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Opinión

El primer martes después del primer lunes

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Desgraciadamente, después de cuatro años sin sentido y otros cuatro desnortados, hemos pasado del esperpento, como venía calificando desde 2016 los “ires y venires” de la decepcionante política de Mariano Rajoy -para muchos de los casi 11 millones de españoles que lo votamos en Noviembre de 2011-, a lo que pinta como tragedia después de lo vivido desde el sábado hasta el martes en el Parlamento, supuesta sede de la Soberanía Nacional y más “hemi” que nunca, definitivamente convertido -y no sabemos por cuanto tiempo- en dos mitades, a todas luces irreconciliables hoy por no haber cortado las dos Españas que despertó el indefinible José Luis Rodríguez.

El primer martes después del primer lunes -triste casualidad- y justo al revés de lo que un país serio como Estados Unidos -¡cuántas cosas deberíamos aprender de ellos!- tiene instituido desde 1845 de manera fija como fecha electoral cada cuatro: “el primer lunes después del primer martes de Noviembre”, por razones agrícolas, climáticas y religiosas. Hasta en eso “Spain is different”, como se empezó a decir en los años sesenta, cuando Manuel Fraga era Ministro de Información y Turismo y aunque él tuvo bastante que ver con el protagonismo de las autonomías, no sé qué diría si levantara hoy la cabeza. No cabe duda de que este pasado 7 de Enero de 2020, va a quedar marcado a como uno de los días más tristes de la reciente Historia de España y esperemos que no se recuerde por algo más que por la apertura de un periodo incierto pero corto de nuestras vidas.

Después de lo escuchado a los diferentes representantes de los “19 partidos políticos, 19”, que hoy forman el variopinto arco “culiparlante” -que no parlamentario porque hablan pocos- más dividido desde la recuperada “democracia” hace 43 años es obligado hacer algunos comentarios sobre lo sucedido.

Para empezar, se ha hecho aún más patente que la figura de presidente del Congreso -cada día más merecidamente con minúscula- ejerce en realidad esa “presidencia” para una mitad, a la que no le pasa ni una, mientras se diluye en su gran sillón y se convierte en “compadre” para la otra, a la que le permite insultar a la Constitución, al Jefe del Estado o al que apoyan en la investidura no porque coincidan en casi nada, sino porque no se podía dejar pasar la oportunidad.

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En las tres jornadas de un contubernio que deja en anécdota al de Munich, se confirmaron los peores temores que se venían viendo llegar, cuando menos, desde las elecciones autonómicas y municipales de 2015, aunque algunos “agoreros” lo veníamos anunciando desde el primer aldabonazo serio, las elecciones andaluzas de Marzo de 2012, pero la cosa viene de mucho antes, tal vez desde 1978.

Ya, los aplausos de bienvenida al “presunto felón” -como algún “socio” lo llamó desde la tribuna- que ha dejado en aprendiz a su antecesor al frente del PSOE -el rey del ZParo de momento- no auguraban “milagro” alguno y se pudo comprobar que funcionó la “vaselina” que algunos decían que habían recibido los barones socialistas “díscolos de boquilla”, la andaluza Susana Díaz, el aragonés Javier Lambán, el castellano manchego y clon de “Pepe” Bono -buen ejemplo de faz poliédrica-, Emiliano GarcíaPage -que hizo honor a su apellido y ejerció de paje de Falconeti- y el extremeño Guillermo Fernández Vara. Los cuatro demostraron desconocer el sentido del honor y que no tenían palabra o que no controlan, como algunos creían -creo que las dos cosas-, a los diputados nacionales de sus regiones.

