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A setenta y dos horas de una decisión ciudadana transcendental… promesas, nombramientos y mentiras.

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Estamos a 72 horas del cuarto intento en menos de cuatro años para decidir el incierto futuro de España, esta vez con un posible escenario mucho más preocupante después de tanto tiempo de inestabilidad política -que empieza a ser también económica- que puede alargarse si se volviera a repetir un gobierno apoyado por los que hicieron posible la moción de censura de junio de 2018 o, también malo, llevar a una tercera cita con las urnas en un año de no conseguirse una suma constitucionalista que garantice la necesaria estabilidad, algo que veo difícil. Tengo claro que, como propuse entonces, es lo que debió haber hecho Mariano Rajoy en 2016 tras su recuperación en la repetición de Junio del tortazo recibido en diciembre anterior, que prolongaban las encuestas, y profundizar en la debacle del PSOE, que habría pasado sin duda a un largo periodo de reflexión y regeneración, que necesitaba, para acabar con la herencia de José Luis Rodríguez, apartado su clon del primer plano de la escena política.

Además, habría evitado, con seguridad, el renacer de VOX, que sólo ha vuelt a saldar su vieja deuda con el Partido Popular, aprovechando la buena fe de gente de principios hastiada con la situación, para incrementar aún más el nocivo efecto que el pluripartidismo ha causado sin aportación positiva visible.

Pero para eso habría hecho falta un sentido de Estado que nuestro querido registrador no supo demostrar en sus seis años y medio de gobierno y como no conduce a nada “llorar por la leche derramada”, vamos a la realidad del momento.

Será una cita posiblemente influenciada para muchos por las dos últimas y controvertidas sentencias “unitarias” de nuestro a veces incomprensible Tribunal Supremo, que hace difícil creer que no hayan condicionado la elección de la fecha electoral por su oportunista convocante ¿Por qué si no, ahora y no antes de ellas? Otra cosa es que el resultado del recuento sea satisfactorio para el presidente anuncio o tenga efecto boomerang como otra “venganza de Tutankamon” por la ignominia de remover los restos de Francisco Franco después de 44 años, contra lógica y derecho de la familia, en un exceso más del que confunde sus “urgencias” personales con los intereses generales del Estado.

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No fueron pocas las “novedades” de esta semana, con encuestas para todos los gustos y promesas de las que “se hacen para no cumplirlas”, que decía Tierno Galván. Y cómo no, debates, primero de portavoces, después de líderes de los principales partidos nacionales en las últimas generales inútiles -me refiero a las elecciones, aunque bien podría aplicarse a buena parte de los intervinientes, que demostraron su mediocridad- y hoy, la última, ésta sí totalmente feminista -le gustará a Ana Blanco- entre las “primeras mujeres” de esos partidos, que ya veremos qué dará de sí bajo la batuta sectaria de la tocaya de una de las intervinientes, la otra Ana Pastor. O ésta, según se mire, que diría el gran amigo de la primera. Hasta puede que mejore las anteriores que fueron bastante pobres y aburridas.

No ha faltado un nuevo acto de “generosidad” interesada -a costa de ese “dinero público que no es de nadie”- del aspirante a seguir en el Falcon, actuando rápidamente en auxilio del orden de uno de sus mantras, el “cambio del clima climático”, ofreciendo España, Madrid, por supuesto, que no Barcelona en la que tanta “normalidad” hay por sus calles como dice ese portento ministerial Grande Marlaska -nunca un apellido fue tan hiperbólico-. Se apresuró el doctor Plagio cum Fraude a ofrecer la capital de España para recibir la 25ª Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU y brindar su ayuda a ese portento salido del exorcismo en que han convertido a la púber Greta Thunberg para que ocupe lugar preferente en el evento, ¡qué cumbre sin la niña Greta!, diremos parafraseando aquello de la “tía Juana”, aunque ignoramos cómo llegará desde USA al no querer viajar en avión para no contaminar, de eso se ocupa el ecologista Al Gore “jet” y el camarada Pedro Falconeti.

Destacable también la contundencia del susodicho Sánchez “las cosas que digo, las hago”, se debería referir a la exhumación de los restos de Franco, única de sus “promesas” cumplidas de aquella manera, ya que para lo que llegó, “convocar de inmediato elecciones para recuperar la estabilidad” lo tuvo que hacer por necesidad -y van dos-, como salida a su desgobierno e insensatez de postrarse ante los enemigos de España que lo auparon entonces y ni con ellos se mantiene. Cabría aplicar a este hombre anuncio y a sus socios aquello que decía Platón en Las Leyes: “De cualquiera que esclavizase las leyes poniéndolas bajo el imperio de los hombres, sometiere la ciudad a una facción y despertase la discordia civil, hay que pensar que es el peor enemigo de la polis”.

