Connect with us

Opinión

¿Hasta cuándo tendremos que aguantar la violencia izquierdista?

Avatar

Published

on

¡Comparte esta publicación!

En esta España nuestra se ha generalizado el escrache por doquier, y se ha convertido en práctica habitual en los últimos días, desde que estamos en campaña electoral (aunque no es exagerado decir que España y los españoles estamos permanentemente en campaña electoral desde hace meses, años, lustros…). El que se haya acabado considerando que está justificado “escrachar”, o sea, acosar y violentar a otros, inevitablemente acaba invitando al “ojo por ojo, y diente por diente”; y como decía Mahatma Gandhi, como resultado, la mitad de la gente tuerta o desdentada… la situación ha llegado a ser tal que, si le preguntas a alguien al azar, muy posiblemente acabe diciendo que no le parece tan mal.

Cada día que uno hojea un periódico, o pone el telediario, lo primero que se sale de ojo son los innumerables casos de corrupción, protagonizados por multitud de bichos vivientes, y especialmente miembros de la casta política, de caciques y oligarcas: La familia real, políticos de todos los signos, ERES andaluces, Gúrtel, Noós, comisiones de las ITV, paraísos fiscales, Bárcenas, plan E, aeropuertos fantasmas, jubilaciones súper millonarias, bancos rescatados con presidentes con retiro de lujo, dineros en colchones, golpistas catalanes.

Y mientras tanto el común de los mortales se ve abocado a situaciones más y más penosas, terribles; la mayoría de los españoles ve como su poder adquisitivo disminuye día tras día, aumenta el desempleo, disminuyen las prestaciones sociales… y la casta política se queda tan pancha.

Evidentemente es mucha la gente que ha llegado a la conclusión de que de nada vale tener la oportunidad de votar cada cuatro años. También es cada día mayor el número de personas que apenas o nada tiene confianza en que los jueces y fiscales acaben poniendo orden, y en los casos en que algún golfo acaba condenado, el gobierno de turno acaba indultándolo.

Advertisement

Estando así las cosas, pese a la capacidad anestésica, narcotizante de la que, hasta ahora ha sido capaz el régimen del 78, tiene cierta lógica (lo ilógico sería lo contrario) que, mucha gente se haya acabado echando a la calle y saltándose barreras que hasta ahora eran impensables. Y, también es lógico que, a río revuelto, surjan grupos de gente autoritaria, totalitaria que, se erigen en “vanguardias revolucionarias” que, se arrogarán la representación de la mayoría (“una incontestable mayoría”, de “las mayorías sociales de este país” se hacen llamar) que, considerarán legítimo el uso de la fuerza, de cualquier clase de estrategia de tipo coercitivo, antisistema, y cuyas soluciones son fórmulas añejas, ya sobradamente fracasadas, que se resumen en “más Estado, más burocracia, más impuestos”. Y todo aquel que ose oponérseles, será considerado contra-revolucionario, será considerado inmoral e injusto, un enemigo público que “ha declarado la guerra a las mayorías sociales del país” y por lo tanto merece ser castigado; y por consiguiente no se le puede permitir que siga viviendo en situación de impunidad.

Esos que pretenden erigirse en los nuevos gestores de la moral colectiva y decidir acerca de todo lo que nos concierne, y, por supuesto, destruir nuestra actual forma de vida, generalmente son gente ignorante, aparte de golfos, gánsteres, mafiosos, estalinistas y fascistas (al fin y al cabo apenas tienen diferencias, aunque su ignorancia les lleve a “pensar”, es un decir- pues dudo que piensen- que, son diferentes e incluso son alternativa unos de los otros). Esos que pretenden erigirse en los nuevos gestores de la moral colectiva, son gente cobarde que se esconde en el anonimato, y actúan cuando van en manada, y lo último a lo que están dispuestos es a un debate abierto, con público… Es por ello que ponen todo su empeño en que no haya debates, ni libre exposición de ideas, etc.

¿Hasta cuándo tenemos que soportar a la izquierda macarra, maporrera que actúa con completa impunidad que, incluso cuenta con el aplauso entusiasta de algunos jueces y fiscales y el silencio cobarde y cómplice del gobierno?

¿Hasta cuándo hay que aguantar su actitud violenta, vejatoria, sus modos mafiosos hacia todo aquel que no comulga con sus ideas y acciones? ¿Hasta cuándo va a continuar la “omerta”, hasta cuándo van a seguir aplicando algunos medios de información y creadores de opinión la ley del silencio? Pues sí, la izquierda española cada día es más canalla, corrupta, y mamporrera; sí hablo de esa izquierda que dice ser heredera de la izquierda de la segunda república española, de aquella izquierda que se opuso mayoritariamente a que se le concediera el voto a las mujeres, y persiguió, maltrató y vejó, con saña a Clara Campoamor y ahora dice ser la defensora de los “derechos de las mujeres”.