Lo cierto es que todos ignoraron las mentiras de su “elector”, desde aquella con la que, el propio doctor Fraude cum Laude alardeaba -con su característica chulería de barrio- cuando dejaba al entonces todavía PSOE en la base más baja de su pequeña y nefasta historia desde la transición, 84 míseros escaños: “Lo dije el 21 de diciembre -se refería a 2015- y soy un hombre de palabra. No iba a ser presidente a cualquier precio”, algo que ha repetido no pocas veces, hasta días antes de las elecciones repetidas del 10-N: “No dormiría tranquilo, como el 95% de los españoles, con Podemos en mi gobierno” o “nunca pondré el destino de España en manos de los independentistas”, por citar sólo dos de sus mentiras recurrentes. Y el pasado martes no fue menos cuando dijo que formaría “la única opción posible de gobierno” y “conforme a la voluntad del pueblo”, dos mentiras, puesto que había otras opciones a las que se cerró y debió decir “sólo a una parte del pueblo” que -en todo caso- lo votó creyendo lo que decía y no que iba a hacer justo lo contrario escasas 48 horas después de resultar exiguo ganador de una elecciones que cada día se dice más que, como las anteriores, no fueron limpias y según la Plataforma Elecciones Transparentes, el recuento “favoreció a PSOE y Podemos en cerca de 600.000 votos” en las del 28-A, algo que ya veremos cómo termina pero me temo que no tenga mucho recorrido. Por cierto que aparece una nueva contradicción en las actuaciones de este presidente entregado, que tanta prisa tenía en celebrar el debate de investidura porque “España no puede continuar más tiempo sin un gobierno estable” y una vez conseguida la investidura, aplaza una semana el nombramiento de su equipo ministerial e incluso ha suprimido el primer consejo de ministros esperado para este viernes. Ya no hay prisa, la “estabilidad” que buscaba era la tranquilidad de dormir en el cochón que se apresuró a cambiar como “primera acción de gobierno” a su llegada después de la moción de censura que le apoyaron los que ahora lo invisten.
Del resto de la última sesión me quedo con el magnífico discurso de Pablo Casado y con el de Inés Arrimadas, destacando del primero su comienzo “reivindicando la Constitución y a la máxima Autoridad del Estado y símbolo de la Unidad y continuidad histórica de España, nuestro Rey Don Felipe VI”, culminado con vivas a ambos y a España, algo que no hizo Abascal en su aseado y previsible discurso, que vitoreó al Rey y a España pero no a la Constitución, un detalle que pasó desapercibido, al menos en la prensa que he consultado ayer y esta mañana, y que puede dar la razón a los que tildan de “no constitucionalista” al partido del mocetón de Amurrio y que no aplica para la mayoría de sus votantes, gente de buena fe a los que el cabreo con el PP de Rajoy le nubló la razón y no vieron la evidencia de que “votar VOX era votar a Sánchez” como algunos decíamos y el 28-A y el 10-N han demostrado.

Por parte de Arrimadas su contundencia en reprocharle al candidato su pasividad ante la manifestación de la portavoz de ERC, Montserrat Bassa -hermana de una de las golpistas en prisión- que le espetó sin rubor alguno un “Me importa un comino la gobernabilidad de España”, que viniendo de la que habla en nombre del grupo que le permite salir elegido no deja de ser paradójico y que también fue pasado por alto por la nacionalista Meritxell Batet en aras de la “libertad de expresión” que le permite siempre a esa mitad del hemiciclo. Haber rechazado la unión en España Suma propuesta por Casado por parte de Abascal y Arrimadas fue un craso -e interesado- error y en mi opinión tiene también buena culpa de lo que nos puede esperar desde el martes.

Por cierto, me gustó también la réplica de Casado a la cita que el investido hizo de Manuel Azaña, Presidente de la Segunda república del que recordó que “Nadie tiene la exclusiva del patriotismo”, en clara referencia a algunos diputados de la bancada de la derecha, a lo que al Presidente del Partido popular le respondió con otra muy oportuna del mismo personaje: “Les tolero que ataquen a la República, pero nunca les toleraré que ataquen España”, pero Sánchez es más Francisco Largo Caballero -el Lenin español- que Manuel Azaña. Tengo que decir que Pablo Casado demostró un sentido de Estado que el ya presidente del gobierno dista mucho de esbozar siquiera y le dedicó frases contundentes como: “Sr. Sánchez, la democracia española ha tenido dos grandes enemigos, los terroristas y los golpistas. Sin embargo hoy les ha puesto nuestro futuro en sus manos al coste de desmembrar el Estado y liquidar el socialismo constitucional” o “Durante esta sesión de investidura hemos tenido que escuchar a uno de sus futuros ministros alabando la ideología más criminal de la historia de la humanidad, que asesinó a más de 80 millones de personas en unas décadas”, para rematar diciendo, como auténtico líder de la Oposición que “Construiremos una nueva mayoría social que pueda albergar también a los socialdemócratas huérfanos por la deriva del Sanchismo“. Recomiendo su lectura íntegra a quien no lo haya escuchado en directo.

