Opinión

“¿Vacunas, sí? ¿Vacunas, no?” Por Fátima Pellico

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Hace algún tiempo, unos meses, quise escribir sobre el tema de los que están en contra de vacunarse contra el COVID. No me resultaba fácil porque no tenía una visión de conjunto con la que poder escribir, pero el tiempo ha pasado y el escenario es muy claro.

Quiero decir con esto que con el tema de las vacunas hay un sector de la población que se ha empeñado en enseñarnos a los demás que TENEMOS que hacer. Sí, correcto: tenemos. La verdad es que desconocía que hubiera tantos Severos Ochoa de vía estrecha dictando qué leer, dónde hacerlo (Telegram y Twitter, las grandes enciclopedias de la Sabiduría) y sometiendo a insultos y descalificaciones a los que no piensan como ellos. Desde el respeto y sin ofender, claro está. 

En su día tuve mis dudas pero por una cuestión personal y de responsabilidad hacia los demás, porque vivimos en sociedad y lo que hacemos repercute en los demás, me vacuné. Punto. 

Pero mires adonde mires siempre hay un antitodo luchando en las trincheras intentando movilizar al mundo contra todo lo que no sea su libertad. Y con muchas faltas de ortografía la inmensa mayoría de ellos, todo sea dicho. 

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La cuestión aquí no es TU LIBERTAD, que la tienes, claro. La cuestión es que TU LIBERTAD acaba donde empieza la mía, MI LIBERTAD.TUS DERECHOS se acaban donde empiezan LOS DERECHOS DE LOS DEMÁS. Tienes todo el derecho del mundo a no vacunarte, faltaría más. ¿Cómo te vas a vacunar de algo que no existe? Está claro que si no quieres vacunarte contra algo que no existe nadie te puede obligar. Pero el resto del mundo puede hacer lo que crea conveniente y nadie es quién para llamarlo, como poco, ignorante o manipulable o sabe Dios el ingente número de calificativos estúpidos que nos dedican. Véase si no la campaña lanzada contra Federico Jiménez Losantos con el tema de Elia Rodríguez, por poner un ejemplo. 

Quien no se quiera vacunar, adelante. Haga lo que estime oportuno, lo que crea que procede. Si esa enfermedad que no existe le llega a usted o a alguien de su familia, rece, que falta le va a hacer, pero, por favor, dejen de dar la murga, el coñazo, que sus diatribas y discursos aburren a las ovejas. Desde el respeto y sin ofender. 

Fátima Pellico

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