Sí, hablo de la izquierda que dice ser heredera de aquella izquierda que hasta hace bien poco consideraba a los homosexuales gente depravada, pequeñoburguesa a la que había que psiquiatrizar, reeducar, y encarcelar, sí aunque parezca mentira, la izquierda fue durante la segunda república la principal promotora de la perversa “ley de vagos y maleantes”, en la que luego, transcurridos los años se inspiró el régimen del General Franco para aprobar la “ley de peligrosidad social” de 1970.

Advertisement

“Casualmente” gente de tanto predicamento y prestigio como Enrique Tierno Galán –sí, aquel de la “movida”- fue favorable a reprimir y rehabilitar a los homosexuales, y no fue el único de entre los “progresistas”; tampoco podemos olvidar que don Carlos Marx y sus seguidores también eran partidarios de perseguir y rehabilitar a ese tres por ciento de la población, tal es así que todavía en la actualidad sigue habiendo presos en Cuba por su condición de homosexuales.

Pues sí, hablo de esa izquierda que dice ser progresista (en castellano progresar es avanzar para mejorar) y a la vez adopta actitudes liberticidas, como lo hizo la izquierda de la que se considera heredera, esa izquierda que pretende implantar un sistema político, un régimen de partido único en el que no haya discrepantes, no haya posibilidad de disentir; y a la vez dice ser la representante del pueblo trabajador, de la “gente”, de la voluntad popular, y una larga ristra de palabras “talismán” que nadie osa discutir, esa izquierda que dice ser la máxima defensora del librepensamiento y de la libre expresión, a la vez que persigue, acosa, violenta a sus disidentes y monta bronca continua a quien osa oponérsele.

Pues sí, hablo de esa izquierda que no tolera que nadie le rechiste y practica el mobbing, el bullying, y violenta y acosa duramente a todo quisqui, aunque ahora lo llamen “escrache” y digan que es una forma de más de ejercer el derecho de manifestación y libre expresión y, dado que ya está feo eso de contratar los servicios de un sicario y asesinarlo con un piolé, tal como hicieron con un tal León Trosky, procuran asesinar socialmente y civilmente a los que no se pliegan a su conveniencia, con procedimientos más “suaves”.

Sí, hablo de esa gente de izquierda que se solidariza con los terroristas vascos y terroristas de toda clase –incluyendo a los musulmanes- y les muestran comprensión y apoyo, e incluso les desean los mayores éxitos, y reclama para ellos libertad de expresión, de manifestación e incluso la posibilidad de que concurran a las elecciones y estén presentes en las instituciones.

Hablo de esa gente de izquierda que, nunca aceptan los resultados de las urnas, salvo que les sean favorables, y en el pasado recurrieron a la insurrección y llamaron a la gente a desobedecer al gobierno salido de las urnas (aunque lo llamaran “gloriosa revolución del 34) y ya en tiempos más actuales acaban rodeando el Congreso de los Diputados o cercan la sede partido gobernante porque no aceptan su derrota, y durante las campañas electorales tratan de impedir que se celebren mítines, conferencias, y actos diversos cuando quienes pretenden llevarlos a cabo no son de su cuerda.

Advertisement

Hablo de esa gente que diferencia entre “guerras” y guerras, dependiendo de quién sea el agresor y quién el agredido; y que cuando gobierna un partido “progresista” y declara la guerra a otra nación o se suma a la guerra, entonces sí es legítimo, pues “es una guerra justa, de liberación, progresista”.

Sí, hablo de esa gente que se dice progresista, demócrata, y tras la caída del muro de Berlín, y el fracaso de la socialdemocracia sueca, ha sustituido aquello de la “lucha de clases” por la “lucha de sexos” y tiene como libro de cabecera el “Manifiesto Scum” de Valerìe Solanas, y promueve leyes para perseguir a los varones, destruir la institución familiar y tiene como objetivo último la destrucción de la civilización occidental judeocristiana. Es por ello que aplican en su quehacer cotidiano la máxima de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”… así se entiende su apoyo entusiasta al terrorismo de origen musulmán, ya sea de forma disimulada o de manera entusiasta.

Sí, hablo de esas gentes que llevan décadas fomentando la ignorancia y el odio, desde que se hicieron dueños de todos, o casi todos, los centros de enseñanza -desde el parvulario a la universidad- así como de los medios de información y creadores de opinión, y que han llegado con intención de quedarse, y no paran de jactarse, pavonearse, gloriarse de ello.