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Tampoco quiero pasar por alto la afirmación de Aitor Esteban, portavoz del PNV, y -como buen nacionalista- desleal con Rajoy al que le vendió la aprobación del último Presupuesto, del que todavía estamos sobreviviendo para, días después, ayudar en la moción de censura a su expulsión de la Presidencia del Gobierno, otra de las cosas que la política nos deja con demasiada frecuencia, traición y falsedad. Pues bien, Esteban dijo textualmente que “Si hoy estamos aquí, votando a este candidato, es porque el Rey lo ha querido así. Podría haber propuesto a Casado o a cualquier otro y ha propuesto al “supuesto felón” Pedro Sánchez” y no le faltó razón, el Rey hizo lo que quiso y puede que no lo que debió, como vengo diciendo desde 2016. El tiempo dirá.

Y para completar el macabro guión, lo que se ha sabido justo después de la promesa ante la Constitución y Su Majestad de Pedro Sánchez -ya sabemos lo que significan las promesas del multicopista- en un breve intercambio de palabras con el Rey. “Ocho meses para diez segundos” ha dicho el nombrado. “Ha sido rápido, simple y sin dolor… el dolor viene después”, respondió el Rey, rematando el primero “le hemos dado muchas preocupaciones”, pero le faltó decir “Y no sabe lo que le espera”. O sea, agárrense que vienen curvas. Si este diálogo que facilitaron los medios fue así, sobran comentarios para un Monarca que tuvo en su manos NO cambiar el destino de España y eligió muerte ¿Qué no conocemos de las conversaciones previas? El tiempo lo dira.

En fin, veremos qué nos depara el futuro inmediato del que lo único que se ha sabido es que Sánchez se reunirá con Torra en los próximos días, ya veremos dónde, como primer paso de la hipoteca contraída con los otros nacionalistas que han dejado claro que su apoyo “no era de legislatura sino de investidura” y que sus objetivos eran la liberación de los golpistas presos y la anulación del juicio del “proceso” -me resisto a escribirlo en catalán-. Y también, cómo se deshoja la margarita de los nombramientos ministeriales, de los que su “socio preferente” y vicepresidente “in pectore”, que lloraba de pensar en que ya tendrá sueldo vitalicio en el Consejo de Estado, ya ha comenzado el reparto anticipado.

Por cierto que no me negarán la “progresión” inconmensurable de un profesor sustituto de otro profesor interino, que es lo que daba de sí el currículum del bolivariano podemita PabLenin Iglesias. Eso es “progresismo”. Claro que todavía lo supera el de su mujer -o lo que sea-, Irene Montero que, de cajera durante seis meses en un supermercado se dice que será la futura ministra de “iugal-da”, que quiere decir que a ella le da lo mismo con tal de sentarse en el consejo del pueblo. ¿Se imaginan que un alto cargo de cualquier otro partido de la llamada derecha, pero sobre todo del Partido Popular, hubiera llevado en el paquete -no piensen mal- de su nombramiento a su “consorte” para un puesto así? Una “consorte” que, recordemos, sustituyó a la anterior, en un visto y no visto, lo que supuso el destierro de la primera al gallinero del Congreso -detrás de una columna para más inri- y sustituir a su entonces portavoz parlamentario, Íñigo Errejón, por la nueva compañera.

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Opinión

La última bala de Sánchez: “Currarse la página de la pena”. Por Ernesto Milá

Ernesto Milá

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Así se llama en términos carcelarios, así se llama el último intento de mejorar la situación durante una condena: “currarse la página de la pena”. Es lo que está haciendo Pedro Sánchez con su carta en la que “estudia dimitir por amor a Begoña”. En realidad, si se lee la carta, se percibe con mucha más claridad que intenta polarizar aún más al país. De hecho, desde la presentación (“Carta a la ciudadanía”) se percibe que esta carta no es más que la apertura de la campaña electoral en Cataluña y en las europeas. Podemos estar, claro, equivocados y, a fin de cuentas, lo que pretenda Sánchez es “librarse de tanto sufrimiento” por los ataques que se vienen repitiendo contra él y su mujer -justificados, por otra parte- en los dos últimos meses. Veamos las distintas alternativas.

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

TODO LO QUE AVALA UNA RESPUESTA AFIRMATIVA

No puede olvidarse el contexto en el que ha aparecido esta carta, caracterizado por:

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A.- La reapertura en Francia de la investigación sobre las filtraciones del programa Pegasus: si bien en España, Sánchez controla a la fiscalía, no puede hacer nada contra una investigación iniciada en Francia. En España, la filtración de Pegasus se llevó por delante a la directora del CNI. Poco más. Y la cuestión es muy grave, de hecho, es gravísima: un país, inicialmente “amigo” -Marruecos- utiliza un programa para espiar las conversaciones telefónicas del gobierno español. Desde que se supo, el problema no es el hecho en sí, sino lo que “sabe” la inteligencia marroquí sobre Pedro Sánchez.

