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España en guerra contra el brote de coronavirus y contra la izquierda que lo ha propagado

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AR.- Sabrán que mi confianza en los españoles no es demasiado elevada. Ayer mismo, en los balcones de toda España, tendría que haber clamado unánime la voz indignada de millones de compatriotas exigiendo la dimisión del Gobierno y la depuración de responsabilidades penales. Porque es responsabilidad exclusiva del Gobierno que más de 46 millones de personas hayan sido confinados en sus casas. Y también del siniestro panorama económico que se otea en el horizonte.

Deberíamos preguntarnos cómo millones de autónomos y trabajadores del sector servicios van a poder hacer frente a una temporada sin ingresos, muchos de ellos teniendo que hacer frente al pago de hipotecas y arrendamientos. La derecha del PP y de Vox, si es que a esta purria se le puede llamar derecha, está agazapada, acomplejada, temerosa de no saltarse el guión de lo políticamente absurdo.

No parece que la derecha, a las órdenes del mismo amo de Sánchez, esté dispuesto a hacer leña del árbol podrido. Con lo fácil que sería hundirle el estoque del 8M al Gobierno, una y otra vez, hasta alcanzarle la yugular.

Imagine el lector idéntico escenario al actual, pero con un Gobierno del PP. Imagine que en vez del aquelarre feminista del 8M, estuviéramos hablando de una gran manifestación en Madrid de asociaciones católicas contra el pin parental, y con varias ministras en la cabecera. La tensión social sería insoportable en estos momentos. Imagine lo que estarían montando ahora esa modistilla de Igualdad, una de las grandes causantes de este desastre, y el cheposo peludo, otro que tal. Imagine la que estarían liando los mismos cabrones sindicales que hoy dan la espalda a la vulnerabilidad económica en la que ha quedado la población activa española. Imagine cuán diferente habría sido la actitud de la mafia mediática, hoy dedicada a blanquear al Gobierno de Pedro Sánchez, y en el hipotético caso que planteo, criminalizando a la derecha en todas las franjas horarias. Ya lo hicieron con el Prestige, y después con el 11-M, y más recientemente con el ébola, y en todos esos casos impusieron su relato a la opinión pública. La derecha mediática, entre tanto, se dedica al pasteleo lastimero y a generar una atmósfera falsamente compasiva, que tan bien le viene al Gobierno.

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Que millones de españoles acepten el confinamiento sin rechistar, solo porque los que han provocado su confinamiento no son de derechas, ya nos prueba lo podrida que está la izquierda española. Incluso aceptarían la muerte de los suyos, sin una nota de reproche al Gobierno, con tal de no descalificar las causas que agigantaron la epidemia.

Como ha sido apuntado por uno de nuestros lectores, el Gobierno perdió un tiempo precioso en el combate contra el coronavirus. Cometió un error garrafal de cálculo que lo llevó a subestimar el peligro que representaba el virus, por una mezcla de negligencia y sectarismo. Irene Montero, que en cualquier sociedad sana debería estar inhabilitada políticamente para siempre, incurrió en una irresponsabilidad criminal al alentar y encabezar la manifestación del 8-M, cuyos efectos propagadores empezaron ya a computarse en el repunte registrado en la Comunidad de Madrid este fin de semana.

Por todo ello sorprende que Pedro Sánchez haya evitado cualquier asomo de autocrítica y que se limite a dictar medidas que los miembros del Gobierno son los primeros en saltarse.

Sería suicida confiar en Pedro Sánchez. No tiene la menor idea de cómo hacer frente al desafío. Lo primero que debería haber hecho es reconocer su gravísima responsabilidad en la expansión del virus. Si no reconoce ese error, monumental, masivo, cómo creer a este impresentable. Pedro Sánchez es un adicto a la mentira, un enfermo. No merecemos un Gobierno que nos mate.

En Italia el virus se expandía a la velocidad de la luz y el Gobierno nos decía que no nos preocupáramos. Nada de restricciones a vuelos y otras comunicaciones con el país transalpino. Nada de cerrar fronteras. La izquierda española no ha sido nunca muy ducha en esto de salvar vidas. Históricamente le ha puesto siempre más el matarile. Consumen directivas ajenas al servicio de Soros y otros semejantes. Hasta el gobierno comunista chino hizo cosas tan elementales como poner a disposición de la población mascarillas, que a estas alturas deberían usarse ya en toda España. Tampoco se han hecho uso de los sistemas de detección temprana de la infección, que con gran éxito se están empleando en los aeropuertos de Corea del Sur y Taiwan.

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Veremos lo que tarda la mafia progresista en culpar de los muertos con coronavirus a los recortes sanitarios de la derecha. Al final ese va a ser el relato oficial de los hechos. Por eso me sorprende que la oposición no esté disparando al Gobierno, insistentemente, con toda su artillería. Por eso no tengo confianza en que esta catástrofe marque al menos un punto de inflexión, un antes y un después en el sentir de los ciudadanos con respecto a las patologías sociales que tanto han ayudado a la multiplicación del número de víctimas.