Vimos también un preocupante caso de “desmemoria”, sólo imaginable en casos de demencia senil prematura o Alzheimer anticipado, que no le deseo a mi amiga Rocío, pero no conozco a ningún titulado que no recuerde la fecha de terminación de su carrera como la Sra. Monjasterio, que ante las acusaciones publicadas por El País relativas a su ejercicio profesional justifica que “no recuerdo si en 1998 había terminado la carrera”. Lo dicho, junto a la desmemoria histérica de la izquierda y el nacionalismo, digno de estudio ese olvido. En fin, estos de VOX, dando tumbos como siempre.

Se escribió y habló mucho de los debates celebrados hasta ahora, así que no entraré muy en detalle en ellos, de los que ya dije que, salvo intervenciones aisladas, me parecieron patéticos y de una mediocridad notable en la mayoría de nuestros “representantes”. En el de los siete portavoces destacó al final -si sería pobre el debate, que ha sido lo más comentado- la aparente negativa de saludo del portavoz vasco Aitor Esteban al de VOX, Iván Espinosa. No seré yo quien saque una lanza por ningún nacionalista, pero siendo cierto que Espinosa dio dos pasos hacia la posición de Esteban, que rodeó su atril en lo que muchos interpretan como su negativa al saludo, no lo es menos que el verde, al ver ese movimiento, se giró con un medio “corte de manga” -vean despacio la secuencia- y, conociendo al personaje y su estiramiento chulesco y déspota donde los haya, no descartaría que pudiera aprovecharlo para vender su moto y periodistas y medios en general, todos a una como aquel editorial de la prensa catalana de 2009, hicieron el resto, porque hoy el objetivo de la prensa de izquierdas y nacionalista es “aupar a VOX, que hace daño al PP”.

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Claro que las declaraciones del vasco alimentan la tesis que acabó con acusaciones de “franquistas” a los de VOX y de “racista, xenófobo y esquizófrénico” al del PNV por Javier Ortega. A mi juicio, la mejor en ese debate fue Cayetana Álvarez de Toledo, que no tiene pelos en la lengua y dice lo que muchos querríamos haber oído hace tiempo a líderes del PP, de cuyo guión “políticamente correcto” sólo se salía Rafael Hernando, hoy silenciado en el Senado. La petición de perdón de Cayetana “por haber sido profundamente anticatalanes, aceptando al nacionalismo como animal de compañía” levantó ampollas en lugar de autocrítica en algunos de sus compañeros que llevaron al PP catalán de 19 escaños a uno. Y no fue la única, Alejo Vidal-Quadras -¿de vuelta a casa?- dijo que “llevaba 23 años esperando que el que fue su partido haga la autocrítica que ha hecho este sábado” añadiendo que el problema de Cataluña es “no tener suficientes psiquiatras”, afirmación que comparto.

Tampoco nada más allá de unos sutiles comentarios sobre lo que no se remató bien en el debate a cinco del lunes, aparte del reparto anticipado de cargos, vicepresidencias y ministerios nuevos por parte del que ya veremos si sigue de “okupa” porque, a juzgar por la imagen dada en el plató con la mirada hundida en los papeles que le habían escrito -ya sabemos que sus colaboradores copian y escriben por él- parece que no las tiene todas consigo y sólo aspira a que los demás le den su “Sí es Sí, porque yo lo valgo” y pide su abstención para que, ahora que le beneficia a él, valga lo que no respetó antes, “que gobierne la lista más votada”. Me llamó la atención la imagen de dos de los protagonistas, la de Pablo Iglesias, un poco mejor pese a su atuendo de camisa remangada, mejorada con la corbata “suelta” y la del poco regenerador Santiago Abascal con dos tallas menos de camisa que literalmente le impedía abrochar el cuello, demostrando ese “aire legionario” que vende el que agotó todas las prórrogas posibles para librarse la mili que ahora ‘quiere’ restituir y de nuevo alardeando de “víctima del terrorismo”, algo cuando menos cuestionable que le censuró Iglesias. Curiosa también la ferviente defensa d familia y natalidad de Albert Rivera, entendible lo primero porque lleva ya tres o cuatro intentos, pero no lo segundo, porque de momento sólo tiene una hija, es decir ni la tasa de reposición.

Sí estuvo bien Rivera echando en cara a su oponente por la derecha, Abascal, haber vivido de un chiringuito que le puso el PP, con 82.491’80 € anuales, pero no supo desmentir al interpelado cuando falseó su respuesta: “estuve cuatro meses y comparecí a petición propia para pedir la eliminación de la Fundación”, vino a decir y ahí Rivera cedió pese a que la comparecencia fue resultado de la reclamación del entonces diputado de UPyD en la Asamblea de Madrid, Alberto Reyero -hoy en Ciudadanos y consejero en el gobierno madrileño-, que puso en apuros al de Amurrio:
https://www.youtube.com/watch?v=bO0EPByqUVI
.

