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ASOCIACIÓN DE MILITARES ESPAÑOLES (AME): «Carta abierta a los españoles y, especialmente, a los ciudadanos canarios»

Redacción

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El gobierno de Marruecos ha diseñado un vasto plan militar, diplomático y económico contra el Gobierno y el pueblo español.

Su objetivo final es extender su soberanía nacional a los territorios españoles de Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote y Melilla.

Esta celada o ardid tiene varias fases. La primera ha sido el apropiarse de las aguas territoriales canarias y ante este hecho el Gobierno español no ha realizado ninguna gestión diplomática en aras a restablecer la legalidad existente con anterioridad. La segunda fase está en marcha y se trata de trasladar a las tres islas de la provincia de Gran Canaria a un enorme número de marroquíes en perfectas condiciones físicas y en edad militar, es decir entre 18 y 30 años. Éstos son aquellos que llegan a las islas como inmigrantes ilegales y que no pueden ser devueltos a su tierra originaria debido a la pandemia.

En el decurso de este año han llegado 14.000 hombres jóvenes y fuertes. El flujo migratorio es incesante y la llegada sigue siendo masiva. Se pretende que este número de personas ascienda al dígito más elevado, hipotéticamente 40.000 hombres. A los que se sumarían, los marroquí­es ya asentados en las tres islas mencionadas.

Estas personas serían la quintacolumna que actuaría, militarmente, desde el interior del territorio español. Nuestro genuflexo gobierno los está alojando en hoteles de lujo para no incomodar al gobierno marroquí.

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A todos estos miles de marroquíes, se podrían agregar musulmanes de otras nacionalidades también residentes en el territorio canario. Paralelamente, los Obispos canarios han divulgado una Carta Pastoral exhortando a la acogida de estas gentes porque son pobres y sufren hambre. Y según el criterio de estos Obispos, todo cristiano tiene la obligación teológica y espiritual de acoger en su tierra a los pobres y dar de comer a los hambrientos. Este punto constituye el elemento psicológico de la emotividad y trata de hacer ver a la población que los recién llegados, exclusivamente, huyen del hambre, la pobreza y las guerras fratricidas.

Es dudoso que la Iglesia Católica está involucrada en este plan, pero consciente o inconscientemente colabora y facilita los planes del gobierno marroquí. Los miembros del CNI son sabedores de, absolutamente, todo lo que ocurre en Canarias.

Sin embargo, Pablo Iglesias ha colocado a sus colaboradores en este organismo para entorpecer y obstaculizar sus actividades en defensa de España. Desde que miembros del partido podemos han formado parte del Gobierno español, su forma de obrar se ha orientado a debilitar y mermar los fondos que el Estado Español destina a nuestro Ejército.

Otro punto que esclarece el comportamiento alevoso y traidor de Pablo Iglesias es su solicitud para que la Legión Española sea disuelta.

Es decir, el cuerpo castrense más efectivo, entrenado y capacitado para una intervención bélica, se exige que desaparezca por el requerimiento de Pablo Iglesias. El mencionado miembro del Gobierno español se ha entrevistado en diversas oportunidades con el rey de Marruecos.

Uno de estos encuentros tuvo lugar en un palacio de su propiedad en las inmediaciones de París. Todos los datos aportados indican que Pablo Iglesias ha cometido un delito de lesa traición a España utilizando su puesto gubernativo y obra en connivencia con el gobierno de Marruecos para debilitar al Estado Español.

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Paralelamente, el gobierno de Marruecos ha conformado un formidable ejército y lo ha dotado de un armamento moderno, sofisticado y letal. El gobierno de Marruecos ha firmado pactos diplomáticos con el gobierno francés con la voluntad de que apoye sus designios de ampliación de su soberanía territorial.

También ha rubricado pactos de naturaleza económica para extraer las riquezas que hay en las aguas territoriales canarias de las que se ha apropiado. Hoy mismo ha tenido lugar, en la frontera entre Marruecos y Mauritania, un enfrentamiento bélico con miembros del Ejército saharaui.

Esta pugna otorga al gobierno de Marruecos la posibilidad de concentrar a un enorme número de militares en este punto geográfico que, curiosamente, está emplazado en las cercanías de las islas orientales canarias.

En síntesis, éstas son las directrices marroquíes cuya voluntad inequívoca es invadir las tres islas de la provincia de Gran Canaria y la ciudad autónoma de Melilla. Y mientras todos estos preocupantes hechos tienen lugar, el gobierno canario recibe con júbilo y algarabía a los inmigrantes ilegales marroquíes obrando con un infantilismo suicida y haciendo una negligente y criminal dejación de sus funciones.

En Madrid, tenemos a un presidente de Gobierno analfabeto funcional, alienado mentalmente y egolátrico que está incapacitado para gobernar. Por todo lo descrito, hago este llamamiento al pueblo español para que esté alerta y obre con energía, valentía y patriotismo en la magna obra de la defensa de la integridad territorial de ESPAÑA.

 

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España

Así funcionaba la sauna Adán, el prostíbulo más lucrativo del suegro de Sánchez: «Era una máquina de hacer dinero»

AGENCIAS

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Sabiniano Gómez, suegro del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y padre de Begoña Gómez, llegó a gestionar casi una veintena de locales que, aunque aparentaban ser saunas, en realidad, eran prostíbulos. Este periódico comparte un fragmento de un capítulo del libro «La Sagrada Familia» de Alejandro Entrambasaguas, donde se describen con detalle el interior y las actividades de la sauna Adán, la más rentable de la familia política del jefe del Ejecutivo.

