Connect with us

Opinión

“Franco, cristiano ejemplar”…

Avatar

Published

on

¡Comparte esta publicación!

Para una reedición del libro Franco, cristiano ejemplar,  del benedictino  Manuel Garrido, me pidieron un prólogo. El objeto de la reedición era sobre todo entregar ejemplares a los obispos, aprovechando una reunión de ellos. Según me cuentan, la entrega dio lugar a algunos pequeños espectáculos no muy edificantes por parte de varios obispos, algunos de los cuales ni siquiera se atrevieron a coger el ejemplar. Bastantes obispos se encuentran en el duro dilema de poner en evidencia a los profanadores como auténticos  delincuentes que se saltan todas las leyes y derechos… o poner en evidencia su propia bajeza moral si se desentienden del ultraje a los restos de quien salvó a la Iglesia del exterminio. Hay que decir que la responsabilidad de los jefes de la Iglesia no es solo ante la Iglesia misma, sino ante la sociedad entera, porque se trata de un ataque a la verdad histórica y a las libertades, que nos afecta a todos. A continuación el prólogo:

Que un no creyente prologue un libro destinado a resaltar el carácter de Franco como buen católico, suena a paradoja. Sin embargo puede explicarse bastante bien con unas frases de la carta abierta al papa que publiqué hace unos meses: “Sin ser creyente, siento gran respeto por la cultura católica, raíz fundamental de la cultura española. Solo tengo que viajar un poco por el país para percatarme de la acumulación inmensa de arte, belleza y cultura en general que ha producido; y repasar la historia para constatar el altísimo número de escritores, artistas y pensadores generados por la Iglesia española, y por la Iglesia en general, a lo largo de siglos”.

Sin embargo la actitud más común entre los no creyentes ha sido en España el desprecio a esa inmensa cultura, caricaturizándola como  un cúmulo de oscurantismo e inquisición;  y el intento de sustituirla por ideologías diversas cuyos logros no han sido lo que se dice felices. Lo cual plantea problemas interesantes y no resueltos, como he expuesto en mi libro sobre Europa. Así se ha forjado una auténtica inquisición anticristiana que no persigue a pequeñas minorías desafectas, como la de siglos pasados, sino que busca cercenar lo que sigue siendo raíz y tronco de nuestra cultura.

El desprecio y la caricatura propagandística han engendrado una persecución que dejó de ser intelectual para volverse masiva y sanguinaria, ignorando cualquier derecho, juicio o garantía judicial. Al contrario que la Inquisición histórica, ya que esta sale constantemente a relucir. En sus tres siglos de existencia, la Inquisición causó en torno a 2.000 muertes. En solo tres años de persecución, los autonombrados progresistas y emancipadores del género humano causaron unas 7.000 víctimas mortales solo entre el clero, de obispos a monjas y seminaristas, aparte de un número imposible de precisar, pero sin duda muy alto, entre laicos por el simple hecho de practicar su religión. Asesinatos realizados a menudo con un sadismo escalofriante.

Advertisement

Además de los asesinatos, la persecución se cebó  en templos, muchos de extraordinario valor artístico, en monasterios, bibliotecas antiguas y valiosísimas, en prueba palpable de lo que entendían por cultura los perseguidores. La profanación de tumbas y las ceremonias de ultraje a los cadáveres fue otra de las actividades agregadas por aquel Frente Popular, una alianza de totalitarios y separatistas a la que una propaganda chocantemente irreal describe como demócrata y progresista. Miles de templos, esculturas, pinturas, cientos de miles de libros quedaron devastados en un verdadero holocausto cultural, tercero de los sufridos por España, el primero con la Invasión napoleónica y el segundo con la Desamortización de Mendizábal. Esta Gran Persecución ha sido una de las más sangrientas y brutales sufridas por la Iglesia en su historia.