Sí, hablo de esas gentes, de izquierda que cuando tratas de conversar con ellas, no tardan ni un minuto en ponerles etiquetas a quienes con ellos discrepan, tales como “fascista”, sin haberse leído, ni tan siquiera un poquito de la historia del siglo XX y especialmente lo referido a la época de los totalitarismos, y en particular lo concerniente a Benito Mussolini, Lenin, Stalin, y Adolf Hitler… Gente que si leyera, descubriría que sus ideas están más próximas de lo que imaginan a las de Benito Mussolini, del cual demuestran con sus comentarios que lo ignoran todo o casi todo.

Hablo de gente que puestos a ignorar –pues, no leen, ni falta que les hace- ignoran que un tal Lenin se manifestó ferviente admirador de las ideas de Benito Mussolini que, tal como él proponía un programa “socialista”. Sí, hablo de gente que también ignora que la mayoría de las “soluciones” que proponen los partidos políticos a los que pertenecen y apoyan con su voto coinciden mayoritariamente con el programa del “Partido Obrero Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes”, cuyo líder, “casualmente” fue un tal Adolf Hitler. Ni que decir tiene que el tal Adolf era antijudío, tal como lo es la mayoría de la gente que en España dice ser de izquierda. Stalin y Lenin, y Marx también lo eran.

Advertisement

¡Curiosas coincidencias! y todos, sin excepción se hacían llamar socialistas y pretendían acabar con la economía de mercado y la democracia liberal… ¡Qué cosas, ¿verdad?!

Y, claro, de semejantes incultos y analfabetos se puede esperar uno de todo, posiblemente muchos de ellos hasta ignoran que el muro de Berlín desapareció en 1989, y que el fascismo y el nacionalsocialismo fueron vencidos hace más de medio siglo.

Por cierto, para los que no lo sepan: Hitler llegó al poder a través de las urnas. Seguro que para algunos eso legitima que hiciera lo que luego hizo.

Por el contrario, los camaradas Lenin, Stalin, Mao, Pol-Pot, los hermanos Castro, y el argentino con boina que no cantaba tangos, y un largo etc. no lo hicieron precisamente de forma pacífica, luego implantaron “democracias populares” en las que todo aquel que disintiera era encarcelado, psiquiatrizado, e incluso eliminado (como el camarada Troski); resultado; más de cien millones de asesinatos en los países de “socialismo real” en menos de un siglo… Al lado de las bondades de quienes admiran los que en España se hacen llamar de izquierdas, lo sucedido en el régimen hitleriano, que dieron como resultado algo así como 6 millones de muertos, es pecata minuta.

La izquierda mostrenca y mamporrera siempre dirá que hay “violencias” y VIOLENCIAS, y que la que ellos practican es “revolucionaria”, y por lo tanto, legítima.

Advertisement

Y ya para terminar: han sido muchos los “pensadores” que han afirmado que, generalmente la maldad acaba triunfando, se acaba imponiendo, porque la gente buena no hace nada para evitarlo, se pone a silbar, o mira para otro lado, o se cruza de brazos.

Permítanme recordarles el poema de Friedrich Gustav Emil Martin Niemöller, (injustamente atribuido al escritor estalinista Bertolt Brecht):

“Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a por los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a por mí,
no había nadie más que pudiera protestar”.

Advertisement
Advertisement
Click para comentar

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Opinión

La última bala de Sánchez: “Currarse la página de la pena”. Por Ernesto Milá

Ernesto Milá

Published

on

¡Comparte esta publicación!

Así se llama en términos carcelarios, así se llama el último intento de mejorar la situación durante una condena: “currarse la página de la pena”. Es lo que está haciendo Pedro Sánchez con su carta en la que “estudia dimitir por amor a Begoña”. En realidad, si se lee la carta, se percibe con mucha más claridad que intenta polarizar aún más al país. De hecho, desde la presentación (“Carta a la ciudadanía”) se percibe que esta carta no es más que la apertura de la campaña electoral en Cataluña y en las europeas. Podemos estar, claro, equivocados y, a fin de cuentas, lo que pretenda Sánchez es “librarse de tanto sufrimiento” por los ataques que se vienen repitiendo contra él y su mujer -justificados, por otra parte- en los dos últimos meses. Veamos las distintas alternativas.

