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¿Y ahora qué? Lo malo fue a peor y la “magia” del número 210

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Tras lo visto el domingo en las urnas, volvemos a estar entre un nuevo “Parto de los montes” con los ratones del PSOE y Podemos más pequeños y otro “Día de la marmota” en el que no sabemos si esa alianza nos devolverá al invierno o al infierno democrático. Pero vamos por partes.

Con el interrogante que encabeza este título empezaba un artículo publicado al día siguiente de las elecciones del 20-D-15 http://desdeelcaballodelastendillas.blogspot.com/2015/12/y-ahora-que.html que supusieron para el Partido Popular de Mariano Rajoy la pérdida de más de 3’6 millones de votos -casi un 33’5% del electorado de la mayoría absoluta de 2011- y cerca de 1’5 el PSOE, que unidos a los casi 4’3 de cuatro años antes sumaron para los de Ferraz la nada despreciable pérdida de más de 5’7 millones de votos tras la derrota de Alfredo Pérez Rubalcaba y la primera de Pedro Sánchez -casi el 51% menos del resultado de José Luis Rodríguez en 2008-. Aquellos resultados demostraron la realidad de un endeble bipartidismo que empezaba a hacer aguas para iniciar un largo periodo de inestabilidad política que con su efecto secundario, el económico, complica la situación y aumenta la necesidad de una buena gestión que nunca hace la izquierda, como está pasando ahora.

Está claro que la repetición de elecciones no le salió bien al doctor Plagio cum Fraude, que se dejó más de 700.000 votos y tres escaños en el intento -aparte de 200 millones de euros de ese “dinero público que no es de nadie”, salvo de todos los españoles- pese al esperanzador anticipo de su amigo José Félix Tezanos que falló estrepitosamente en el pronóstico -a 300.000€ por “cocina” mensual-, pero no dimite porque “los resultados reflejan lo que en el momento de la consulta había y que los hechos posteriores hicieron cambiar”, o sea, como buen político y no digamos de izquierdas, “la culpa, del maestro armero” y a escurrir el bulto. Como también ha hecho el “magister” degenerado en “minister”, José Luis Ábalos: “Si ha habido elecciones es porque hubo otros que bloquearon que hubiera gobierno”, siempre “otros” para justificar el fracaso del mediocre.

Pero esta vez la pregunta parece haber tenido una respuesta en tiempo récord, que no convence ni a su potencial socio Arnaldo Otegui, que ayer decía a Sánchez que “se ahorre la llamada”. Poco más de veinticuatro horas después del escrutinio provisional de las urnas, el martes a mediodía, los “malavenidos” socios de la fallida legislatura anterior, Pedro y Pablo, escenificaban un “sentido” abrazo cual nuevos “Picapiedra-Mármol” que ni las buenas de Vilma o Betty dieran a sus respectivos en la conocida serie americana. Recordemos que Pedro Sánchez “Falconeti” repetía no hace mucho que “Ni Partido Popular ni populismo” y la semana pasada sentenciaba desde Moncloa que “Ni yo ni el 95% de los españoles dormiría tranquilo con Podemos en el Gobierno”, ante su portavoz oficioso, Antonio Ferreras, “informador” cabecilla de La SeCta TV de Jaime Roures, salvada de la quiebra por Soraya Sáenz de Santamaría -conviene no olvidar esto para entender algunas cosas-. ¿Qué caambió?

Pues bien, este personaje y Pablo Iglesias, su “socio preferente” despreciado repetidas veces en la minilegislatura anterior, aparecieron el martes anunciando un preacuerdo -importante este matiz de “preacuerdo”- de gobierno de coalición en el que el bolivariano ocuparía una vicepresidencia para complementar la de Economía que hace pocos días repartía a Nadia Calviño ¿Será para PabLenin la de asuntos políticos, la de asuntos sociales o ambas? Difícil convivencia de “vices” me parece, si se confirman, y terrible en cualquier caso el cometido del comunista y los suyos ante ese anuncio de “unir la experiencia del PSOE con la valentía de Unidas Podemos” que avanzó el de la coleta, henchido de incontrolada satisfacción y emoción, al borde de la lágrima, en ese “abrazo del oso” que forzó con el más falso entre los falsos personaje que haya detentado un cargo público. Y digo bien, detentado y no ostentado, que también, porque además de falso es el más chulo de la “profesión”.