Hay lugares donde el poder no se exhibe, sino que se esconde. Donde no hay discursos, sino miradas esquivas; donde no hay focos, sino rincones. Donde los apellidos se disuelven en la penumbra con la misma facilidad con la que se dejan en el perchero los escrúpulos. Allí, en ese vapor denso y cargado de anonimato, la moral no desaparece: se adapta. Se pliega. Se retuerce. Como una toalla húmeda al cuerpo. La sauna Adán, en pleno centro de Madrid, a escasos metros de la Gran Vía y no muy lejos del Congreso de los Diputados, es uno de esos espacios. En apariencia es un local más dentro del circuito de saunas para homosexuales que hay en la ciudad. Pero, en realidad, es mucho más. Es un punto de encuentro oscuro y decadente, una cápsula de penumbra donde convergen historias y estructuras de poder con una relevancia mucho mayor de lo que su fachada anodina podría sugerir.

​Lo que convierte a este lugar en una pieza clave del puzzle político no es su clientela, sino su propiedad. La sauna Adán pertenece a la familia de la esposa del presidente del Gobierno. En San Bernardo, al calor de un sótano húmedo, el suegro del presidente gana dinero —y no poco— con la prostitución encubierta de hombres. Hay dinero, silencio y complicidad. Durante meses, esta sauna no fue más que un apunte entre mis notas. Un nombre más, perdido entre otros datos marginales. Pero todo cambió cuando logré localizar a un cliente habitual. Lo llamaremos Eme. Su relato es simplemente un testimonio detallado, lúcido y desgarrador por momentos. Una descripción minuciosa del estado lamentable del establecimiento, una mezcla entre lo sórdido y lo insalubre, entre lo cutre y lo peligroso, pero también una radiografía del ecosistema que allí se cultiva. Un caldo turbio de deseo, poder, abandono y cinismo.

​Antes de sumergirse en los pasillos húmedos de la sauna conviene detenerse unos segundos en su fachada. Un cartel de neón verde, encendido día y noche durante años, proclamaba sin ambages la palabra sauna. Un anuncio luminoso que era, a la vez, invitación y advertencia. Un faro turbio para quienes sabían bien lo que iban a buscar. Dentro, olor a humedad antigua, desinfectante barato y cuerpos sudados. Una toalla áspera, unas chanclas de plástico combado y cinco euros bastaban para adentrarse en ese ecosistema sin preguntas, sin nombres, sin registro. Allí sobraba la vergüenza. Solo existían la piel, el silencio y la necesidad.

​A la izquierda estaba la zona de vestuarios: taquillas metálicas que parecían sacadas de un gimnasio abandonado. Cerraduras sueltas, metal rugoso de óxido, un suelo que era una charca disimulada con lejía. Sin música. Solo el eco de las chanclas y un olor espeso, agrio, que se quedaba en la garganta como un nudo. Dos caminos: escaleras hacia las habitaciones privadas y escaleras hacia el sótano, donde empezaba lo serio. Un pasillo largo, húmedo, sin ventilación. Suelo pegajoso. Paredes cubiertas de condensación y algo más. Bombillas colgando como heridas abiertas. Cubículos con colchones plastificados y mantas sucias. No eran camas. Eran superficies de uso, y el uso era evidente.

​Al fondo, duchas con agua intermitente y olor agrio. No sabías si estabas limpiándote o infectándote. Si entra Sanidad aquí, los mete a todos en la cárcel. Pero allí seguía. En funcionamiento. Con tráfico constante. Ese sótano era el secreto de una familia poderosa. Apenas cuatro o cinco chicos se movían por las instalaciones. Jóvenes delgados, cuerpos cuidados, piel morena. No eran visitantes. Eran parte del mobiliario. Se acercaban sin disimulo. Voz baja, tono neutro, mensaje claro: no había deseo. Había tarifas. Se tarifaban. Era una máquina de hacer dinero.

​Una barra servía cerveza caliente en un vaso de plástico blando. Una televisión sin volumen. Alrededor, chicos turnándose para acercarse. Algunos con sonrisa rápida, otros con ojos gastados. No había espontaneidad, pero todo parecía natural. Era un sistema silencioso y constante. Además de prostitución, allí se mueve droga. Cocaína a cincuenta euros el gramo. Sin disimulo, sin miedo, como si ofrecieran un caramelo. Una economía integrada en la humedad del local. La sauna ya no era sauna. Era una pequeña economía del subsuelo. Sexo, droga, compañía, evasión. Un engranaje funcional, sin fricción, sin sobresaltos.

​En 1984, el local fue escenario de una muerte terrible. Un hombre recibió una descarga que lo mató en el acto al tocar una caja de conexiones mal cerrada. El Tribunal Supremo ratificó la responsabilidad civil subsidiaria de Sabiniano Gómez. Pero el local siguió abierto. Dinero, vapor y silencio. Hoy, el local está cerrado. Pandemia, no ética. El cartel apagado no es la huella del tiempo, sino de una historia que alguien prefirió dejar así, a medio borrar. Porque mientras la familia de sus propietarios levantaba banderas por la igualdad, en San Bernardo se abría cada día un negocio donde la dignidad se alquilaba por minutos. La sauna Adán fue eso: una grieta en el relato. Un negocio discreto. Un sótano sin ventanas donde los cuerpos y el dinero cambiaban de manos. Y el poder, simplemente, miraba hacia otro lado.

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