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Opinión

Escuela de mentirosos. Por Jesús Salamanca Alonso

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Ya verán cómo no tarda en salir la carta de Sánchez al rey Mohamed VI cediéndole todo el protocolo y control de Marruecos. ¡Venga Inda, que tú ya la tienes, sácala!

Pedro Sánchez acaba su mandato como lo empezó: mintiendo. Por eso no se entiende que achaque a los demás lo de mentir. Bien es verdad que él no miente, solo cambia de opinión. Me recuerda aquel dicho de la mili sobre los veteranos: «el veterano no duerme, descansa». El caso es que nos hemos hartado a reír con tanta mentira y tanta degeneración como traían de la dehesa ideológica, aunque con tanta mentira han dañado al pueblo y están detrás de casi doscientos mil fallecidos por negligencia del Gobierno y demostrada dejadez. ¿Acaso los tribunales no han volcado culpas en el Gobierno y sobre nadie más?

Empezó mintiendo con lo de no gobernar con ‘Hundidas’ Podemos, no pactar con Bildu, negar el plagio de su tesis doctoral, que además él no redactó. Y siguió con mentiras y más mentiras durante la pandemia: nos encerró ilegalmente y ahora hay que hacérselo pagar o recurrió al comité de expertos que jamás existió, blindó sus viajes en Falcon y no tardarán en salir porque está obligado a demostrar qué carajos pintaba su cercanía a Tito Berni y si viajaba también en Falcon, veremos si solo o en compañía de catálogo. ¿Y la trama mafiosa que montó con el asunto de Marruecos? ¡Ahí va la carta de Sánchez, Inda, para tu diario de información!

Lo tiene muy crudo el mentiroso de Moncloa, como lo tiene crudo alguno de sus ministros: Grande Marlasca fue el creador de bulos contra la derecha y contra la ciudadanía, además de no dudar en perseguir a la Guardia Civil y a la Policía Nacional a quienes, dicho sea de paso, tiene un odio africano. Las decenas de muertos en la valla de Melilla, y en territorio español, no va a quedar como está. La verdad tiene que salir a relucir y antes o después le caparán el sombrero como se capaban los Seat 600 en los años sesenta. No le perdonaremos que hablara de violencia machista cuando las pruebas y el propio delegado del Gobierno dijeron que era un simple suicidio. ¿Ha pedido perdón Marlasca? Ni lo ha hecho, ni lo hará. Arrastra una cruda deuda, y no precisamente de la bicicleta estática parada por el Erario Público.

La soberbia le pierde como pierde a María Jesús Montero, a Irene del mismo apellido, a Ione Belarra, a la protectora de pederastas (Yoli Díaz) y especialmente a Ramiro Santalices, antiguo asesor suyo a quien ‘bendijo’ a cambio de expulsar a quienes le habían denunciado. Mintió al decir que lo había denunciado ella. ¡Puñetera mentirosa comunista! Más de nueve años estuvo tragando el sapo hasta que Santiago Abascal volvió a recordarle su oscuro y mafioso pasado en tierras gallegas. Un personaje tan oscuro no puede estar al frente de una institución y menos presidir o copresidir un gobierno por muy socialcomunista o simplemente comunista del niño Jesús que sea.

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Las últimas rabadas de la escuela de mentirosos son las surgidas en Valladolid cuando la ministra Ribera acudió en bicicleta a la Cumbre del Clima, pero lo hizo con varios coches oficiales alrededor y de esos que contaminan hasta la goma del calzoncillo. No les hablaré hoy del ridículo que supuso para los asistentes. La ciudadanía de Valladolid, muy educada como siempre, se limitó a decir aquello de que «tontos hay en todas partes, hasta andando en bicicleta por postureo».

Semejante ridículo hizo el mentiroso por excelencia, Pedro Sánchez, y el exalcalde de Valladolid, ahora candidato al Congreso de los Leones: ambos en bicicleta circularon en dirección prohibida, y zona cercada para evitar los insultos habituales al maquiavélico-mentiroso. Fue un postureo más de la vergüenza que ya representa el inquilino saliente de Moncloa: ese patoso y felón que llama a la mentira simple cambio de opinión, pero aprovecha para decir que mienten los demás y lo reitera porque el ladrón cree que todos son de su misma condición.

Pero no pasa nada, ellos nunca mienten, simplemente cambian de opinión, algo que ya no les sirve de estrategia. Ya solo nos queda pedir que no dejen sin pagar en los cajones de los ministerios los 26.000.000.000 de euros que dejó el bolivariano y lugarteniente de Delcy Rodríguez, corneta amantísima de Ábalos y mal bicho desorejado de Nicolás el Inmaduro. Me estoy refiriendo a Rodríguez Zapatero, el maestro tonto que aleccionó al alumno mentiroso actual de Moncloa, Pedro Sánchez «El desenterrador”, que será por lo que pase a la Historia, si antes la Historia no le pisotea por inútil, psicópata y traidor.