Reseñable también la doble falsedad y traición del candidato socialista. Falsedad, porque nada más terminar la elecciones y conocerse el resultado, como digo provisional, manifestó que iniciaría “inmediatamente conversaciones con los líderes de los diferentes partidos políticos, excepto VOX” -algo que, pese a mis pocas simpatías por los líderes verdes, no es muy democrático-, pero no llamó a nadie más, pareciendo que ya lo tenía precocinado con el de Podemos -y puede que con algún otro-, porque es muy difícil asumir que en poco más de horas veinticuatro se haya podido llegar al acuerdo que fue “imposible” en meses de presuntas negociaciones fallidas antes y después del 28A. Y traición, porque se pasa por el “arco del triunfo” el Art. 99.1 de la Constitución que dice: “Después de cada renovación del Congreso de los Diputados -algo que, añado, no se ha completado- y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los Grupos políticos con representación parlamentaria y, a través del Presidente del Congreso -todavía tampoco designado/elegido-, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno”. Y no sólo no lo respeta, sino que envía al Rey a Cuba, en un innecesario y absurdo viaje que sólo se explica desde una turbia intención del personaje que aprovecha la ausencia para anunciar ya un gobierno con el que le quitaba el sueño hace una semana. De nuevo viene a cuento la conocida frase de Marcelo, el centinela de “Hamlet”, en la famosa tragedia de William Shakespeare: “algo huele mal en Dinamarca” -o en Moncloa- empleada cuando las cosas no están claras y se atisba una posible corrupción, que no siempre es económica. Algo que se torna aún más ilegítimo si consideramos que se hace entre dos partidos que perdieron cuota de voto y de escaños.

Como bien apuntó Pablo Casado “¿Para qué quería convocar elecciones?”, porque para este viaje no hacían falta alforjas ni gasto de fondos públicos. Salvo que el autoproclamado candidato a la presidencia tuviera dos planes, uno en el que subiera como le profetizaba su fiel Tezanos desde el Centro de Invenciones Sánchez permitiéndole plantear lo mismo, pero con más fuerza sobre el “socio” morado porque posiblemente hubieran sumado mayoría absoluta y otro, el actual, desde mi punto de vista mejor que el anterior aunque mucho más preocupante todavía, en el que invitaría a otros actores -seis más- que le ayudaron a llegar a su sueño de “reina por un día”, dejándose muchos pelos en la gatera, como nos tememos muchos. Puede que la clave de no haber querido ser investido tras las elecciones del 28-A esté en que no buscaba sólo la mayoría para eso, que la tenía de sobra en segunda vuelta sino, como le escuché la semana pasada en una charla del Aula Política del CEU a Juan Díez Nicolás, prestigioso sociólogo y fundador del CIS, entre otras cosas, los 210 diputados -3/5 del “hemicirco”- necesarios para cambiar la Constitución y erigirse Presidente de la Tercera República. Pero como eso no lo conseguía, probó suerte, anteponiendo sus intereses personales a los generales del estado, como ya ha demostrado no pocas veces este individuo sin principios.

Otro efecto de estas elecciones ha sido el monumental batacazo de Albert Rivera y Ciudadanos, que deja a 47 diputados y asesores sin empleo y sueldo y me retrotraen a cuatro años atrás: “Quo vadis, Ciudadanos?” http://desdeelcaballodelastendillas.blogspot.com/2016/04/quo-vadis-ciudadanos-por-antoniodltl.html.

En su favor, hay que decir que Rivera se apresuró a decir: “Estoy dispuesto a convocar a los órganos de decisión del partido, para que ellos que me eligieron, decidan sobre este partido” y el mismo lunes tuvo la honradez de anunciar su dimisión como presidente y su renuncia al escaño, algo que otros debieron haber hecho también, antes y ahora, como Santiago Abascal tras dejar a su partido en los exiguos 46.000 votos en toda España en las elecciones generales de 2016 o el propio Sánchez que sólo lo hizo cuando lo pillaran con el carrito del helado intentando adulterar una votación en la sede de Ferraz y se vio obligado a dejar su escaño ante la inminente abstención de la mayoría de su partido para que fuera investido Mariano Rajoy al que menos de dos años después embistió con los cuernos comunistas y nacionalseparatistas que le prestaron. Y, en este doloroso momento de Ciudadanos no puedo dejar de preguntarme ¿dónde están aquellos entusiastas palmeros de Rivera y todo lo que oliera a naranja desde 2014 al 18 que aplaudían entusiasmados desde esas tertulias de alcachofas granates en las que Federico J. Losantos y Pedro J. Ramírez, por citar a los más “notables”, se deshacían en halagos hacia Rivera y sus “aluvionados” y oportunistas comparsas? ¡Ah! que algunos se “tiñeron” de verde -o “azulearon” a medias, por si acaso-, ¡vaya!

