicas y privadas fantasmas, éstas amigas del sistema socialista corrupto, los ERES y la financiación pública de sindicatos socialistas y comunistas, este último punto exactamente igual que a nivel nacional.
El capítulo territorial es un elemento más de traición para contentar también a las regiones que quieren hacer saltar España por los aires, lo que se traduce también en apoyos muy valiosos para perpetuarse más tiempo en la poltrona o simplemente para acceder al poder perdido dando un soberbio golpe de estado primero para gobernar con solo 85 escaños de un total de 350 y posteriormente casi seguro para bajarse del todo los pantalones y conceder la independencia republicana a Cataluña con una comparativa de electorado para este fin minoritaria, pero también aquí funciona la dictadura del miedo, mientras con las Vascongadas expectantes también y además, porqué no echando a la puta calle al flácido y cobarde borbón e instaurando por la vía impositiva a nivel nacional una República que la mayoría no quiere, exactamente igual que en 1934, cuando ganó la CEDA las elecciones y los socialistas nos impusieron la República y un gobierno perdedor, sólo que ahora fue el PP quien ganó las elecciones y el okupa Sánchez el perdedor que se ha instalado en la Moncloa.
Para ampliar información sobre la hoja de ruta o el argumentario marxista que sigue aplicando en España el Partido Socialista, Podemos, Izquierda Unida y los sindicatos mayoritarios UGT y CC.OO., estos últimos socialista y comunista respectivamente que pagamos todos con nuestras nóminas e impuestos, pueden consultar aparte de otras muchas referencias de autoridad, mis artículos publicados en Alerta Digital sobre las tesis marxistas de la lucha de clases y la repercusión negativa de su aplicación sobre las economías de libre mercado y el espíritu fomentado por aquellas en la clase obrera contra el progreso real de una economía.
Tenemos dos golpes de estado en un año; uno en Cataluña y otro en el Parlamento central, los dos con la filosofía española republicana de siempre: Lo de menos es la mayoría, se puede gobernar con minoría y ¿Cómo lo hacen?: Pues reuniendo todas las minorías: Grupos de inmigrantes, grupos étnicos, colectivos de maricas, transexuales y lesbianas, prostitutas, abortistas, drogadictos, antitaurinos, islamistas, budistas, anti-Donald Trump, anti-Bolsonaro, anti-Franquistas, ateos, anticlericales, titiriteros, anticatólicos, anarquistas, antimonárquicos, resto de sindicalistas, ecologistas, plataformas sociales, ONGs, antisistema, terroristas, indignados, okupas, animalistas y anti-Valle de los Caídos, consintiendo y/o pagando a todos los que puedan para comprar el poder. Muchas minorías juntas pueden hacer una mayoría, así funcionan.
Se avecinan unas elecciones al Parlamento Andaluz, quizás sea una ocasión única para que por fin tomemos nota todos de lo que ha significado el socialismo en el mundo, aparte del mayor genocidio de la historia y de lo que hoy día sigue significando para nuestras economías privadas, para nuestros valores espirituales, para la educación de nuestros hijos, para nuestra libertad y para nuestra seguridad y la de nuestros hijos.
Un capítulo también muy importante de la hoja de ruta socialista es el de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, convertidos a Policía política al más puro estilo de las antiguas Repúblicas Soviéticas, pero este tema es lo suficientemente complejo como para dedicarle un artículo monográfico en otra ocasión, el que se llamará: ¿Seguridad del Estado o Policía Política?, al que su lectura están por supuesto invitados a través de este impecable medio de comunicación libre de hipotecas que se llama Alerta Digital.
Opinión
Anticuado sindicalismo burlón. Por Jesús Salamanca Alonso

Published
11 horas agoon
28/04/2025
«Lo que no entiendo es que sean los Gobiernos centrales y autonómicos quienes rieguen de millones a los sindicatos sectarios y de clase, en vez de mantenerse con cuotas de afiliados»
«Tan sencillo como conocer cómo son los delegados sindicales en las empresas donde trabajamos, para darnos cuenta de qué pie cojean, qué persiguen y cómo miran sólo para ellos» Ni siquiera los afiliados conocen la realidad, aunque cada vez más se sabe que otros sindicatos con estructuras mucho más modernas –y con muchos menos medios– y dirigentes infinitamente más preparados ya caminan «a años luz de los sindicatos sectarios», afines al Gobierno socialista, plañideras de lo indefendible y vividores de lo ajeno. No piensen que los sindicatos sectoriales y minoritarios están tan anquilosados como las formaciones siniestras del falso movimiento obrero. Como decía un viejo sindicalista de un sindicato de clase: «¿Te imaginas cuál será el kit de uno de estos sindicatos para el 1º de mayo?» Nada mejor que el meme apropiado y viral para verlo gráficamente.
A estos sindicatos progubernamentales «cuando gritan se les salen las gambas a borbotones», decía un analista político. La lucha de los «comegambas» no es la lucha obrera ni la de ningún trabajador que espera ser defendido, entendido y apoyado. España sigue con un modelo sindical más antiguo que la prostitución y pegado al poder como de costumbre. La izquierda no tiene por bandera la innovación ni el progreso, aunque se llamen progresistas, que no lo son, salvo honrosas excepciones. ¡Vaya representación obrera que tenemos en este país! Hace tiempo que me convencí de que la izquierda en España tiene de progresista lo mismo que éste que escribe de miembro de la jerarquía eclesiástica y de Camarlengo ocasional.