Pegasus es importante y significativo por dos elementos:

1) Fue a partir de entonces cuando cambió significativamente la política del gobierno en relación al Sahara, mostrándose favorable a Marruecos y rompiendo con Argelia. La política de apoyo a la resolución de la ONU que proponía un referendo para la población saharaui, había sido constante y tradicional en todos los gobiernos de España desde la transición. Romperla, implicaba también, ofender a Argelia, primer exportador de gas natural a España, en el peor momento: cuando había estallado el conflicto ucraniano. El cambio de política sobre la cuestión del Sáhara era, por tanto, injustificable, contrario a los hábitos diplomáticos y opuesto en sus consecuencias a los intereses de España.

2) Pegasus es un programa espía de patente israelí, aupado por el Mosad. Este elemento es importante: la crisis actual coincide con un momento en el que Sánchez -huyendo de su creciente impopularidad en España- ha asumido el rol de “misionero internacional para el reconocimiento del “estado palestino”. Esto le ha supuesto un aumento de su prestigio en la escena internacional, pero también el odio eterno de Israel. En realidad, el Mosad, lo que ha hecho con Pegasus no ha sido otra cosa que extender su influencia en dirección a otros servicios de inteligencia internacionales. El de Marruecos, por ejemplo. Es posible, incluso, que el propio programa, en su concepción, permita a Israel acceder a los mismos conocimientos que obtiene quien lo ha comprado. Si esto es así -y es muy posible que lo sea- lo que “sabe” Rabat de Sánchez, lo sabría también el Estado de Israel.

B.- La comisión de investigación sobre el “Caso Koldo” en el Senado. La endiablada situación política española después de que el PP se impusiera en votos y escaños en las pasadas elecciones, pero Sánchez consiguiera el apoyo de los partidos de izquierda, nacionalistas e independentistas para ser elegido presidente, a cambio de realizar concesiones ilimitadas, ha precipitado el que, tras conocerse el “Caso Koldo” se creara una “comisión de investigación” en el Senado, controlado por el PP. A pesar de las limitaciones de estas comisiones (y de que, hasta ahora, nunca han aclarado nada) , lo cierto es que la comparecencia de Salvador Illa hizo que aumentaran las sospechas de complicidad de la presidencia en la “trama Koldo”. Este hecho no se escapó a los periodistas que constataron la inseguridad con la que Illa contestó algunas preguntas y no estuvo en condiciones de responder satisfactoriamente al hecho de que recibiera en su despacho ministerial a alguien como ”Koldo”, que no era oficialmente, más que un chófer-guardaespaldas de otro ministro.

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Y esto es importante por dos factores:

1) Por que Illa es el candidato que encabeza la lista en las próximas elecciones autonómicas a Cataluña a celebrar en el mes de mayo. La declaración ante el senado y las reacciones de la prensa, inevitablemente suscitarán una caída en sus expectativas de voto. Sánchez, con su amenaza de dimisión, habría querido recuperar el terreno perdido, especialmente con sus socios parlamentarios (ERC se mostró muy hostil a Illa en la comisión).

2) La amenaza de dimisión, también era una forma de decirles: “Si me voy yo, os quedáis sin amnistía y el que venga detrás, seguro que no es da tantas facilidades como os doy yo”. Así trataría de evitar, de una vez por todas, nuevos chantajes parlamentarios por sus socios en cada votación. Y si los socios valoran la situación verán que, con un PP en la Moncloa, condicionado por los votos de Vox (aunque no formara parte del gobierno), la situación de privilegio de la que gozan nacionalistas e independentistas, concluiría abruptamente.

C.- Ni el “Caso Begoña”, ni el “Caso Mascarillas” han concluido. En ambos casos, la prensa está en estos momentos trabajando en distintas líneas. Estas investigaciones llevan su tiempo. Ningún medio está dispuesto a jugarse una querella multimillonaria por difamación, ni del presidente, ni de Begoña, ni de los ministerios afectados por estos casos. En otras palabras: de la misma forma que, judicialmente, estos casos están solamente en sus primeras fases de investigación, en lo que se refiere a los medios de comunicación, hay mucho más material todavía no publicado (y que, sin duda, irá deslizándose por goteo en las próximas semanas y meses) que comprometería gravemente la posición y las afirmaciones del gobierno.