En definitiva, se cumplió lo que algunos decíamos antes de las elecciones generales del 28A y de las autonómicas, municipales y europeas del 26Msobre que “votar a VOX era votar a Sánchez” por el efecto de la nefasta Ley D’ Hont y que recogió muy bien Ramón Pérez-Maura en su artículo en ABC “La derecha sin remedio” del viernes 8, desgraciadamente con el mismo eco que nuestras proclamas anteriores, volviéndose a comprobar que “en España las vísceras se anteponen a la razón”. Y van…

Termino mi reflexión sobre lo ocurrido con algo no tan pesimista como puede dejar a primera vista ese adelantado “gobierno Sanchestein”, que comparten algunos políticos sin duda más cualificados que yo en estas lides, como Rosa Díez y Alberto Núñez Feijóo, que opinan también que no está todo dicho todavía en este despropósito. Este último decía ayer que lo producido “es mucho más que un cambio de gobierno. Es una revolución política”, como también lo fue -añado- lo ocurrido aquel 14 de Marzo de 2004 permitiendo votar bajo los efectos del horrible atentado perpetrado precisamente para eso, cambiar de gobierno, a costa de 192 muertos y casi 2.000 heridos o mutilados.

Feijóo ha dicho también que “Es posible hacerlo de otra forma, porque si no la posturas se van a radicalizar” -y ya lo están bastante por no haber derogado a tiempo la triste ley de Memoria histórica- y en esa línea y, por supuesto, desde las premisas que ha puesto Teodoro García Egea, Secretario General del PP: “Abstención técnica, en ningún caso” porque “con un PSOE liderado por Pedro Sánchez no vamos a negociar nada”, que suscribo, y desde la evidencia de que “La última vez que se desbloqueó España fue un día en el que Pedro Sánchez dimitió”, llamó al PP de Casado a forzar una alianza entre los partidos constitucionalistas -los restos de Ciudadanos, el crecido VOX y algún otro pequeño-, junto a la parte buena del PSOE, o al menos con esa característica de respetar la Constitución, que vuelva a sacar de la escena a ese indigno secretario general -esta vez definitivamente- y plantearle al Rey -si lo dejan volver y cumplir el trámite del artículo 99.1 citado- su ofrecimiento de un gran pacto de Estado liderado por el PSOE con otra persona al frente, como también han propuesto Inés Arrimadas y Cayetana Álvarez de Toledo, que podrían sumar esos 210 diputados que decía antes -sólo PSOE, PP (tras la buena noticia de que el PNV pierde un escaño en Vizcaya en favor de los populares) y N+ serían 211-. Los efectos de alcanzar ese pacto y esa suma que permitiera los cambios urgentes que necesita España, empezando por el de la Ley Electoral -segunda vuelta y un 5% mínimo de representación a escala nacional, que pondría coto al abuso nacionalista y algo más que omito ahora- mejorarían sensiblemente el panorama político. Y si no se puede alcanzar ese pacto porque el PSOE no sea capaz de apartar al rey del plagio y la falsedad, que ponga a prueba a don Felipe VI ofreciéndole formar un Gobierno de transición incorporando personas de reconocido prestigio como vengo apuntando desde Enero de 2016, para lo que tiene que moverse bien y rápido.

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Alberto Núñez “Fiascóo” menos falacias y más respeto a la ley y al ciudadano

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La ejecutoria de tus predecesores, la tuya y la de los partidos de derechas, así como tus intervenciones con motivo de tu investidura como candidato a la presidencia del gobierno, además de expulsar electores a las filas de la abstención requieren un apretado análisis para informar a la opinión pública, a la que dices respetar.

Las manifestaciones de Aznar sobre hablar catalán en familia y el papel de Rajoy en el referéndum de independencia de Cataluña del 1 de octubre 2017, suponen un gravoso lastre en tu infructuoso intento de llegar a la Moncloa: debes tener más entendederas para no llevarlos de “teloneros” a tus mítines.

Recientemente, pese a que tu partido se opone al uso de lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados, Borja Sémper, con tu autorización, tuvo una reciente y lamentable intervención en euskera en el Congreso de los Diputados, congruente con tu política lingüística al frente de la Junta de Galicia: provoca auténtica alarma lo que posiblemente harás con la propuesta en el Senado sobre el uso de lenguas cooficiales.

