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(VIDEO) Cuando estos dos sinvergüenzas, Ferreras y Bardem, decían que había que echar a Rajoy por los once muertos de la hepatitis C

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Si cabe extraer algo positivo de la pandemia es que está poniendo al descubierto la intolerable doblez moral de la siniestra progresía española. Dos de sus más conspicuos representantes son capaces de visualizar a once muertos y opacar a 15.000. El matiz lo establece el color ideológico del Gobierno con el que se producen estas muertes.


Hemos rescatado de la hemeroteca un valiosísimo documento que destapa las desvergüenzas de la canalla progresista. Fue con ocasión de un brote de hepatitis C durante el Gobierno de Mariano Rajoy, que provocó 11 muertos. Ferreras y Bardem reciclaron ese día su moral de hojalata para erigirse en justicieros en defensa de las once personas muertas. «Hay que echar al Gobierno», exhortaban los dos caraduras. La doble vara ver medir de siempre. Estos son los que ahora nos piden que permanezcamos unidos y que apoyemos al Gobierno socialcomunista. Es decir, que nos toman por auténticos gilipollas. Y tal vez lo seamos cuando ahí siguen, atiborrados de subvenciones millonarias que pagan los españoles.[SIGUE MÁS ABAJO ↓]

Escuchando a estos farsantes se diría que tienen un código ético prístino y ejemplar. Llevan años repartiendo lecciones. Con una falsa superioridad moral que es a la vez impúdica y ridícula. Sobre todo cuando piden la dimisión de un Gobierno del PP por once muertos y luego ignoran la responsabilidad de otro Gobierno, en esta caso socialcomunista, por los más de 15.000 muertos que llevamos estos días. Que estos sinvergüenzas piensen en ellos y les pongan nombres y apellidos. [SIGUE MÁS ABAJO ↓]

No sabemos quién es más odioso. A Ferreras ya lo conocemos. A Bardem también. Ambos llamaban a rebato para vengar la memoria de los once fallecidos por hepatitis C. Hoy en cambio nos dice Bardem que se hace política con los muertos. Sinvergüenza, no, lo siguiente.

El doble rasero de la izquierda resulta impúdico. El Pablo Iglesias que exigía una moción de censura contra Mariano Rajoy por el ébola, que en España tuvo a un perro como única víctima, hoy desvincula al Gobierno de cualquier responsabilidad.

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Es una doble vara de medir absolutamente pueril. Que les hace perder la poca credibilidad que podrían todavía tener.

La izquierda actual de este país es así. Van por la vida repartiendo doctrina sobre ética pública. No son pocos los casos en los que señalaron, juzgaron y condenaron a alguien por salir mencionado en un sumario. No son pocos los casos en los que finalmente quedaron en nada. Pero la sentencia pública de la progresía ya estaba dictada. Culpable. Ahora bien, si el caso salpica a uno de los suyos la reacción es muy distinta. Lo primero es apelar a la presunción de inocencia. Como Sánchez en 2016 cuando decía que «Chaves y Griñán son personas honestas» y aseguraba confiar en su inocencia.

Resulta desternillante ver cómo algunos personajes exhiben públicamente y sin rubor su incoherencia. Cómo dilapidan mostrando ese doble rasero la poca credibilidad que podían tener delante de la sociedad. Cómo después de una bofetada de realidad como la que representa la propagación de la pandemia que ellos en parte han provocado, siguen actuando desde la atalaya de su falsa autoridad moral. Por eso apelamos una vez más a la derecha social y política a que rompa con ellos.

Si ese sector claudicante de la derecha española quiere que sus ideas tengan un calado socialmente mayoritario, tendrá que dejar de pensar como pasiva “gente de orden” y comenzar a movilizarse, a sacudirse los complejos, a perder el miedo, a preferir el fondo que las formas, a ventilar las contradicciones del enemigo, a vivir con conciencia política, a sostener la coherencia moral como principio básico, a defender sin miedo los valores en los que dice creer, a rechazar la corrección política y la dictadura del pensamiento único, a perderles el respeto, a no dejar que la apisonadora izquierdista nos pase por encima, a tratarlos como enemigos rompiendo cualquier relación personal y afectiva con ellos. En AD llevamos años haciéndolo.

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