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Dos pederastas violan y matan a un pequeño de corta edad. La sentencia de muerte se aplica en público, para escarmiento de posibles imitadores.
Se mire como se mire, la muerte de los culpables es, de largo, mucho más piadosa y fácil que la de la víctima. No veo motivo de queja alguna. Dos seres repugnantes ejecutados por una acción repugnante y totalmente imperdonable.
Se ha hecho justicia.