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España

Antifranquismo en la Hora 25

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LTY.- Asistimos, para asombro de nacionales y ejemplo de foráneos, a una subida sin freno de un antiespañolismo de aliento avinagrado que no parece tener límites. El odio, el esputo y el vituperio a todo lo que significa, de una manera u otra, España (su historia, su pasado, sus señas de identidad…), es el signo inequívoco de esta época lamentable, volcada toda ella a una obra de destrucción y antesala de esa nada que se vislumbra como el único futuro posible de una nación otrora tan llena de vida, desbordante de fe y pletórica de energía.

Esa manía autodestructiva, esa furia contra su propia tierra es lo propio de las sociedades en la hora amarga de la bancarrota moral y espiritual. Cuando los pueblos van cayendo por la pendiente de su irremediable decadencia los peores elementos salen de sus agujeros y alzan la bandera de la sedición dispuestos a consumar la traición largamente madurada en la oscuridad en la que la sabiduría de otros tiempos los tuvo recluidos.

Una de las formas predominantes de este anormal sentimiento antinacional es ese falso progresismo que es la enfermedad infantil, a todas luces incurable, de esa izquierda española de cromosomas desparejados que justifica todos los atropellos y todas las arbitrariedades (después de haber cometido todos los crímenes que adornan su larguísimo prontuario).

Las nuevas hazañas de esa izquierda de cartón-piedra, las últimas batallas que libran esos revolucionarios de pacotilla, van desde retirar a hurtadillas alguna que otra estatua de Franco entre gallos y medianoche de una plaza, desenterrar muertos de la guerra civil sepultados de emergencia donde les pilló la dura realidad de las peleas a tiros, ofrecer compensaciones económicas a las mujeres “vejadas” por el franquismo, citar al Generalísimo para responder ante un juez engominado (muy aficionado al dinero fácil de los banqueros “amables”) algunas preguntas sobre el alzamiento del 36, y demás ocurrencias del mismo tipo, como por ejemplo la propuesta de volar la cruz del Valle de los Caídos. Mucho me temo que estos no pararán hasta derrotar al Generalísimo.

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Es un fenómeno bastante interesante, y sin duda no lo suficientemente estudiado por los especialistas en la materia, el que a tres décadas de la muerte del Caudillo, cada día haya más y más enardecidos antifranquistas de “toda la vida”, algunos de los cuales aún se sacan el bigote con una goma de borrar y no se ganan los porros que se fuman.

Uno no puede evitar el asco y el sentimiento de vergüenza ajena que provoca el bochornoso espectáculo que ofrece todo aquel que se precie de progre con código de barras al prodigarse en declaraciones, invectivas y proclamas antifranquistas a estas alturas del siglo XXI. Manifestaciones subidas de tono y hartamente sospechosas de gentes que, por lo general, en vida de Franco, nunca levantaron la voz (como no fuera, en muchos casos, para cantar con convicción el “Cara al sol“), y se cuidaban mucho de meterse con el régimen imperante, afectados ellos en ese entonces de una mansedumbre bovina que ahora han trocado por la furia verbal propia del hombre eminentemente testicular.

Ahora que peinan canas y se han descubierto machos, se les despierta la vena revolucionaria y andan berreando: “¡A las barricadas!” con una docena de lustros de retraso. Tuvieron tiempo de sobra durante casi 40 años para ejercer su vociferante antifranquismo, y ahora a la vejez… acné juvenil. Demos gracias a Dios (¡o no!) de que el ridículo y la indignidad no matan, pues de lo contrario no se podría andar por las calles, llenas de imbéciles en rígida y definitiva posición horizontal.

Todo ese antifranquismo a toro pasado es, entre otras cosas, una manifestación de mala conciencia por haber sido cobardes, acomodaticios e indiferentes, en el momento en que había que haber sido valientes, inconformistas y comprometidos. Pero Franco se murío en una cama, y a aquellos que optaron por la paciencia durante un buen puñado de décadas les ha quedado el desagradable regusto de su cobardía, su pasividad y su inoperancia. Ahora pretenden hacerse una biografía de “resistentes”. Decía Chesterton que: ” Aquel que se enfrenta a una dictadura defenestrada tiene el mismo valor que el que asusta a una vieja”. En España tenemos un dicho que reza así: “A moro muerto, gran lanzada”. La idea es la misma y se llama impostura y superchería. Algunos llegan a la lucha contra el fascismo con más de siete décadas de retraso, y en esas circunstancias, a pesar de su fantasías y pretensiones de “héroes del pueblo” y “combatientes de la libertad”, no son más que unos asustaviejas.

