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Internacional

Donald Trump: «Si no ganamos, la izquierda radical destruirá nuestro país»

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MFF.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habló el jueves 15 de octubre ante una multitud de simpatizantes durante un mitin en Carolina del Norte.

En un discurso enérgico, Trump enfatizó que la extrema izquierda podría destruir el país si el demócrata Joe Biden gana las elecciones presidenciales de noviembre: «Si no ganamos, la izquierda radical destruirá nuestro país».

Y no se refiere únicamente a las manifestaciones en las calles, sino también al sistema judicial. Tal como lo exclamaría durante su participación en el evento: «Los demócratas llenarán los tribunales con jueces de izquierda radicales».

«¡Los demócratas llenarán los tribunales con jueces radicales de izquierda, que destruirán la Segunda Enmienda, empoderarán a las turbas violentas y protegerán a los criminales violentos!», agregó.

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Frente a la nominación por parte de Trump de la juez Amy Barrett, una madre de siete hijos, dos de ellos adoptados en Haití y el menor con síndrome de Down, católica y abiertamente provida, el Partido Demócrata sintió amenazada la agenda progresista.

En caso de ser nombrada, Barrett reemplazaría a la fallecida juez vitalicia Ruth Bader Ginsburg, militante feminista. Esto produciría en la Corte Suprema una mayoría conservadora.

El último deseo de Ginsburg antes de morir fue que no sea elegido ningún juez antes de las elecciones. Precisamente porque le daría a Trump la potestad de garantizar una mayoría conservadora en el poder judicial.

Respecto a la injerencia de la extrema izquierda en el Poder Ejecutivo, Biden ocupó el rol de vicepresidente bajo Barack Obama. Dicha administración normalizó las relaciones con el régimen comunista cubano.

En palabras del senador cubanoamericano Marco Rubio, esto enriqueció a los Castro, pues permitió el ingreso masivo de turismo, hasta entonces restringido como represalia de la expropiación masiva de bienes.

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Rubio asegura que tanto el régimen de Castro como el de Maduro anhelan la victoria de Biden, pues además de la complicidad con el régimen cubano, el senador considera que el candidato demócrata no podrá manejar la situación en Venezuela.

Trump busca posicionarse como el candidato de la ley y el orden, tanto en las calles como frente a la institucionalidad republicana.

Su contraparte, en cambio, Joe Biden, no dijo nada frente a ello en el primer y único debate presidencial hasta ahora.

Por el contrario, Biden negó la existencia de organizaciones ideologizadas y violentas, de extrema izquierda, como Antifa, que incluso han asesinado a simpatizantes de Trump.

Para Biden Antifa es solamente una idea.

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Ambos candidatos a la Presidencia buscan apelar a sus votantes en medio de la tensión social que vive un país dividido por el bipartidismo.

En las calles grupos como Black Lives Matter, cuyas fundadoras declaran ser marxistas entrenadas, han condecorado a Nicolás Maduro y viajado personalmente a participar en las elecciones parlamentarias de Venezuela, claman abiertamente por un socialismo racialiado.

Esto quiere decir, el pago de impuestos de acuerdo al grupo étnico de las personas, sueldo mínimo financiado por el Estado, según el color de la piel y consigo el fin de la igualdad ante la ley, la cultura del mérito, el individuo, el ciudadano, y el inicio de una sociedad donde la lucha de clases del socialismo se traslada al plano racial.

Por un lado, Biden subestima los daños ocasionados por dichas agrupaciones. De hecho, 13 de sus asesores financiaron las fianzas de los detenidos durante los disturbios. Incluso su candidata a la vicepresidencia, Kamala Harris, los ha respaldado abiertamente.

Por el otro lado, Trump ha denunciado la violencia y ha prometido restaurar la ley y el orden, al igual que denuncia el racismo implícito en la agenda de fragmentación social promovido desde los sectores progresistas.

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Mientras la campaña de Black Lives Matter busca desfinanciar e incluso desmantelar a la policía, de la mano de la agrupación denominada Blexit, miles de ciudadanos negros e hispanos marcharon hasta la Casa Blanca en respaldo a las fuerzas del orden y al presidente Trump.

«Los estadounidenses negros y latinos no apoyan la retórica marxista y antipolicial que se ha puesto de moda en los medios. Hoy, miles de nosotros hemos descendido a Washington D. C. para respaldar a la policía. Las minorías no le pertenecen a la izquierda», declaró la cofundadora de Blexit Owens.

El 3 de noviembre se definirá en las urnas cuál fue el mensaje que llegó a los votantes con más éxito.

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España

Así nos ven desde fuera: el sucio traidor de Feijóo y sus adláteres son reconocidos por lo que son

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Escándalo en España: El PP se unió al socialismo y votó a favor de darle la ciudadanía a 500.000 inmigrantes ilegales de África

El PP, el PSOE y todos los partidos de izquierda se unieron para votar a favor de la regularización de medio millón de inmigrantes que ingresaron de manera ilegal en la última década.

El Partido Popular (PP), una suerte de Juntos por el Cambio en España, ha vuelto a traicionar a su base de votantes y decidió unirse con la extrema izquierda para regularizar y otorgarle la ciudadanía a más de 500.000 inmigrantes ilegales que arribaron al país desde África o Medio Oriente.

Si bien la ley todavía no ha sido aprobada, más bien solo se ha aprobado el tratamiento del mismo en el Parlamento, el PP sienta un peligroso precedente y ha anticipada que busca volver a votar de la misma manera en el recinto una vez que se modifiquen algunos aspectos del proyecto de ley.

De hecho, todos los partidos en el Parlamento han votado a favor del tratamiento y aprobarán pronto la ley, con la única excepción de los legisladores de VOX, que se opuso de cuajo contra la ley que le agregaría más de 500.000 votos en todo el país a la izquierda.

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Según la diputada del PP, Sofía Acedo, fue Cáritas, la organización benéfica de la Iglesia Católica, que hizo lobby para que dicha legislación sea aprobada, a pesar de que dentro de ese medio millón de personas hay prácticamente una totalidad de árabes musulmanes.

Por su parte, la socialista Elisa Garrido ha trasladado que el PSOE votará a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el “respeto” que merece darle participación directa en la política a quienes viven en España, y que creen que es necesario “seguir avanzando en mecanismos que garanticen procesos seguros de inmigración”.

Por su parte, la diputada de VOX Rocío De Meer ha indicado de nuevo que la formación liderada por Santiago Abascal rechaza la medidaQueremos que España siga siendo España, no Marruecos, ni Argelia, ni Nigeria, ni Senegal. Y esto no es odio ni es xenofobia, ni racismo, es puro sentido común“.

En España se han llevado a cabo seis regularizaciones extraordinarias de inmigrantes en toda su historia. Entre 1991 y 1992 se puso en marcha, con el Gobierno socialista, una regularización extraordinaria que benefició a 108.321.

En 1996, con el PP mediante otro proceso de regularización extraordinaria, obtuvieron papeles 21.294 inmigrantes de los 25.128 que lo solicitaron. En el año 2000 solicitaron la regularización 244.327 extranjeros y consiguieron la documentación 163.352. En el año 2001 fue denominado “regularización por arraigo” y se otorgó papeles a 239.174 inmigrantes más.

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Como si esto no fuera poco, en el 2005, durante el gobierno del comunista José Luis Rodríguez Zapatero, hace casi 20 años, se le otorgó ciudadanía a medio millón de inmigrantes, la misma cantidad que pretende dar ahora Pedro Sánchez, peleando codo a codo por el récord histórico de pérdida de identidad.

Fuente: Derecha Diario.

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