No tuvo presente -o no sabía Rivera- que antes de la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio -que cerró Ignacio González unos meses después de la comparecencia del 5 de Noviembre de 2013-, Abascal había sido dos o tres años -con el mismo sueldo- Director General de la Agencia de Protección de Datos de Madrid -otro chiringuito que hubo que cerrar, en este caso, creo que Esperanza Aguirre- por la que aparecía, “a firmar”, de vez en cuando.

El conjunto de esa “intensa” actividad sí que podía ser más o menos la cifra de más de más de 300.000€ que Rivera achacó a Abascal que le “había costado enterarse de la inutilidad del chiringuito”. También desconocía Rivera que el nombramiento de Abascal en la Fundación de marras según el digital Infolibre fue “el 18 de febrero de 2013”, que añade que según fuentes del Ejecutivo “El 28 de enero de 2014, Abascal ‘cesó’ a petición propia como director gerente de la fundación”, por lo parece que tuvo el cargo once meses y no cuatro como dijo. Muy curiosa también la fecha de “petición del cese”, ya que el 16 de enero anterior -doce días antes- Abascal aparecía en rueda de prensa presentando VOX como Secretario General provisional del partido, en la calle Pradillo de Madrid. Y más aún, Abascal se “despidió” de Rajoy, en una de sus poco limpias actuaciones, mediante carta publicada por el diario El Mundo el 25 de noviembre de 2013: https://www.elmundo.es/espana/2013/11/25/52927f3761fd3d65778b457c.html tras acordar con Alejo Vidal-Quadras su incorporación a VOX con 5.000€ de sueldo.

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O sea, mentira sobre mentira u ocultación de gran parte de la verdad, que para el caso es lo mismo. A ver si se prepara mejor las cosas Sr. Rivera que a este paso no va a conseguir ni esos 32 escaños de 2016 con los que dice ahora que se conformaría. Como es lógico después de que las encuestas le dan en torno a 20 o menos.

Termino con mi opinión sobre el citado debate a cinco del pasado lunes. Para mí quedó claro que la única alternativa posible al frente popular que se atisba en el horizonte es la unidad de voto en torno al PP, una vez visto el resultado del experimento del pasado 28-A. Pero lo digo convencido tras lo que vi y oí el lunes y es que aparte de esa extraña coincidencia en los medios de que el posible ganador fue Abascal, fruto de esa presencia en las redes de sus fieles jóvenes que votaron en masa en los medios de acuerdo con las instrucciones recibidas para conseguir ese resultado, creo que Pablo Casado fue el único que puso en un brete al candidato socialista con su reiterada pregunta sobre si Cataluña es una nación y si pactaría con comunistas, nacionalistas y separatistas con la abstención o apoyo de BILDU, que se quedó sin respuesta y además fue, en mi opinión, el único que en su minuto de oro resumió un programa de Gobierno con sentido de Estado, que por su interés copio: “Me gustaría estar en tu casa ahora para mirarte a los ojos, darte la mano bien fuerte y pedirte tu confianza para liderar un cambio en España. Quiero ser el Presidente que esté a tu lado, que te sea útil, que te acompañe para resolver tus preocupaciones porque también son las mías. Quiero liderar un Gobierno de verdad, que no le tiemble el pulso frente a los separatistas y que no le tiemblen las piernas para resolver la crisis económica y social que siempre nos deja la izquierda. Un Gobierno que proteja a los mayores, para que tengan su tranquilidad con una pensión garantizada.. que impulse a los jóvenes para que puedan conquistar sus sueños, pero con un empleo de calidad… que acompañe a las familias para que sigan haciendo planes, pero desde la casa que quieren y con la educación y sanidad que merecen. En definitiva, quiero ser Presidente para desbloquear esta situación, para recuperar la concordia, para gobernar para todos por todo lo que nos une y para recuperar ese espíritu de ESPAÑA SUMA, para que no volvamos a fragmentar el voto del centro derecha como pasó en abril porque sólo el PP puede ganar al Partido Socialista y puede formar Gobierno, un Gobierno de cambio. Por tanto, unamos nuestros votos para unir España”.

Aunque me temo que, de no conseguirse esa difícil victoria del PP con apoyos suficientes y pese a la profecía del singular Miguel Ángel Revilla ayer desde Bilbao de que “no habrá nuevas elecciones”, unos días después de dejar caer que está “abierto a reconciliarse con el Partido Popular en un hipotético pacto entre Pablo Casado y Ciudadanos”, el escenario de la repetición electoral está más cerca de lo que necesita España.