Todo esto es importante por dos factores:

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1) En el “Caso Koldo” están implicados altas autoridades del Estado (la número tres del Estado, la presidenta del Congreso, Francina Armengol que durante la pandemia era presidenta de la Comunidad Autónoma Balear), varios ministerios y varios presidentes de comunidades autónomas entonces gobernadas por el PSOE. Pero todavía es más grave el contexto en el que se produjo el “caso”: una pandemia que el propio gobierno, tras la manifestación feminista del 8 de marzo, declaró el “confinamiento”, generó una campaña de terror primero en torno a la peligrosidad del virus, aplicó los protocolos de la OMS para tratar la enfermedad (que hoy se tiene la convicción de que contribuyeron a aumentar la víctimas) y, para colmo, recomendó una vacuna (no obligatoria pero sí en la práctica para aquellos que querían viajar al extranjero y para los trabajadores de empresas importantes) cuyas secuelas explican la inflación de muertes que se ha producido con posterioridad y, que el propio ministro Illa promocionó mostrando una fotografía de “cómo se vacunaba”… a pesar de que declaró en la comisión de investigación del senado que él “no se había vacunado”.

2) El “Caso Begoña”, abierto por un juzgado madrileño después de una denuncia de “Manos Limpias”, es inédito en la historia política del mundo civilizado. Todas las mujeres de presidentes, simplemente, o no habían actuado en política o si habían actuado era presentándose como candidatas en una lista electoral (casos de la esposa de Felipe y de la esposa de Aznar). Pero el hecho de que Begoña correteara en once ministerios del gobierno de su marido y obtuviera buenos contratos, subvenciones y beneficios para empresas que “asesoraba” resulta inédito en cualquier concepto democrático. A eso se le llama sospecha de “tráfico de influencias”. Sospecha, por otra parte, fundada. Siendo todavía más grave porque en algunos de los casos investigados las subvenciones eran con fondos europeos. Y, el problema para Sánchez es que las gestiones de su esposa fueron realizadas con una sensación total de impunidad y dejaron rastros suficientes (de momento, dos cartas firmadas por ella, de “recomendación”) que permiten seguir la pista con facilidad.

D.- El fracaso del contraataque socialista ante la corrupción. A partir de conocerse el “Caso Koldo” y sus ramificaciones y despuntar las primeras informaciones del “Caso Begoña”, los socialistas cometieron un error doble de comunicación: en primer lugar, desempolvaron casos ya vistos y juzgados de corrupción que afectaban al PP. Era una forma de decir “y tú más” y creer que así se desactivaba la información. En segundo lugar, trataron de crear un caso que afectara al PP allí en donde más le duele a Sánchez: en Madrid. Aprovechando que Isabel Díaz Ayuso era uno de esos empresarios oportunistas a la caza de buenos negocios a la sombra de la administración, el PSOE creó el “Caso Ayuso-Mascarillas”, pensando que contrapesaría al “Caso Koldo”. Sin embargo, la desproporción entre los dos casos pronto fue evidente: las acusaciones contra González Amador, tenían que ver con impagos a hacienda por ventas de mascarillas, antes de que fuera pareja de Díaz Ayuso. Y, además, ya se había pactado con Hacienda la resolución del caso para evitar el juicio. Aquí, fue donde se comprobó también la colaboración del Fiscal General en la ofensiva del PSOE, filtrando fría, deliberadamente, datos sobre un ciudadano privado que había reglado su situación con Haciendo. No había más vuelo para el “Caso Ayuso-Mascarillas”. De hecho, jamás existió. Mientras, se seguían filtrando más y más datos sobre los casos “Begoña” y “Koldo”.

Y esto es importante por dos elementos:

1) El fracaso del “y tú más” y el poco recorrido de los ataques contra Díaz Ayuso, evidenciaban la necesidad para el PSOE de cambiar de estrategia, pero también el reconocimiento de que, a medida que avancen los trámites judiciales, la situación empeoraría para los procesados. Y el resultado final sería una agonía mediática que implicaría el agotamiento electoral del PSOE, imposible de compensar -a la vista del aumento desmesurado de la deuda pública española en los tres últimos años y de la negativa de la UE a crear “bonos de deuda europeos”- con la “naturalización” de unas cuantas decenas de miles de inmigrantes. El problema es que, a la vista de lo que se ha publicado sobre estos casos de corrupción, de lo que los medios están investigando en este momento y de lo que el propio Sánchez conoce y que aun no ha salido a la superficie, era imposible afrontar un contrataque eficiente.

