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La división de la derecha da el primer triunfo a la izquierda en el Congreso

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MD.- Si algo ha dejado claro la constitución de las cortes es que las luchas intestinas del centro derecha supondrán el mayor balón de oxígeno para Pedro Sánchez en los meses venideros. Y es que, la división de PP, Vox y Ciudadanos, ha hecho posible que la izquierda se haya hecho hoy con seis de los nueve puestos de la cámara.

Los populares habían propuesto a Abascal y a Arrimadas repartirse cuatro de esos puestos: dos para ellos, uno para los verdes, y otro para los naranjas, pero Vox se ha negado a ese reparto al entender que les correspondían, de entrada, dos, y no uno, como les planteaba el negociador del PP, Teodoro García Egea. Conforme se iban sucediendo las distintas votaciones, los socialistas y sus socios de Podemos se frotaban las manos al ver cómo transcurría la sesión y cómo se hacían con un hueco más en el órgano que rige los trabajos de la cámara.

Al descubrirse las cartas, han quedado al descubierto, además, las maniobras de los partidos: las del PSOE, que había clamado en días anteriores por tejer en torno a Vox un cordón sanitario y que hoy ha hecho posible, en parte, que los verdes consiguieran colarse en la mesa del Congreso.

Los socialistas han preferido garantizarse la vicepresidencia primera de la cámara, a ceder votos a otros partidos para excluir a los de Abascal, y dejar ese puesto al PP. Pero también ha quedado al descubierto el juego de Vox, que ha votado en segunda vuelta a Ana Pastor a la presidencia del Congreso con la excusa de que no saliera Meritxell Batet, cuando sabía que sus votos y los de los populares no eran suficientes para conseguirlo. Y ello les ha servido para poner el grito en el cielo cuando el PP no les ha respaldado para conseguir una de las vicesecretarías de la cámara.

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Finalizada la sesión llegaba el turno de los reproches. Pablo Casado acusaba a Vox de alimentar el victimismo y de presentarse como víctima de un cordón sanitario que ellos han aplicado a Ciudadanos. Y desde la formación verde, Iván Espinosa de los Monteros aseguraba que el PP no es un partido fiable, y auguraba que pondrán todas las trabas posibles a las comunidades y ayuntamientos gobernados por los populares.

Lo que está claro es que Vox ha cobrado el peaje a Ciudadanos, que la semana pasada votó en el Ayuntamiento de Madrid a favor de la reprobación del portavoz de los verdes, Ortega-Smith. La venganza es un plato que se sirve frío.

Lo que habrá que ver es si esta división visceral del centro-derecha se repite durante toda la legislatura o es un hecho aislado. Si es una constante, será, dicen en el PP, un salvavidas para Pedro Sánchez.

Pero los populares no están dispuestos a ser el centro de las críticas del partido de Abascal. Hasta aquí han llegado y, si se atreven, piensan, que dejen de apoyar al PP en Comunidades y Ayuntamientos para hacer posible que la izquierda recupere esas plazas.

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Así nos ven desde fuera: el sucio traidor de Feijóo y sus adláteres son reconocidos por lo que son

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Escándalo en España: El PP se unió al socialismo y votó a favor de darle la ciudadanía a 500.000 inmigrantes ilegales de África

El PP, el PSOE y todos los partidos de izquierda se unieron para votar a favor de la regularización de medio millón de inmigrantes que ingresaron de manera ilegal en la última década.

El Partido Popular (PP), una suerte de Juntos por el Cambio en España, ha vuelto a traicionar a su base de votantes y decidió unirse con la extrema izquierda para regularizar y otorgarle la ciudadanía a más de 500.000 inmigrantes ilegales que arribaron al país desde África o Medio Oriente.

Si bien la ley todavía no ha sido aprobada, más bien solo se ha aprobado el tratamiento del mismo en el Parlamento, el PP sienta un peligroso precedente y ha anticipada que busca volver a votar de la misma manera en el recinto una vez que se modifiquen algunos aspectos del proyecto de ley.

De hecho, todos los partidos en el Parlamento han votado a favor del tratamiento y aprobarán pronto la ley, con la única excepción de los legisladores de VOX, que se opuso de cuajo contra la ley que le agregaría más de 500.000 votos en todo el país a la izquierda.

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Según la diputada del PP, Sofía Acedo, fue Cáritas, la organización benéfica de la Iglesia Católica, que hizo lobby para que dicha legislación sea aprobada, a pesar de que dentro de ese medio millón de personas hay prácticamente una totalidad de árabes musulmanes.

Por su parte, la socialista Elisa Garrido ha trasladado que el PSOE votará a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el “respeto” que merece darle participación directa en la política a quienes viven en España, y que creen que es necesario “seguir avanzando en mecanismos que garanticen procesos seguros de inmigración”.

Por su parte, la diputada de VOX Rocío De Meer ha indicado de nuevo que la formación liderada por Santiago Abascal rechaza la medidaQueremos que España siga siendo España, no Marruecos, ni Argelia, ni Nigeria, ni Senegal. Y esto no es odio ni es xenofobia, ni racismo, es puro sentido común“.

En España se han llevado a cabo seis regularizaciones extraordinarias de inmigrantes en toda su historia. Entre 1991 y 1992 se puso en marcha, con el Gobierno socialista, una regularización extraordinaria que benefició a 108.321.

En 1996, con el PP mediante otro proceso de regularización extraordinaria, obtuvieron papeles 21.294 inmigrantes de los 25.128 que lo solicitaron. En el año 2000 solicitaron la regularización 244.327 extranjeros y consiguieron la documentación 163.352. En el año 2001 fue denominado “regularización por arraigo” y se otorgó papeles a 239.174 inmigrantes más.

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Como si esto no fuera poco, en el 2005, durante el gobierno del comunista José Luis Rodríguez Zapatero, hace casi 20 años, se le otorgó ciudadanía a medio millón de inmigrantes, la misma cantidad que pretende dar ahora Pedro Sánchez, peleando codo a codo por el récord histórico de pérdida de identidad.

Fuente: Derecha Diario.

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