El pasado 12/09/2023, antes de tu investidura como candidato a la presidencia del gobierno, has reconocido que ha habido contactos entre el PP y el partido de Puigdemont con la siguiente frase “Junts – partido que lidera el prófugo de la Justicia – ha querido hablar con nosotros y nosotros hemos escuchado sus planteamientos” teniendo la desfachatez de criticar a quienes hacen lo mismo.

Tu aparición en el patio del Congreso de los Diputados el pasado 26/09/2023 para asistir al pleno de tu investidura como candidato a la presidencia del gobierno constituyó todo un número, seguido por una corte de notables estómagos agradecidos y flanqueado por Cuca, deplorable charlatana sin auditorio, y Elías Bendodo, experto desorganizador.

En la perorata de tu investidura como candidato a la presidencia del gobierno has manifestado “preservo en mi ideario las reiteradas ocasiones en las que, a lo largo de mi vida, prometí guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado” agregando que tienes principios, límites y palabra.

La realidad es que tus principios son como los de Groucho Marx dirigiéndose a otra persona “estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros”.

Tus límites y tu palabra están al margen de la ley como demuestra el incumplimiento de la palabra que empeñaste en la toma de posesión de los cargos que, en el PP, Junta de Galicia y en la Administración Central has ocupado desde 1991 que vives del erario público permitiendo que los alcaldes que dependían de ti vulnerasen el Artículo 21.1 de nuestra vigente Carta Magna que establece “Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa”. Es decir que los organizadores o promotores de cualquier acto en la vía pública, incluidos los religiosos, tienen vedada la solicitud de autorización alguna para ejercer el derecho de reunión pacífica y sin armas en la vía pública.

Desde el 2 de abril de 2022 que fuiste elegido presidente del Partido Popular, cargo al que el 24 de mayo de 2022 sumas el de senador por designación del Parlamento de Galicia, creyendo poder mantener contigo una correspondencia racional, te he dirigido numerosos escritos exhortándote a que exijas a los alcaldes del PP que cumplan la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del derecho de reunión, en la tramitación de actos religiosos en la vía pública, obsequiándome con un displicente silencio que te devuelvo con mi desprecio a través de estas líneas, lo que constituye un caso indiscutible de enajenación mental que te obliga a visitar a un psiquiatra.

Dices que te debes a más de ocho millones de compatriotas, en su mayoría católicos con los que no solo no tienes nada en común sino que, en lugar de representarles les discriminas respecto a otros colectivos que realizan actos en la vía pública sin “solicitar autorización a nadie” sino “comunicándolos a la Delegación del Gobierno” transgrediendo con ello el Artículo 14 de nuestra Constitución que determina “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.

Se te llena la boca cuando hablas de democracia y te comportas como un auténtico sátrapa, mintiendo a los españoles y a tí mismo.

Ignoras que el vocablo “Euzkadi” al que aludes, es el neologismo creado por Sabino Arana, padre del nacionalismo vasco, para referirse a la patria vasca, siendo aconsejable que omitas el vocablo para no descubrir tu nacionalismo gallego que demostraste con creces desde tu cargo de presidente de la Junta de Galicia.

Dices también que “España vive un deterioro institucional sin precedentes con riesgo de agravarse todavía más” siendo escandaloso que hables como si te considerases ajeno al problema.

En cuanto a tus menciones a la Economía, tu experiencia al frente de la Junta de Galicia no te aporta aval alguno.

En el año 82 y en el 86 votaste al PSOE y ahora porfías con él por un cargo que tus hechos demuestran que no mereces, revelando una voluntad mudable que te descalifica.

No tienes motivo para lamentarte, has recogido lo que has sembrado con tus hechos.

Es indiscutible que tu proceder es incompatible con mentes racionales y sensatas, desaparece del escenario político, no tienes más alternativas.

Efrén Díaz Casal

Coronel de Infantería (R)

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Miente Albares, mal despertar catalán y desprecio al euskera. Por Jesús Salamanca Alonso

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«Albares insistió en la necesidad de que fuera el catalán la primera con la que experimentar, quedando desplazados el euskera y el gallego. Albares mintió y hoy siguen vetadas las tres»

La mentira forma parte del ADN del presidente del Gobierno español. Paulatinamente se ha ido extendiendo por todos los miembros de su gabinete, que mienten ya tanto como hablan. Ejemplo de ello han sido la propia ‘portacoz’ (Isabel Rodríguez), el falseador ministro Grande Marlasca, el ridículo Félix Bolaños, alias «Okupa del Dos de Mayo» y ahora, ayer para ser más exacto, el ministro de exteriores, José Manuel Albares. Muy diplomático, pero muy torpe y dañino en la exposición. Este último individuo ha falseado los datos sobre la notificación a la Comisión Europea para que el catalán sea considerado como idioma reconocido en las instituciones de la UE; se centró en el catalán, no sin antes hacer la peineta al gallego y al euskera: estos dos últimos no suman para mantenerse en el poder, además de ser excesivamente minoritarios.