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2) El último error de Sánchez ha sido precisamente su “carta” en el que amenaza con su dimisión. La carta es hoy primera plana en todos los medios de comunicación europeos que, gracias a ella, además de referenciarla se han visto obligados a explicar lo que está siendo el “Caso Koldo”, el “Caso Begoña”, los avances mediáticos y judiciales, la comisión de investigación del Senado, etc, elementos todos ellos que habrían pasado desapercibidos para la opinión pública europea, de no ser por la dichosa “carta”. Esto hace que, cada vez más, las puertas de la UE se le vayan cerrando al pedrosanchismo. El electorado alemán y, mucho más especialmente, los gobiernos europeos de derecha, empezando por el italiano, van a permitir que llegue a España un solo euro comunitario que tiene muchas posibilidades de ser empleado en no llegar a los destinos para los que ha sido enviado, y perderse en los bolsillos próximos al gobierno español.

  1. La mala situación general económico-social de España. Mientras la UE había habilitado planes de “reactivación” económica posteriores a la pandemia, mientras se podían enmascarar las cifras y alardean de que la economía española “iba como una moto”, trucando incluso las cifras del pero, acallando el descontento social con promesas electorales y la demencial política de inmigración insuflando más y más fondos para la “integración” de los inmigrantes, regando a ONGs mafiosas con más y más millones para que ejecutaran su tarea de “taxis” para aumentar el número de inmigrantes, y mientras una parte de los medios recibía jugosas subvenciones a condición de difundir “beneficios” de las políticas gubernamentales y ocultar las cifras problemáticas (el déficit que ha llegado en marzo de 2024 a 1,6 billón de euros), Sánchez podía mantenerse en la Moncloa. Pero, en los últimos meses, el aumento de la criminalidad -especialmente de los delitos más graves: violaciones, asesinatos y robos con violencia-, la constatación de que zonas del país, en el sur, ya están en manos de las mafias de la droga y de que estas actúan impunemente, ante la mirada indiferente de Marlaska, y por ahí pasa, no solo hachís e inmigración, sino también toneladas de cocaína llegada a Marruecos, el cambio de actitud alemana hacia la entrega de fondos al gobierno español, el malestar por el aumento de una inmigración innecesaria, incontrolada y peligrosa, las molestias insólitas que esto crea en el día a día de la sociedad a causa de sus costumbres culturales y antropológicas que no están dispuestos a renunciar, la demostración de que la cifra de parados está un millón por encima de las cifras oficiales, el hundimiento en la venta de pisos, de coches eléctricos, los intentos del gobierno de controlar más y más empresas del Ibex, etc, etc, etc. Todo ello pinta un cuadro catastrófico del país.

Esto es importante por dos factores:

1) Todo esto, quizás, por separado, pudiera tener alguna solución (ser enérgico en la lucha contra la delincuencia, repatriaciones masivas empezando por inmigrantes que hayan cometido delitos, austeridad en el gasto público, reducción de las dimensiones de la administración, etc), pero juntos son de imposible solución especialmente para un gobierno en minoría y con problemas de autoridad, corrupción, dependencia de socios parlamentarios verdaderos chantajistas. Y, el gran problema es que, antes o después, está situación se evidenciará en toda su crudeza (como ha ocurrido en Argentina: “no hay plata”). El cambio de actitud de la UE en relación a España y el cierre del grifo han marcado ese momento en el que el realismo tenderá a imponerse y los “hombres de negro” exigirán medidas drásticas que afectarán, especialmente, a las pensiones, generando un vuelco en las intenciones de voto.

2) El nivel de la deuda española es tal que no solamente compromete el desarrollo y las inversiones en los próximos años, sino que supone una losa para las futuras generaciones y esto en un país multiétnico en el que los nacidos fuera de España y sus hijos, son ya la cuarta parte del total de la población. Ni en las elecciones generales de 2023, ni en las autonómicas que se están celebrando desde enero, ningún partido -salvo Vox- han hablado de lo que debería ser el primer punto de un programa de gobierno responsable: “reducción del gasto público”. De entre todos los rubros, la estructura autonómica del Estado y el gasto global generado por la inmigración (incluidos los gastos judiciales, policiales, los subsidios, el coste de los MENAS y de su mantenimiento, etc), junto con el dinero que se filtra en las redes de corrupción y la financiación de chiringuitos en forma de ONGs, constituyen las partidas mayores de las que podía prescindirse… si el gobierno tuviera autoridad y voluntad. Pero carece de ambas cosas.

