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El asesinato de los guardias civiles se pudo evitar. Por Jesús Salamanca Alonso

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«Se pudo evitar el asesinato de los miembros de la Guardia Civil. Solo falta conocer al culpable de enviarlos con flotadores de agua dulce (zódiac) contra los narcos».

¡Cuánta dignidad han demostrado las esposas de los guardias civiles asesinados! ¡Cuánta valentía se reconoce a la Benemérita que fundara el Duque de Ahumada! ¡Qué siembra más fructífera y digna dejó aquella Santa Hermandad que fundaran los Reyes Católicos para vigilar los caminos y proteger a comerciantes y viandantes en general! Necesariamente la Historia de la Guardia Civil tiene que reconocer actos de gallardía y valentía, que son muchos, de este Cuerpo a lo largo de su histórica y exitosa andadura.

Por eso nadie debe olvidar su trabajo contra el terrorismo de la banda asesina ETA; sus cientos de actuaciones sin medios por culpa de Grande Marlasca (sin “k”) y de un Gobierno de parásitos cuya función es calentar la poltrona con indignas posaderas, sucios engaños, nula transparencia y ocultación de actividades delictivas, que la ciudadanía no debería desconocer. Se pudo evitar el asesinato de los miembros de la GC, solo falta dar con el culpable que dio la orden. Uno ya sabemos que es el ministro, pero hay más.

La dura escena que protagonizó la viuda de un guardia civil en el funeral de su marido en la Comandancia de la Guardia Civil en Pamplona, no es más que el reflejo de un sentimiento extendido en la sociedad española. Cualquiera con dos…estatutos bien puestos, hubiera reaccionado igual. Hoy, recibir una medalla de manos del desaprensivo e incompetente Marlasca (sin “k”), casi es más un desprecio que un honor. Actúa como los líderes comunistas protagonizando escenas vergonzosas, lo mismo en Barbate que en Melilla, sin contar las «fake news» que inventó y alimentó durante la inútil gestión de la pandemia por parte del Gobierno central. ¿Acaso ya no se acuerdan?

Con el recuerdo de tanta indignidad como acompaña a este «peluso de medio pelo» e incompetente circular, es un peligro encargarlo gestión alguna. Un aplauso largo y continuado para la mujer que ha impedido que el ministro mentiroso, trapacero y traidor del Interior colocara la medalla de condecoración al féretro en el momento en que éste se ha acercado. Estoy convencido que la dignidad de la Guardia Civil no soporta los «atentados» que proceden de este ministro. Y no la soportan porque han visto desprecio permanente; lo comprobaron en Cataluña cuando los terroristas de los CDR lanzaban bordillos, piedras y cuanto encontraban a su paso, llegando a levantar adoquines; lo han comprobado en los asaltos e intentos de asalto de Melilla; lo vuelven a comprobar a diario cuando el ministerio hace dejadez de la inmigración ilegal y carga a la GC con servicios impropios y lo han comprobado con la falsedad de mentiras en las intervenciones del ministro o en el desmantelamiento de la UCON SUR.

Nadie duda de que los medios humanos y materiales del Estado, para combatir la droga y a los terroristas que alientan la distribución de la misma, son mediocres e insuficientes. Mientras los narcos de la última tecnología –como las que Sánchez regaló a Mohamed VI para distribuir la droga por la costa mediterránea– los guardias civiles trabajan con zódiac, que más parecen flotadores de agua dulce. Ellos mismos comparaban la situación como enfrentar a un camión con un turismo. La inutilidad de Marlasca (sin “K”) vuelve a estar en la picota para las asociaciones de la Guardia Civil y la Policía, así como para toda la oposición y la ciudadanía española. Estoy convencido que la ciudadanía gallega dará una patada en el trasero al socialismo «sanchista» de falsedad, violencia, prevaricación y nula transparencia.