Y es que, cuando expuso que sería la lengua catalana la primera con la que experimentaría el Parlamento Europeo, olvidó y mintió con datos. Los miembros de la Comisión pretendían que fuera el euskera la lengua que en primer lugar se utilizara para la experimentación, estudio e informe. Y, de hecho, era lo que apoyaban casi todos los miembros presentes, pero el ministro Albares insistió en la necesidad de que fuera el catalán la primera con la que se experimentara; de ahí que quedaran aplazadas y desplazadas el euskera y el gallego para dar prioridad al idioma de los condados catalanes, que no reinos ni países. Es más, las tres lenguas iban a ser rechazadas y vetadas por al menos 17 miembros, pero todo quedó aplazado. Hoy hemos sabido que seguirán vetadas las tres.  

Albares debería dar explicaciones más concretas, sin tapujos ni mentiras. Tenía el encargo del presidente Sánchez de que el catalán fuera admitido y, si no, ninguna. En la Comisión se inclinaban por el euskera ya que apenas lo dominan los propios vascos y no llegan a 400.000 quienes lo dominan a la perfección, otra cuestión es que lo chapurreen. De los 760.000 nativos apenas lo hablan 395.000 personas con competencia plena. Según una encuesta sociolingüística, «el 25,7% de la población habla euskera en una u otra medida (el 10,3% más habitualmente que en castellano/francés, el 6,2% en una proporción similar y el 9,2% lo utiliza, aunque con menor frecuencia que el francés o el castellano».

Quienes se consideran «euskaldunes», hablan el euskera el 43%, según datos de 2021, mientras que en 2011 apenas llegaba al 34%. En ello ha influido mucho el sistema educativo vasco, aunque olvida otras cuestiones de base que, no tardando, le van a crear los mismos problemas que ahora crea el catalán; no olvidemos que, al finalizar los estudios universitarios en Cataluña, son cientos de estudiantes catalanes los que acuden a vivir un año a Madrid para perfeccionar el castellano, sobre todo si son potenciales opositores a la Función Pública. Apenas un 13% de familias vascas reconocen que en casa se habla euskera.

«El sistema educativo catalán nos corta de raíz las aspiraciones futuras porque es muy restrictivo y simplificado. Solo se centra en Cataluña, como si fuera el ombligo del mundo, pero miles de estudiantes catalanes, incluso universitarios, se las ven y se las desean para situar Cáceres, Zamora u Orense en un mapa mudo», decía un alumno catalán, licenciado en Derecho, además de titulado en Ingeniería de Telecomunicaciones.

Razón tenían los miembros de la Comisión Europea, pues el euskera era mejor idioma para la práctica inicial que el catalán. Este último lo entiende el 94,2% y lo habla el 81%. Dos millones de personas tienen el catalán como lengua madre. El porcentaje de quienes tienen el castellano como lengua madre ha bajado (era el 55,4% hace unos años) y ahora es el 53,7%. Podríamos aportar infinidad de datos, sobre todo la presión de ciertos sectores que se niegan a hablar en castellano porque lo consideran «una pérdida de tiempo». A nadie sorprende que en el manifiesto Koiné, que intelectuales y lingüistas presentaron en 2016 alertando de los riesgos del bilingüismo «y con la petición tácita de que el catalán fuese la única lengua oficial». Con ello alertaban de cómo el castellano estaba comiendo terreno al catalán y el riesgo clave podía ser la desaparición de ese frente a la lengua de Cervantes.

Se mire por donde se mire, el catalanismo visceral no ha perdido sus complejos de inferioridad respecto al castellano: se sienten invadidos, aculturados y defraudados. No por casualidad hablaban de aquel «España nos engaña», cuando es Cataluña quien ha engañado a España desde tiempo inmemorial. Hoy son más de 87.000M de euros la deuda que Cataluña tiene con España por las subvenciones del FLA. Y si hablamos de la deuda histórica catalana con España, entonces nos vamos a algo más de TRES BILLONES de euros.

¿Alguien se cree que ese no es el motivo de que el independentismo repita lo de la condenación de su deuda? Pues lo es, saben de su desastre de gestión y del alto grado de corrupción en Cataluña,  como saben que Madrid ya ha superado hace tiempo a Cataluña en porcentaje de pymes, a la vez que cuenta la que fuera alcaldía de Carlos III con un futuro más despejado, brillante, acogedor y atractivo para la población de España y cualquier multinacional. Y además en Madrid se pagan 16 impuestos menos que en Cataluña.