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

TODO LO QUE AVALA UNA RESPUESTA AFIRMATIVA

No puede olvidarse el contexto en el que ha aparecido esta carta, caracterizado por:

Advertisement

A.- La reapertura en Francia de la investigación sobre las filtraciones del programa Pegasus: si bien en España, Sánchez controla a la fiscalía, no puede hacer nada contra una investigación iniciada en Francia. En España, la filtración de Pegasus se llevó por delante a la directora del CNI. Poco más. Y la cuestión es muy grave, de hecho, es gravísima: un país, inicialmente “amigo” -Marruecos- utiliza un programa para espiar las conversaciones telefónicas del gobierno español. Desde que se supo, el problema no es el hecho en sí, sino lo que “sabe” la inteligencia marroquí sobre Pedro Sánchez.

Pegasus es importante y significativo por dos elementos:

1) Fue a partir de entonces cuando cambió significativamente la política del gobierno en relación al Sahara, mostrándose favorable a Marruecos y rompiendo con Argelia. La política de apoyo a la resolución de la ONU que proponía un referendo para la población saharaui, había sido constante y tradicional en todos los gobiernos de España desde la transición. Romperla, implicaba también, ofender a Argelia, primer exportador de gas natural a España, en el peor momento: cuando había estallado el conflicto ucraniano. El cambio de política sobre la cuestión del Sáhara era, por tanto, injustificable, contrario a los hábitos diplomáticos y opuesto en sus consecuencias a los intereses de España.

2) Pegasus es un programa espía de patente israelí, aupado por el Mosad. Este elemento es importante: la crisis actual coincide con un momento en el que Sánchez -huyendo de su creciente impopularidad en España- ha asumido el rol de “misionero internacional para el reconocimiento del “estado palestino”. Esto le ha supuesto un aumento de su prestigio en la escena internacional, pero también el odio eterno de Israel. En realidad, el Mosad, lo que ha hecho con Pegasus no ha sido otra cosa que extender su influencia en dirección a otros servicios de inteligencia internacionales. El de Marruecos, por ejemplo. Es posible, incluso, que el propio programa, en su concepción, permita a Israel acceder a los mismos conocimientos que obtiene quien lo ha comprado. Si esto es así -y es muy posible que lo sea- lo que “sabe” Rabat de Sánchez, lo sabría también el Estado de Israel.

B.- La comisión de investigación sobre el “Caso Koldo” en el Senado. La endiablada situación política española después de que el PP se impusiera en votos y escaños en las pasadas elecciones, pero Sánchez consiguiera el apoyo de los partidos de izquierda, nacionalistas e independentistas para ser elegido presidente, a cambio de realizar concesiones ilimitadas, ha precipitado el que, tras conocerse el “Caso Koldo” se creara una “comisión de investigación” en el Senado, controlado por el PP. A pesar de las limitaciones de estas comisiones (y de que, hasta ahora, nunca han aclarado nada) , lo cierto es que la comparecencia de Salvador Illa hizo que aumentaran las sospechas de complicidad de la presidencia en la “trama Koldo”. Este hecho no se escapó a los periodistas que constataron la inseguridad con la que Illa contestó algunas preguntas y no estuvo en condiciones de responder satisfactoriamente al hecho de que recibiera en su despacho ministerial a alguien como ”Koldo”, que no era oficialmente, más que un chófer-guardaespaldas de otro ministro.

Advertisement

Y esto es importante por dos factores:

1) Por que Illa es el candidato que encabeza la lista en las próximas elecciones autonómicas a Cataluña a celebrar en el mes de mayo. La declaración ante el senado y las reacciones de la prensa, inevitablemente suscitarán una caída en sus expectativas de voto. Sánchez, con su amenaza de dimisión, habría querido recuperar el terreno perdido, especialmente con sus socios parlamentarios (ERC se mostró muy hostil a Illa en la comisión).

2) La amenaza de dimisión, también era una forma de decirles: “Si me voy yo, os quedáis sin amnistía y el que venga detrás, seguro que no es da tantas facilidades como os doy yo”. Así trataría de evitar, de una vez por todas, nuevos chantajes parlamentarios por sus socios en cada votación. Y si los socios valoran la situación verán que, con un PP en la Moncloa, condicionado por los votos de Vox (aunque no formara parte del gobierno), la situación de privilegio de la que gozan nacionalistas e independentistas, concluiría abruptamente.

C.- Ni el “Caso Begoña”, ni el “Caso Mascarillas” han concluido. En ambos casos, la prensa está en estos momentos trabajando en distintas líneas. Estas investigaciones llevan su tiempo. Ningún medio está dispuesto a jugarse una querella multimillonaria por difamación, ni del presidente, ni de Begoña, ni de los ministerios afectados por estos casos. En otras palabras: de la misma forma que, judicialmente, estos casos están solamente en sus primeras fases de investigación, en lo que se refiere a los medios de comunicación, hay mucho más material todavía no publicado (y que, sin duda, irá deslizándose por goteo en las próximas semanas y meses) que comprometería gravemente la posición y las afirmaciones del gobierno.

