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España

El boicot ciudadano a los productos catalanes es una sólida defensa de la democracia

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El gobierno de Sánchez está contra las cuerdas, presionado por Puigdemont, que exige para aprobar los decretos del gobierno que las empresas que se fugaron de Cataluña en 2017 sean castigadas si no regresan a territorio catalán, una exigencia ilegal y abusiva, típicamente estalinista, que indignará a los españoles, a los defensores del Estado de Derecho y a la Unión Europea.

El boicot a los productos catalanes, que siempre ha sido una represalia, un acto de castigo de los demócratas y españoles decentes por los abusos y agresiones del nacionalismo catalán, hoy, en la España de Pedro Sánchez, se convertiría en un acto de justicia y en una democrática defensa de la libertad, la Constitución y la justicia.

Los golpistas catalanes en el poder están presionando al gobierno de Sánchez para que castigue a las empresas que no regresen a Cataluña y premie a las que se establezcan en territorio catalán, después de que se fugaran en masa, en 2017, cuando los partidos independentistas forzaron el golpe de Estado y llenaron las calles catalanas de manifestaciones y violencia exigiendo la independencia.

El gobierno de Sánchez, a pesar de sus concesiones vergonzosas ya realizadas a los golpistas, que incluyen indultos, repartos de dinero y privilegios, cesión de competencias y preparación de una amnistía y un referendo soberanista, rechazados por la Justicia y por muchos millones de españoles, se resiste a aprobar el castigo a las empresas que no regresen a Cataluña, como exigen los políticos delincuentes catalanes.

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Si el gobierno de Sánchez accediera a ese deseo independentista violaría la libertad de empresas, la igualdad que establece la Constitución y marginaría de forma delictiva al resto de las comunidades autónomas españolas, que se preguntarían con razón ¿Por qué no premia el gobierno a las empresas que se establezcan en Extremadura o Andalucía y sí a las que se trasladen a Cataluña?

Ante esa situación de injusticia y violación de las libertades y derechos constitucionales, el pueblo contempla un nuevo boicot masivo, esta vez cargado de justicia y de razón, para convencer a las empresas y a la sociedad catalana de que la ruta emprendida por sus políticos es suicida y les conduce a la ruina económica.

El boicot dejaría de ser un castigo o una revancha para convertirse en un acto de defensa de la Constitución y de la democracia, en un acto revolucionario destinado a preservar la igualdad que establece la Constitución, amenazada por la voracidad de los golpistas catalanes y la debilidad pervertida del sanchismo, si llegara a ceder.

No cabe duda de que si el gobierno cede a las presiones catalanas y acepta incentivar el establecimiento de empresas en Cataluña provocará un boicot masivo y descomunal de los productos catalanes y un castigo a las empresas que regresen, forzadas por las medidas estalinistas que exigen los independentistas.

Hay un problema suplementario que está frenando que el sanchismo diga “SI” a las sucias, ilegales e indecentes pretensiones del golpismo catalán: el premio a las empresas que se establezcan en Cataluña y el castigo a las que se resistan a regresar es contrario a la legislación de la Unión Europea, que no permanecería indiferente si se culminara ese tremendo abuso de poder delictivo.

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La experiencia demuestra que al nacionalismo catalán sólo se le combate con el rigor de la ley y la fuerza de la democracia y la libertad. Del mismo modo que el 2017 la presión popular y del gobierno forzó la salida de miles de empresas, que huían de los tumultos y de la indignación que la rebelión catalana provocaba en los españoles, ahora sentirían miedo al nuevo boicot democrático y de defensa de España frente al corrupto y mafioso asalto del independentismo catalán.

Empresas como Gas Natural, los bancos de Sabadell y la Caixa, además de otras muchas, verían como sus cuentas de resultados quedarían seriamente dañadas por la retirada de contratos, depósitos y otras acciones de represalia lanzadas por el pueblo español indignado como defensa ante el abuso catalanista.

La ruta de Puigdemont y de otras fuerzas independentistas catalanas es errónea y conduce al conflicto y a la ruina de los catalanes, que corren el riesgo de provocar una nueva huida de empresas y otra fuga de riqueza y capitales,

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España

Así nos ven desde fuera: el sucio traidor de Feijóo y sus adláteres son reconocidos por lo que son

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Escándalo en España: El PP se unió al socialismo y votó a favor de darle la ciudadanía a 500.000 inmigrantes ilegales de África

El PP, el PSOE y todos los partidos de izquierda se unieron para votar a favor de la regularización de medio millón de inmigrantes que ingresaron de manera ilegal en la última década.

El Partido Popular (PP), una suerte de Juntos por el Cambio en España, ha vuelto a traicionar a su base de votantes y decidió unirse con la extrema izquierda para regularizar y otorgarle la ciudadanía a más de 500.000 inmigrantes ilegales que arribaron al país desde África o Medio Oriente.

Si bien la ley todavía no ha sido aprobada, más bien solo se ha aprobado el tratamiento del mismo en el Parlamento, el PP sienta un peligroso precedente y ha anticipada que busca volver a votar de la misma manera en el recinto una vez que se modifiquen algunos aspectos del proyecto de ley.

De hecho, todos los partidos en el Parlamento han votado a favor del tratamiento y aprobarán pronto la ley, con la única excepción de los legisladores de VOX, que se opuso de cuajo contra la ley que le agregaría más de 500.000 votos en todo el país a la izquierda.

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Según la diputada del PP, Sofía Acedo, fue Cáritas, la organización benéfica de la Iglesia Católica, que hizo lobby para que dicha legislación sea aprobada, a pesar de que dentro de ese medio millón de personas hay prácticamente una totalidad de árabes musulmanes.

Por su parte, la socialista Elisa Garrido ha trasladado que el PSOE votará a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el “respeto” que merece darle participación directa en la política a quienes viven en España, y que creen que es necesario “seguir avanzando en mecanismos que garanticen procesos seguros de inmigración”.

Por su parte, la diputada de VOX Rocío De Meer ha indicado de nuevo que la formación liderada por Santiago Abascal rechaza la medidaQueremos que España siga siendo España, no Marruecos, ni Argelia, ni Nigeria, ni Senegal. Y esto no es odio ni es xenofobia, ni racismo, es puro sentido común“.

En España se han llevado a cabo seis regularizaciones extraordinarias de inmigrantes en toda su historia. Entre 1991 y 1992 se puso en marcha, con el Gobierno socialista, una regularización extraordinaria que benefició a 108.321.

En 1996, con el PP mediante otro proceso de regularización extraordinaria, obtuvieron papeles 21.294 inmigrantes de los 25.128 que lo solicitaron. En el año 2000 solicitaron la regularización 244.327 extranjeros y consiguieron la documentación 163.352. En el año 2001 fue denominado “regularización por arraigo” y se otorgó papeles a 239.174 inmigrantes más.

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Como si esto no fuera poco, en el 2005, durante el gobierno del comunista José Luis Rodríguez Zapatero, hace casi 20 años, se le otorgó ciudadanía a medio millón de inmigrantes, la misma cantidad que pretende dar ahora Pedro Sánchez, peleando codo a codo por el récord histórico de pérdida de identidad.

Fuente: Derecha Diario.

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