“Si esto no se detiene, vamos a un escenario de confrontación y de polarización sin retorno. El Gobierno de Pedro Sánchez no tiene autoridad para enfrentarse a la violencia de la ultraizquierda y los separatistas porque gobierna con ellos y gracias a ellos. Pedro Sánchez gobierna con los que agreden a viejos, mujeres y niños en los actos de Cs, PP y VOX. Repito, Sánchez no tiene autoridad para enfrentarse a esta espiral de violencia quien depende políticamente de los que promueven”.

Son palabras del director de AD, Armando Robles, en el programa “Alt News”, conducido y dirigido por Santiago Fontenla, que analizó los incidentes protagonizados por ultraizquierdistas y separatistas en los actos de campaña de la derecha. Primero fue la candidata del PP en Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, la víctima de un brutal escrache en la Universidad Autónoma de Barcelona; el sábado fueron los asistentes a sendos mítines de Vox en San Sebastián los que tuvieron que ser protegidos de los proetarras por la policía y ayer domingo cientos de radicales cercaron a los que acudieron a un acto electoral de Ciudadanos en Rentería.

“Es una auténtica vergüenza que en una universidad española una turba enfurecida pretenda por la violencia que una candidata al Congreso pueda hablar a los estudiantes. Es una vergüenza las amenazas e intimidaciones a la gente pacífica que acudió a los actos electorales de Vox y Ciudadanos en Guipúzcoa y Bilbao. Esta es la consecuencia de la agitación permanente de la izquierda radical, los amigos de aliados”, sostuvo Robles.

Y es que la izquierda radical siempre se ha caracterizado por su tendencia al totalitarismo y su predilección hacía la violencia contra la población civil. Solamente hay que recordar el libro de León Trotsky, “Terrorismo y Comunismo”. En esta execrable obra, el fundador del ejército rojo de la Unión Soviética escribió: “Para hacer al individuo sagrado debemos destruir el orden social que lo crucifica. Y este problema sólo puede ser resuelto a sangre y hierro”.

La izquierda es violenta y siempre lo será, porque está en su ADN. Desde el Reino de Terror de Robespierre en Francia, la revolución siempre ha procedido de la misma manera: crea o exacerba tensiones sociales para desencadenar un cambio de régimen, y cuando los revolucionarios están en el poder, lejos de acabar con el sufrimiento del pueblo, es cuando cometen las peores atrocidades. ¿Acaso la historia nos puede mostrar algún gobierno comunista que no ha terminado arruinando a su país, además de sembrar el terror y provocar un baño de sangre?

En el programa “Alt News” también se habló del izado de una bandera independentista canaria en Las Palmas por parte de Pablo Iglesias. Se recordó al respecto que la bandera estrellada canaria era también la del MPAIAC, un grupo terrorista encabezado por Antonio Cubillo y que causó el accidente aéreo de Los Rodeos (Tenerife), en 1977, la mayor tragedia en la historia de la aviación civil. “Esos dos aviones que colisionaron en Tenerife fueron desviados desde Las Palmas como consecuencia de una amenaza de bomba en el aeropuerto de la capital grancanaria anunciada por el MPAIAC”, recordó el director de AD.
Al hilo de este asunto, Fontenla y Robles subrayaron la doble moral imperante en la izquierda española a la hora de aceptar este tipo de símbolos que son contrarios a la nación española.

“Cuando un exaltado hace el saludo nazi en un mitin de un grupo de derechas, o alguien exhibe una bandera española con el águila de San Juan en un acto patriótico, la izquierda lo usan para descalificar a los organizadores del acto, que tachan de peligrosos y violentos. Sin embargo, cuando Pablo Iglesias coge la bandera de un grupo terrorista, que representa además la ruptura de España, se lo considera la cosa más normal del mundo. ¿Alguien se imagina la que se habría montado en España si Casado o Abascal portaran la bandera de España con el águila imperial? Una cosa así hubiera sido portada y cabecera de informativos”.

“A los medios izquierdistas de propaganda les encanta hablarnos del peligro de la ‘extrema derecha”. Por contra, serían demasiado numerosas para contar las ocasiones en que los llamados ‘antifascistas’, que es una forma bastante hipócrita de no llamarles por su verdadero nombre, han protagonizado actos de vandalismo y violencia”, se remachó en “Alt News”.

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