Todo esto es importante por dos factores:

Advertisement

1) En el “Caso Koldo” están implicados altas autoridades del Estado (la número tres del Estado, la presidenta del Congreso, Francina Armengol que durante la pandemia era presidenta de la Comunidad Autónoma Balear), varios ministerios y varios presidentes de comunidades autónomas entonces gobernadas por el PSOE. Pero todavía es más grave el contexto en el que se produjo el “caso”: una pandemia que el propio gobierno, tras la manifestación feminista del 8 de marzo, declaró el “confinamiento”, generó una campaña de terror primero en torno a la peligrosidad del virus, aplicó los protocolos de la OMS para tratar la enfermedad (que hoy se tiene la convicción de que contribuyeron a aumentar la víctimas) y, para colmo, recomendó una vacuna (no obligatoria pero sí en la práctica para aquellos que querían viajar al extranjero y para los trabajadores de empresas importantes) cuyas secuelas explican la inflación de muertes que se ha producido con posterioridad y, que el propio ministro Illa promocionó mostrando una fotografía de “cómo se vacunaba”… a pesar de que declaró en la comisión de investigación del senado que él “no se había vacunado”.

2) El “Caso Begoña”, abierto por un juzgado madrileño después de una denuncia de “Manos Limpias”, es inédito en la historia política del mundo civilizado. Todas las mujeres de presidentes, simplemente, o no habían actuado en política o si habían actuado era presentándose como candidatas en una lista electoral (casos de la esposa de Felipe y de la esposa de Aznar). Pero el hecho de que Begoña correteara en once ministerios del gobierno de su marido y obtuviera buenos contratos, subvenciones y beneficios para empresas que “asesoraba” resulta inédito en cualquier concepto democrático. A eso se le llama sospecha de “tráfico de influencias”. Sospecha, por otra parte, fundada. Siendo todavía más grave porque en algunos de los casos investigados las subvenciones eran con fondos europeos. Y, el problema para Sánchez es que las gestiones de su esposa fueron realizadas con una sensación total de impunidad y dejaron rastros suficientes (de momento, dos cartas firmadas por ella, de “recomendación”) que permiten seguir la pista con facilidad.

D.- El fracaso del contraataque socialista ante la corrupción. A partir de conocerse el “Caso Koldo” y sus ramificaciones y despuntar las primeras informaciones del “Caso Begoña”, los socialistas cometieron un error doble de comunicación: en primer lugar, desempolvaron casos ya vistos y juzgados de corrupción que afectaban al PP. Era una forma de decir “y tú más” y creer que así se desactivaba la información. En segundo lugar, trataron de crear un caso que afectara al PP allí en donde más le duele a Sánchez: en Madrid. Aprovechando que Isabel Díaz Ayuso era uno de esos empresarios oportunistas a la caza de buenos negocios a la sombra de la administración, el PSOE creó el “Caso Ayuso-Mascarillas”, pensando que contrapesaría al “Caso Koldo”. Sin embargo, la desproporción entre los dos casos pronto fue evidente: las acusaciones contra González Amador, tenían que ver con impagos a hacienda por ventas de mascarillas, antes de que fuera pareja de Díaz Ayuso. Y, además, ya se había pactado con Hacienda la resolución del caso para evitar el juicio. Aquí, fue donde se comprobó también la colaboración del Fiscal General en la ofensiva del PSOE, filtrando fría, deliberadamente, datos sobre un ciudadano privado que había reglado su situación con Haciendo. No había más vuelo para el “Caso Ayuso-Mascarillas”. De hecho, jamás existió. Mientras, se seguían filtrando más y más datos sobre los casos “Begoña” y “Koldo”.

Y esto es importante por dos elementos:

1) El fracaso del “y tú más” y el poco recorrido de los ataques contra Díaz Ayuso, evidenciaban la necesidad para el PSOE de cambiar de estrategia, pero también el reconocimiento de que, a medida que avancen los trámites judiciales, la situación empeoraría para los procesados. Y el resultado final sería una agonía mediática que implicaría el agotamiento electoral del PSOE, imposible de compensar -a la vista del aumento desmesurado de la deuda pública española en los tres últimos años y de la negativa de la UE a crear “bonos de deuda europeos”- con la “naturalización” de unas cuantas decenas de miles de inmigrantes. El problema es que, a la vista de lo que se ha publicado sobre estos casos de corrupción, de lo que los medios están investigando en este momento y de lo que el propio Sánchez conoce y que aun no ha salido a la superficie, era imposible afrontar un contrataque eficiente.