Toda guerra causa víctimas de un lado y otro, pero para entender aquella debemos atender a los objetivos de cada bando. Los del bando perseguidor de la Iglesia quedan claros por su propia composición política: totalitarios y separatistas, más algunos golpistas, todos ellos bajo la tutela de Stalin. Pues no en vano disponía Stalin del oro español entregado por  el gobierno del Frente Popular, y obraba a través de un partido comunista agente directo suyo y que pronto se convirtió en el más decisivo de la izquierda. En cuanto a sus contrarios, la salvaguarda de la integridad nacional y de la cultura cristiana fueron sus dos motivaciones principales, expuestas en el lema “por Dios y por España”. Se dice que España tiene un problema al no haber superado la guerra ochenta años después. Y es verdad, porque si se oculta o se falsea lo que defendían unos y otros no será posible entender nada, y las heridas, que realmente se cerraron poco después de la contienda, se reabrirán como algunos pretenden.

Debemos recordar algo más sobre esta obsesión arrasadora de entonces: la ofensiva empezó ya en 1931, al mes de proclamada la república, en la llamada “quema de conventos”. Que fue mucho más que de conventos, pues ardieron también importantes bibliotecas y centros de enseñanza, y un considerable acervo artístico. En los años siguientes continuaron los ataques, más parciales pero constantes. Y en octubre de 1934 se recrudecieron cuando socialistas, comunistas y separatistas catalanes se alzaron contra la república en una guerra civil –así proclamada y que allí comenzó realmente–  para implantar un régimen de estilo soviético y desguazar la nación. Entonces menudearon los asesinatos de sacerdotes y seminaristas, especialmente en Asturias, pero también en Cataluña, y, nuevamente, la destrucción de bibliotecas obras de arte e iglesias, entre ellas algunas joyas del románico.

El fracaso de aquella revolución detuvo los atentados durante cerca de un año y medio hasta que, después las elecciones de febrero de 1936, demostradamente fraudulentas, el Frente Popular demolió los restos de legalidad republicana y se lanzó a una nueva oleada de destrucción de iglesias y edificios religiosos, registros de la propiedad e históricos, y de hostigamiento a clérigos y católicos. Luego, la reanudación de la guerra cinco meses después, desencadenó sin trabas la Gran Persecución. Señalemos que la misma afectó solo a la mitad del país, porque la otra mitad quedó enseguida bajo el dominio de los contrarios. De otro modo las cifras mencionadas habrían sido mucho mayores.

La persecución causó gran impacto en Europa y América, y no solo entre los católicos, pues la barbarie desplegada remitía a las peores épocas de la historia europea. Cabe señalar también que algunos católicos, incluso algún sacerdote, colaboraron en la persecución, justificándola de diversos modos. De modo especial el PNV, autoproclamado católico y aliados a los perseguidores, lo hizo en el plano internacional, ocultando la magnitud de los crímenes y ofreciendo justificaciones. Unos catorce curas pertenecientes a ese partido radicalmente racista y separatista fueron fusilados por los nacionales, no por ser curas sino por sus actividades políticas. La propaganda separatista utilizó tal hecho para enturbiar la realidad de la persecución.

Advertisement

Debe señalarse que lo referido entra de lleno en la definición aceptada de genocidio: “intento de destruir total o parcialmente a un grupo nacional,  étnico, racial o religioso como tal”. Y fue el único genocidio perpetrado en la guerra civil.

Estos hechos plantean numerosos problemas morales y políticos. Desde luego, sus autores no mataban y destruían porque sí, lo consideraban una necesidad para implantar un sistema de máxima libertad que en la práctica construía la máxima esclavitud, como ha demostrado una y otra vez la experiencia histórica. Se trata de un desvarío moral e intelectual que permanece, o mejor dicho, resurge desde hace algún tiempo y puede generar nuevos episodios de barbarie. Los políticos e intelectuales autores o promotores del masivo crimen, o sus herederos políticos, jamás han expresado el menor pesar o remordimiento, y hoy vuelven a promover atentados, todavía menores pero cada vez más abundantes.

