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España

El socialismo es un virus resistente y altamente contagioso

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Desde el nacimiento del socialismo en España, en 1879, y su hijo bastardo, el comunismo en 1921, su objetivo ha sido la destrucción de España y para conseguirlo no dudarían en utilizar a los españoles.

El socialismo como virus que es, y que contagia todo nuestro día a día, es necesario combatirlo y erradicarlo, con la intención de vivir en una sociedad sana, libre y que represente los valores que un día hicieron de España una nación respetada y admirada.

Qué dirían si os digo: “Una idea es como un virus, resistente, altamente contagiosa. La semilla más pequeña de una idea puede crecer. Puede crecer para definirte o destruirte” ¿ficción o realidad?

La frase corresponde a una magnifica película, Origen, donde el protagonista de la misma, Leonardo DiCaprio – Dom en la película -, lleva a la practica el germen de una idea en su propia mujer, con terribles consecuencias para ella, desembocando en la locura y posterior suicidio, al no distinguir sueño de realidad.

Pero, ¿pensáis que sólo es cosa de la ficción, o puede pasar en la realidad? Permítanme que os haga spoiler de una película de la cual somos protagonistas, pero que muchos, una gran parte de la sociedad española, no distinguen sueño de realidad, lo que dará con nuestros huesos en la lona, como sociedad.

Definiéndonos como sociedad. Una sociedad española que poco o nada se parece a la sociedad que construyeron nuestros antepasados a base de valores arraigados, transmitidos y compartidos. El trabajo, el esfuerzo, el sacrificio, la solidaridad, la ambición, la constancia eran valores no negociables.

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Esta película, comenzó hace décadas, pero un momento clave es cuando el italiano, Antonio Gramsci, el marxista, Antonio Gramsci, en el primer tercio del siglo XX, utilizó como base la terminología de Karl Marx –infraestructura, superestructura y bloque hegemónico-. Su germen de idea era crear un bloque hegemónico, y para ello era necesario la batalla cultural desde todos los frentes, con el objetivo de crear una nueva sociedad, con un nuevo orden moral.

Ese movimiento requería utilizar todos los frentes posibles, todas las trincheras que fuesen necesarias para llegar al mayor número de extractos de la sociedad, con el fin de filtrar y canalizar su germen de idea –su ideología: marxismo-. Por ello, toda la sociedad debía de contribuir, mediante su participación – asumiendo ideas ajenas hasta ese momento-, a implantar e imponer un nuevo modelo de sociedad. De ahí los conceptos de infraestructura – los diferentes extractos de la sociedad -, la superestructura – los promotores de los nuevos valores -, consiguiendo así una hegemonía mediante la imposición la interacción entre ejecutores y los promotores.

Antonio Gramsci murió en 1937 pero su obra aún perdura, es más, diría que su germen de idea ha enraizado en nuestra sociedad y está más vida que nunca. Y sino, qué es sino la Agenda 2030 – la superestructura – y las diferentes organizaciones, administraciones, sindicatos, asociaciones, fundaciones, patronal o plataformas – la infraestructura -, que han transformado la sociedad de arriba abajo, asumiendo valores, que nunca fueron autóctonos o propios, y desterrando aquellos valores transmitidos de generación en generación, y que hacían a España ser una nación respetada y valorada.

Y es que, al igual que ocurre en la citada película – Origen-, la sociedad española encerró un secreto, muy dentro de sí misma, algo que una supo que era verdad, pero que decidió olvidar. Y una sociedad que olvida lo que es, está condenada a su olvido y por ende a su destrucción y muerte.

Desde el nacimiento del socialismo en España, en 1879, y su hijo bastardo, el comunismo en 1921, su objetivo ha sido la destrucción de España y para conseguirlo no dudarían en utilizar a los españoles. No han sido pocas las veces que lo han intentado mediante la violencia, no en vano, provocaron la Guerra Civil en España – en 1936- , y viendo que España prevalecía, decidieron retomar el germen de Antonio Gramsci – la batalla cultural -. Y aquí, si os puedo decir, que, en pleno agosto de 2023, apoyados por esa Agenda 2030, se puede decir que han llegado más lejos que nunca, convirtiendo y transformando a la sociedad española, en algo que nunca fue, y en algo que no representa los valores tradicionales de España. Para ello, lo primero que hicieron, fue guardar en lo más profundo de nuestra alma, como sociedad, nuestra memoria, nuestros recuerdos y el testigo heredado de nuestros antecesores. ¿Su herramienta?, lobotomizar a través de la educación y la comunicación.

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No es de extrañar, por tanto, que hoy España la mitad de la sociedad española dependa del sistema, mediante subsidios, pensiones o empleos públicos. No es de extrañar, por tanto, que frente al peor gobierno que hayamos podido tener, no por mayor o menos simpatía, del que les escribe, sino por datos objetivos, la sociedad española no haya castigado tal gestión, sino que además ha sido premiada. Si me permiten, no es de extrañar, por tanto, que los que siempre han compartido” el amor” por la destrucción de la nación española, estén más unidos que nunca – socialistas, comunistas, Bildu, Erc, Pnv, Juntos por Cataluña y Bng-.