Advertisement

2) El último error de Sánchez ha sido precisamente su “carta” en el que amenaza con su dimisión. La carta es hoy primera plana en todos los medios de comunicación europeos que, gracias a ella, además de referenciarla se han visto obligados a explicar lo que está siendo el “Caso Koldo”, el “Caso Begoña”, los avances mediáticos y judiciales, la comisión de investigación del Senado, etc, elementos todos ellos que habrían pasado desapercibidos para la opinión pública europea, de no ser por la dichosa “carta”. Esto hace que, cada vez más, las puertas de la UE se le vayan cerrando al pedrosanchismo. El electorado alemán y, mucho más especialmente, los gobiernos europeos de derecha, empezando por el italiano, van a permitir que llegue a España un solo euro comunitario que tiene muchas posibilidades de ser empleado en no llegar a los destinos para los que ha sido enviado, y perderse en los bolsillos próximos al gobierno español.

  1. La mala situación general económico-social de España. Mientras la UE había habilitado planes de “reactivación” económica posteriores a la pandemia, mientras se podían enmascarar las cifras y alardean de que la economía española “iba como una moto”, trucando incluso las cifras del pero, acallando el descontento social con promesas electorales y la demencial política de inmigración insuflando más y más fondos para la “integración” de los inmigrantes, regando a ONGs mafiosas con más y más millones para que ejecutaran su tarea de “taxis” para aumentar el número de inmigrantes, y mientras una parte de los medios recibía jugosas subvenciones a condición de difundir “beneficios” de las políticas gubernamentales y ocultar las cifras problemáticas (el déficit que ha llegado en marzo de 2024 a 1,6 billón de euros), Sánchez podía mantenerse en la Moncloa. Pero, en los últimos meses, el aumento de la criminalidad -especialmente de los delitos más graves: violaciones, asesinatos y robos con violencia-, la constatación de que zonas del país, en el sur, ya están en manos de las mafias de la droga y de que estas actúan impunemente, ante la mirada indiferente de Marlaska, y por ahí pasa, no solo hachís e inmigración, sino también toneladas de cocaína llegada a Marruecos, el cambio de actitud alemana hacia la entrega de fondos al gobierno español, el malestar por el aumento de una inmigración innecesaria, incontrolada y peligrosa, las molestias insólitas que esto crea en el día a día de la sociedad a causa de sus costumbres culturales y antropológicas que no están dispuestos a renunciar, la demostración de que la cifra de parados está un millón por encima de las cifras oficiales, el hundimiento en la venta de pisos, de coches eléctricos, los intentos del gobierno de controlar más y más empresas del Ibex, etc, etc, etc. Todo ello pinta un cuadro catastrófico del país.

Esto es importante por dos factores:

1) Todo esto, quizás, por separado, pudiera tener alguna solución (ser enérgico en la lucha contra la delincuencia, repatriaciones masivas empezando por inmigrantes que hayan cometido delitos, austeridad en el gasto público, reducción de las dimensiones de la administración, etc), pero juntos son de imposible solución especialmente para un gobierno en minoría y con problemas de autoridad, corrupción, dependencia de socios parlamentarios verdaderos chantajistas. Y, el gran problema es que, antes o después, está situación se evidenciará en toda su crudeza (como ha ocurrido en Argentina: “no hay plata”). El cambio de actitud de la UE en relación a España y el cierre del grifo han marcado ese momento en el que el realismo tenderá a imponerse y los “hombres de negro” exigirán medidas drásticas que afectarán, especialmente, a las pensiones, generando un vuelco en las intenciones de voto.

2) El nivel de la deuda española es tal que no solamente compromete el desarrollo y las inversiones en los próximos años, sino que supone una losa para las futuras generaciones y esto en un país multiétnico en el que los nacidos fuera de España y sus hijos, son ya la cuarta parte del total de la población. Ni en las elecciones generales de 2023, ni en las autonómicas que se están celebrando desde enero, ningún partido -salvo Vox- han hablado de lo que debería ser el primer punto de un programa de gobierno responsable: “reducción del gasto público”. De entre todos los rubros, la estructura autonómica del Estado y el gasto global generado por la inmigración (incluidos los gastos judiciales, policiales, los subsidios, el coste de los MENAS y de su mantenimiento, etc), junto con el dinero que se filtra en las redes de corrupción y la financiación de chiringuitos en forma de ONGs, constituyen las partidas mayores de las que podía prescindirse… si el gobierno tuviera autoridad y voluntad. Pero carece de ambas cosas.

