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La subida de Ciudadanos lo sitúa en el punto de mira del PSOE para gobernar

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El centro-derecha quiere, pero no puede. Su fragmentación está resultando letal y el principal beneficiado es el PSOE, que mantiene su tendencia al alza, con más posibilidades de pactos que hace unas semanas. Según el último barómetro de GAD3 para el diario ABC, que AD reproduce, el PSOE sumaría una holgada mayoría absoluta con Ciudadanos, después del repunte significativo que ha tenido este partido en los últimos días. El único problema al que se enfrenta Pedro Sánchez en este caso es el rechazo que Albert Rivera ha anunciado a un acuerdo con el líder socialista, por activa y por pasiva.

Los tres partidos del centro-derecha, el PP, Ciudadanos y Vox, suman un 46,1 por ciento en estimación de voto, incluida la candidatura Navarra Suma, frente al 43 por ciento del PSOE y Unidos Podemos, más Compromís y En Marea. Son 3,1 puntos de diferencia a favor del centro-derecha, que gana en votos, pero no en escaños:151-160 frente a 166-170. El sistema electoral castiga esa división de voto, pero en cualquiera de los dos casos la suma de diputados sería insuficiente para investir a un presidente del Gobierno con el resto del Parlamento en contra.

Las opciones para evitar un bloqueo político pasarían por los pactos más allá de esos dos bloques. En este último barómetro destaca sobre todo la repentina subida de Ciudadanos, quien en los meses anteriores había dado muestras de fatiga en las encuestas. Sus numerosos errores en la precampaña, como el del pucherazo en Castilla y León, no ayudaron nada a que levantara cabeza. Pero como los demás también se equivocan, y ante el riesgo cierto de que Sánchez reeditara el pacto «Frankenstein» con independentistas y proetarras, Ciudadanos ha tomado impulso en el momento más importante.

La batalla del centro

La formación que lidera Albert Rivera tendría un 14,9 por ciento de voto, con 47-50 diputados. En solo 15 días sube 1,8 puntos y, por la caprichosa ley D’Hondt, ganaría hasta 12 diputados más. Si se compara esta encuesta con los resultados de las elecciones, la subida es bien visible, desde los 32 escaños que consiguió Ciudadanos en junio de 2016.

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La batalla más encarnizada en esta precampaña se está dando en el centro político. Mientras el PP y Vox parecen ensimismados en disputarse el voto de la derecha, Ciudadanos ha aprovechado para engordar con un voto más centrista.

La subida de Ciudadanos es especialmente relevante porque una vez más le sitúa en una posición decisiva para decidir el Gobierno de España. El partido de Rivera aseguró con la máxima formalidad que no pactaría con este PSOE de Sánchez. El viernes pasado, en el Foro ABC, el líder de Ciudadanos volvió a asegurar que no habría un acuerdo con los socialistas. Pero su problema es que pocos le creen. La hemeroteca y la memoria están ahí. Rivera también dijo que no pactaría con Sánchez ni con Rajoy en 2016, y acabó haciéndolo con los dos. Con esos precedentes, parece lógico que la opción de un acuerdo PSOE-Ciudadanos pase a un primer plano.

Los números salen. El PSOE, pasito a pasito, no deja de crecer en las encuestas. Su tendencia al alza parece imparable y consolida su salto de la barrera del 30 por ciento, algo que parecía inalcanzable para los socialistas desde hace ya unos años. En este momento estaría en un 31,1 por ciento de estimación de voto, con 137-139 diputados.

La campaña de Sánchez, plana en los mítines y efectiva al utilizar las herramientas que tiene desde el Gobierno, como los famosos «viernes sociales», le está dando resultado. Y la calculadora sentencia: junto a Ciudadanos sumaría hasta 189 diputados. Un resultado demasiado espectacular para que Sánchez al menos no lo intente con Rivera.

Si la opción Rivera le falla, Sánchez podría buscar un acuerdo con Unidos Podemos, que sigue en horas bajas con un 11,5 por ciento de estimación de voto y 28-30 diputados, más otro de Compromís, lejísimos de los 71 que sumó en 2016, cuando todavía quería «tomar el cielo por asalto». Un pacto añadido con el PNV le valdría a Sánchez para ser investido.

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Y si tampoco le sale esta posibilidad, el líder socialista podría reeditar su pacto de la moción de censura, con independentistas catalanes, populistas, nacionalistas y proetarras. Es el bautizado por Rubalcaba como «pacto Frankenstein».

Frente a esas posibilidades que tendría Sánchez, si el 28 de abril se produce un resultado como el reflejado en este barómetro, en el centro-derecha se quedan sin opciones de repetir el pacto a la andaluza, que llevó al poder de la Junta a Juan Manuel Moreno (PP), gracias al apoyo de Ciudadanos y Vox.