Hoy, desde el punto de vista económico, Cataluña está casi hundida y fundida. Lograda su independencia, su actual tasa de paro (8,4%) pasaría a ser del 36%, según Datosmacro.com Si miramos los datos: el paro de menores de 24 años ya sobrepasa el 19,8% y el de menores de 20 años está en 2023 en el 30,4%, llegando al 34,3% entre las mujeres. Vamos, que Cataluña está que lo tira. El abandono de sus políticos, más preocupados de su enriquecimiento particular que de lo general, ha llevado a una situación caótica; de ahí lo de pedir dinero al Estado, siempre en perjuicio del resto de Comunidades Autónomas y a su costa.  ¿Y España nos roba? La certeza es la contraria: Cataluña nos roba a todo el Estado y lo lleva haciendo décadas. Lo hace de forma permanente e insaciable. Los independentistas se pueden marchar, pero Cataluña se queda.

¿Entienden ahora el cabreo generalizado de los políticos vascos? ¿Entienden que Íñigo Urkullu esté harto de que el euskera sea relegado y ninguneado por el Gobierno de Sánchez? Precisamente Urkullu ha anunciado que los votos del PNV no los tiene asegurados Sánchez, por mucho que lo piense. Hasta Andoni Ortuzar ha cambiado el rabo, aunque Esteban empiece a sembrar dudas tras la intervención de Feijóo poniendo negro sobre blanco el hecho de que EH Bildu los come terreno día a día y en las próximas elecciones los «recogenueces» del PNV pueden quedar en el País Vasco como segundones. A esas banderillas negras, ni Esteban ni el PNV han sabido reaccionar. Sánchez los necesita, pero los desprecia. ¿Acabarán esos votos en la cesta de Feijóo cuando vean pelar las barbas del vecino? La última encuesta para el País Vasco no da ninguna alcaldía de las tres grandes ciudades al PNV, ninguna diputación, pierde 16 grandes poblaciones y una riada de votos y de expectativas. La fuerte ascensión de EH Bildu deja noqueado al PNV y a Otegi como Lehendakari. Las lágrimas inundarán su torpeza, indecencia y corrupción de lustros.

Lo que parece que ha quedado claro es que Felipe VI no encargará presuntamente la investidura a Pedro Sánchez. Sería torpeza por su parte y alta traición contra el Estado. Las provocaciones a las que le sometió Sánchez en Zarzuela y los desprecios que ha recibido a lo largo de esta legislatura le han llevado a tomar una decisión que él va a saber responder con entereza, equilibrio, responsabilidad y diligencia, como así ha declarado. Si lo hace así, el pueblo se lo premiará, y si decide presentar al mentiroso y felón a investidura, la ciudanía se lo reprochará, además de quedar como el pusilánime del siglo y el tonto útil para el sanchismo proterrorista.

Ya saltan las ranas dentro de SUMAR PLUS y las prostitutas de Tito Berni se vienen arriba y se echan al monte. En el Congreso solo quedan dos «diputeros» del Ramsés: uno como diputado raso y otro dedicado a insultar a los periodistas valientes, pero pronto formarán batallón. Aún son simples reclutas. La noche madrileña también sirve para eso.

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Ha desaparecido el PSOE. Por Jesús Salamanca Alonso

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«Otro de los peligros del Calígula de Moncloa es que ha cortado todo tipo de debate en el PSOE. Nadie se mueve en la foto y se da culto al dios corrompido».

 

La vieja guardia del PSOE está que muerde y alguno de sus miembros no ha dudado en criticar con suficientes argumentos la intervención del diputado de Valladolid y exalcalde pucelano para suerte de la ciudadanía.  En las redes no faltan gruesos adjetivos, pero casi siempre destaca el de «macarra», «acomplejado», «resentido». «soberbio», «insultador», «patoso» y «despreciable». Todos ellos le retratan fielmente y son el espejo en el que se ha mirado estos años pasados en Valladolid; una ciudad que ha quedado como ha quedado: gris, desordenada y con un nivel de movilidad desastroso. La verdad es que nunca tan pocos hicieron tanto daño.