Pues bien, el reconocimiento de todos estos elementos, son los factores que avalan una respuesta afirmativa a la pregunta de si la carta de Sánchez amenazando con dimitir evidencia una voluntad auténtica. Todo lo dicho anteriormente son factores problemáticos y de casi imposible solución y, por tanto, avocan al pedrosanchismo a una larga agonía. El presidente con su carta anunciando que “medita su dimisión hasta el lunes”, no habría hecho otra cosa que reconocer la triste realidad de un gobierno -su gobierno- que ha fracasado estrepitosamente y que deja al país en una situación caótica y polarizada. Ahora bien…

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

Advertisement

TODO LO QUE AVALA UNA RESPUESTA NEGATIVA

… Dejar las cosas así es no reconocer ni lo que es el pedrosanchismo, ni los rasgos de su dolencia psicológica: un psicópata nunca reconoce sus errores, son los otros los que cometen errores, son los otros los que no le dejan hacer lo que él quiere, son otros los que le impiden realizar su ego. Y, allí donde una persona normal dimitiría, Pedro Sánchez, arrastrado por su conformación mental, tenderá a llegar hasta el final. No es que prefiera “morir matando”, es que prefiere que “muera todo un país, a dimitir”. Desgraciadamente, la democracia electoralista es, más que cualquier otro régimen, aquel que presta más facilidades para que un psicópata llegue al poder. Le permite utilizar su altísima capacidad para la mentira, para encandilar momentáneamente al electorado; apoyado por los medios, transmite un look de sí mismo que es, como el look de todos los psicópatas, artificial y que tarda poco en diluirse. Sitúa su ego por encima de todos los demás, no siente -no puede sentir- ningún tipo de empatía con nadie: ni con su esposa, ni con su partido, ni con su país, ni con sus partidarios. Y si hay rastros empáticos se trata solamente de simulación. Estas pulsiones negativas aumentan desde el momento en que se ve atacado, ridiculizado, insultado, silbado en sus apariciones públicas. Su bilis se multiplica y su odio aumenta. Piensa estrategias para combatir a sus adversarios, pero el psicópata no suele ser muy inteligente: su Ego le impide ver la realidad y actuar razonablemente ante ella.

No creemos, por tanto, que Sánchez vaya a dimitirTodo lo dicho en el parágrafo anterior, valdría para que una persona normal, simplemente, se suicidara (el presidente de Brasil, Getulio Vargas, lo hizo cuando estalló un ínfimo caso de corrupción que aquí no pasaría de un juicio de faltas; el presidente boliviano Germán Bush, así mismo, se suicidó al ver que encontraba dificultades creciente para imponer su proyecto político; incluso en 1993, un correligionario de Sánchez, Pierre Bérégovoy, primer ministro del gobierno del presidente Mitterand, se suicidó al saberse que había recibido un préstamo de un millón de francos para comprarse un apartamento…). Pero estos precedentes no valen para Sánchez. Está hecho de otra pasta.

Así pues, la carta de Sánchez amenazando con dimitir puede estar motivada por cinco intenciones que, en el fondo, son una: la decidida voluntad de aferrarse, con uñas y dientes, al cargo, de situar su ego por encima de los intereses de su partido, de su país y de las generaciones futuras. Estas intenciones son:

1) “Currarse la página de la víctima”.- Se trata de un cambio de estrategia: dado que la campaña del “y tú más”, ha mostrado una eficacia muy limitada; dado el fracaso de su ofensiva contra la presidenta de la Comunidad de Madrid; dada la certidumbre de lo que puede ir apareciendo, Sánchez ha optado por presentarse como víctima: él y Begoña. Sería como uno de esos personajes del cine negro, el “falso culpable” que es perseguido, amenazado, encarcelado, pero que, al final logra demostrar su inocencia. En sus contactos con el independentismo, ha comprobado que el victimismo tiene su público y que, por el simple hecho de presentarse como víctima, él y su pareja se hacen acreedores de apoyo, cariño y ternura.

Advertisement

2) Movilizar voluntades.- La oposición, desde el inicio de la legislatura, aprovechando el asunto de la amnistía a Puigdemont y a los indepes catalanes, ha realizado varias movilizaciones masivas. Sánchez, en todo este tiempo, cada vez que Sánchez ha asistido a algún acto público se ha visto abucheado e insultado: “Por siete votos tienes el culo roto”, no ha sido una excepción, sino la postrera muestra del “fervor popular” que le rodea cada vez que sale de la Moncloa. No hay más abucheos porque la guardia de corps de Marlaska sitúa las barreras para el público a 200 y 300 metros de donde se encuentra el presidente. Era necesario que sus partidarios tuvieran una ocasión de mostrar su apoyo al presidente. Y esa es otra de las cosas que busca: una riada de “adhesiones inquebrantables”.

