Los legionarios fueron fundamentales

Los legionarios fueron fundamentales para evitar que Ceuta sufriera una invasión aún mayor ante la incapacidad de Fernando Grande-Marlaska, ministro de Interior, de controlar la situación en la ciudad autónoma. Fue el lunes cuando miles de inmigrantes ilegales, con la complicidad de Marruecos, que permitió que cruzaran su valla, invadieron Ceuta superando por completo a las FCSE españolas, que se vieron desbordados ante la avalancha de marroquíes que entraban en territorio español.

La incapacidad de Fernando Grande-Marlaska para reaccionar y actuar a tiempo, obligó al Ejército a actuar. El Ministerio de Defensa rescató a un Marlaska bloqueado ordenando el despliegue de la Legión en la frontera con Ceuta para frenar una entrada de inmigrantes ilegales que de no haber sido por los legionarios, habría sido todavía mayor.

Fuentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil reconocen que de no haber sido por el Ejército y en especial por los legionarios, «nos habrían pasado por encima». Los legionarios, al recibir la orden de proteger la frontera con España, se prepararon para una jornada agotadora que solo ellos, con su entrenamiento, pueden soportar sin excesivos apuros.

Así lo refleja un comentario de uno de ellos a el diario El Mundo: «Estos se creen que me voy a cansar antes que ellos. No saben que hasta que mi sargento no me dé órdenes de retirarme, yo puedo estar aquí tres días sin comer ni beber hasta que bajen de ahí».

Con esa mentalidad legionaria, en un par de horas del martes el Ejército se hizo con el control de la situación que antes había sido el caos total por la falta de medios policiales. Si hay un ganador a este lado de la crisis, ha sido la gestión del ministerio de Defensa y su proyección sobre la frontera: la Legión y los regulares. Desplegados a lo largo de la plaza, con sus blindados junto a la valla, marcaron el terreno, dividieron a los jóvenes recién llegados del agua en pequeños grupos, comenzaron a devolver a aquellos que venían de la ciudad, evacuaron con sus vehículos a adolescentes para ser atendidos por Cruz Roja y permitieron a policía y Guardia Civil hacer su trabajo con cierta calma.

Algunos policías antidisturbios, en la misma playa, admitían que la ayuda llegó tarde, pero cuando llegó fue decisiva: “Los que somos de aquí de Ceuta sabemos el respeto que los marroquíes tienen a la Legión. Ha sido ver sus uniformes y acabarse la rebelión“, decía uno con horas de fatiga en el rostro. Un cabo primero se explica: “Lo nuestro es la guerra, no la gestión migratoria, pero estamos para lo que se nos necesite, como si es la pandemia, un incendio o cualquier cosa”.

“Si no es por ellos nos hubieran pasado por encima”, asegura otro agente, ya más relajado tras recibir los refuerzos en ferry desde la península. Después de este despliegue, que continuó en la valla fronteriza a lo largo de todo su perímetro, los jóvenes marroquíes ya no pudieron entrar en Ceuta, a pesar de que lo intentaron durante toda la madrugada en grupos de un centenar, a veces por varios lados a la vez. Policías, militares y guardias civiles fueron sellando grietas en las partes más vulnerables del vallado, aquellas antiguas que todavía son escalables.

Gracias a los legionarios, Ceuta pudo ser protegida. Se evitó una invasión que tenía mucha similitud con la marcha verde.