El franquismo es una etapa cerrada de nuestra historia, aunque la izquierda aliada con sus inseparables acólitos nacionalistas en su empresa de hundimiento de España pretenda reabrirla para seguir hurgando en heridas viejas, para reeditar los peores capítulos de nuestro pasado. En el año 1975 concluyó un ciclo que las generaciones venideras, una vez transcurrido el tiempo de las pasiones que todo lo enturbian y contaminan, habrán de valorar en su justo mérito y reconocer los aciertos de un régimen que aportó a España, en circunstancias difíciles y en una época adversa, paz, orden y progreso, a pesar de sus errores e insuficiencias.

A la izquierda española, huérfana de todo ideal, carente de un proyecto positivo para España, dueña de un rencor indecente y de una escalofriante miseria intelectual y moral, sólo le queda su incurable demagogia, su criminal revanchismo, su sectarismo indomable y una abismal ausencia de valores. El único programa visible de la izquierda parede ser el irreversible desmantelamiento de la nación española, su postración definitiva, su sometimiento a espurios intereses antinacionales y, como apoteosis a sus obsesiones y rencores nunca olvidados y a sus odios insatisfechos, retroceder 70 años atrás. Volver al 36 para intentar el desquite de una derrota ganada a pulso, buscando la revancha por una guerra perdida por los mismos que la provocaron (ahora ya lo sabemos con certeza), aparece cada día más claramente como el sueño y la meta de esa izquierda que durante estos últimos 8 años no ha hecho otra cosa que lo único que sabe hacer: destruir España y enfrentar a los españoles. El resultado está a la vista.

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España

Así nos ven desde fuera: el sucio traidor de Feijóo y sus adláteres son reconocidos por lo que son

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Escándalo en España: El PP se unió al socialismo y votó a favor de darle la ciudadanía a 500.000 inmigrantes ilegales de África

El PP, el PSOE y todos los partidos de izquierda se unieron para votar a favor de la regularización de medio millón de inmigrantes que ingresaron de manera ilegal en la última década.

El Partido Popular (PP), una suerte de Juntos por el Cambio en España, ha vuelto a traicionar a su base de votantes y decidió unirse con la extrema izquierda para regularizar y otorgarle la ciudadanía a más de 500.000 inmigrantes ilegales que arribaron al país desde África o Medio Oriente.

Si bien la ley todavía no ha sido aprobada, más bien solo se ha aprobado el tratamiento del mismo en el Parlamento, el PP sienta un peligroso precedente y ha anticipada que busca volver a votar de la misma manera en el recinto una vez que se modifiquen algunos aspectos del proyecto de ley.

De hecho, todos los partidos en el Parlamento han votado a favor del tratamiento y aprobarán pronto la ley, con la única excepción de los legisladores de VOX, que se opuso de cuajo contra la ley que le agregaría más de 500.000 votos en todo el país a la izquierda.

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Según la diputada del PP, Sofía Acedo, fue Cáritas, la organización benéfica de la Iglesia Católica, que hizo lobby para que dicha legislación sea aprobada, a pesar de que dentro de ese medio millón de personas hay prácticamente una totalidad de árabes musulmanes.

Por su parte, la socialista Elisa Garrido ha trasladado que el PSOE votará a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el “respeto” que merece darle participación directa en la política a quienes viven en España, y que creen que es necesario “seguir avanzando en mecanismos que garanticen procesos seguros de inmigración”.

Por su parte, la diputada de VOX Rocío De Meer ha indicado de nuevo que la formación liderada por Santiago Abascal rechaza la medidaQueremos que España siga siendo España, no Marruecos, ni Argelia, ni Nigeria, ni Senegal. Y esto no es odio ni es xenofobia, ni racismo, es puro sentido común“.

En España se han llevado a cabo seis regularizaciones extraordinarias de inmigrantes en toda su historia. Entre 1991 y 1992 se puso en marcha, con el Gobierno socialista, una regularización extraordinaria que benefició a 108.321.

En 1996, con el PP mediante otro proceso de regularización extraordinaria, obtuvieron papeles 21.294 inmigrantes de los 25.128 que lo solicitaron. En el año 2000 solicitaron la regularización 244.327 extranjeros y consiguieron la documentación 163.352. En el año 2001 fue denominado “regularización por arraigo” y se otorgó papeles a 239.174 inmigrantes más.

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Como si esto no fuera poco, en el 2005, durante el gobierno del comunista José Luis Rodríguez Zapatero, hace casi 20 años, se le otorgó ciudadanía a medio millón de inmigrantes, la misma cantidad que pretende dar ahora Pedro Sánchez, peleando codo a codo por el récord histórico de pérdida de identidad.

Fuente: Derecha Diario.

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