Tal vez el más duro de esa vieja guardia ha sido el expresidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina. Y no le van a la zaga Alfonso Guerra, Corcuera, Felipe González, García-Paje o la expulsada recientemente de la vicepresidencia del Gobierno «Frankenstein I». Pero hay más, muchos más. La conversación en los bares en Valladolid destaca que «¡Sánchez ha cogido al más tonto del pueblo para que dé la cara ante su cobardía!» Tal vez de ahí venga el comentario de que «Feijóo ya intimida al mentiroso y enfangado Sánchez». A la ciudadanía de Pucela, nadie le va a explicar aventuras y andanzas nocturnas del ya exalcalde; allá cada uno con su vida, su dinero y su imagen. De lo que no hay duda es de que hubiera sido el personaje o tonto útil ideal para formar parte de la banda de Tito Berni.

«Me dio asco» ver en TV a Óscar Puente ante la degeneración e imagen que proyecta del «socialismo en el que yo milité», Leguina dixit. Opinión no muy alejada de la que ya tienen muchos otros compañeros socialistas. El «macarra» Puente dejó la imagen de Valladolid por los suelos, a la vez que él se revolcaba en el fango y la porquería del albañal en que se ha convertido el Congreso de los Diputados, otrora compuesto también por un sector de «diputeros/as» en el grupo socialista. Sus palabras hicieron que la ciudadanía vallisoletana quedara como el pardillo de turno y el cazurro del momento. Valladolid no debería salir a escena por «mendrugos» y gaznápiros como éste. Pido a Dios que nunca le nombren ministro porque no dudará en incendiar Roma para echar la culpa a los cristianos. ¿Acaso no pedían un muerto los independentistas y Puigdemont para echar la culpa a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, en aquella triste jornada del 1-O?

En bares, cafetería y centros de ocio recibió improperios de todo tipo, pero muy alejados de guapo y bonito. Me apena la vergüenza que pudieron sentir sus familiares más allegados al escucharle esputar en vez de hablar y debatir. Lo suyo es engorilar al personal y amarranar lo que toca. Él es así, es su sino. Hace tiempo que en Pucela lo tildaron cariñosamente con los sobrenombres de «Osobuco» y «Orangu», que le viene como anillo al dedo. Gracias a él, le PSOE ha desaparecido tras las enseñanzas proyectadas por el miserable Sánchez. Es de su escuela y así lo ha demostrado, pero no tardarán en prescindir de él dado que no resuelve nada, pero crea problemas innecesarios. Su soberbia le pierde, como bien sabe Alvise Pérez.

Pero, tranquilos, porque no tardarán en relegarlo. No da más de sí. Ha ido en listas solo para enfangar el Congreso, hacer el trabajo sucio, tirar la piedra escondiendo la mano y completar la noche madrileña. Pretendía «engorilar» a los suyos y lo consiguió. Sin duda, la más engorilada era María Jesús Montero, que no entendió nada de nada, como de costumbre, y ya se sabe que donde no hay mata, no hay patata. Me gustaría verla usar los pinganillos porque tiene que ser todo un espectáculo circense. ¿Sabrá que son uno para cada oído?

«¿Cómo puede representar este tipo al PSOE?», vuelve a repetir Leguina. Parece que el problema de los socialistas es que «el PSOE ha desaparecido». Incluso el expresidente va más allá al reprochar al mentiroso y felón, Pedro Sánchez, que sea incapaz de enfrentarse con las bases de su partido sanchista y machista; tal vez solo vea degeneración y cesarismo a su alrededor.  Si la pitonisa, Felisa, dijo que su final estaría lleno de sangre, ya puede ir cuidándose de ellas (las bases) y de sus propias decisiones. Eso de «meterse en la cama con Bildu», «estar en manos de unos separatistas», «buscar los favores de golpistas», «concordar con corrompidos fugitivos» y «amamantarse con comunistas» es muy peligroso. Solo su torpeza puede haber hecho que llegue hasta aquí.

Otro de los peligros del Calígula de Moncloa o del Stalin que desplumó a la gallina es que ha cortado todo tipo de debate en el PSOE. Nadie se mueve en la foto. Cultiva el culto al «dios corrompido» y maneja los hilos de Ferraz como cualquier sátrapa que no dormía sin espada en la mano. «Conozco mucha gente joven que son socialistas y no están con estas chapuzas sanchistas, (…) sólo se puede hablar fuera del partido, dentro no hay discusiones, las ha eliminado de los estatutos», insiste Joaquín Leguina.