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La última bala de Sánchez: “Currarse la página de la pena”. Por Ernesto Milá

Ernesto Milá

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Así se llama en términos carcelarios, así se llama el último intento de mejorar la situación durante una condena: “currarse la página de la pena”. Es lo que está haciendo Pedro Sánchez con su carta en la que “estudia dimitir por amor a Begoña”. En realidad, si se lee la carta, se percibe con mucha más claridad que intenta polarizar aún más al país. De hecho, desde la presentación (“Carta a la ciudadanía”) se percibe que esta carta no es más que la apertura de la campaña electoral en Cataluña y en las europeas. Podemos estar, claro, equivocados y, a fin de cuentas, lo que pretenda Sánchez es “librarse de tanto sufrimiento” por los ataques que se vienen repitiendo contra él y su mujer -justificados, por otra parte- en los dos últimos meses. Veamos las distintas alternativas.

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

TODO LO QUE AVALA UNA RESPUESTA AFIRMATIVA

No puede olvidarse el contexto en el que ha aparecido esta carta, caracterizado por:

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A.- La reapertura en Francia de la investigación sobre las filtraciones del programa Pegasus: si bien en España, Sánchez controla a la fiscalía, no puede hacer nada contra una investigación iniciada en Francia. En España, la filtración de Pegasus se llevó por delante a la directora del CNI. Poco más. Y la cuestión es muy grave, de hecho, es gravísima: un país, inicialmente “amigo” -Marruecos- utiliza un programa para espiar las conversaciones telefónicas del gobierno español. Desde que se supo, el problema no es el hecho en sí, sino lo que “sabe” la inteligencia marroquí sobre Pedro Sánchez.

Pegasus es importante y significativo por dos elementos:

1) Fue a partir de entonces cuando cambió significativamente la política del gobierno en relación al Sahara, mostrándose favorable a Marruecos y rompiendo con Argelia. La política de apoyo a la resolución de la ONU que proponía un referendo para la población saharaui, había sido constante y tradicional en todos los gobiernos de España desde la transición. Romperla, implicaba también, ofender a Argelia, primer exportador de gas natural a España, en el peor momento: cuando había estallado el conflicto ucraniano. El cambio de política sobre la cuestión del Sáhara era, por tanto, injustificable, contrario a los hábitos diplomáticos y opuesto en sus consecuencias a los intereses de España.

2) Pegasus es un programa espía de patente israelí, aupado por el Mosad. Este elemento es importante: la crisis actual coincide con un momento en el que Sánchez -huyendo de su creciente impopularidad en España- ha asumido el rol de “misionero internacional para el reconocimiento del “estado palestino”. Esto le ha supuesto un aumento de su prestigio en la escena internacional, pero también el odio eterno de Israel. En realidad, el Mosad, lo que ha hecho con Pegasus no ha sido otra cosa que extender su influencia en dirección a otros servicios de inteligencia internacionales. El de Marruecos, por ejemplo. Es posible, incluso, que el propio programa, en su concepción, permita a Israel acceder a los mismos conocimientos que obtiene quien lo ha comprado. Si esto es así -y es muy posible que lo sea- lo que “sabe” Rabat de Sánchez, lo sabría también el Estado de Israel.

B.- La comisión de investigación sobre el “Caso Koldo” en el Senado. La endiablada situación política española después de que el PP se impusiera en votos y escaños en las pasadas elecciones, pero Sánchez consiguiera el apoyo de los partidos de izquierda, nacionalistas e independentistas para ser elegido presidente, a cambio de realizar concesiones ilimitadas, ha precipitado el que, tras conocerse el “Caso Koldo” se creara una “comisión de investigación” en el Senado, controlado por el PP. A pesar de las limitaciones de estas comisiones (y de que, hasta ahora, nunca han aclarado nada) , lo cierto es que la comparecencia de Salvador Illa hizo que aumentaran las sospechas de complicidad de la presidencia en la “trama Koldo”. Este hecho no se escapó a los periodistas que constataron la inseguridad con la que Illa contestó algunas preguntas y no estuvo en condiciones de responder satisfactoriamente al hecho de que recibiera en su despacho ministerial a alguien como ”Koldo”, que no era oficialmente, más que un chófer-guardaespaldas de otro ministro.

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Y esto es importante por dos factores:

1) Por que Illa es el candidato que encabeza la lista en las próximas elecciones autonómicas a Cataluña a celebrar en el mes de mayo. La declaración ante el senado y las reacciones de la prensa, inevitablemente suscitarán una caída en sus expectativas de voto. Sánchez, con su amenaza de dimisión, habría querido recuperar el terreno perdido, especialmente con sus socios parlamentarios (ERC se mostró muy hostil a Illa en la comisión).