Pues bien, el reconocimiento de todos estos elementos, son los factores que avalan una respuesta afirmativa a la pregunta de si la carta de Sánchez amenazando con dimitir evidencia una voluntad auténtica. Todo lo dicho anteriormente son factores problemáticos y de casi imposible solución y, por tanto, avocan al pedrosanchismo a una larga agonía. El presidente con su carta anunciando que “medita su dimisión hasta el lunes”, no habría hecho otra cosa que reconocer la triste realidad de un gobierno -su gobierno- que ha fracasado estrepitosamente y que deja al país en una situación caótica y polarizada. Ahora bien…

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

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TODO LO QUE AVALA UNA RESPUESTA NEGATIVA

… Dejar las cosas así es no reconocer ni lo que es el pedrosanchismo, ni los rasgos de su dolencia psicológica: un psicópata nunca reconoce sus errores, son los otros los que cometen errores, son los otros los que no le dejan hacer lo que él quiere, son otros los que le impiden realizar su ego. Y, allí donde una persona normal dimitiría, Pedro Sánchez, arrastrado por su conformación mental, tenderá a llegar hasta el final. No es que prefiera “morir matando”, es que prefiere que “muera todo un país, a dimitir”. Desgraciadamente, la democracia electoralista es, más que cualquier otro régimen, aquel que presta más facilidades para que un psicópata llegue al poder. Le permite utilizar su altísima capacidad para la mentira, para encandilar momentáneamente al electorado; apoyado por los medios, transmite un look de sí mismo que es, como el look de todos los psicópatas, artificial y que tarda poco en diluirse. Sitúa su ego por encima de todos los demás, no siente -no puede sentir- ningún tipo de empatía con nadie: ni con su esposa, ni con su partido, ni con su país, ni con sus partidarios. Y si hay rastros empáticos se trata solamente de simulación. Estas pulsiones negativas aumentan desde el momento en que se ve atacado, ridiculizado, insultado, silbado en sus apariciones públicas. Su bilis se multiplica y su odio aumenta. Piensa estrategias para combatir a sus adversarios, pero el psicópata no suele ser muy inteligente: su Ego le impide ver la realidad y actuar razonablemente ante ella.

No creemos, por tanto, que Sánchez vaya a dimitirTodo lo dicho en el parágrafo anterior, valdría para que una persona normal, simplemente, se suicidara (el presidente de Brasil, Getulio Vargas, lo hizo cuando estalló un ínfimo caso de corrupción que aquí no pasaría de un juicio de faltas; el presidente boliviano Germán Bush, así mismo, se suicidó al ver que encontraba dificultades creciente para imponer su proyecto político; incluso en 1993, un correligionario de Sánchez, Pierre Bérégovoy, primer ministro del gobierno del presidente Mitterand, se suicidó al saberse que había recibido un préstamo de un millón de francos para comprarse un apartamento…). Pero estos precedentes no valen para Sánchez. Está hecho de otra pasta.

Así pues, la carta de Sánchez amenazando con dimitir puede estar motivada por cinco intenciones que, en el fondo, son una: la decidida voluntad de aferrarse, con uñas y dientes, al cargo, de situar su ego por encima de los intereses de su partido, de su país y de las generaciones futuras. Estas intenciones son:

1) “Currarse la página de la víctima”.- Se trata de un cambio de estrategia: dado que la campaña del “y tú más”, ha mostrado una eficacia muy limitada; dado el fracaso de su ofensiva contra la presidenta de la Comunidad de Madrid; dada la certidumbre de lo que puede ir apareciendo, Sánchez ha optado por presentarse como víctima: él y Begoña. Sería como uno de esos personajes del cine negro, el “falso culpable” que es perseguido, amenazado, encarcelado, pero que, al final logra demostrar su inocencia. En sus contactos con el independentismo, ha comprobado que el victimismo tiene su público y que, por el simple hecho de presentarse como víctima, él y su pareja se hacen acreedores de apoyo, cariño y ternura.

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2) Movilizar voluntades.- La oposición, desde el inicio de la legislatura, aprovechando el asunto de la amnistía a Puigdemont y a los indepes catalanes, ha realizado varias movilizaciones masivas. Sánchez, en todo este tiempo, cada vez que Sánchez ha asistido a algún acto público se ha visto abucheado e insultado: “Por siete votos tienes el culo roto”, no ha sido una excepción, sino la postrera muestra del “fervor popular” que le rodea cada vez que sale de la Moncloa. No hay más abucheos porque la guardia de corps de Marlaska sitúa las barreras para el público a 200 y 300 metros de donde se encuentra el presidente. Era necesario que sus partidarios tuvieran una ocasión de mostrar su apoyo al presidente. Y esa es otra de las cosas que busca: una riada de “adhesiones inquebrantables”.

