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Internacional

Se nos muere uno de los grandes papas. Por Francisco Rubiales

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El papa emérito Benedicto XVI agoniza en el Vaticano. Es un gran intelectual y un sólido defensor de la fe y de la cultura europea. Las profecías de Garabandal le consideran como “el último papa”. Su desaparición deja huérfana no sólo a la Iglesia Católica, sino también a una Humanidad amenazada por la invasión de otras culturas, la caída de los grandes valores y por el deterioro fatal de su clase dirigente, que ha abandonado el bien para entregarse al abuso de poder, la corrupción y el vicio.

La siguiente cita de Benedicto XVI es reflejo de su grandeza intelectual y de su profunda fe:

“La cultura de Europa nació del encuentro entre Jerusalén, Atenas y Roma; del encuentro entre la fe en el Dios de Israel, la razón filosófica de los griegos y el pensamiento jurídico de Roma. Este triple encuentro configura la identidad más íntima de Europa”

Benedicto XVI

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Durante este periodo de cinco años, las niñas videntes, que afirmaban en Garabandal estar en contacto con la Virgen, madre de Jesucristo, fueron examinadas por más de cuarenta doctores. Para unos de ellos el fenómeno era fruto de histeria, epilepsia o sugestión colectiva; para otros eran sucesos totalmente inexplicables desde el punto de vista científico. Del mismo modo, tampoco los teólogos, el jesuita Alfonso Rodrigo, Antonio Royo-Marín O.P. o Francisco Odriozola, llegaron a explicaciones homogéneas, ya que tenían pareceres contrarios entre sí.

Las supuestas apariciones de la Virgen María que tuvieron lugar entre 1961 y 1965, a cuatro niñas de la localidad de San Sebastián de Garabandal, ubicada en el municipio de Rionansa (Cantabria, España), generaron una serie de profecías, una de las cuales parece señalar al papa Benedicto como “el último” de los pontífices católicos. Se trata de una predicción difícil de entender, que algunos interpretan al pie de la letra y la utilizan para desacreditar al Papa Francisco y a la misma Iglesia que deja el papa moribundo, la cual habría perdido el apoyo del mismo Dios por sus pecados y por sus traiciones a los valores y virtudes.

Uno de los temas que más ha dado que hablar en relación con los hechos de Garabandal es la supuesta profecía de los «tres papas», unida el anuncio de un inminente «fin de los tiempos».

Los tres papas del anuncio serían, por lo tanto, Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Y tras la llegada del Papa Francisco, habría comenzado el tiempo en el que debería llegar el «fin de los tiempos».

Pero al margen de las profecías y creencias más o menos misteriosas, Benedicto XVI, el papa que se está extinguiendo, ha sido un faro poderoso para la fe y la cultura de Europa, de la que nacieron los derechos humanos, la democracia y la concepción del mundo y del universo que domina las creencias en todo el planeta.

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Para Benedicto XVI, Europa es una realidad histórica y moral, más que geográfica, asediada por una profunda crisis cultural, política y religiosa. Ya en marzo de 2006 dijo con claridad, en un discurso a los miembros del Partido Popular Europeo, que era un signo de inmadurez, e incluso de debilidad, relegar la religión a la esfera de lo privado, porque de esa manera se excluye del foro público el necesario diálogo con la tradición histórica y religiosa. Entonces, como en su encuentro posterior con los políticos en el Westminster Hall, donde fue sentenciado a muerte Tomás Moro, reivindicó el legítimo papel de la Iglesia como interlocutor válido en la defensa de los que denominó «principios innegociables» de la vida pública (la defensa de la vida humana en todas sus fases, el reconocimiento de la estructura natural del matrimonio y la familia o la tutela del derecho de los padres a educar a sus propios hijos). «La religión —dijo a los británicos— no es un problema que los legisladores deban solucionar, sino una contribución vital al debate nacional.

Las tesis del papa moribundo chocan de lleno con la ideología autodenominada “progresista”, que impulsa la marginación de la religión, especialmente del cristianismo, incluso en naciones que otorgan un gran énfasis a la tolerancia.

El mundo sin Dios que propician las izquierdas, en especial los socialistas y comunistas, es, según Benedicto, la antesala de la muerte del mundo de las libertades y los valores y el principio de una carrera demencial que conduce a la derrota y el fracaso de la civilización.