2) La amenaza de dimisión, también era una forma de decirles: “Si me voy yo, os quedáis sin amnistía y el que venga detrás, seguro que no es da tantas facilidades como os doy yo”. Así trataría de evitar, de una vez por todas, nuevos chantajes parlamentarios por sus socios en cada votación. Y si los socios valoran la situación verán que, con un PP en la Moncloa, condicionado por los votos de Vox (aunque no formara parte del gobierno), la situación de privilegio de la que gozan nacionalistas e independentistas, concluiría abruptamente.

C.- Ni el “Caso Begoña”, ni el “Caso Mascarillas” han concluido. En ambos casos, la prensa está en estos momentos trabajando en distintas líneas. Estas investigaciones llevan su tiempo. Ningún medio está dispuesto a jugarse una querella multimillonaria por difamación, ni del presidente, ni de Begoña, ni de los ministerios afectados por estos casos. En otras palabras: de la misma forma que, judicialmente, estos casos están solamente en sus primeras fases de investigación, en lo que se refiere a los medios de comunicación, hay mucho más material todavía no publicado (y que, sin duda, irá deslizándose por goteo en las próximas semanas y meses) que comprometería gravemente la posición y las afirmaciones del gobierno.

Todo esto es importante por dos factores:

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1) En el “Caso Koldo” están implicados altas autoridades del Estado (la número tres del Estado, la presidenta del Congreso, Francina Armengol que durante la pandemia era presidenta de la Comunidad Autónoma Balear), varios ministerios y varios presidentes de comunidades autónomas entonces gobernadas por el PSOE. Pero todavía es más grave el contexto en el que se produjo el “caso”: una pandemia que el propio gobierno, tras la manifestación feminista del 8 de marzo, declaró el “confinamiento”, generó una campaña de terror primero en torno a la peligrosidad del virus, aplicó los protocolos de la OMS para tratar la enfermedad (que hoy se tiene la convicción de que contribuyeron a aumentar la víctimas) y, para colmo, recomendó una vacuna (no obligatoria pero sí en la práctica para aquellos que querían viajar al extranjero y para los trabajadores de empresas importantes) cuyas secuelas explican la inflación de muertes que se ha producido con posterioridad y, que el propio ministro Illa promocionó mostrando una fotografía de “cómo se vacunaba”… a pesar de que declaró en la comisión de investigación del senado que él “no se había vacunado”.

2) El “Caso Begoña”, abierto por un juzgado madrileño después de una denuncia de “Manos Limpias”, es inédito en la historia política del mundo civilizado. Todas las mujeres de presidentes, simplemente, o no habían actuado en política o si habían actuado era presentándose como candidatas en una lista electoral (casos de la esposa de Felipe y de la esposa de Aznar). Pero el hecho de que Begoña correteara en once ministerios del gobierno de su marido y obtuviera buenos contratos, subvenciones y beneficios para empresas que “asesoraba” resulta inédito en cualquier concepto democrático. A eso se le llama sospecha de “tráfico de influencias”. Sospecha, por otra parte, fundada. Siendo todavía más grave porque en algunos de los casos investigados las subvenciones eran con fondos europeos. Y, el problema para Sánchez es que las gestiones de su esposa fueron realizadas con una sensación total de impunidad y dejaron rastros suficientes (de momento, dos cartas firmadas por ella, de “recomendación”) que permiten seguir la pista con facilidad.

D.- El fracaso del contraataque socialista ante la corrupción. A partir de conocerse el “Caso Koldo” y sus ramificaciones y despuntar las primeras informaciones del “Caso Begoña”, los socialistas cometieron un error doble de comunicación: en primer lugar, desempolvaron casos ya vistos y juzgados de corrupción que afectaban al PP. Era una forma de decir “y tú más” y creer que así se desactivaba la información. En segundo lugar, trataron de crear un caso que afectara al PP allí en donde más le duele a Sánchez: en Madrid. Aprovechando que Isabel Díaz Ayuso era uno de esos empresarios oportunistas a la caza de buenos negocios a la sombra de la administración, el PSOE creó el “Caso Ayuso-Mascarillas”, pensando que contrapesaría al “Caso Koldo”. Sin embargo, la desproporción entre los dos casos pronto fue evidente: las acusaciones contra González Amador, tenían que ver con impagos a hacienda por ventas de mascarillas, antes de que fuera pareja de Díaz Ayuso. Y, además, ya se había pactado con Hacienda la resolución del caso para evitar el juicio. Aquí, fue donde se comprobó también la colaboración del Fiscal General en la ofensiva del PSOE, filtrando fría, deliberadamente, datos sobre un ciudadano privado que había reglado su situación con Haciendo. No había más vuelo para el “Caso Ayuso-Mascarillas”. De hecho, jamás existió. Mientras, se seguían filtrando más y más datos sobre los casos “Begoña” y “Koldo”.

