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Sociedad

Apocalipsis mi culo (1): La gran estafa del calentamiento global

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El enigmático monumento de “Georgia Guidestone” (Estados Unidos)
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Por Laureano Benítez Grande-Caballero.- El 22 de marzo de 1980 se erigió en Georgia (USA) un extraño monumento llamado «Georgia Guidestones», cuyo autor fue un misterioso personaje llamado R.C. Christian, seudónimo que remite claramente a la hermandad Rosacruz, creada en 1404, madre de casi todas las sociedades secretas de la actualidad.

El monumento viene a ser como una actualización de «Los 10 mandamientos» bíblicos, ya que en sus dos columnas se inscriben en varios idiomas los 10 principios de una «Edad de la Razón» ―¿el Nuevo Orden Mundial?―, que en apariencia son muy loables, excepto el primero: «Mantener a la humanidad bajo 500.000.000 en perpetuo equilibrio con la naturaleza».

Precisamente, el «segundo mandamiento» de las «Georgia Guidestones» enunciaba la necesidad de «Guiar sabiamente a la reproducción, mejorando la idoneidad y la diversidad». Si el primero consistía en limitar la población mundial a 500 millones, entonces hay que deducir que el propósito de ese «guiar sabiamente» tiene como objetivo lograr esa reducción. ¿Cómo? Los métodos tradicionales para reducir la población han sido las guerras y las pandemias. De conflictos bélicos siempre andamos muy bien surtidos, y, en cuanto a las pandemias, cada vez hay más sospechas fundadas de que los últimos virus que han surgido como amenazas para la salud mundial ―SIDA, Ébola, Zika― pueden haber sido diseñados en laboratorios.

Pero a estas dos estrategias para disminuir las poblaciones se han añadido en la actualidad una amplia panoplia de nuevas herramientas de control demográfico, todas promovidas por los lunáticos del NOM: aborto masivo, eugenesia, eutanasia, feminismo misándrico, homosexualismo… y ecofascismo, el menos conocido de todos estos diabólicos métodos.

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En efecto, el control demográfico que los plutócratas luciferinos están implantando en el mundo tiene otro de sus vórtices malignos en el ecologismo, que, de ser un movimiento loable de defensa del medio ambiente ante el exceso depredador del hombre se ha convertido en una malvada estrategia de control y dominación, y en otra herramienta más para reducir la población mundial.

«Desarrollo sostenible», es el mantra en el que se fundamenta este ecologismo espúreo, entresacado de la teoría demográfica del clérigo ingles Thomas Malthus (1776- 1834), quien afirmaba que el aumento de la población responde a una progresión geométrica, mientras que el incremento de los medios de subsistencia ocurre solo en progresión aritmética., lo cual tiene como corolario el hambre y la sobreexplotación de los recursos naturales, que son escasos e insuficientes para mantener una población en constante crecimiento.

Este «desarrollo sostenible» que los dementes psicópatas del globalismo presentan como la panacea para nuestro futuro lo fundamentan en la necesidad perentoria de frenar el llamado «cambio climático», cuyo fenómeno más característico sería el calentamiento global causado por la producción antropogénica de dióxido de carbono, gas contaminante producto de las combustiones al que acusan de ser una amenaza para la supervivencia de la humanidad. Sin embargo, cada vez es más sabido en los foros científicos que el calentamiento global no está causado por la actividad humana, sino que ese fenómeno se debe, lisa y llanamente, a cambios en la actividad solar, según unos ciclos astronómicos que se han dado ya algunas veces en la Historia, ciclos que provocan cambios en el clima. Por ejemplo, entre los años 1.000 y 1.500, la temperatura fue más cálida que en la actualidad, y el deshielo de los polos es un fenómeno cíclico, dándose el caso de que en tiempos pretéritos los casquetes polares eran más exiguos que en la actualidad.

Este aumento de la actividad solar provoca una mayor evaporación de las aguas, y este vapor es justamente el que produce un sobrecalentamiento del Planeta.