Una inutilidad que ya demostró sin Bilbao siendo juez y que le llevó a condenar a policías autonómicos y hacer la vista gorda con los terroristas, de ahí que sus propios compañeros le recordaran la cobardía que no debe imperar en un pues, pero eso lo cuento el domingo. La supresión de la OCON ha llevado al incremento de distribución de droga, los narcos se han crecido y Mohamed VI se ha beneficiado y mofado del felón de Moncloa. «Pegasus» va a traer al mentiroso Sánchez un final con el que no contaba, pero que es una sentencia que él mismo firmó. ¿Cuánto dinero nos está costando que Mohamed VI calle la información sobre Sánchez gracias al «Pegasus»? ¿Y cuántas prebendas?

La historia más cercana, la del día a día, nos lleva a preguntarnos muchas cuestiones. ¿Para qué tantos miembros de los Cuerpos y Fuerza de Seguridad del Estado en el chiringuito de los «Goya»? ¿Por qué estaban presentes el presidente del Gobierno socialcomunista y varios «parásitos y parásitas» de su Gobierno? ¿Acaso no era más importante y dramático lo sucedido en Barbate el día antes? ¿Qué pintaba Sánchez allí tras recibir miles de improperios a su llegada? ¿Por qué no se suspendieron los «Goya» tras el asesinato de los guardias civiles? ¿Harán lo mismo si algún día las víctimas son ministros o ministras del Ejecutivo socialista? Total… El caso es que, si Grande Marlasca hubiera llevado a Barbate a los guardias civiles de las manifestaciones, que envió a las tractoradas, no hubiera pasado lo que pasó. Los asesinatos se pudieron evitar

Las mujeres de los guardias civiles son mis heroínas, aunque ya lo eran desde que sus maridos se enfrentaban a los asesinos etarras con pocos medios y mucha valentía. La sufrida esposa de uno de ellos echó lo que tenía que echar, además de valentía suficiente, ética a chorro y toneladas de dignidad durante el funeral. ¡Maldita dejadez del ministerio de Interior! ¡Cuánta dignidad han demostrado las esposas de los guardias civiles asesinados! Merecen todos nuestros respetos, consideración y admiración. Y eso es justamente lo que no merece el ministro, ni el Ejecutivo deshinchado de Moncloa.

Ahora yo quiero saber cuántas comisiones y cuánto dinero recibían los mandos con uniformes estrellados. Claro, si el dinero se gasta mal, los guardias civiles no tienen los medios que precisan y acaban muriendo los de siempre; es decir, los de abajo. Por eso se han ganado la admiración gente como Pérez de los Cobos y todo nuestro rechazo para indignos parásitos como Grande Marlasca (sin “K”). El ministro ya ha demostrado lo que es, y se lo recuerdan constantemente los memes sobre él. Por cierto, no van muy a la zaga muchos de sus asesores y «bailarines de agua» que pululan a su alrededor. «Cualquier madre estaría avergonzada de tener un hijo como el ministro», gritaban muchas mujeres en la manifestación frente al ministerio del Interior. Y estarían avergonzadas porque propició el asesinato de guardias civiles y desmontó la Unidad especializada en los menesteres que llevaron a la muerte a David y su compañero.

En fin, tras la muerte de dos guardias civiles espero y deseo que se llegue hasta el final del reparto de las comisiones; el dinero entregado a Mohamed VI; las narcolanchas regaladas por el Gobierno de España a Marruecos y la falta de medios físicos y humanos para la Guardia Civil. Y si Grande Marlasca no lo resuelve, llegará gente –como De los Cobos– y pondrá negro sobre blanco o será la propia ciudadanía quien aporte las pruebas que se consigan, como se han aportado al Europarlamento sobre Puigdemont, los dineros malgastados, la trama rusa de la Generalitat, las triquiñuelas del felón que se divertía en los «Goya» y la malversación de los fondos europeos.

Ahora falta saber quién dio la orden de salir con flotadores de agua dulce (zódiac) y a qué nivel se dio. ¿Fue el delegado del Gobierno? ¿el coronel? ¿el ministro? Todos se lavarán las manos y buscarán a un funcionario intermedio para endilgarle la culpa. ¿Apostamos? Así actúa el socialismo de bragueta abierta y vergüenza oxidada.