Y esto es importante por dos elementos:

1) El fracaso del “y tú más” y el poco recorrido de los ataques contra Díaz Ayuso, evidenciaban la necesidad para el PSOE de cambiar de estrategia, pero también el reconocimiento de que, a medida que avancen los trámites judiciales, la situación empeoraría para los procesados. Y el resultado final sería una agonía mediática que implicaría el agotamiento electoral del PSOE, imposible de compensar -a la vista del aumento desmesurado de la deuda pública española en los tres últimos años y de la negativa de la UE a crear “bonos de deuda europeos”- con la “naturalización” de unas cuantas decenas de miles de inmigrantes. El problema es que, a la vista de lo que se ha publicado sobre estos casos de corrupción, de lo que los medios están investigando en este momento y de lo que el propio Sánchez conoce y que aun no ha salido a la superficie, era imposible afrontar un contrataque eficiente.

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2) El último error de Sánchez ha sido precisamente su “carta” en el que amenaza con su dimisión. La carta es hoy primera plana en todos los medios de comunicación europeos que, gracias a ella, además de referenciarla se han visto obligados a explicar lo que está siendo el “Caso Koldo”, el “Caso Begoña”, los avances mediáticos y judiciales, la comisión de investigación del Senado, etc, elementos todos ellos que habrían pasado desapercibidos para la opinión pública europea, de no ser por la dichosa “carta”. Esto hace que, cada vez más, las puertas de la UE se le vayan cerrando al pedrosanchismo. El electorado alemán y, mucho más especialmente, los gobiernos europeos de derecha, empezando por el italiano, van a permitir que llegue a España un solo euro comunitario que tiene muchas posibilidades de ser empleado en no llegar a los destinos para los que ha sido enviado, y perderse en los bolsillos próximos al gobierno español.

  1. La mala situación general económico-social de España. Mientras la UE había habilitado planes de “reactivación” económica posteriores a la pandemia, mientras se podían enmascarar las cifras y alardean de que la economía española “iba como una moto”, trucando incluso las cifras del pero, acallando el descontento social con promesas electorales y la demencial política de inmigración insuflando más y más fondos para la “integración” de los inmigrantes, regando a ONGs mafiosas con más y más millones para que ejecutaran su tarea de “taxis” para aumentar el número de inmigrantes, y mientras una parte de los medios recibía jugosas subvenciones a condición de difundir “beneficios” de las políticas gubernamentales y ocultar las cifras problemáticas (el déficit que ha llegado en marzo de 2024 a 1,6 billón de euros), Sánchez podía mantenerse en la Moncloa. Pero, en los últimos meses, el aumento de la criminalidad -especialmente de los delitos más graves: violaciones, asesinatos y robos con violencia-, la constatación de que zonas del país, en el sur, ya están en manos de las mafias de la droga y de que estas actúan impunemente, ante la mirada indiferente de Marlaska, y por ahí pasa, no solo hachís e inmigración, sino también toneladas de cocaína llegada a Marruecos, el cambio de actitud alemana hacia la entrega de fondos al gobierno español, el malestar por el aumento de una inmigración innecesaria, incontrolada y peligrosa, las molestias insólitas que esto crea en el día a día de la sociedad a causa de sus costumbres culturales y antropológicas que no están dispuestos a renunciar, la demostración de que la cifra de parados está un millón por encima de las cifras oficiales, el hundimiento en la venta de pisos, de coches eléctricos, los intentos del gobierno de controlar más y más empresas del Ibex, etc, etc, etc. Todo ello pinta un cuadro catastrófico del país.

Esto es importante por dos factores:

1) Todo esto, quizás, por separado, pudiera tener alguna solución (ser enérgico en la lucha contra la delincuencia, repatriaciones masivas empezando por inmigrantes que hayan cometido delitos, austeridad en el gasto público, reducción de las dimensiones de la administración, etc), pero juntos son de imposible solución especialmente para un gobierno en minoría y con problemas de autoridad, corrupción, dependencia de socios parlamentarios verdaderos chantajistas. Y, el gran problema es que, antes o después, está situación se evidenciará en toda su crudeza (como ha ocurrido en Argentina: “no hay plata”). El cambio de actitud de la UE en relación a España y el cierre del grifo han marcado ese momento en el que el realismo tenderá a imponerse y los “hombres de negro” exigirán medidas drásticas que afectarán, especialmente, a las pensiones, generando un vuelco en las intenciones de voto.