3) Poner a sus socios ante el abismo.- Con un Puigdemont que repite que tiene “cogido por los huevos” a Sánchez, con una ERC que repite que “el gobierno hace lo que nosotros queremos”, con un Bildu que se jacta del reconocimiento público y el blanqueo que le depara Sánchez, todos los cuales están dispuestos a apoyarle en cada votación siempre y cuando reciban algo a cambio, es evidente que no puede cerrarse, ni los presupuesto de 2024, ni siquiera la legislatura. Por tanto, Sánchez habría decidido plantear un órdago a sus socios: “Si me voy, vosotros caéis también”, “Si me voy, no habrá amnistía”, “Si me voy, la posibilidad del federalismo se aleja para siempre”.

4) Polarizar a la sociedad española.- Este elemento siempre ha estado presente desde el inicio de esta legislatura, pero en su carta, Sánchez lo convierte en uno de los elementos centrales: él es el que cierra el paso a la derecha (“No pasarán”), él es el que defiende el progreso frente a los “extremistas de derecha”, olvidando que, las revelaciones en su contra, una vez más, no han sido difundidas ni por la “derecha”, ni por la “extrema-derecha”, ni por el “fascismo”, sino por medios de prensa independientes y no sometidos a su férula. Sabe que si convence a la sociedad española de que existe una “galaxia fascista” que conspira contra él, es susceptible de obtener el apoyo de la otra parte de la sociedad en forma de izquierdas, nacionalistas e indepes. Una vía peligrosa que conduce directamente a la guerra civil.

5) Impedir un descalabro de la izquierda en las elecciones europeas.- Sánchez piensa en el futuro. Es consciente de que la izquierda europea va a sufrir un revés importante en las próximas elecciones europeas de junio. Si logra que la candidatura socialista mantenga sus posiciones en España, piensa que, así podrá dar el salto a Europa y convertirse en líder de la izquierda europea. Tenía esa ambición en Iberoamérica a través del Grupo de Puebla, pero las constantes derrotas en los dos últimos años de esta opción (que ha perdido el poder en unos países -Argentina, Portugal, Ecuador, Perú, Salvador- y se muestra completamente deteriorada en otros -Chile, Colombia, Brasil-), le inducen a mirar de nuevo en Europa. Y lo está intentando a través de esa “misión” diplomática que se autoarrogado para el reconocimiento del “estado palestino”.

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

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TODO ES POSIBLE EN EL PEDROSANCHISMO

Hace poco decíamos que Sánchez gobierna porque 7.821.000 españoles, de mayores, les gustaría ser como él. Mentiroso, desplazándose en Falcon a comprar tabaco, entre lujos orientales, acumulando patrimonio, sin escrúpulos de ningún tipo, habiendo logrado su proyecto personal por encima de cualquier cosa… Por eso le votan. Sánchez no es un accidente en la historia de España, es el resultado de la entronización de un modelo humano promovido desde los años 80No debe extrañarnos nada de lo que haga o decida. De hecho, no decide él, sino sus vísceras.

Pero la cuestión es si la carta refleja una actitud real o bien es mera simulación.

Tendemos a creer que es ambas cosas a la vez: incluso los psicópatas de manual experimentan momentos de flaqueza, se sienten vacíos, perciben el odio que generan y la situación que les lleva a un callejón sin salida. Algo de todo esto se refleja en la propia carta. Pero, junto a esto, las vísceras de Sánchez reaccionan y aspiran a la “solución final”: o él o el caos. Para seguir debe suscitar entusiasmos en sus partidarios, miedo en sus aliados y salidas de tono en la oposición. Debe conseguir hacer creíble su mensaje, desplazarlo del agujero de corrupción en el que se encuentra su partido y su núcleo familiar, “currándose la página de la pena”.

Se ha dado un tiempo para pensar. En el curso de estos cuatro días, del 25 al 29, veremos las reacciones de los medios y de la sociedad, de sus partidarios y de sus detractores. Pero todo esto servirá de poco: actuará según sus vísceras. Incluso aunque amagara con dimitir, unas horas después podría cambiar de opinión.

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Sánchez no necesita asesores, precisa psiquiatras. Y este país también.

 

Ernesto Milá. 

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