Frente al coro de voces apesebradas de quienes se adhieren al pensamiento «científicamente correcto», cada vez es más frecuente la disidencia. Nigel Lawson, periodista y político que desempeñó la cartera de Economía y Energía con Margaret Thatcher, afirma en su libro «Una mirada fría al calentamiento global» que éste no existe: «En cien años, la media de temperaturas no ha variado apenas; el calentamiento local, que no global, que se está produciendo en algunas zonas es un proceso natural. Es verdad que el hombre lo está empeorando, pero sólo una pequeña fracción. […] Es la nueva religión fanática e inquisitoria que señala con el dedo a quien no comulga con sus ideas. El clima siempre ha cambiado caprichosamente y siempre lo hará, y lo único que cabe hacer es adaptarse a la nueva situación, porque está fuera de nuestro control.

Pero el desenmascaramiento de la gran farsa del cambio climático producido por la acción del hombre se debe fundamentalmente al documental «La gran estafa del calentamiento global», donde se desmitifican las teorías empleadas en los últimos años, documental que fue apoyado por decenas de científicos, economistas, políticos y escritores, para quienes la teoría del cambio climático no tiene ninguna base científica, pues la temperatura del planeta es causada por la actividad solar, denunciando también que el cambio climático se ha convertido en un inmenso negocio acaparador de subvenciones, al igual que sucede con el lobby LGTBI y el movimiento feminista, ya que también existe un ecologismo totalitario, inserto asimismo en las plataformas izquierdistas y supuestamente anticapitalistas. Es decir, que estamos ante otra de las cabezas de la horrenda Hydra del NOM:

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Ni que decir tiene que el documental —realizado por el productor británico de televisión Martin Durkin— ha sido censurado por los gobiernos de todo el mundo, y en él se llega a afirmar que la teoría del calentamiento global es «el más grande fraude de todos los tiempos». —Por cierto, su título original era bien expresivo: «Apocalipsis mi culo». Genial.

Si el calentamiento global antropogénico es una farsa delirante, ¿por qué el globalismo intenta mantener su veracidad por todos los medios, apoyándolo con toda su infinita potencia mediática? La respuesta es bien sencilla: porque lo utilizan como una estrategia más de la ingeniería social con la que pretenden implementar el Gobierno MundiaL, la quintaesencia del NOM.

En efecto, el arma más eficaz con el que la ingeniería social globalista impone sus mandatos es alentar el miedo en las poblaciones, sabedores los plutócratas-sociópatas de que el ser humano entrega su libertad a cambio de seguridad. Para ello, las mafias luciferinas del NOM promueven estados de alarma, de Kaos, de turbulencias, patentados por el siniestro «Instituto Tavistock».

Como explica Daniel estulín en su obra «Los secretos del Club Bilderberg», este Instituto desarrolló la técnica de ingeniería social conocida como «”Turbulencia social”, llamada “efecto de ablandamiento de conmociones del futuro”, en el que la población sería ablandada a través de acontecimientos que afecten a todos: escasez de energía, desórdenes públicos, colapsos económicos y financieros, y ataques terroristas. Si las conmociones se suceden rápidamente y su intensidad es cada vez mayor, es posible llevar a la sociedad entera a un estado de psicosis de masas, donde los individuos se sentirán “disociados”, pues, al tratar de huir del terror de la realidad emergente, se retirarán a un estado de negación, volcándose en los entretenimientos y diversiones populares, y siendo propensos a los estallidos de ira». (Daniel Estulín, Los secretos del Club Bilderberg, p. 15)

Con la excusa de evitar una catástrofe ecológica, un apocalipsis medioambiental que liquide nuestro planeta, el globalismo propone la creación de un Gobierno Mundial que asegure un «desarrollo sostenible» en el sistema mundo, pues a un problema global hay que oponerle una solución global que supera las competencias y los ámbitos de los países aislados. Esta Autoridad Mundial ejercería su acción planetaria a través de un sistema totalitario de control y dominación, donde los policías-burócratas del organismo rector internacional impondrían una «agenda verde» que nos controlaría lo que comemos, lo que bebemos, con qué nos vestimos, cómo nos desplazamos, la temperatura de nuestra casa, dónde debemos vivir… Orwell desencadenado, en suma; NOM a tope.

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Ante este horizonte dantesco, «¿Estás listo para vivir en una “planificada opolis”? ¿Estás listo para utilizar una “tarjeta de calorías” y para comer lo que te ordene un “Consejo Mundial de Alimentos?». Incluso hay ya inspectores de la basura en algunas ciudades americanas, que investigan si la gente cumple con las normas del reciclaje.

