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Internacional

Europa: víctimas de violación, acusadas de racismo. Esta es la “nueva justicia”: Si te violan, la culpa ES TUYA

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Sarah Champion, diputada laborista por Rotherham (epicentro de las violaciones grupales), ha sido acusada de "comportarse como un asesino neofascista" por atreverse a decir que "Gran Bretaña tiene un problema con los paquistaníes británicos que explotan y violan a chicas blancas". (Foto: Christopher Furlong/Getty Images).
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Según una creencia cada vez más extendida, siempre que se produce un conflicto racial, sólo las minorías pueden ser víctimas. Dicha creencia no hace alusión únicamente a los disturbios registrados recientemente en EEUU, de hecho se detecta también en otros contextos.

Así, hay mujeres británicas, entre ellas víctimas de violación que han llamado la atención sobre las bandas “asiáticas” (paquistaníes y del sur de Asia) de asaltantes sexuales, que están siendo atacadas por la casta concienciada (woke).

Raymond Ibrahim(*).- A principios de este mes, Sarah Champion, diputada laborista por Rotherham (epicentro de las violaciones grupales), fue acusada de “alimentar las llamas de la intolerancia racial” y de comportarse “como un asesino neofascista”. ¿Su crimen? Atreverse a decir que “Gran Bretaña tiene un problema con los británicos paquistaníes que violan y explotan a chicas blancas”.

Los mismos que acusan a Champion de ser una “asesina” dicen que Prevent, el plan británico contra el extremismo, está “sustentado en la islamofobia y el racismo”.

Pocas semanas antes se publicó un artículo titulado “Fui violada por la banda de acosadores de Rotherham… y ahora soy víctima de abusos racistas en la red”. En él, una mujer británica que escribe con el pseudónimo Ella revelaba que sus violadores musulmanes la llamaron “puta blanca” durante las más de cien veces en que fue violada cuando era joven.

“Hemos de saber cómo son los delitos con agravantes raciales y religiosas si pretendemos impedir [que se siga cometiendo], proteger a la gente y perseguirlos como es debido”, declaró en una entrevista reciente.

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“La prevención, la protección y la persecución se ven obstaculizadas porque nos negamos a encarar como es debido los aspectos religiosos y racistas de los crímenes cometidos por las bandas de violadores (…) Se les está diciendo que no hay problema en odiar a los blancos.”

Sus esfuerzos por incidir en los “aspectos religiosos y racistas” de los abusos padecidos por ella y por tantas otras mujeres no han hecho sino provocar “un montón de abusos por parte de los extremistas de izquierdas y de la izquierda radical académica”, dice Ella. “Van a las redes y se enfrentan a todo aquel al que consideren nazi, racista, fascista o supremacista blanco”.

“No les importa el racismo antiblanco, parece que creen que no existe. Desde hace un par de meses, tratan de arrastrarme y criticarme. Tratan de cerrarme la boca, de acallarme (…) Jamás había experimentado tanto odio en la red. Me acusaban de ‘defender a pedófilos blancos’ y de ser ‘un siniestro ente demoníaco.’”

Lo de culpar –o al menos responsabilizar– a la víctima no es exclusivo del Reino Unido. Según una información del 9 de agosto de 2019, “en la ciudad sueca de Uppsala (…) cuatro mujeres fueron violadas durante varios días”. Aunque la Policía no divulgó descripciones de los violadores –normalmente, señal inequívoca de su procedencia–, emitió alertas a las mujeres para que pusieran cuidado en cómo se comportaban, fueran precavidas y no salieran solas.

Lo consejos contra el consumo de alcohol y drogas y sobre las conductas imprudentes serían más persuasivos si no mediara la coerción.

Luego de que turbas de migrantes musulmanes asaltaran nada menos que a un millar de mujeres en la Nochevieja de 2016 en Colonia, la alcaldesa de esta ciudad alemana, Henriette Reker, urgió a las mujeres a “estar más preparadas, especialmente ahora que llega el Carnaval. Para ello, publicaremos guías para que las jóvenes sepan cómo hacerlo”.

En Viena, Austria, luego de que una joven de 20 años que esperaba al autobús en una parada fuera atacada, golpeada y atracada por cuatro varones musulmanes –uno de los cuales “empezó a tocarme el pelo dejando claro que en su ámbito cultual apenas había mujeres rubias”–, la Policía reaccionó diciéndole a la víctima que se tiñera el pelo.

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“En un principio estaba aterrorizada, pero ahora estoy más indignada que otra cosa. Tras el ataque, me dijeron que las mujeres no deberían estar solas en la calle pasadas las 8 de la tarde. Y me dieron otro consejo: que me tiñera el pelo y no vistiera de una forma tan provocativa. Indirectamente, esto quiere decir que fui en parte culpable de lo que me pasó. Es una afrenta descomunal.”

