La Organización Mundial para la Salud (OMS) ha hecho un llamamiento a los gobiernos de las grandes potencias internacionales para que no recurran de forma sistemática a los confinamientos para combatir el coronavirus. Una herramienta que España ha puesto en marcha en más de una decena de ciudades en las últimas semanas, como en Madrid, con polémica incluída con la presidenta de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso.

El encargado de la OMS para la pandemia en Europa, David Nabarro, ha explicado que aislar a las personas solo es recomendable cuando sirva para “reorganizar, reagrupar, reequilibrar los recursos y proteger a los trabajadores de la salud que están agotados” pero no de manera recurrente.

“Apelamos a todos los líderes mundiales: dejen de usar el confinamiento como su principal método de control”, ha remarcado el experto en epidemiología durante una entrevista con la revista británica The Spectator.

España utiliza los confinamientos para frenar la curva de contagios

La posición de la Organización Mundial de la Salud pone en entredicho la estrategia que ha adoptado el Gobierno de Pedro Sánchez en los últimos días. Su última decisión ha sido decretar el estado de alarma en la Comunidad de Madrid para garantizar el cierre perimetral de la capital española y evitar que la enfermedad se propague por todo el país.

Nabarro ha señalado que esta herramienta debe ser el último recurso al que deben acudir los países, ya que tiene un fuerte impacto en la sociedad, aumentando la brecha de desigualdad entre distintos colectivos.

“TIENE UNA CONSECUENCIA QUE NUNCA HAY QUE MENOSPRECIAR Y ES HACER QUE LA GENTE POBRE SEA MUCHO MÁS POBRE», HA AGREGADO.

Sus declaraciones son un espaldarazo a las posiciones que han defendido en los últimos días varios miembros de la comunidad científica. Más de 6.000 expertos firmaron la Gran Declaración de Barrington, un movimiento para frenar los confinamientos y sus consecuencias en las personas más vulnerables de la sociedad.

La misiva alerta de los “daños irreparables” que puede provocar un aislamiento de la sociedad en los grupos poblacionales más perjudicados. Además de la comunidad científica, decenas de miles de ciudadanos han mostrado su apoyo con la iniciativa.

“Nosotros, en la Organización Mundial de la Salud, no abogamos por los encierros como el principal medio de control de este virus», ha recalcado Nabarro