No piensen que éste es el final de Pedro Sánchez. Lo será en Moncloa porque la Comisión Europea ya ha dejado de lado a su persona y lleva algo más de un mes contando con Núñez Feijóo, por eso sale en su ayuda cuando Sánchez miente, tal es el caso de los peajes: faltó tiempo a la Comisión Europea para decir que Sánchez lo firmó y lo propuso. Otra mentira del felón enfermo.

Ya verán cómo no tarda en salir la carta de Sánchez al rey Mohamed VI cediéndole todo el protocolo y control de Marruecos. ¡Venga Inda, que tú ya la tienes, sácala! No te hagas de rogar. A rey muerto, rey puesto y, en el caso de la Unión Europea y el despido democrático de Sánchez, con las bendiciones del pueblo, la monarquía y las instituciones.

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Ahora tenemos que conseguir que el mentiroso, fraudulento, traidor, maquiavélico y degenerado Sánchez nos pague las que nos ha metido atravesadas. No puede quedar impune y menos cuando tantos le acercan más y más a Tito Berni. ¿Por qué y a cambio de qué? Desde luego la escuela de mentirosos no acaba aquí; iremos sacando a todos mentirosos babeantes, incluida la mafiosa trama del patrimonio de la ministra de Justicia, Pilar Llop Cuenca, para no pagar a Hacienda y donde la empresa de su marido se ha pringado.

Y no nos olvidaremos de Nadia Calviño, mentirosa y trapacera hasta para crear una plaza para su marido en Patrimonio Nacional, aunque el hombre se sintió avergonzado y renunció porque sus amigos le tachaban de mafioso, aprovechado y tragón.  Tendrá que dar cuenta de cómo gestionaba su empresa las ayudas europeas y por qué no aparece todo el dinero o por qué el gobierno no lo encuentra.

Y no olviden al ministro de la Seguridad Social, el mismo que negaba la existencia de “Citas previas” y encima volcaba todo su odio y vomitaba odio y venganza en el Parlamento de mediocres socialcomunistas. Le habían pillado mintiendo y le tenían cogido por los…estatutos. Y mas. Y más. Al tiempo.

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España

El suicidio de la UE y la antigua Grecia

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por Pino Arlacchi

La Europa de hoy está afectada, como la antigua Grecia, por desigualdades y fracturas: está muriendo porque ha caído en manos de élites de bajo nivel, preocupadas sólo por su propia supervivencia.

Con su insano plan de rearme, la élite gobernante de Europa occidental está intentando construir una amenaza rusa que sólo existe en sus delirios y que sirve para ocultar su incapacidad para jugar el juego real, que es enteramente interno a la propia Europa.

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El juego del empobrecimiento lento e inexorable de su población en beneficio de unos pocos privilegiados que dura ya medio siglo. El juego de la pérdida de energía vital del continente, cada vez más aislado en un planeta ya no dominado por Occidente y rebosante de deseos de emancipación y de paz.

El proyecto europeo, concebido después de 1945 como reacción a dos guerras mundiales que llevaron a Europa al borde de la autodestrucción, ha agotado su fuerza motriz.

Ya no es un gran plan de paz y prosperidad compartidas. Se ha corrompido y se ha volcado en un cupio dissolvi, en un renovado impulso suicida.

¿Qué otra cosa puede ser sino un voto de locura a muerte el ataque que la oligarquía de Europa Occidental está lanzando contra otra parte de Europa, Rusia, equipada con armas de destrucción masiva capaces de destruir toda la civilización europea?

¿Qué pasaría si Rusia decidiera tomar en serio la amenaza de agresión de Bruselas y actuara por adelantado y tomara la iniciativa en lugar de esperar veinte años como en el caso de Ucrania? Por el momento, Putin parece más inclinado a considerar las declaraciones de von der Leyen y la histeria antirrusa del Parlamento Europeo como poco más que charlatanería. Pero en el caso contrario no creo que el fin de Europa se produzca lentamente, a lo largo de siglos o generaciones, como le ocurrió a su patria, la Grecia clásica, que se extinguió por las mismas razones absurdas que hoy promueven los ineptos dirigentes de Europa.

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No fueron los arcos del invasor persa ni las lanzas macedonias las que silenciaron la voz de Atenas, sino el envenenamiento gradual de sus mismas raíces. La Grecia clásica no cayó ante los golpes de un enemigo externo. Murió por un suicidio prolongado, cometido durante guerras fratricidas. El colapso de la antigua Grecia conserva una resonancia inquietante y una relevancia que no podemos permitirnos ignorar.

