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El pucherazo de los Hermanos Marx: (o el camarote de Sánchez y Cía)

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Por Laureano Benítez Grande-Caballero.- Dicen algunos –cada vez menos– que no creen en pucherazos, pero que haberlos haylos, pucherazos saludados en la altura por desfiles de brujas volanderas –asombrosamente parecidas a las femens verrugosas de pechos en flor–, y en los abismos por trasgos horribles, por endriagos totalmente luciferinos, por milicianos insepultos.

Pucheros haylos en forma de urnas, como para despistar, donde globalistas a sueldo de Soros cocinan sus elecciones potajeando alas de murciélago, ojos de salamandra, aguijones de escorpión y menstruaciones de Cruelas de Vil.

Luego llega Houdini Sánchez, prefabricado en las logias de Aleister Crowley –considerado unánimemente como el personaje más malvado de la historia– y saca de esas urnas con forma de puchero igual una serpiente etarra que una naranja podrida, un galápago coletudo que un dinosaurio catalán.

Pero la flor de la canela de este golpista-lo-juro-por-mi-madre no es hacer aparecer monstruosidades –ni menstruosidades, para decirlo en lenguaje feminista también, faltaría más–, sino que más bien consiste en hacer desaparecer gente a mansalva, borrar del mapa electoral a verdaderas muchedumbres, purgar del censo a una cifra estratosférica que sobrepasa los dos millones. Realmente homérico.

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Y es que los rojos son expertos en maquinaciones, en exterminios, en hecatombes y holocaustos, con una amplia variedad de métodos, que van desde el gulag hasta la checa, desde el progrom hasta el genocidio: pero la purga es lo que más les pone, todo lo que sea extirpar, eliminar, borrar, hacer desaparecer.

Y, por supuesto, a la hora de pucherear, les sale el ancestro purgativo, echando unos polvos a lo Houdini que, por magia potagia, destruyen electores como si estuvieran en un videojuego de esos.
Como es natural, esta purgación es selectiva, faltaría más, pues tiene como víctimas preferentes a los que la policía del pensamiento que nos controla ha etiquetado como “fachas”.

En efecto, el primer acto del pucherazo alevoso que hemos sufrido fue la promulgación el 21 de noviembre de 2018 de la “Ley Orgánica de Protección de Datos Personales”, la cual, contrariamente a su rimbombante nombre, proporciona los mecanismos para la creación de forma oficial de una base de datos con la ideología de todos los españoles, en base a sus manifestaciones en internet. Fue impulsada por el PSOE, pero apoyada por PP y C’s. Si a eso se le añade el supuesto sistema anti-hackeo –que sirve precisamente para hackear, creando servidores secretos con IPs indescifrables donde se “analizan” los resultados, la marmita está servida.

El 28-A hubo muchas irregularidades e ilegalidades, muchas incidencias repartidas por toda la geografía española, pero sin duda la irregularidad más llamativa es la que se reflejaba en las sospechosas cifras del censo, ya que hubo numerosas denuncias de personas que no aparecían registradas en él, a pesar de haber votado con normalidad en anteriores elecciones, sin que nadie les diera una explicación del error. Estos purgados manifestaron que les llegaban las multas y los impuestos, pero que a la hora de ir a votar no aparecían en ningún sitio. Si reclamaban en el colegio electoral, les despedían con cajas destempladas: “Ya tenemos aquí a otro facha”.

Se dieron casos de domicilios familiares donde algunos podían votar, y otros no. Y hay que tildar de sumamente irregular la eliminación por parte del ayuntamiento madrileño de la página web donde se podían reclamar los problemas relativos al censo.

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Paralelamente a este fenómeno, es ya del dominio público la existencia de muchos municipios donde el censo electoral aparecía inflado, con más votantes que habitantes, caso llamativo en localidades de poca población. El mismo INE ha reconocido la existencia de esos censos irregulares, que consta en 320 municipios.

¿De dónde han salido esos misteriosos votantes? Antiguamente salían de los camposantos, pero hoy en día hay que enfocar las sospechas hacia los emigrantes, que no pueden votar en unas elecciones generales según nuestras leyes, pero esta gentuza pucheril y golpista tiene una acrisolada experiencia en violar legalidades.