Evidentemente, los disidentes serán expulsados del sistema, a pabellones de «re-educación», a las chekas-NOM. El resultado final serán las ciudades-prisión, donde sobrevivirán poblaciones ferozmente esclavizadas por el férreo totalitarismo del control global sostenible.

Ya estamos en los arrabales de este horror, que cada vez tiene menos de futurista y más de tétrica realidad. Subir los impuestos a los combustibles, penalizar los coches de gasolina hasta el punto de que muchos países —entre ellos España— los prohibirán en un futuro, cerrar el tráfico en zonas cada vez más amplias de las ciudades, controlar cualquier tipo de obra a través de la policía de «impacto sobre el medio ambiente»… medidas que a priori son plausibles, pero que llevadas a extremos, y con intenciones malignas, son herramientas para los gerifaltes mundialistas. Los ataques del PACMA a la caza también hay que incluirlos en esta ofensiva despótica del NOM, aparte de que con ella también socavan la identidad de nuestro país, desmantelando sus tradiciones más genuinas.

Y esta Autoridad Mundial del desarrollo sostenible tiene ya hasta su «constitución»: la llamada «Agenda 21», de la que hablaremos en la próxima entrega.

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España

Así nos ven desde fuera: el sucio traidor de Feijóo y sus adláteres son reconocidos por lo que son

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Escándalo en España: El PP se unió al socialismo y votó a favor de darle la ciudadanía a 500.000 inmigrantes ilegales de África

El PP, el PSOE y todos los partidos de izquierda se unieron para votar a favor de la regularización de medio millón de inmigrantes que ingresaron de manera ilegal en la última década.

El Partido Popular (PP), una suerte de Juntos por el Cambio en España, ha vuelto a traicionar a su base de votantes y decidió unirse con la extrema izquierda para regularizar y otorgarle la ciudadanía a más de 500.000 inmigrantes ilegales que arribaron al país desde África o Medio Oriente.

Si bien la ley todavía no ha sido aprobada, más bien solo se ha aprobado el tratamiento del mismo en el Parlamento, el PP sienta un peligroso precedente y ha anticipada que busca volver a votar de la misma manera en el recinto una vez que se modifiquen algunos aspectos del proyecto de ley.

De hecho, todos los partidos en el Parlamento han votado a favor del tratamiento y aprobarán pronto la ley, con la única excepción de los legisladores de VOX, que se opuso de cuajo contra la ley que le agregaría más de 500.000 votos en todo el país a la izquierda.

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Según la diputada del PP, Sofía Acedo, fue Cáritas, la organización benéfica de la Iglesia Católica, que hizo lobby para que dicha legislación sea aprobada, a pesar de que dentro de ese medio millón de personas hay prácticamente una totalidad de árabes musulmanes.

Por su parte, la socialista Elisa Garrido ha trasladado que el PSOE votará a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el “respeto” que merece darle participación directa en la política a quienes viven en España, y que creen que es necesario “seguir avanzando en mecanismos que garanticen procesos seguros de inmigración”.

Por su parte, la diputada de VOX Rocío De Meer ha indicado de nuevo que la formación liderada por Santiago Abascal rechaza la medidaQueremos que España siga siendo España, no Marruecos, ni Argelia, ni Nigeria, ni Senegal. Y esto no es odio ni es xenofobia, ni racismo, es puro sentido común“.

En España se han llevado a cabo seis regularizaciones extraordinarias de inmigrantes en toda su historia. Entre 1991 y 1992 se puso en marcha, con el Gobierno socialista, una regularización extraordinaria que benefició a 108.321.

En 1996, con el PP mediante otro proceso de regularización extraordinaria, obtuvieron papeles 21.294 inmigrantes de los 25.128 que lo solicitaron. En el año 2000 solicitaron la regularización 244.327 extranjeros y consiguieron la documentación 163.352. En el año 2001 fue denominado “regularización por arraigo” y se otorgó papeles a 239.174 inmigrantes más.

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Como si esto no fuera poco, en el 2005, durante el gobierno del comunista José Luis Rodríguez Zapatero, hace casi 20 años, se le otorgó ciudadanía a medio millón de inmigrantes, la misma cantidad que pretende dar ahora Pedro Sánchez, peleando codo a codo por el récord histórico de pérdida de identidad.

Fuente: Derecha Diario.

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