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El adiós de Albert Rivera, un camaleón que falló en su último cambio de piel

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El adiós de Albert Rivera, un camaleón político que falló en su último cambio de pielNingún dirigente de Ciudadanos tenía en la cabeza en abril que este domingo pudiesen enfrentarse a una debacle de semejante magnitud que ni siquiera pronosticaban las encuestas más pesimistas. Pero ha ocurrido. Y, tras la noche más difícil para el partido naranja, Albert Rivera (Barcelona, 1979), que ha hundido a la formación naranja en la irrelevancia, confirma con hechos lo anunciado durante la campaña, cuando, ante los sondeos que anticipaban la debacle, ya sostuvo que no se atornillaría a su escaño. El catalán, que cumplirá cuarenta años este viernes, lo hará fuera de la vida política, en la que entró por azar en el 2006 al frente de Ciudadanos -al ser elegido por orden alfabético para su presidencia- y con un escaño en el Parlament de Cataluña. Hoy ha anunciado su adiós.

Durante estos trece años, Rivera, que maneja con soltura el rol de protagonista, llegó a consolidar un proyecto de centro liberal que buscaba cambiar el país «sin romperlo» y combatir los nacionalismos, un partido emergente -uno de los artífices del fin del bipartidismo español- que dio el salto en el 2015 a la política nacional y, tras convertirse en pieza clave del espectro político, se aupó el 28A como tercera fuerza, pisando los talones al PP, una reforzada posición desde la que tenía al alcance de su mano formar gobierno con el PSOE o, cuando menos, facilitar y condicionar su investidura. Pero su negativa a negociar con Sánchez le lleva ahora, seis meses después, a perderlo casi todo. Ni la vuelta en su discurso a convertirse de nuevo en ese papel de partido bisagra con el que nació, capaz de desbloquear la situación pactando con el PSOE o con el PP a cambio de imponerles condiciones en lo económico, y centrándose en su punto fuerte, que es Cataluña, le sirvió.

En su trayectoria pesa haberse movido de izquierda a derecha -fiel a la balanza con la que Albert Rivera irrumpió en la política española- con una facilidad que ha podido confundir a sus posibles votantes. Y hasta semeja que también a sí mismo, a ese camaleón que llegó desnudo a los carteles electorales en el 2006 pero que en los últimos meses mezcló sobre su piel tonalidades cruzadas tras haber pactado con el PSOE primero y con el PP después, pese a haber renegado de ambos, y compartir más tarde pareja de baile en Andalucía con Vox y foto con Santiago Abascal, en una imagen para la historia. Los sucesivos pactos de gobierno apoyados por Vox en municipios y comunidades autónomas abrieron una crisis en Ciudadanos, que vio como dimitían varios de sus dirigentes.

Rivera levantó el veto a Sánchez antes del 10N, pero su electorado ya se había alejado y este domingo su formación quedó con 10 diputados, tras perder 47 escaños y 2,6 millones de votos.

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Ahora, Rivera, exabogado de laCaixa hiperactivo, competitivo y muy nervioso, da un paso atrás. «La vida es mucho más que la política, tengo vida, la tuve y la tendré más allá de la política», confirmó al anunciar un abandono tras el que anhela ser «mejor pareja, mejor padre y mejor hijo». En Madrid, donde se empadronó en los últimos años, le espera su pareja, la cantante Malú, y, en Barcelona, adonde viaja continuamente, su hija.

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Así nos ven desde fuera: el sucio traidor de Feijóo y sus adláteres son reconocidos por lo que son

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Escándalo en España: El PP se unió al socialismo y votó a favor de darle la ciudadanía a 500.000 inmigrantes ilegales de África

El PP, el PSOE y todos los partidos de izquierda se unieron para votar a favor de la regularización de medio millón de inmigrantes que ingresaron de manera ilegal en la última década.

El Partido Popular (PP), una suerte de Juntos por el Cambio en España, ha vuelto a traicionar a su base de votantes y decidió unirse con la extrema izquierda para regularizar y otorgarle la ciudadanía a más de 500.000 inmigrantes ilegales que arribaron al país desde África o Medio Oriente.

Si bien la ley todavía no ha sido aprobada, más bien solo se ha aprobado el tratamiento del mismo en el Parlamento, el PP sienta un peligroso precedente y ha anticipada que busca volver a votar de la misma manera en el recinto una vez que se modifiquen algunos aspectos del proyecto de ley.

De hecho, todos los partidos en el Parlamento han votado a favor del tratamiento y aprobarán pronto la ley, con la única excepción de los legisladores de VOX, que se opuso de cuajo contra la ley que le agregaría más de 500.000 votos en todo el país a la izquierda.

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Según la diputada del PP, Sofía Acedo, fue Cáritas, la organización benéfica de la Iglesia Católica, que hizo lobby para que dicha legislación sea aprobada, a pesar de que dentro de ese medio millón de personas hay prácticamente una totalidad de árabes musulmanes.

Por su parte, la socialista Elisa Garrido ha trasladado que el PSOE votará a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el “respeto” que merece darle participación directa en la política a quienes viven en España, y que creen que es necesario “seguir avanzando en mecanismos que garanticen procesos seguros de inmigración”.

Por su parte, la diputada de VOX Rocío De Meer ha indicado de nuevo que la formación liderada por Santiago Abascal rechaza la medidaQueremos que España siga siendo España, no Marruecos, ni Argelia, ni Nigeria, ni Senegal. Y esto no es odio ni es xenofobia, ni racismo, es puro sentido común“.

En España se han llevado a cabo seis regularizaciones extraordinarias de inmigrantes en toda su historia. Entre 1991 y 1992 se puso en marcha, con el Gobierno socialista, una regularización extraordinaria que benefició a 108.321.

En 1996, con el PP mediante otro proceso de regularización extraordinaria, obtuvieron papeles 21.294 inmigrantes de los 25.128 que lo solicitaron. En el año 2000 solicitaron la regularización 244.327 extranjeros y consiguieron la documentación 163.352. En el año 2001 fue denominado “regularización por arraigo” y se otorgó papeles a 239.174 inmigrantes más.

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Como si esto no fuera poco, en el 2005, durante el gobierno del comunista José Luis Rodríguez Zapatero, hace casi 20 años, se le otorgó ciudadanía a medio millón de inmigrantes, la misma cantidad que pretende dar ahora Pedro Sánchez, peleando codo a codo por el récord histórico de pérdida de identidad.

Fuente: Derecha Diario.

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