Por cierto, hay un asunto sobre el que todo el mundo ha pasado de puntillas, ya que en la cena que mantuvo el ultramegaconspirador George Soros hace poco en un chalet de Somosierra con Riverita, Valls, Cristina Narbona y alguno más, también figuraba la embajadora de Marruecos en España, y un alto personaje de los servicios secretos magrebies. La pregunta es inevitable: ¿Qué hacían allí estos personajes marroquíes, en una reunión que aparentemente no les iba ni les venía? Se admiten apuestas.

El caso es que los poderes públicos conocen de sobra nuestra ideología política, y por ello pueden hacer una purgación selectiva, que, además, opera a todo trapo con el sencillo y tradicional recurso de concentrar esas purgas en aquellos barrios que tradicionalmente votan a la derecha, como puede ser el caso de los barrios de “Retiro” y “Salamanca” de Madrid.

Sin embargo, la purga ha sido generalizada por todos los rincones de España. Junto a esto, se da el caso de ciudadanos que podían votar dos veces, por estar duplicada su tarjeta censal.

¿Qué magnitud ha tenido esta purga? De acuerdo a las cifras dadas por el Ministerio del Interior y el INE, el 7 de marzo de 2019 el censo total era de 36.893.976 votantes, pero el 28-A los votantes totales fueron 26.361.051 –incluyendo votos en blanco y votos nulos–, y si a esta cifra le sumamos una abstención de 8.437.153, el resultado final nos da 34.798.204, con lo cual se demuestra que han sido purgados del censo 2.095.772 votantes.

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La versión oficial para explicar esta flagrante anomalía es afirmar que esa cifra de electores desaparecidos es la que corresponde a los electores residentes en el extranjero (CERA) –eso es lo que se argumenta en el portal “Maldito Bulo”, manejado por la sospechosisima cocinera Ana Pastor–, pero esto no es sino otra mentira colosal del pucherazo, ya que los votos o abstenciones de los españoles residentes en el extranjero siempre se cuentan en el cómputo global, nunca aparte. En efecto, si los españoles del CERA votan por correo, es dentro de este apartado donde deben computarse sus votos, no al margen, en una instancia aparte. Como se ve en el siguiente cuadro (fuente:
https://arys.news/2019/05/03/elecciones-28-a-ii-votantes-de-schrodinger/), en las elecciones de 2016 no se discriminan los votos del colectivo CERA:

¿Cuántos españoles residentes fuera de España votaron el 28-A? Pues nadie lo sabe, pues no es posible encontrar nada en las páginas oficiales, en las que, mientras unas afirman que votó el 8,4 por ciento, en otras se proclama que se computaron 129.241 votos, lo que supone un porcentaje del 6,16 por ciento de los más de 2 millones del censo del CERA.

El voto del CERA tiene la particularidad de que es “rogado”, es decir que debe ser solicitado en los consulados y embajadas por adelantado. En la red circulan numerosos testimonios de españoles desde muchos lugares del mundo que se quedaron sin votar porque no les llegó la respuesta a su solicitud.

Según se afirma en la Ley Electoral, los votos del CERA se añaden por la Junta Electoral al cómputo global cuando se hace el recuento manual de las actas a los tres días de las elecciones, cosa que nunca se ha hecho en toda nuestra democracia, excepto en estas elecciones, en las que se procederá a ese recuento. Si a esto le añadimos que los votos del extranjero se dejan en mano de un único funcionario en cada embajada o consulado, la inseguridad y poca fiabilidad alcanza extremos muy sospechosos.

Con estos y otros ingredientes se ha cocinado un pucherazo antológico, de manual, con el impresentable Houdini que introduce su mano tramposa en una urna, y convierte a España en Venezuela, a la presunta democracia en un fogón grasiento donde se cocina a fuego lento una revolución comunista y separatista, en un puchero donde Luis Botero agita con su largo tridente la marmita donde estos golpistas han encontrado su poción mágica, aquella que hace desaparecer al enemigo en una operación no por menos vaticinada menos audaz.