Y así nos encontramos ante el plan de un atentado simbólico del mayor alcance político: el ultraje y profanación de los restos de Franco, y la destrucción o transformación ideológica del Valle de los Caídos. Este monumento, probablemente el más majestuoso y armónico construido en el mundo en el siglo XX, conmemoró en primer lugar la victoria sobre el totalitarismo y los separatismos, y luego adoptó un carácter de reconciliación admitiendo restos de caídos del bando vencido. Una reconciliación que no están dispuestos a admitir de ningún modo los nuevos políticos seguidores del Frente Popular, que han formado uno nuevo, el tercero, con las mismas premisas ideológicas que el vencido en la guerra. Y por eso es indispensable recordar la historia, para entender a qué atenernos al respecto

De todas estas cosas he hablado en abundancia y quien quiera puede consultar mis libros y artículos, por lo que no me extenderé aquí. Resumiré sencillamente que si a alguien se debe que el exterminio de la Iglesia no se completase es a Franco. Así, a él debe la Iglesia uns gratitud infinita. Y no menor los no creyentes con sensibilidad para la cultura y la historia de España. Añado, aunque tampoco me extenderé, que no menos gratitud deben a Franco los demócratas, ya que su régimen no tuvo oposición democrática, sino comunista, y que él creó las condiciones –prosperidad y reconciliación– para una democracia no convulsa como la republicana. Democracia hoy empujada nuevamente a una grave crisis por un nuevo frente popular, constituido por izquierdas y separatistas, que, como el anterior nada tienen que ver con la libertad y la democracia

Por todo ello, a un no creyente le resulta asombroso que la Iglesia, o al menos la jerarquía eclesiástica, no esté haciendo la menor oposición a la profanación de la tumba de quien la salvó, literalmente, del genocidio. Esa actitud, moral y políticamente estupefaciente, tiene sin embargo una raíz que también conviene exponer, por si puede rectificarse: el régimen de Franco se declaró confesional, benefició extraordinariamente a la Iglesia y  gozó del agradecimiento de esta durante más de veinte años. Sin embargo todo cambió con el concilio Vaticano II. Este no se limitó a rechazar la confesionalidad, cosa muy razonable, sino que proclamó el diálogo con los marxistas y obró con hostilidad creciente al régimen español. Así, influyentes sectores eclesiales apoyaron al terrorismo de la ETA, a los separatismos en general, y a los comunistas. Es decir, a los herederos precisamente de sus exterminadores en la guerra civil. Que por lo demás se proclamaban ateos o indiferentes religiosos en su casi totalidad.

Advertisement

En los comienzos de la transición democrática, aquellos grupos intentaron un segundo frente popular de ruptura con el franquismo, pero fracasaron: en el referéndum de diciembre de 1976 el pueblo votó por inmensa mayoría la democracia “de la ley a la ley”, desde y no contra el franquismo, y sí contra la ruptura. Si aquel segundo frente popular fracasó fue por su debilidad, la cual habría sido mucho mayor sin los apoyos recibidos de la Iglesia. No me extiendo tampoco sobre las derivas posteriores de la transición, pero es preciso recordar aquel referéndum, interesadamente olvidado por unos y otros.

Así pues, los separatistas y totalitarios, más o menos disfrazados, de los actuales partidos de izquierda tienen motivos, aunque espurios, de agradecimiento a los beneficios de la Iglesia del Vaticano II. Beneficios que pagan con un agresivo desprecio, cabría sospechar que no del todo inmerecido.

Supongo que muchos creyentes católicos sentirán desconcierto por esta actitud de la jerarquía eclesiástica, complaciente ante un intolerable ultraje a los restos y la memoria de aquel a quien tanto debe la Iglesia. Y, por cierto, no nos sorprende menos a los no creyentes con sensibilidad moral, cultural e histórica.

Advertisement
Advertisement
Click para comentar

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Opinión

“La banda De Los Tres” encabezará los resultados de las elecciones en el Emirato Islámico de Cataluña. Por Ernesto Milá

Ernesto Milá

Published

on

¡Comparte esta publicación!