Hoy he tenido que hacer cola para comprar tabaco. Lo único bueno que alcanzo a ver en el coronavirus es que los más jóvenes sepan cómo se vivía en la Unión Soviética. No hay nada más parecido al comunismo que este virus y sus consecuencias. Controlados, encerrados, colas, muerte e información limitada. El sueño de Podemos hecho realidad.

En los centros de poder de todo el mundo se sabe que el gran problema de España es su clase política, clientelar, arrogante, atrincherada en el poder, alejada del pueblo y ajena a la democracia, que está estrangulando el país con sus privilegios y que pesa sobre la economía como una insoportable losa de plomo.

El espectáculo del Gobierno, agazapado, esperando que España olvide quién causó los actuales estragos, sin que nadie le reclame nada, ni le afee su sucio comportamiento, ni se le castigue, es deleznable, como también lo es el papel de tontos útiles de Casado y Abascal.

Pensar que un personaje sin moral y sin escrúpulos como Sánchez, forjado políticamente en el seno de un partido corrupto y acostumbrado a anteponer sus propios intereses partidistas a los de la patria, será capaz de hacer frente con éxito al coronavirus, es tan absurdo como haber confiado en Zapatero para salvarnos del desastre económico en 2008.

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El pueblo es el único que puede solucionar el drama de España, enseñando los dientes, metiéndole el miedo en el cuerpo a los canallas y haciéndoles ver que la única solución del país pasa por adecentar el Estado, el liderazgo, la política y la vida pública, lo que significa adelgazar el Estado, impedir el acceso al poder de los que viven de la sangre ajena y elegir como líderes a personas de probada decencia y de valores garantizados, no a los predadores amigos del partido o a los dirigentes arbitrarios encuadrados en las mafias del poder.

PINCHE ABAJO PARA ESCUCHAR EL PROGRAMA “BUENOS DÍAS ESPAÑA”, DE RADIO CADENA ESPAÑOLA:

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Así nos ven desde fuera: el sucio traidor de Feijóo y sus adláteres son reconocidos por lo que son

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Escándalo en España: El PP se unió al socialismo y votó a favor de darle la ciudadanía a 500.000 inmigrantes ilegales de África

El PP, el PSOE y todos los partidos de izquierda se unieron para votar a favor de la regularización de medio millón de inmigrantes que ingresaron de manera ilegal en la última década.

El Partido Popular (PP), una suerte de Juntos por el Cambio en España, ha vuelto a traicionar a su base de votantes y decidió unirse con la extrema izquierda para regularizar y otorgarle la ciudadanía a más de 500.000 inmigrantes ilegales que arribaron al país desde África o Medio Oriente.

Si bien la ley todavía no ha sido aprobada, más bien solo se ha aprobado el tratamiento del mismo en el Parlamento, el PP sienta un peligroso precedente y ha anticipada que busca volver a votar de la misma manera en el recinto una vez que se modifiquen algunos aspectos del proyecto de ley.

De hecho, todos los partidos en el Parlamento han votado a favor del tratamiento y aprobarán pronto la ley, con la única excepción de los legisladores de VOX, que se opuso de cuajo contra la ley que le agregaría más de 500.000 votos en todo el país a la izquierda.

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Según la diputada del PP, Sofía Acedo, fue Cáritas, la organización benéfica de la Iglesia Católica, que hizo lobby para que dicha legislación sea aprobada, a pesar de que dentro de ese medio millón de personas hay prácticamente una totalidad de árabes musulmanes.

Por su parte, la socialista Elisa Garrido ha trasladado que el PSOE votará a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el “respeto” que merece darle participación directa en la política a quienes viven en España, y que creen que es necesario “seguir avanzando en mecanismos que garanticen procesos seguros de inmigración”.

Por su parte, la diputada de VOX Rocío De Meer ha indicado de nuevo que la formación liderada por Santiago Abascal rechaza la medidaQueremos que España siga siendo España, no Marruecos, ni Argelia, ni Nigeria, ni Senegal. Y esto no es odio ni es xenofobia, ni racismo, es puro sentido común“.

En España se han llevado a cabo seis regularizaciones extraordinarias de inmigrantes en toda su historia. Entre 1991 y 1992 se puso en marcha, con el Gobierno socialista, una regularización extraordinaria que benefició a 108.321.

En 1996, con el PP mediante otro proceso de regularización extraordinaria, obtuvieron papeles 21.294 inmigrantes de los 25.128 que lo solicitaron. En el año 2000 solicitaron la regularización 244.327 extranjeros y consiguieron la documentación 163.352. En el año 2001 fue denominado “regularización por arraigo” y se otorgó papeles a 239.174 inmigrantes más.

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Como si esto no fuera poco, en el 2005, durante el gobierno del comunista José Luis Rodríguez Zapatero, hace casi 20 años, se le otorgó ciudadanía a medio millón de inmigrantes, la misma cantidad que pretende dar ahora Pedro Sánchez, peleando codo a codo por el récord histórico de pérdida de identidad.

Fuente: Derecha Diario.

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