3) Poner a sus socios ante el abismo.- Con un Puigdemont que repite que tiene “cogido por los huevos” a Sánchez, con una ERC que repite que “el gobierno hace lo que nosotros queremos”, con un Bildu que se jacta del reconocimiento público y el blanqueo que le depara Sánchez, todos los cuales están dispuestos a apoyarle en cada votación siempre y cuando reciban algo a cambio, es evidente que no puede cerrarse, ni los presupuesto de 2024, ni siquiera la legislatura. Por tanto, Sánchez habría decidido plantear un órdago a sus socios: “Si me voy, vosotros caéis también”, “Si me voy, no habrá amnistía”, “Si me voy, la posibilidad del federalismo se aleja para siempre”.

4) Polarizar a la sociedad española.- Este elemento siempre ha estado presente desde el inicio de esta legislatura, pero en su carta, Sánchez lo convierte en uno de los elementos centrales: él es el que cierra el paso a la derecha (“No pasarán”), él es el que defiende el progreso frente a los “extremistas de derecha”, olvidando que, las revelaciones en su contra, una vez más, no han sido difundidas ni por la “derecha”, ni por la “extrema-derecha”, ni por el “fascismo”, sino por medios de prensa independientes y no sometidos a su férula. Sabe que si convence a la sociedad española de que existe una “galaxia fascista” que conspira contra él, es susceptible de obtener el apoyo de la otra parte de la sociedad en forma de izquierdas, nacionalistas e indepes. Una vía peligrosa que conduce directamente a la guerra civil.

5) Impedir un descalabro de la izquierda en las elecciones europeas.- Sánchez piensa en el futuro. Es consciente de que la izquierda europea va a sufrir un revés importante en las próximas elecciones europeas de junio. Si logra que la candidatura socialista mantenga sus posiciones en España, piensa que, así podrá dar el salto a Europa y convertirse en líder de la izquierda europea. Tenía esa ambición en Iberoamérica a través del Grupo de Puebla, pero las constantes derrotas en los dos últimos años de esta opción (que ha perdido el poder en unos países -Argentina, Portugal, Ecuador, Perú, Salvador- y se muestra completamente deteriorada en otros -Chile, Colombia, Brasil-), le inducen a mirar de nuevo en Europa. Y lo está intentando a través de esa “misión” diplomática que se autoarrogado para el reconocimiento del “estado palestino”.

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

Advertisement

TODO ES POSIBLE EN EL PEDROSANCHISMO

Hace poco decíamos que Sánchez gobierna porque 7.821.000 españoles, de mayores, les gustaría ser como él. Mentiroso, desplazándose en Falcon a comprar tabaco, entre lujos orientales, acumulando patrimonio, sin escrúpulos de ningún tipo, habiendo logrado su proyecto personal por encima de cualquier cosa… Por eso le votan. Sánchez no es un accidente en la historia de España, es el resultado de la entronización de un modelo humano promovido desde los años 80No debe extrañarnos nada de lo que haga o decida. De hecho, no decide él, sino sus vísceras.

Pero la cuestión es si la carta refleja una actitud real o bien es mera simulación.

Tendemos a creer que es ambas cosas a la vez: incluso los psicópatas de manual experimentan momentos de flaqueza, se sienten vacíos, perciben el odio que generan y la situación que les lleva a un callejón sin salida. Algo de todo esto se refleja en la propia carta. Pero, junto a esto, las vísceras de Sánchez reaccionan y aspiran a la “solución final”: o él o el caos. Para seguir debe suscitar entusiasmos en sus partidarios, miedo en sus aliados y salidas de tono en la oposición. Debe conseguir hacer creíble su mensaje, desplazarlo del agujero de corrupción en el que se encuentra su partido y su núcleo familiar, “currándose la página de la pena”.

Se ha dado un tiempo para pensar. En el curso de estos cuatro días, del 25 al 29, veremos las reacciones de los medios y de la sociedad, de sus partidarios y de sus detractores. Pero todo esto servirá de poco: actuará según sus vísceras. Incluso aunque amagara con dimitir, unas horas después podría cambiar de opinión.

Advertisement

Sánchez no necesita asesores, precisa psiquiatras. Y este país también.

 

Ernesto Milá. 

Advertisement
Continuar leyendo