2) El nivel de la deuda española es tal que no solamente compromete el desarrollo y las inversiones en los próximos años, sino que supone una losa para las futuras generaciones y esto en un país multiétnico en el que los nacidos fuera de España y sus hijos, son ya la cuarta parte del total de la población. Ni en las elecciones generales de 2023, ni en las autonómicas que se están celebrando desde enero, ningún partido -salvo Vox- han hablado de lo que debería ser el primer punto de un programa de gobierno responsable: “reducción del gasto público”. De entre todos los rubros, la estructura autonómica del Estado y el gasto global generado por la inmigración (incluidos los gastos judiciales, policiales, los subsidios, el coste de los MENAS y de su mantenimiento, etc), junto con el dinero que se filtra en las redes de corrupción y la financiación de chiringuitos en forma de ONGs, constituyen las partidas mayores de las que podía prescindirse… si el gobierno tuviera autoridad y voluntad. Pero carece de ambas cosas.

Pues bien, el reconocimiento de todos estos elementos, son los factores que avalan una respuesta afirmativa a la pregunta de si la carta de Sánchez amenazando con dimitir evidencia una voluntad auténtica. Todo lo dicho anteriormente son factores problemáticos y de casi imposible solución y, por tanto, avocan al pedrosanchismo a una larga agonía. El presidente con su carta anunciando que “medita su dimisión hasta el lunes”, no habría hecho otra cosa que reconocer la triste realidad de un gobierno -su gobierno- que ha fracasado estrepitosamente y que deja al país en una situación caótica y polarizada. Ahora bien…

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

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TODO LO QUE AVALA UNA RESPUESTA NEGATIVA

… Dejar las cosas así es no reconocer ni lo que es el pedrosanchismo, ni los rasgos de su dolencia psicológica: un psicópata nunca reconoce sus errores, son los otros los que cometen errores, son los otros los que no le dejan hacer lo que él quiere, son otros los que le impiden realizar su ego. Y, allí donde una persona normal dimitiría, Pedro Sánchez, arrastrado por su conformación mental, tenderá a llegar hasta el final. No es que prefiera “morir matando”, es que prefiere que “muera todo un país, a dimitir”. Desgraciadamente, la democracia electoralista es, más que cualquier otro régimen, aquel que presta más facilidades para que un psicópata llegue al poder. Le permite utilizar su altísima capacidad para la mentira, para encandilar momentáneamente al electorado; apoyado por los medios, transmite un look de sí mismo que es, como el look de todos los psicópatas, artificial y que tarda poco en diluirse. Sitúa su ego por encima de todos los demás, no siente -no puede sentir- ningún tipo de empatía con nadie: ni con su esposa, ni con su partido, ni con su país, ni con sus partidarios. Y si hay rastros empáticos se trata solamente de simulación. Estas pulsiones negativas aumentan desde el momento en que se ve atacado, ridiculizado, insultado, silbado en sus apariciones públicas. Su bilis se multiplica y su odio aumenta. Piensa estrategias para combatir a sus adversarios, pero el psicópata no suele ser muy inteligente: su Ego le impide ver la realidad y actuar razonablemente ante ella.

No creemos, por tanto, que Sánchez vaya a dimitirTodo lo dicho en el parágrafo anterior, valdría para que una persona normal, simplemente, se suicidara (el presidente de Brasil, Getulio Vargas, lo hizo cuando estalló un ínfimo caso de corrupción que aquí no pasaría de un juicio de faltas; el presidente boliviano Germán Bush, así mismo, se suicidó al ver que encontraba dificultades creciente para imponer su proyecto político; incluso en 1993, un correligionario de Sánchez, Pierre Bérégovoy, primer ministro del gobierno del presidente Mitterand, se suicidó al saberse que había recibido un préstamo de un millón de francos para comprarse un apartamento…). Pero estos precedentes no valen para Sánchez. Está hecho de otra pasta.

Así pues, la carta de Sánchez amenazando con dimitir puede estar motivada por cinco intenciones que, en el fondo, son una: la decidida voluntad de aferrarse, con uñas y dientes, al cargo, de situar su ego por encima de los intereses de su partido, de su país y de las generaciones futuras. Estas intenciones son:

1) “Currarse la página de la víctima”.- Se trata de un cambio de estrategia: dado que la campaña del “y tú más”, ha mostrado una eficacia muy limitada; dado el fracaso de su ofensiva contra la presidenta de la Comunidad de Madrid; dada la certidumbre de lo que puede ir apareciendo, Sánchez ha optado por presentarse como víctima: él y Begoña. Sería como uno de esos personajes del cine negro, el “falso culpable” que es perseguido, amenazado, encarcelado, pero que, al final logra demostrar su inocencia. En sus contactos con el independentismo, ha comprobado que el victimismo tiene su público y que, por el simple hecho de presentarse como víctima, él y su pareja se hacen acreedores de apoyo, cariño y ternura.