Un germen de idea, el de Antonio Gramsci, que cada vez tiene más adeptos, y que el supuesto “principal partido de la oposición”, el Partido Popular, hace suya, al sumarse a ese bloque hegemónico. Un Partido Popular que estás elecciones pasadas, celebradas el 23 de julio, se dedicó a recopilar votos para posteriormente sumarlos al bloque hegemónico. No lo digo yo, lo dice y lo intenta el propio Alberto Feijóo, al suplicar un pacto al Partido Socialista o incluso hacerse querer por los golpistas de Juntos por Cataluña.

Guardar en lo más profundo de nuestra alma, nuestros recuerdos y nuestros valores, es lo que permite a este bloque hegemónico campar a sus anchas, aquí y allí donde imperen, cuando dicen sentirse orgullosos de ser socialistas o comunistas, como en multitud de ocasiones lo ha hecho el mismo Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Yolanda Díaz o recientemente el propio Lula Da Silva, diciendo literalmente que “luchamos contra el discurso de la familia, las tradiciones y el patriotismo. La derecha es fascista. No nos ofende que nos llamen comunistas, nos enorgullece, lo merecemos”. Cuando el socialismo y el comunismo son los regímenes más sanguinarios de la historia. Insisto, los más sanguinarios, los más criminales.

Lo permitimos, porque nos han robado lo más preciado, nuestros valores y nuestra memoria. Y por ende, desconocemos a quien tenemos delante de nuestros ojos, y como siempre os digo, desconocemos de lo que son capaz de hacer.

¿Preferimos vivir nuestra realidad o preferimos vivir la vida supuestamente idílica que nos proponen?

Estamos ante una batalla David contra Goliat, pero ya sabemos cómo acabo esa batalla. Apuesto por recuperar aquello que un día decidimos olvidar, por la “comodidad del todo dado”, a pesar de saber que eran las herramientas para avanzar como sociedad, porque así nos los demostraron nuestros padres, antes nuestros abuelos y antes nuestros bisabuelos.

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El socialismo como virus que es, y que contagia todo nuestro día a día, es necesario combatirlo y erradicarlo, con la intención de vivir en una sociedad sana, libre y que represente los valores que un día hicieron de España una nación respetada y admirada.

Y si Lula, y sí socialistas, y sí comunistas, España saldrá adelante apostando por la familia, como la institución más antigua, apostando por nuestras tradiciones, nuestras costumbres y por supuesto nuestros valores como sociedad que representa a la nación con más historia…ESPAÑA.

Recuperemos nuestra realidad, eliminemos el germen.

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España

Así nos ven desde fuera: el sucio traidor de Feijóo y sus adláteres son reconocidos por lo que son

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Escándalo en España: El PP se unió al socialismo y votó a favor de darle la ciudadanía a 500.000 inmigrantes ilegales de África

El PP, el PSOE y todos los partidos de izquierda se unieron para votar a favor de la regularización de medio millón de inmigrantes que ingresaron de manera ilegal en la última década.

El Partido Popular (PP), una suerte de Juntos por el Cambio en España, ha vuelto a traicionar a su base de votantes y decidió unirse con la extrema izquierda para regularizar y otorgarle la ciudadanía a más de 500.000 inmigrantes ilegales que arribaron al país desde África o Medio Oriente.

Si bien la ley todavía no ha sido aprobada, más bien solo se ha aprobado el tratamiento del mismo en el Parlamento, el PP sienta un peligroso precedente y ha anticipada que busca volver a votar de la misma manera en el recinto una vez que se modifiquen algunos aspectos del proyecto de ley.

De hecho, todos los partidos en el Parlamento han votado a favor del tratamiento y aprobarán pronto la ley, con la única excepción de los legisladores de VOX, que se opuso de cuajo contra la ley que le agregaría más de 500.000 votos en todo el país a la izquierda.

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Según la diputada del PP, Sofía Acedo, fue Cáritas, la organización benéfica de la Iglesia Católica, que hizo lobby para que dicha legislación sea aprobada, a pesar de que dentro de ese medio millón de personas hay prácticamente una totalidad de árabes musulmanes.

Por su parte, la socialista Elisa Garrido ha trasladado que el PSOE votará a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el “respeto” que merece darle participación directa en la política a quienes viven en España, y que creen que es necesario “seguir avanzando en mecanismos que garanticen procesos seguros de inmigración”.

Por su parte, la diputada de VOX Rocío De Meer ha indicado de nuevo que la formación liderada por Santiago Abascal rechaza la medidaQueremos que España siga siendo España, no Marruecos, ni Argelia, ni Nigeria, ni Senegal. Y esto no es odio ni es xenofobia, ni racismo, es puro sentido común“.

En España se han llevado a cabo seis regularizaciones extraordinarias de inmigrantes en toda su historia. Entre 1991 y 1992 se puso en marcha, con el Gobierno socialista, una regularización extraordinaria que benefició a 108.321.

En 1996, con el PP mediante otro proceso de regularización extraordinaria, obtuvieron papeles 21.294 inmigrantes de los 25.128 que lo solicitaron. En el año 2000 solicitaron la regularización 244.327 extranjeros y consiguieron la documentación 163.352. En el año 2001 fue denominado “regularización por arraigo” y se otorgó papeles a 239.174 inmigrantes más.

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Como si esto no fuera poco, en el 2005, durante el gobierno del comunista José Luis Rodríguez Zapatero, hace casi 20 años, se le otorgó ciudadanía a medio millón de inmigrantes, la misma cantidad que pretende dar ahora Pedro Sánchez, peleando codo a codo por el récord histórico de pérdida de identidad.

Fuente: Derecha Diario.

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