Y si ha desaparecido aquel PSOE que era de fiar y que tenía don de Gobierno, también ha desaparecido la formación de Podemos, a quien Yoli «cohete» no quiere tener cerca. Huye de sus cinco representantes actualmente en «Sumar Plus». Yolanda Díaz ha dado orden de que no reciban ni agua para que se marchen, sea por sed, inanición o desprecio. Y ahí precisamente está el otro peligro. Hasta Sánchez puede encontrarse que los cinco podemitas le niegan el voto de investidura, si es que Felipe VI llega a encargársela, que yo tengo mis dudas. Antes o después, Podemos se vengará y encontrará el momento en que más daño pueda hacer. Socialismo y comunismo son primos carnales, pero se odian a muerte con un odio africano.

Para la presunta investidura de Sánchez, éste no tiene apoyos todavía. Se lo niegan los mismos que no irán a ver a Felipe VI a Zarzuela. Y si no hay constancia personal, doy fe de que no habrá propuesta de investidura; máxime, tras las presiones del ámbito Judicial y de miembros del Constitucional respecto al no a la amnistía. La Comisión Europea también le ha advertido que juega mal las cartas y que el comunismo sigue condenado en Europa.

Sánchez se puede quedar con un palmo de narices en los próximos días, sobre todo tras el rifi-rafe acaecido en Zarzuela entre el rey y él. Las amenazas de Sánchez no han gustado en la Judicatura y tampoco en el propio PSOE, menos aún en la presidencia de la UE.

De momento, Felipe VI va a hacer pasar al felón ante las «horcas caudinas» del desfile del 12 de octubre y la fuerte concentración del desprecio a Sánchez por parte del pueblo español. Y, ojo, que Podemos tiene la espada levantada contra Yolanda y contra el felón «horroris causa».

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Estos son los políticos que no merecemos. Por el Coronel de Infantería Efrén Díaz Casal

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Es evidente que la situación que los españoles atravesamos, difícilmente asumible, no es la más deseada.

Para explicar sus causas tenemos que acudir al auxilio de nuestra vigente Constitución que proclama que España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, y al diccionario de la Real Academia Española, que define la democracia como un sistema político en el que la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes.

El juramento o promesa de los políticos en la toma de posesión de sus cargos está en consonancia con lo dispuesto por el Artículo 6 de nuestra Constitución proclamando que el ejercicio de su actividad es libre dentro del respeto a la Constitución y a la ley.

Una vez lograda la victoria electoral, al tomar posesión de sus cargos, los políticos “juran o prometen guardar y hacer guardar fielmente la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico, lealtad a la Corona y cumplir los deberes de sus cargos”, juramento o promesa que queda arrumbada en el olvido al terminar el acto pues no son pocos los ejemplos al respecto en cualesquiera políticos sin distinción de ideología.

Cuando los políticos están en la oposición actúan de forma opuesta a cuando están en el Poder: en todo caso, cuando están en el poder confunden democracia con dictadura haciendo lo que se les antoja olvidándose de las promesas que hicieron en la campaña electoral y convirtiendo la mentira en su acción de gobierno, emulando a su homólogo nazi Joseph Goebbels “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”.

La mentira, práctica que tradicionalmente la opinión pública relaciona con la profesión política, se cifra en:

  • Su desfachatez en la toma de posesión de sus cargos jurando y perjurando que cumplen la Constitución y la ley.
  • Su pasividad ante el secesionismo.
  • La reducción de los recursos hídricos debido a la carencia de embalses porque el coste para su construcción se emplea en gilipolleces como el empleo de lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados, amenazadoras de la indisoluble unidad de la Nación española.
  • Ocultar a la opinión pública la gravedad de nuestra situación política y económica.
  • La corrupción de algunos políticos no siempre sancionada por los tribunales demostrando con ello su falta de soberanía, independencia e integridad.
  • Ocultar a la opinión pública los intereses de los políticos.
  • Falsear las cuentas públicas.
  • Ocultar los casos de corrupción.
  • Ocultar los datos del paro, la violencia contra la mujer y la preocupación por la creciente disminución del poder adquisitivo.

La lista resulta interminable, lo que aconseja desistir continuarla para no cansar al lector.

Estos políticos que no merecemos, nunca están disponibles para que los ciudadanos nos dirijamos a ellos para exponerles una cuestión sobre cualquier asunto por importante que sea, incluido el acatamiento por los organismos y entidades públicas y privadas de una Ley Orgánica: no saben, no contestan.

No se equivocó el político alemán Otto Von Bismarck cuando dijo que “la nación más fuerte del mundo es sin duda España. Siempre ha intentado autodestruirse y nunca lo ha conseguido. El día que dejen de intentarlo, volverán a ser la vanguardia del mundo”.

Esperemos que la situación descrita y sus culpables desaparezcan lo antes posible de nuestro escenario.

Efrén Díaz Casal

Coronel de Infantería (R)

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