La inminente muerte del papa Benedicto no representa sólo la pérdida de un gran intelectual que nos servía de vigilante y faro de luz, y de los grandes valores que sostenían nuestro mundo, aquel que surgió de la confluencia de la religión judeocristiana, la filosofía humanística de Grecia y el derecho romano, sino también el inicio de una etapa desgraciada de la historia humana que algunos identifican como “el fin de los tiempos”, en la que el hombre no valdrá nada y será como una cáscara de nuez flotando en un océano embravecido.

Puede que “el fin de los tiempos” al que se refieren las profecías no sea otra cosa que el fin de los valores y el dominio del mal sobre la Tierra, de la mano de políticos y de dirigentes mundiales sin escrúpulos, dominados por las sombras, que se han aliado con el mal e impulsan la muerte del hombre como ser libre y obra de la divinidad.

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Francisco Rubiales

NOTA: Minutos después de que este artículo se publicaba, se anunciaba la muerte de Benedicto XVI.

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España

Así nos ven desde fuera: el sucio traidor de Feijóo y sus adláteres son reconocidos por lo que son

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Escándalo en España: El PP se unió al socialismo y votó a favor de darle la ciudadanía a 500.000 inmigrantes ilegales de África

El PP, el PSOE y todos los partidos de izquierda se unieron para votar a favor de la regularización de medio millón de inmigrantes que ingresaron de manera ilegal en la última década.

El Partido Popular (PP), una suerte de Juntos por el Cambio en España, ha vuelto a traicionar a su base de votantes y decidió unirse con la extrema izquierda para regularizar y otorgarle la ciudadanía a más de 500.000 inmigrantes ilegales que arribaron al país desde África o Medio Oriente.

Si bien la ley todavía no ha sido aprobada, más bien solo se ha aprobado el tratamiento del mismo en el Parlamento, el PP sienta un peligroso precedente y ha anticipada que busca volver a votar de la misma manera en el recinto una vez que se modifiquen algunos aspectos del proyecto de ley.

De hecho, todos los partidos en el Parlamento han votado a favor del tratamiento y aprobarán pronto la ley, con la única excepción de los legisladores de VOX, que se opuso de cuajo contra la ley que le agregaría más de 500.000 votos en todo el país a la izquierda.

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Según la diputada del PP, Sofía Acedo, fue Cáritas, la organización benéfica de la Iglesia Católica, que hizo lobby para que dicha legislación sea aprobada, a pesar de que dentro de ese medio millón de personas hay prácticamente una totalidad de árabes musulmanes.

Por su parte, la socialista Elisa Garrido ha trasladado que el PSOE votará a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el “respeto” que merece darle participación directa en la política a quienes viven en España, y que creen que es necesario “seguir avanzando en mecanismos que garanticen procesos seguros de inmigración”.

Por su parte, la diputada de VOX Rocío De Meer ha indicado de nuevo que la formación liderada por Santiago Abascal rechaza la medidaQueremos que España siga siendo España, no Marruecos, ni Argelia, ni Nigeria, ni Senegal. Y esto no es odio ni es xenofobia, ni racismo, es puro sentido común“.

En España se han llevado a cabo seis regularizaciones extraordinarias de inmigrantes en toda su historia. Entre 1991 y 1992 se puso en marcha, con el Gobierno socialista, una regularización extraordinaria que benefició a 108.321.

En 1996, con el PP mediante otro proceso de regularización extraordinaria, obtuvieron papeles 21.294 inmigrantes de los 25.128 que lo solicitaron. En el año 2000 solicitaron la regularización 244.327 extranjeros y consiguieron la documentación 163.352. En el año 2001 fue denominado “regularización por arraigo” y se otorgó papeles a 239.174 inmigrantes más.

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Como si esto no fuera poco, en el 2005, durante el gobierno del comunista José Luis Rodríguez Zapatero, hace casi 20 años, se le otorgó ciudadanía a medio millón de inmigrantes, la misma cantidad que pretende dar ahora Pedro Sánchez, peleando codo a codo por el récord histórico de pérdida de identidad.

Fuente: Derecha Diario.

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