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Entre el águila y el oso: España, al borde del colapso por una venezolana

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Carlos Calderón.- El paso de la vicepresidente venezolana, Delcy Rodríguez, por suelo “no español”, según el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, es el más reciente episodio de un ajedrez geopolítico en el que España ni siquiera llega a peón. Filtraciones realizadas por fuentes estadounidenses a diversos medios españoles, indican que las agencias de seguridad de la potencia norteamericana, barajan la posibilidad de pedir la captura del número tres del PSOE por reunirse, de forma clandestina, con la lideresa venezolana y facilitarle su tránsito a Medio Oriente.

El contexto es el siguiente, Delcy Rodríguez es una de las cabezas del régimen chavista, está en la lista de sujetos investigados por violaciones a los derechos humanos y por este motivo está impedida para entrar al espacio de la Unión Europea. Sin embargo, como ya es sabido, el 20 de enero la vicepresidente pasó varias horas en el aeropuerto Adolfo Suarez, a la espera de un vuelo que la llevaría a Doha, Qatar. Por su condición, debió ser deportada inmediatamente, pero la intervención del flamante ministro Ábalos neutralizó la acción policial; además conversó con ella por un espacio de al menos 25 minutos. Todo lo anterior se ha dado poco antes de que el “otro” presidente de Venezuela, Juan Guaidó, hiciera una gira europea en el marco del Foro de Davos 2020.

Ábalos es un astuto zorro político y no se mueve sin la supervisión de otro canido más astuto que él, Pedro Sánchez. Los socialistas tenían previsto que la maniobra seria descubierta y enfrentarían una arremetida política de las formaciones de derecha. Sin embargo, sin ningún dividendo aparente, se jugaron su capital político. La acusación por antonomasia es la consabida financiación del chavismo a Podemos; ahora que Pablo Iglesias es colega de Delcy, Maduro puede influenciar directamente en la política española. Carlos Herrera afirmó que Iglesias intentó programar una visita oficial entre Delcy y Sánchez para contrarrestar la llegada de Guaidó.

Lo anterior tiene mucho sentido, el poder de Sánchez reposa en la débil alianza entre Podemos y los separatistas, sin embargo, el dinero aportado a la formación morada en el pasado, es irrisorio en comparación a las grandes cantidades que hoy mueve el Banco de España para el régimen de Maduro. Después de que el Zirat Bank, propiedad del gobierno turco, rompiera relaciones con el Banco Central de Venezuela el año pasado, Maduro perdió uno de sus pocos aliados en la evasión del asfixiante bloqueo económico. La decisión de Ankara fue una respuesta a la presión estadounidense, que ya había encarcelado al subdirector del Halkbank por violar el bloqueo al régimen iraní.

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Cuando la poderosa Turquía no pudo resistir el embate norteamericano, la salvación le llegó a Maduro con ritmo socialista. El Banco de España, de forma discreta pero segura, empezó a mover el dinero del régimen; bajo el gobierno del PSOE se han movilizado cientos de millones de euros que han sido un oxigeno invaluable para las finanzas bolivarianas. El representante especial de los Estados Unidos para Venezuela, Elliot Abrams, presionó a Madrid para que se detuviera el lavado de dinero, pero el gobierno español se negó.

Entonces, como ahora, se analizó la posibilidad de sancionar a España, aunque en esa ocasión sólo eran restricciones financieras, en este momento se está pensando en capturar a un ministro en funciones. Lo más probable es que, como pasó anteriormente, Estados Unidos no lleve a cabo planes tan severos, básicamente porque una fragmentación de la Unión Europea le fastidiaría sus planes en otros frentes, pero la posición diplomática española se ha visto debilitada nuevamente y el teflón de ser una nación aliada ya no va serle de utilidad en el futuro próximo.

La situación es la siguiente, el bloque ruso-chino se está disputando con los Estados Unidos el control de recursos minerales y energéticos para tener la hegemonía en la era electrónica. Venezuela, por ser una fuente virtualmente inagotable de petróleo, coltán, torio, diamantes y oro, es un delicioso botín para cualquier potencia con ganas de controlar el planeta. Estos adversarios pelean por Venezuela, como por otros territorios del mundo, para satisfacer sus necesidades. Ni a Putin ni a Trump les importa un higo lo que le pase a Venezuela.

El actual gobierno español está jugando en contra de sus propios intereses, de los de Estados Unidos y de los de Rusia. Ante este escenario los españoles saldrán perjudicados sin importar quien gane. El dinero manda, PSOE y Podemos han recibido gigantescos recursos del régimen, por eso sus líderes se arriesgan tanto, desafiando a la UE y los Estados Unidos, para ayudar a los esbirros de Maduro. Sánchez e Iglesias saben que el gobierno bolivariano tiene toneladas de información incriminatoria con la que podría ponerlos en las listas de la Interpol.

Pero esto no significa que Maduro sea todopoderoso. Rusia y China ignoran los movimientos turbios de España porque les benefician directamente y Estados Unidos está haciendo lo propio, porque quieren mantener el apoyo de todos los países de la UE. Además, Sánchez y su grupo cuentan con la buena suerte de que el experimento masónico de Guaidó ha fracasado. El jefe del PSOE se pudo dar el lujo de no recibir al presidente de papel, porque sabía que este iba a ser mayoritariamente ignorado en Davos y más todavía, porque el mismo Trump no quiso encontrarse con Guaidó ni en Suiza ni en Estados Unidos.

