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(VIDEO IMPRESIONANTE) El aborto. Las ballenas, los animalistas y la sensibilidad enferma

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Que la sociedad actual está muy enferma es algo que hemos repetido hasta quedarnos roncos del esfuerzo.

Que muchas de las “ideas progresistas” inculcadas en nuestros jóvenes son nauseabundas, odiosas y merecedoras de lo peor, también lo hemos repetido.

Nosotros, los españoles, somos muy de enervarnos cuando nos tocan lo más querido. Los principios más hondos. Las ideas más puras. El sentido común más primario. Nos revelamos, gritamos. A veces llegamos a la agresión física para detener las injusticias y la barbarie.

O mejor, dejémoslo en que, antaño, así reaccionábamos. Hoy apenas un temblor de párpados mientras seguimos bebiendo cerveza y viendo el fútbol. Y los niños en la calle. Aunque haya anochecido. Que más da.

Pero a veces, desde más allá del mar, un hombre, que por más extraño que parezca resulta ser político, se levanta, con suavidad, y con un tono recatado, humilde, sincero y sencillo nos cuenta las verdades del barquero. Nos expone a la vergüenza. Nos explica nuestra inmundicia, sin regañarnos; sin levantarnos la voz.

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Duele, señoras y señores. Duele mucho que nos hablen así. Porque en esta sociedad hemos fallado todos. La generación anterior, la que aceptó el aborto. La que lo toleró. La que lo financió y la que se lucró.

Duele pensar que los médicos -nadie lo dice nunca, pero es así- tuvieran que mancillar y modificar su propio juramento hipocrático para no escupir sobre los miembros que practican abortos -mencionados y prohibidos severísimamente en el juramento hipocrático ORGINAL-.

Duele, en fin, por esos jóvenes modernos y comprometidos que protestan, histéricos, con gesto crispado, por los huevos de las gallinas, las astas de los toros y el jamón de los cerdos… mientras aplauden la libertad de abortar, abyecto asesinato inmisericorde e imperdonable donde los haya.

Esas jóvenes madres, convertidas en sacos de carne para crear contrabando de muerte congelada: para vender los órganos de sus hijos nonatos al mejor postor. Degeneración pura y abyecta. Maldición eterna y merecimiento de sufrimiento infinito. Degeneración casi virtuosa la que practica Planned Parenthood, especie de sumidero moral y vertedero de residuos biológicos humanos, picadero de carne de feto y descuartizador de bebés nonatos que incluso instruye a los profesionales acerca de cómo practicar los abortos –asesinatos– para proteger los órganos humanos más valiosos del feto. Ese feto del que dicen las políticas que no es un ser humano. 

Escuchen la palabra. Y si les place, difundan. Al menos, tengan la dignidad de pasar un mal rato.

Feliz domingo.

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