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Opinión

PSOE: una historia repleta de crímenes y mentiras

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El socialista Largo Caballero defendió la violencia como herramienta política.

El socialista Largo Caballero defendió la violencia como herramienta política.

AR.- De las evidencias acerca de los antecedentes criminales del PSOE preferimos que se ocupe directamente la narración de los siguientes hechos históricos:

El 14 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, marqués de Estella, encabeza un golpe de Estado. Antes dirige un telegrama conminatorio al capitán general de Madrid. Dice que tiene la fuerza y el pueblo. Alfonso XIII transige. Como algunos borbones a lo largo de la historia, lleva ya muchos años transigiendo en tono menor y quizás pensó que el animoso general jerezano le evitaría tomar por sí mismo decisiones más graves. El PSOE recibe la dictadura ‘fascista’ con entusiasmo claramente mayoritario.

El líder derechista Calvo Sotelo tras ser asesinado en julio de 1936 por miembros del PSOE, el suceso que desencadenó la guerra civil.

El líder derechista Calvo Sotelo tras ser asesinado en julio de 1936 por miembros del PSOE, el suceso que desencadenó la guerra civil.

Primo de Rivera instaura al principio un Directorio exclusivamente militar. Más tarde entraron en sus gobiernos personajes tan notorios como José Calvo Sotelo, excelente ministro que fuera de Hacienda; el ex gobernador militar de Cataluña Martínez Anido, como responsable del Ministerio de Gobernación y Joaquín Benjumea y Burín, conde de Guadalhorce, al frente de Fomento. Junto a estos, la presencia nada menos que de un notabilísimo representante del PSOE. Y es que Primo de Rivera, implacable con anarquistas, separatistas y comunistas, buscó y obtuvo la cooperación oficial del Partido Socialista y de su central sindical, la UGT. El jefe de los socialistas españoles, Largo Caballero, fue nada menos que consejero de Estado en la dictadura militar primorriverista. El decreto de organización corporativa de noviembre de 1925 instituyó los comités paritarios dominados por los socialistas que, luego, trataron de sacudirse el sambenito de colaboracionismo explicando el uso propagandístico que habían hecho de esos comités. Como siempre, embusteros compulsivos y tramposos con sus bases.

Las elecciones de 1933, las segundas que celebraba la agitada II república, se saldaron con el aplastante triunfo electoral de la CEDA de Gil Robles, lo que desconcertó por completo a las izquierdas. Aquel inesperado y rotundo triunfo vino a confirmar el fortísimo entronque popular de las derechas, algo que el PSOE no quiso ni pudo aceptar nunca. “Frente a la traición, nuestro deber es la revolución”, peroraba Largo Caballero en uno de sus incendiarios discursos post electorales. Es decir, si las urnas no nos dan la razón, quitémosle la razón a las urnas y apostemos por la asonada revolucionaria. Ni Ceaucescu lo hubiese expresado mejor.

El Partido Socialista se pone francamente a preparar la revolución. Ojo, la revolución no fue otra cosa que el intento de revertir de facto el curso de los acontecimientos electorales. Si el PSOE hubiese tenido de su lado al ejército, es fácil deducir cuál habría sido su estrategia.

El diario “El Socialista” pasaba por alto los esfuerzos conciliadores de Besteiro para proclamar, contra los lamentos de concordia lanzados por “El Debate”: “¿Concordia? No, ¡guerra de clases! ¡odio a muerte a la burguesía criminal! ¿Concordia? Sí, pero entre los proletarios que quieran salvarse y librar a España del lubridio”. El entonces líder socialista, Largo Caballero, inicia también su largo ciclo de amenazas con la invitación a la lucha callejera.

La responsabilidad golpista del Octubre Rojo fue predominantemente socialista. La Comisión organizadora de la revolución de octubre estuvo compuesta por Largo Caballero, Enrique de Francisco y Anastasio de Gracia. Detrás de Largo Caballero estaban ya los cerebros del socialismo de la época: Araquistain, Álvarez del Vayo y Baraibar. Amparándose en su condición de diputados, los conspiradores contra la legalidad resultante de las urnas republicanas buscaban armas y preparaban planes. Indalecio Prieto, con la colaboración del financiero bilbaino Horacio Echevarrieta, preparaba lo que luego se llamó “el alijo de la turquesa”, fantástico contrabando de armas descubierto en la localidad asturiana de San Esteban de Pravia el 10 de septiembre de 1.934.