Es impresionante cómo ha hecho desaparecer este mentiroso compulsivo a una legión de numerosos patriotas que estaban decididos a echarle al Tártaro infernal; pasmoso que un personaje fraudulento y plagiador, vendido al Averno globalista, inútil, inepto, megalómano, psicópata de juzgado de guardia, chanchullero de récord Guinness, vendepatrias, haya hecho desaparecer su siniestro currículo de mafioserias y trampantojos ante millones de borregomatrix; infumable que el personaje más siniestro de nuestra historia reciente haya convertido nuestra amada España en un esperpento golpista, digno de una película de los Hermanos Marx que podría titularse “Una noche en las elecciones”.

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Son tan abrumadoras las evidencias del pucherazo que ha urdido el camarote golpista de Capone Sánchez,, que Falconetti podria muy bien dedicarnos las famosas palabras de Groucho Marx: “¿A quién va a creer usted: a mi, o a sus propios ojos?”

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Así nos ven desde fuera: el sucio traidor de Feijóo y sus adláteres son reconocidos por lo que son

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Escándalo en España: El PP se unió al socialismo y votó a favor de darle la ciudadanía a 500.000 inmigrantes ilegales de África

El PP, el PSOE y todos los partidos de izquierda se unieron para votar a favor de la regularización de medio millón de inmigrantes que ingresaron de manera ilegal en la última década.

El Partido Popular (PP), una suerte de Juntos por el Cambio en España, ha vuelto a traicionar a su base de votantes y decidió unirse con la extrema izquierda para regularizar y otorgarle la ciudadanía a más de 500.000 inmigrantes ilegales que arribaron al país desde África o Medio Oriente.

Si bien la ley todavía no ha sido aprobada, más bien solo se ha aprobado el tratamiento del mismo en el Parlamento, el PP sienta un peligroso precedente y ha anticipada que busca volver a votar de la misma manera en el recinto una vez que se modifiquen algunos aspectos del proyecto de ley.

De hecho, todos los partidos en el Parlamento han votado a favor del tratamiento y aprobarán pronto la ley, con la única excepción de los legisladores de VOX, que se opuso de cuajo contra la ley que le agregaría más de 500.000 votos en todo el país a la izquierda.

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Según la diputada del PP, Sofía Acedo, fue Cáritas, la organización benéfica de la Iglesia Católica, que hizo lobby para que dicha legislación sea aprobada, a pesar de que dentro de ese medio millón de personas hay prácticamente una totalidad de árabes musulmanes.

Por su parte, la socialista Elisa Garrido ha trasladado que el PSOE votará a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el “respeto” que merece darle participación directa en la política a quienes viven en España, y que creen que es necesario “seguir avanzando en mecanismos que garanticen procesos seguros de inmigración”.

Por su parte, la diputada de VOX Rocío De Meer ha indicado de nuevo que la formación liderada por Santiago Abascal rechaza la medidaQueremos que España siga siendo España, no Marruecos, ni Argelia, ni Nigeria, ni Senegal. Y esto no es odio ni es xenofobia, ni racismo, es puro sentido común“.

En España se han llevado a cabo seis regularizaciones extraordinarias de inmigrantes en toda su historia. Entre 1991 y 1992 se puso en marcha, con el Gobierno socialista, una regularización extraordinaria que benefició a 108.321.

En 1996, con el PP mediante otro proceso de regularización extraordinaria, obtuvieron papeles 21.294 inmigrantes de los 25.128 que lo solicitaron. En el año 2000 solicitaron la regularización 244.327 extranjeros y consiguieron la documentación 163.352. En el año 2001 fue denominado “regularización por arraigo” y se otorgó papeles a 239.174 inmigrantes más.

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Como si esto no fuera poco, en el 2005, durante el gobierno del comunista José Luis Rodríguez Zapatero, hace casi 20 años, se le otorgó ciudadanía a medio millón de inmigrantes, la misma cantidad que pretende dar ahora Pedro Sánchez, peleando codo a codo por el récord histórico de pérdida de identidad.

Fuente: Derecha Diario.

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