El optimismo de Casado

Pablo Casado sigue siendo optimista y está convencido de que la campaña electoral tendrá un peso esencial para decidir el resultado final. Dicho con otras palabras, no se fía nada de las encuestas, y siempre recuerda que en las últimas elecciones el resultado del PP fue mucho mejor del que se pronosticó. «Estoy absolutamente convencido de que voy a gobernar», asegura el líder del PP.

De momento, con los resultados de este barómetro, parece improbable. El PP vuelve a frenar y a duras penas resiste por encima de la barrera psicológica del 20 por ciento de voto. Los populares obtendrían un 20,9 por ciento y 86-90 diputados. El resultado es realmente bajo. Desde 1982, con Alianza Popular, siempre habían estado por encima de los 100 diputados. Ni Aznar ni Rajoy se quedaron tan abajo, pero también es cierto que ni uno ni otro se enfrentaron a esta situación de división de la derecha.

A Casado no le sale la suma para gobernar de ninguna de las maneras. Tampoco le salían al PP con las encuestas en Andalucía, y ahora está en la Junta por primera vez en casi 40 años. Por eso en Génova son cautos y no se fían. En apenas dos semanas, el PP ha perdido un punto en estimación de voto, que puede suponerle hasta nueve diputados menos.

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Al tercer actor del bloque de centro-derecha, Vox, se le está haciendo larga la precampaña. Es cierto que pasar de cero diputados a 16-18, que son los que obtendría, según GAD3, sigue siendo una fuerte irrupción, pero las expectativas se habían elevado mucho más. A principios de marzo, el barómetro le situaba con 36 diputados. Ahora estaría por la mitad o menos, con un 9,8 por ciento de voto. Una parte de los que miraron al partido de Abascal por despecho hacia el PP pueden estar girando hacia Ciudadanos.

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Escándalo en España: El PP se unió al socialismo y votó a favor de darle la ciudadanía a 500.000 inmigrantes ilegales de África

El PP, el PSOE y todos los partidos de izquierda se unieron para votar a favor de la regularización de medio millón de inmigrantes que ingresaron de manera ilegal en la última década.

El Partido Popular (PP), una suerte de Juntos por el Cambio en España, ha vuelto a traicionar a su base de votantes y decidió unirse con la extrema izquierda para regularizar y otorgarle la ciudadanía a más de 500.000 inmigrantes ilegales que arribaron al país desde África o Medio Oriente.

Si bien la ley todavía no ha sido aprobada, más bien solo se ha aprobado el tratamiento del mismo en el Parlamento, el PP sienta un peligroso precedente y ha anticipada que busca volver a votar de la misma manera en el recinto una vez que se modifiquen algunos aspectos del proyecto de ley.

De hecho, todos los partidos en el Parlamento han votado a favor del tratamiento y aprobarán pronto la ley, con la única excepción de los legisladores de VOX, que se opuso de cuajo contra la ley que le agregaría más de 500.000 votos en todo el país a la izquierda.

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Según la diputada del PP, Sofía Acedo, fue Cáritas, la organización benéfica de la Iglesia Católica, que hizo lobby para que dicha legislación sea aprobada, a pesar de que dentro de ese medio millón de personas hay prácticamente una totalidad de árabes musulmanes.

Por su parte, la socialista Elisa Garrido ha trasladado que el PSOE votará a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el “respeto” que merece darle participación directa en la política a quienes viven en España, y que creen que es necesario “seguir avanzando en mecanismos que garanticen procesos seguros de inmigración”.

Por su parte, la diputada de VOX Rocío De Meer ha indicado de nuevo que la formación liderada por Santiago Abascal rechaza la medidaQueremos que España siga siendo España, no Marruecos, ni Argelia, ni Nigeria, ni Senegal. Y esto no es odio ni es xenofobia, ni racismo, es puro sentido común“.

En España se han llevado a cabo seis regularizaciones extraordinarias de inmigrantes en toda su historia. Entre 1991 y 1992 se puso en marcha, con el Gobierno socialista, una regularización extraordinaria que benefició a 108.321.

En 1996, con el PP mediante otro proceso de regularización extraordinaria, obtuvieron papeles 21.294 inmigrantes de los 25.128 que lo solicitaron. En el año 2000 solicitaron la regularización 244.327 extranjeros y consiguieron la documentación 163.352. En el año 2001 fue denominado “regularización por arraigo” y se otorgó papeles a 239.174 inmigrantes más.

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Como si esto no fuera poco, en el 2005, durante el gobierno del comunista José Luis Rodríguez Zapatero, hace casi 20 años, se le otorgó ciudadanía a medio millón de inmigrantes, la misma cantidad que pretende dar ahora Pedro Sánchez, peleando codo a codo por el récord histórico de pérdida de identidad.

Fuente: Derecha Diario.

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