La narrativa tradicional que atribuye los orígenes de la decadencia helénica a la “amenaza persa” es una simplificación histórica que no resiste el análisis crítico de los acontecimientos. Como observó Arnold Toynbee, las civilizaciones no mueren al ser asesinadas, sino que se suicidan. El caso griego ayudó a inspirar esta máxima, revelando cómo el sistema de polis, las ciudades-estado, con su extraordinaria vitalidad cultural y sus profundas contradicciones políticas, ya contenía en sí mismo las semillas de su propia desintegración.

El acontecimiento catalizador de este proceso de autodestrucción fue, sin duda, la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), un conflicto que desgarró al mundo griego durante 27 años y que enfrentó a Atenas y su Liga de Delos contra Esparta y la Liga del Peloponeso. La guerra fue iniciada por los espartanos, pero Tucídides, el gran historiador y testigo directo de los acontecimientos, distingue entre la «causa real» y los «pretextos inmediatos».

Según él, la causa fundamental fue “el crecimiento del poder ateniense y el temor que despertó en Esparta”. Atenas había transformado la Liga de Delos (que comenzó como una alianza defensiva al estilo de la OTAN contra los persas) en un imperio marítimo de pleno derecho cuyos barcos amenazaban las costas del Peloponeso espartano. Así pues, si formalmente fue Esparta la que declaró la guerra, Tucídides sugiere que fue el expansionismo ateniense el que hizo que el conflicto fuera prácticamente inevitable. (¿Se te ocurre algo?)

Las cifras hablan por sí solas: Atenas perdió aproximadamente 30.000 ciudadanos durante la epidemia de peste de 430-429 a.C., una cuarta parte de su población.

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La agresión de 415-413 a.C. contra Siracusa, espléndida polis siciliana culpable sólo de eclipsar a Atenas, terminó con la derrota y la pérdida de 40.000 hombres y 200 barcos. Cuando, en el año 404 a. C., la ciudad se rindió ante Esparta, sus murallas fueron derribadas mientras sus habitantes lamentaban el fin de la hegemonía ateniense y, con ella, de una época dorada del pensamiento humano.

Como escribe Luciano Canfora: «La Grecia clásica murió así, consumida en una interminable sucesión de guerras, donde cada victoria era efímera y cada derrota permanente. Solo el arte y el pensamiento griegos sobrevivieron, pero en formas cada vez más alejadas de la realidad política».

En el corazón de esta autodisolución había una paradoja no resuelta: el sistema de ciudad-estado que había engendrado el increíble florecimiento cultural del siglo V a. C. C., se mostró incapaz de evolucionar hacia formas de agregación política más amplias.

Cada polis defendía celosamente su propia autonomía (autonomía) y libertad (eleutheria), considerando la independencia un valor absoluto e innegociable. Ningún pensador griego fue más allá de fantasías efímeras sobre una federación de polis de habla griega.

No olvidemos, a este respecto, cómo los padres fundadores de la Unión Europea consideraron la inclusión de Rusia como el objetivo final en el camino hacia una Europa que se extendiera desde el Atlántico hasta los Urales. Un camino interrumpido y un proyecto de expansión colapsado sin remedio. Y sin alternativa.

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La lección de la caída de la Grecia clásica es que ninguna excelencia artística y filosófica puede salvar a una civilización cuyo liderazgo no puede afrontar los desafíos políticos y sociales del momento. Las civilizaciones mueren cuando pierden la capacidad de renovarse desde dentro, de rejuvenecerse, como le está sucediendo ahora a China: el país más pobre del mundo se ha convertido en uno de los más ricos en apenas 40 años gracias a la calidad de su liderazgo y a su proyecto socialista.

La Europa contemporánea, como la antigua Grecia, está afectada por desigualdades y fracturas que parecen irreparables. Nuestra civilización está muriendo porque ha caído en manos de élites de bajo nivel, preocupadas sólo por su propia supervivencia, dispuestas a servir a amos externos y condenadas a convertirse en víctimas de su propia paranoia.

Si la parte rusa de Europa decide tomar realmente en cuenta la amenaza armada que la oligarquía europea occidental intenta construir contra ella, la historia se repetirá en forma de una tragedia aún más definitiva que la que destruyó la antigüedad griega. Porque ahora hay un apocalipsis nuclear en escena.

Pero la historia parece repetirse, hasta ahora, en forma de farsa. Esperemos que así sea.

*Artículo republicado con amable autorización del autor.

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Pino Arlacchi: Ex Secretario General Adjunto de la ONU. Su último libro es “Contra el miedo” (Chiarelettere, 2020)

https://www.sinistrainrete.info/articoli-brevi/30311-pino-arlacchi-il-suicidio-dell-ue-e-l-antica-grecia.html

Traducción revisada por Carlos X. Blanco

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