El resultado de las elecciones catalanas, ni va a ser una sorpresa, ni va a resolver nada. Ninguna encuesta duda de que, por este orden PSC, ERC y Junts, quedarán en cabeza y todo el misterio se centra en el número de votos que obtendrá la derecha liberal del PP, la derecha nacional de Vox y los independentistas antiinmigracionistas de Aliança Catalana. Lo que le apetecería al PSC es obtener una -dificil- mayoría absoluta y poder evitar el amargo trance de pactar con ERC (lo que le pide al cuerpo el alma del PSC) o pactar con Junts (lo que le va a exigir Sánchez). Pero, si alguien cree que, con Illa en el sillón del Poncio de turno, se va a resolver algo, se equivoca.

El diálogo de sordos proseguirá, atenuado eso sí por el rumor de los euros pasando de las arcas públicas a los partidos de gobierno. Pero, en medio de ese rumor y, especialmente para contentar su clientela, ERC pedirá el referéndum y la recaudación total de impuestos por parte de la gencat y Junts, odiando a ERC, pedirá lo mismo, además de enfatizar ligeramente más la amnistía. A lo que el PSC responderá con su opción “federalista”. Sabiendo todos que, en caso de referéndum el No a la independencia se impondrá y que el federalismo es una coña inviable mientras el PP no se sume al carro. Y eso será todo. Cuatro años más a practicar el antiguo arte de medrar a costa de la política.

Obviamente, los tres partidos que aspiran a disfrutar para ellos los beneficios del poder -y que, en realidad, son los que vienen monopolizándolos desde hace más de 40 años- prefieren asumir esos temas “fundamentalistas” (“amnistía”, “referéndum”, “libertades”, “autonomía”), antes que reconocer que las cosas, en Cataluña, van de mal en peor.

Cataluña ya no es motor de casi nada, salvo, ex aequo con Andalucía, capital del paro en España, especialmente del paro juvenil. De las diez mayores empresas que tenían su domicilio fiscal en Barcelona hace diez años, solo quedan dos. Como Sánchez no habilite un ukase para multar a las empresas que se fueron y que se niegan a volver, Cataluña puede convertirse en un erial industrial a la vuelta de diez años.

Advertisement

Lo más gracioso de esta campaña electoral es que ninguno de los grandes partidos ha hablado de dos elementos urgentes para revitalizar la sociedad catalana: el descenso de impuestos y la contención del gasto público de la gencat. Y tiene gracia porque, ERC ha proclamado de forma teatral que quiere “el concierto”, esto es, la recaudación del 100% de tributos por parte de la gencat, nunca de la reducción de las cargas fiscales (que, en Cataluña, incluso, son mayores que en otras regiones de España). Que al ciudadano lo van a atracar fiscalmente es algo que se evita reconocer y que nadie discute. La propuesta de ERC implica que el ciudadano será atracado por una institución catalana, pero no por una estatal. Y habrá quien les vote a pesar de la desfachatez.

¿Illa en el gobierno? Ya vimos lo que dio de sí al frente del ministerio de sanidad durante la pandemia. Y veremos si su gestión no acaba en los tribunales por la frivolidad en contratar solo mascarillas de la “trama Koldo” que ni siquiera servían para cumplir su función. Sin olvidar las medidas absurdas que impulsó durante aquellos meses (ir a la playa con mascarilla, promover la vacunación ignorándolo todo sobre los efectos) y poner cara de monolito tristón en el Senado cuando se le preguntó por el asunto de las mascarillas. Para colmo, ni siquiera se había vacunado… y lo dice ahora, resaltando que “nadie obligó” a vacunarse. Mentira: porque si se obligó, a mí por ejemplo, para salir de España; a mis hijos obligados por las empresas en las que trabajan. Pero ¿qué más da otra mentirijilla para un pueblo lo suficientemente desmemoriado como para no recordar lo que ocurrió anteayer?