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Como la carta de Guaidó no pudo derribar a Maduro, Trump no tomó represalias serías contra España por el caso de Delcy. Para él es un problema innecesario, más cuando ha estado afrontando una posible moción de censura y las elecciones están a la vuelta de la esquina. Pero con este nuevo episodio, el presidente estadounidense se anota varios ataques a su política internacional por parte de Sánchez y España, seguramente se los va a cobrar.

No olvidemos que Marruecos tiene colosales intereses en Ceuta, Melilla y ahora las Canarias. Por su parte, la recién independiente Inglaterra sigue tan adicta a Gibraltar como siempre. Si España sigue oponiéndose a los intereses minero-energéticos de Estados Unidos, el tío Sam hará lo mismo, facilitando la captura de aguas territoriales españolas, repletas de idénticos recursos, por parte de Marruecos. Ni hablar de que haría lo que fuera por apoyar a Boris Jonhson.

No contento con molestar a los estadounidenses, el gobierno español sigue apoyando las operaciones de la OTAN en territorios adyacentes al Estado Ruso. La misma Rusia que se ha acercado a Marruecos, coqueteando con venderle submarinos y aviones de última generación que arrasarían sin problema las debilitadas capacidades militares españolas. Por ahora, por el beneficio que les representan las ayuditas a Venezuela, los rusos ignoran las afrentas españolas, pero Putin, al igual que Trump, también se está construyendo un memorial de agravios con el cual cobrarle a los ibéricos sus andanzas.

Como si fuera poco, en un conflicto con Marruecos la OTAN no apoyaría a España, así que tendríamos que enfrentar a unos moros que, además de fanatizados, contarían con el apoyo de estadounidenses y rusos, quienes, además de proteger sus intereses en ese conflicto, se estarían cobrando las jugadas dobles de los socialistas españoles.

Por ahora se podrá capotear el temporal, pero Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y sus socios, para mantenerse en el poder y salvar sus pellejos de una condena ante un tribunal internacional, están poniendo a los españoles en medio de un conflicto global del que no hacen parte.

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La derecha, que está en la oposición, se rasga las vestiduras, pero si el trio PP-VOX-Ciudadanos alcanza el poder, tendrá que tomar serias decisiones. Decisiones con las que no podrá aplacar la ira del águila y el oso, porque por salirse del conflicto entre estos tendrá que reclamar los legítimos intereses de los españoles en África y Gibraltar. Pueden alegrarse de que el desastre de gobierno socialista les entregará benéficos electorales, pero el daño ya está hecho. Cuando lleguen al poder escogerán entre seguir siendo carne de cañón de las superpotencias o, al menos, por una vez, defender los intereses de España.

¿Qué elegirán?

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Así nos ven desde fuera: el sucio traidor de Feijóo y sus adláteres son reconocidos por lo que son

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Escándalo en España: El PP se unió al socialismo y votó a favor de darle la ciudadanía a 500.000 inmigrantes ilegales de África

El PP, el PSOE y todos los partidos de izquierda se unieron para votar a favor de la regularización de medio millón de inmigrantes que ingresaron de manera ilegal en la última década.

El Partido Popular (PP), una suerte de Juntos por el Cambio en España, ha vuelto a traicionar a su base de votantes y decidió unirse con la extrema izquierda para regularizar y otorgarle la ciudadanía a más de 500.000 inmigrantes ilegales que arribaron al país desde África o Medio Oriente.

Si bien la ley todavía no ha sido aprobada, más bien solo se ha aprobado el tratamiento del mismo en el Parlamento, el PP sienta un peligroso precedente y ha anticipada que busca volver a votar de la misma manera en el recinto una vez que se modifiquen algunos aspectos del proyecto de ley.

De hecho, todos los partidos en el Parlamento han votado a favor del tratamiento y aprobarán pronto la ley, con la única excepción de los legisladores de VOX, que se opuso de cuajo contra la ley que le agregaría más de 500.000 votos en todo el país a la izquierda.

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Según la diputada del PP, Sofía Acedo, fue Cáritas, la organización benéfica de la Iglesia Católica, que hizo lobby para que dicha legislación sea aprobada, a pesar de que dentro de ese medio millón de personas hay prácticamente una totalidad de árabes musulmanes.

Por su parte, la socialista Elisa Garrido ha trasladado que el PSOE votará a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el “respeto” que merece darle participación directa en la política a quienes viven en España, y que creen que es necesario “seguir avanzando en mecanismos que garanticen procesos seguros de inmigración”.

Por su parte, la diputada de VOX Rocío De Meer ha indicado de nuevo que la formación liderada por Santiago Abascal rechaza la medidaQueremos que España siga siendo España, no Marruecos, ni Argelia, ni Nigeria, ni Senegal. Y esto no es odio ni es xenofobia, ni racismo, es puro sentido común“.

En España se han llevado a cabo seis regularizaciones extraordinarias de inmigrantes en toda su historia. Entre 1991 y 1992 se puso en marcha, con el Gobierno socialista, una regularización extraordinaria que benefició a 108.321.

En 1996, con el PP mediante otro proceso de regularización extraordinaria, obtuvieron papeles 21.294 inmigrantes de los 25.128 que lo solicitaron. En el año 2000 solicitaron la regularización 244.327 extranjeros y consiguieron la documentación 163.352. En el año 2001 fue denominado “regularización por arraigo” y se otorgó papeles a 239.174 inmigrantes más.

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Como si esto no fuera poco, en el 2005, durante el gobierno del comunista José Luis Rodríguez Zapatero, hace casi 20 años, se le otorgó ciudadanía a medio millón de inmigrantes, la misma cantidad que pretende dar ahora Pedro Sánchez, peleando codo a codo por el récord histórico de pérdida de identidad.

Fuente: Derecha Diario.

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