Otra prueba de la capacidad socialista para jugar todas las cartas la encontramos en un interesantísimo episodio ocurrido en las convulsionadas Cortes de entonces. Lo protagonizaron los en teoría antagónicos Prieto y José Antonio Primo de Rivera. En plenos preparativos de la revolución, el mismo Prieto defiende a Primo de Rivera de un suplicatorio para procesarlo por tenencia ilícita de armas. Ambos se elogiaron en una rocambolesca sesión plenaria.

Los resultados de aquella revolución golpista son por todos conocidos. Centenares de víctimas mortales, ciudades asturianas destruidas, una fractura social que tardaría décadas en restañar sus heridas y, para muchos, el preludio de la ya inevitable contienda civil. Solo el PSOE fue responsable de aquel agrietamiento súbito que, a partir de entonces, haría irreconciliables las posturas. Si pudiera emplearse en historia política el lenguaje penal, la culpa de aquella revolución-golpista y trasgresora de la voluntad popular fue de las izquierdas representadas por el Partido Socialista, en un puro movimiento de reacción ante la inminente toma del poder por las derechas, a quienes democráticamente correspondía.

Ni siquiera se esperó a que la tentativa golpista tuviese la complicidad de los errores gubernativos. El nuevo gobierno, con tres ministros de la CEDA, se conoció el 4 de octubre. A la mañana siguiente, cuando los ministros aún no habían tomado posesión aún de sus despachos, comenzó en toda España la huelga general revolucionaria decretada por el PSOE y la UGT.

Otegui y Zapatero (OK Diario)

Otegui y Zapatero (OK Diario)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Consejo de Ministros decreta el día 6 el estado de guerra en toda España. En Madrid fracasa la revolución golpista tras esporádicos tiroteos en dependencias públicas. El ministro de la Guerra, Diego Hidalgo, nombró asesor especial al general Franco, quien llamó inmediatamente al teniente coronel Yagüe para mandar una columna de desembarco sobre Asturias, que desde el principio apareció como el foco principal de la rebelión golpista. Franco se convirtió así en el principal valedor y defensor de la legalidad vigente, recibiendo las mismos parabienes y las mismas adhesiones que 48 años más tarde recibió el jefe del Estado español, a la sazón Rey, con ocasión de los hechos, bien conocidos, del 23 de febrero.

Con la rebelión golpista de 1934, el PSOE perdió toda la autoridad para condenar el Alzamiento de 1936, sin duda uno de sus argumentos recurrentes en los últimos años. No así el dato de que fuese un socialista, Prieto, el encargado de arramblar con todas las reservas del Banco de España. Pero eso ya es harina de otro capítulo.

Y es que los socialistas, como los nacionalistas, armados o desarmados, siempre han tenido un mismo objetivo: alterar la convivencia entre los españoles. Siempre se han distinguido por su resentimiento a España, a lo español. A diferencia de los comunistas, nunca lo han admitido, lo que eleva el grado de vileza de muchos de sus dirigentes.

El PSOE ha sido siempre un proyecto sin salida, un oximonon antiespañol, sustentado en las mentiras, la corrupción y las pistolas. Largo Caballero ya nos ofreció un amplio catálogo de propuestas violentas, como las aparecidas en “El Socialista” durante los agitados años de la república.

Cabe reseñar que socialistas fueron también los miembros de la Guardia de Asalto que asesinaron al dirigente derechista José Calvo Sotelo. O que ETA difícilmente habría sobrevivido tantos años sin el soporte y el apoyo político de una parte nada desdeñable de la izquierda nacional.

Así que no nos engañemos más ni nos extrañemos de que hoy, este país no sea otra cosa que el resultado de aquello en lo que el PSOE ha querido convertirnos desde la famosa frase guerrista de que a España no la reconocería ni la madre que la parió.

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