En Noruega, Unni Wikan, profesora de Antropología Social en la Universidad de Oslo, insiste en que “las noruegas han de asumir su cuota de responsabilidad por estas violaciones”, porque los hombres musulmanes entienden que con su manera de vestir van provocando. Muy fuerte para la proclama feminista de que las mujeres son libres de vestir tan seductoramente como deseen; y ay del hombre que lo malinterprete, a menos que forme parte de una minoría racial o religiosa.

Para la profesora Wikan, los musulmanes que viven en Occidente no deben adaptarse a las normas occidentales, sino todo lo contrario:

Las noruegas deben comprender que vivimos en una sociedad multicultural y han de adaptarse a ello.

Así pues, incluso cuando hay violaciones de por medio, si la violada es blanca y el violador no, aquélla no es una víctima; peor aún, es una “racista” y una hater que, en todo caso, se merece lo que le ha pasado y mucho más. La culpabilización de las víctimas está vengativamente de vuelta y ganando terreno en todo Occidente.

Raymond Ibrahim, autor de Sword and Scimitar, Fourteen Centuries of War between Islam and the West (“La Espada y la Cimitarra: catorce siglos de guerra entre el Islam y Occidente”), es miembro del Gatestone Institute (Distinguished Senior Fellow), el David Horowitz Freedom Center (Shillman Fellow) y del Middle East Forum (Judith Rosen Friedman Fellow).

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España

Así nos ven desde fuera: el sucio traidor de Feijóo y sus adláteres son reconocidos por lo que son

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Escándalo en España: El PP se unió al socialismo y votó a favor de darle la ciudadanía a 500.000 inmigrantes ilegales de África

El PP, el PSOE y todos los partidos de izquierda se unieron para votar a favor de la regularización de medio millón de inmigrantes que ingresaron de manera ilegal en la última década.

El Partido Popular (PP), una suerte de Juntos por el Cambio en España, ha vuelto a traicionar a su base de votantes y decidió unirse con la extrema izquierda para regularizar y otorgarle la ciudadanía a más de 500.000 inmigrantes ilegales que arribaron al país desde África o Medio Oriente.

Si bien la ley todavía no ha sido aprobada, más bien solo se ha aprobado el tratamiento del mismo en el Parlamento, el PP sienta un peligroso precedente y ha anticipada que busca volver a votar de la misma manera en el recinto una vez que se modifiquen algunos aspectos del proyecto de ley.

De hecho, todos los partidos en el Parlamento han votado a favor del tratamiento y aprobarán pronto la ley, con la única excepción de los legisladores de VOX, que se opuso de cuajo contra la ley que le agregaría más de 500.000 votos en todo el país a la izquierda.

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Según la diputada del PP, Sofía Acedo, fue Cáritas, la organización benéfica de la Iglesia Católica, que hizo lobby para que dicha legislación sea aprobada, a pesar de que dentro de ese medio millón de personas hay prácticamente una totalidad de árabes musulmanes.

Por su parte, la socialista Elisa Garrido ha trasladado que el PSOE votará a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el “respeto” que merece darle participación directa en la política a quienes viven en España, y que creen que es necesario “seguir avanzando en mecanismos que garanticen procesos seguros de inmigración”.

Por su parte, la diputada de VOX Rocío De Meer ha indicado de nuevo que la formación liderada por Santiago Abascal rechaza la medidaQueremos que España siga siendo España, no Marruecos, ni Argelia, ni Nigeria, ni Senegal. Y esto no es odio ni es xenofobia, ni racismo, es puro sentido común“.

En España se han llevado a cabo seis regularizaciones extraordinarias de inmigrantes en toda su historia. Entre 1991 y 1992 se puso en marcha, con el Gobierno socialista, una regularización extraordinaria que benefició a 108.321.

En 1996, con el PP mediante otro proceso de regularización extraordinaria, obtuvieron papeles 21.294 inmigrantes de los 25.128 que lo solicitaron. En el año 2000 solicitaron la regularización 244.327 extranjeros y consiguieron la documentación 163.352. En el año 2001 fue denominado “regularización por arraigo” y se otorgó papeles a 239.174 inmigrantes más.

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Como si esto no fuera poco, en el 2005, durante el gobierno del comunista José Luis Rodríguez Zapatero, hace casi 20 años, se le otorgó ciudadanía a medio millón de inmigrantes, la misma cantidad que pretende dar ahora Pedro Sánchez, peleando codo a codo por el récord histórico de pérdida de identidad.

Fuente: Derecha Diario.

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