Illa gobernará con quien prometa más estabilidad a Sánchez. El ex ministro de sanidad carece de carácter y personalidad política para decir “no” a Sánchez, o a Aragonés, o a Puigdemont… Si llega a la presidencia de la gencat será a Sánchez a quien consultará cualquier decisión. Incluso, en un gobierno de coalición hará lo que sus socios -indepes- quieran que haga. Ya lo vimos con Maragall -enfermo, eso sí- que terminó compitiendo con sus socios de ERC en quien ponía más alto el techo del “nou estatut”…

Quien si se la juega es Puigdemont. No puede descartarse un golpe de última hora que acapare las primeras páginas de la actualidad (un regreso en próximo jueves o viernes, o incluso en la “jornada de reflexión”). Para Puigdemont -un don nadie hijo y nieto de pasteleros al que el negocio familiar sería su único medio de vida de no haberse dedicado a vivir de la política, a la vista de su “historial académico”- quedar el primer es la única opción: ¿lo veis como “conseller” en un gobierno presidido por Illa? ¿lo veis como “cap de la oposición”? ¿y si falla todo el montaje de la amnistía? Pasar un día en Can Brians le produce tanto insomnio como quedar el tercero. Ya vimos lo que era capaz de hacer cuando fue “el molt honorable presidente”. Lo voy a recordar: conseguir que el nombre de Cataluña cayera en el ridículo mundial después de estar años creando “comisiones de desenganche”, pagando a eminencias grises -o presuntas tales- para que elaboraran un “proyecto de constitución catalana”, todo ello antes de conocer siquiera si se celebraría el referéndum, con el añadido, de proclamar la “república catalana” pero… dejarla en suspenso 15 segundos después. Ese es Puigdemont.

Ahora bien, la candidatura de Junts puede verse afectada por la concurrencia de Alliança Catalana: repite todo lo que dice Junts, pero… añade lo que Junts oculta: que la inmigración en Cataluña está descontrolada, la delincuencia se ha disparado en el último año -especialmente los delitos “graves” que no pueden ocultarse- y que cada vez hay más violencia en calles y barrios. Justo en la diana.

Advertisement

Desde los tiempos de Pujol, ayer a CDC y hoy a Junts, le tiene absolutamente al fresco quién delinque y cuánto se delinque. Con que tengan un certificado B de catalán, ya hay suficiente. De ahí que Junts omita el tema y evite que en sus listas la presencia de musulmanes. Conoce el riesgo. Calla sobre la inmigración, pero no admite apellidos inmigrantes en sus listas… Ahí está el nicho que Aliança Catalana pretende legítimamente ocupar.

Quien, en cambio, aspira, desde los tiempos de Carod Rovira, a incorporar a la inmigración musulmana es ERC como base electoral. Carod ya aludió -en su infinita ignorancia sobre la religión a un “Islam catalá”, desconociendo que la patria de un musulmán piadoso es la “umma”, la comunidad islámica unida por el credo religioso y que habla, no en catalán, sino en la lengua sagrada en la que Mahoma escribió el Corán. ERC, cree poder atraer el “voto islámico” incluyendo a siete candidatos en sus listas por Barcelona y Gerona (de los que pueden salir entre dos o tres). Su actitud ante la inmigración es exactamente igual a la del PSC: “¿inmigrantes? Cuantos más, mejor; pero, eso sí, con el certificado B de catalán”.

En realidad, el gran problema de Cataluña es la islamización creciente, unido a la caída en picado de las familias con cuatro y con dos apellidos catalanes. A pesar de que no puede establecerse una ley matemática segura, lo mas probable y lo que nadie duda con observar las calles y los colegios en Cataluña es que en 20 ó 30 años como máximo, los musulmanes no serán una “minoría”, sino que -como está empezando a pasar en el Reino Unido, después de las elecciones municipales del sábado pasado- los islamistas presenten candidaturas propias allí donde sean mayoría y proclamen la “sharia”.

Por eso, no hay que fijarse tanto en quién quedará en cabeza, ni siquiera en qué orden, ni quién gobernará: sabemos que, gobierne quien gobierno, seguirá la misma línea de los últimos gobiernos, nada, absolutamente nada, cambiará. Pero estas elecciones van a servir para medir el “estado de cabreo” de la sociedad catalana. La pista que nos ayudará a establecer el diagnóstico va a ser el resultado que obtengan las tres candidatura claramente antiinmigracionistas: Vox (que está realizando una muy buena campaña, con actos en los que ha logrado movilizar a poblaciones consideradas como “hostiles”), Alliança Catalana (que puede obtener escaño en Gerona) y el Frente Obrero (que nos dirá cuántos electores de izquierdas están hasta los mismísimos de la inmigración masiva).