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2) Movilizar voluntades.- La oposición, desde el inicio de la legislatura, aprovechando el asunto de la amnistía a Puigdemont y a los indepes catalanes, ha realizado varias movilizaciones masivas. Sánchez, en todo este tiempo, cada vez que Sánchez ha asistido a algún acto público se ha visto abucheado e insultado: “Por siete votos tienes el culo roto”, no ha sido una excepción, sino la postrera muestra del “fervor popular” que le rodea cada vez que sale de la Moncloa. No hay más abucheos porque la guardia de corps de Marlaska sitúa las barreras para el público a 200 y 300 metros de donde se encuentra el presidente. Era necesario que sus partidarios tuvieran una ocasión de mostrar su apoyo al presidente. Y esa es otra de las cosas que busca: una riada de “adhesiones inquebrantables”.

3) Poner a sus socios ante el abismo.- Con un Puigdemont que repite que tiene “cogido por los huevos” a Sánchez, con una ERC que repite que “el gobierno hace lo que nosotros queremos”, con un Bildu que se jacta del reconocimiento público y el blanqueo que le depara Sánchez, todos los cuales están dispuestos a apoyarle en cada votación siempre y cuando reciban algo a cambio, es evidente que no puede cerrarse, ni los presupuesto de 2024, ni siquiera la legislatura. Por tanto, Sánchez habría decidido plantear un órdago a sus socios: “Si me voy, vosotros caéis también”, “Si me voy, no habrá amnistía”, “Si me voy, la posibilidad del federalismo se aleja para siempre”.

4) Polarizar a la sociedad española.- Este elemento siempre ha estado presente desde el inicio de esta legislatura, pero en su carta, Sánchez lo convierte en uno de los elementos centrales: él es el que cierra el paso a la derecha (“No pasarán”), él es el que defiende el progreso frente a los “extremistas de derecha”, olvidando que, las revelaciones en su contra, una vez más, no han sido difundidas ni por la “derecha”, ni por la “extrema-derecha”, ni por el “fascismo”, sino por medios de prensa independientes y no sometidos a su férula. Sabe que si convence a la sociedad española de que existe una “galaxia fascista” que conspira contra él, es susceptible de obtener el apoyo de la otra parte de la sociedad en forma de izquierdas, nacionalistas e indepes. Una vía peligrosa que conduce directamente a la guerra civil.

5) Impedir un descalabro de la izquierda en las elecciones europeas.- Sánchez piensa en el futuro. Es consciente de que la izquierda europea va a sufrir un revés importante en las próximas elecciones europeas de junio. Si logra que la candidatura socialista mantenga sus posiciones en España, piensa que, así podrá dar el salto a Europa y convertirse en líder de la izquierda europea. Tenía esa ambición en Iberoamérica a través del Grupo de Puebla, pero las constantes derrotas en los dos últimos años de esta opción (que ha perdido el poder en unos países -Argentina, Portugal, Ecuador, Perú, Salvador- y se muestra completamente deteriorada en otros -Chile, Colombia, Brasil-), le inducen a mirar de nuevo en Europa. Y lo está intentando a través de esa “misión” diplomática que se autoarrogado para el reconocimiento del “estado palestino”.

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

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TODO ES POSIBLE EN EL PEDROSANCHISMO

Hace poco decíamos que Sánchez gobierna porque 7.821.000 españoles, de mayores, les gustaría ser como él. Mentiroso, desplazándose en Falcon a comprar tabaco, entre lujos orientales, acumulando patrimonio, sin escrúpulos de ningún tipo, habiendo logrado su proyecto personal por encima de cualquier cosa… Por eso le votan. Sánchez no es un accidente en la historia de España, es el resultado de la entronización de un modelo humano promovido desde los años 80No debe extrañarnos nada de lo que haga o decida. De hecho, no decide él, sino sus vísceras.

Pero la cuestión es si la carta refleja una actitud real o bien es mera simulación.

Tendemos a creer que es ambas cosas a la vez: incluso los psicópatas de manual experimentan momentos de flaqueza, se sienten vacíos, perciben el odio que generan y la situación que les lleva a un callejón sin salida. Algo de todo esto se refleja en la propia carta. Pero, junto a esto, las vísceras de Sánchez reaccionan y aspiran a la “solución final”: o él o el caos. Para seguir debe suscitar entusiasmos en sus partidarios, miedo en sus aliados y salidas de tono en la oposición. Debe conseguir hacer creíble su mensaje, desplazarlo del agujero de corrupción en el que se encuentra su partido y su núcleo familiar, “currándose la página de la pena”.

Se ha dado un tiempo para pensar. En el curso de estos cuatro días, del 25 al 29, veremos las reacciones de los medios y de la sociedad, de sus partidarios y de sus detractores. Pero todo esto servirá de poco: actuará según sus vísceras. Incluso aunque amagara con dimitir, unas horas después podría cambiar de opinión.

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Sánchez no necesita asesores, precisa psiquiatras. Y este país también.

 

Ernesto Milá. 

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