No quiero pensar en qué hubiera pasado si estuviera ocupando el Gobierno central lo que hoy es la oposición. ¿Qué habrían dicho los falsos defensores de los trabajadores sobre el uso y abuso de la prostitución con dinero público o de los 49 imputados del Gobierno entre altos cargos y personas cercanas o si faltara tanto dinero de los Fondos Europeos sin justificar o de la noche loca en el Parador de Teruel, destrozos incluidos y facturas no pagadas? «Seguimos sin saber cómo y en qué el Gobierno se gasta los 140.000 millones de los Fondos UE», en palabras de la presidenta de Control Presupuestario del Parlamento Europeo, Monika Hohlmeier.
Estoy convencido que habrían ardido contenedores y no faltarían escraches a los dirigentes un día sí y otro también. ¿Y a qué hubiera recurrido la sectaria, machista e hipócrita extrema izquierda, esa misma que encierra y aglutina agresores sexuales investigados y huidos de la UCM? Leo en mis apuntes «La Guardia Civil confirma que la UGT pagaba viajes al Caribe a sus cargos con fondos de la Junta». No hay que salir de España para comprobar cómo un sindicato de esos mal llamados obreros pagaba a sus liberados balnearios de lujo, se supone que el gasto procedía del dinero público que reciben para desgracia de los propios trabajadores. Todo al revés, en vez de pagárselos a quienes trabajan a diario, se los paga a los liberados, vendepatrias, «tiralevitas» y gandules, abanderados de las liberaciones de buen vivir y mejor gastar.
De todas esas golferías, siempre tiene conocimiento y sabe que da mucho dinero a esos sindicatos, doña Yoli, la ministra «cohete», alias «Tucán» y con mofa artesanal denominada la «Varufakis» española, aunque aún no sepa explicar qué es un ERTE, como no supo explicarlo el primer día de titular de su ministerio. Eso sí, cambiar de vestido, lo hace más que las muñecas de Famosa y la señorita Pepis. «Iremos a España porque el Gobierno no nos dice dónde están los fondos de recuperación», insiste Monika Hohlmeier, precisamente la misma que recordaba al Ejecutivo español que «rebajar la malversación abre la puerta a la corrupción»
¿Han presenciado alguna huelga contra el mafioso Gobierno central o contra la «catedrática» de la universidad Complutense, doña Begoña, que está acelerando su nacionalidad dominicana por si hay que salir corriendo y para evitar que la UCO encuentre dinero de corrupción y lo envíe al Tesoro americano? Algo no funciona. Lo que tampoco entiendo es que sean los Gobiernos centrales y autonómicos quienes rieguen de millones a los sindicatos sectarios y de clase, precisamente quienes menos dinero deberían recibir y a quienes menos liberados se les debe adjudicar. Sobran liberados: quienes decidan dedicarse al sindicalismo, que lo ejerciten fuera de su horario laboral. Es a eso a lo que se tiende como en buena parte de los países de la Unión Europea.
Apenas representan el 1% de los trabajadores afiliados y reciben fondos a paladas descontroladas, algo vergonzoso e inentendible. De lo que no tengo duda es de que «si volara la incompetencia de quienes dan dinero a este tipo de sindicatos, no nos daría el sol». ¡Que se mantengan con las cuotas de sus afiliados, caramba! Tan sólo inició un buen camino el Gobierno autonómico de Castilla y León al retirar gran parte de los fondos destinados a los sindicatos, pero acabó rajándose la «derechita cobarde» de Alfonso Fernández Mañueco y volvió a darlos dinero a manos llenas. ¡Ya llegarán las elecciones autonómicas y ajustaremos cuentas! Por cierto, con el presidente Mañueco al frente, el Partido Popular perdería cinco escaños si las elecciones se celebraran hoy, precisamente los cuatro que subiría el PSOE y uno Vox. Tranquilos que no lo dice Tezanos, sino empresas serias de demoscopia.
Por si alguien lo duda, hay cuestiones que empiezan a cambiar, aunque no sé si para bien o simplemente cambiarán. Los negacionistas líderes de los sindicatos clasistas y sectarios ya tienen el estigma en la frente. Recuerden las promesas del PSOE (Sánchez y Ábalos) en la moción de censura a Rajoy: mucha palabrería, más falsedad y cargamentos de hipocresía. ¿Adivinan quién sería Papa si el CIS de Tezanos hiciera una encuesta? No lo duden, saldría elegido Pedro Sánchez. Así es el CIS (Centro de Investigaciones Socialistas)
El primer aviso lo han recibido en el teatro Monumental de Madrid por parte del Frente Obrero y al grito de «¡No representáis a los trabajadores ni a la lucha obrera!», pero el nerviosismo se ha instalado en esas abusivas formaciones, cada vez más rechazadas y despreciadas por los trabajadores. Doy fe.


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