Porque el gran problema que va a afrontar Cataluña en los próximos años, no es “referéndum sí” o “referéndum no” (aunque se celebrara, los sondeos indican que el apoyo social al independentismo ha ido cayendo más y más en los últimos cuatro años), sino la islamización de la sociedad catalana. Y, por extensión, la inmigración masiva.

Advertisement

¿Y el PP? Aumentará, sin duda, pero la cuestión es cuánto y nunca será suficiente para ser algo significativo en Cataluña. Su discurso actual es excesivamente grisáceo, aspira a ocupar el espacio que ocupó Ciutadans hace dos legislaturas, sin advertir -la cabeza de Feijóo tampoco lo admite- que en estos últimos años se ha producido una polarización en todo el mundo generada por la ofensiva “progresista” (basada en el “cambio climático”, “los estudios de género”, el “wokismo” y la “inmigración masiva”). Esa ofensiva ha generado la necesidad de una reacción tan fuerte y de la misma intensidad, pero de sentido contrario. Lo que valía hace ocho años, hoy es inútil. Los “centrismos” están muertos y enterrados. En Cataluña, en España y en Europa. El PP se ofrecerá a colaborar con el PSC, en el enésimo error estratégico de Feijóo. Lo normal hubiera sido que las candidaturas de Vox y del PP, incluso los restos de Cs, hubieran pactado un programa y una candidatura común. Pero lo que es lógico para los electores, no lo es para los partidos.

En cuanto al “sorpasso” de Vox al PP que se produjo en las anteriores elecciones, lo más probable es que quede anulado: el PP crecerá por delante Vox. Lo normal, dadas las circunstancias. Pero, al igual que ocurrió en las pasadas elecciones vascas, Vox mantendrá posiciones (e, incluso, es posible que las mejore). Volvemos a repetir que es “lo normal”: la “hora” de Vox sonará en cuanto el PP vuelva al poder y decepcione a los que esperaban unas políticas radicalmente diferentes a las socialistas

Así que no esperéis nada de las próximas elecciones, solo un indicativo del “estado de cabreo” de la sociedad (que, en cualquier caso, será menos que el “estado de somnolencia inducida” que vive la región).

Advertisement
Continuar leyendo
Advertisement
Opinión3 horas ago

“La banda De Los Tres” encabezará los resultados de las elecciones en el Emirato Islámico de Cataluña. Por Ernesto Milá

¡Comparte esta publicación! El resultado de las elecciones catalanas, ni va a ser una sorpresa, ni va a resolver nada....

Cultura y Tendencias2 días ago

Descubre los Mejores Casinos Online de 2024: Tu Guía para una Experiencia de Juego Inigualable

¡Comparte esta publicación! En el vertiginoso mundo del juego en línea, encontrar los mejores casinos puede ser una tarea desafiante....

Deportes3 días ago

7 Consejos de expertos en apuestas deportivas para ganar en la Eurocopa 2024

¡Comparte esta publicación! El fútbol, más que un deporte, es una pasión que despierta emociones intensas en millones de personas...

España3 días ago

¿PERO QUÉ ES ESTO? PP, PSOE Y ¡VOX! “subvencionan” a organizaciones separatistas en Mallorca. ¿PORQUÉ?

¡Comparte esta publicación! Las noticias de verdad, por ALVISE PÉREZ: 💰1. Hacienda arrebata 60.386 millones de euros al bolsillo de...

España5 días ago

Prensa extranjera sobre España: “España hacia el abismo totalitario: Pedro Sánchez no dimite y anunció que avanzará sobre jueces y sobre la libertad de expresión”

¡Comparte esta publicación! Pedro Sánchez anuncia “un punto y aparte” y el inicio de un proceso de “limpieza” de los...

España5 días ago

Alfonso Guerra en ‘The Times’: “Sánchez es cada vez más autócrata y está cavando su propia tumba”

¡Comparte esta publicación! Alfonso Guerra, exvicepresidente del Gobierno durante la era de Felipe González entre 1982 y 1991, ha criticado...

Advertisement Enter ad code here