Opinión

Una banda de chantajistas. Por Pío Moa

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Que desde 2002 el PP es solo una banda de señoritos ignorantes, intrigantes y mangantes, es un hecho que me parece irreversible.

Y ahora la vemos en acción actuando como una banda chantajista. Lo hizo durante toda la campaña electoral: o VOX se sometía sin más a sus intereses de partido, o sería presentado como apoyo del doctor. El chantaje se podía explicar ya que, en su euforia pueril, el PP creía poder sacar una gran mayoría y hasta mayoría absoluta: se lo decían sus “analistas” y “expertos electorales”.  Y ahora han vuelto  a lo mismo con la mesa del Congreso, rechazando de pleno a VOX , pretendiendo que pueden tratar como un apestado o paria al tercer partido del país. Pero ahora la situación ha cambiado: ya no hay la gran mayoría que los golfos  fantaseaban, y  la posibilidad de que el doctor y  sus pandillas se adueñen del poder y culminen sus proyectos criminales es muy real. En tal situación, los señoritos golfos han tensado el chantaje sin importarles dar una gran baza a los delincuentes.

El PP entiende como su mayor enemigo a VOX –y no al PSOE o los separatistas–, y se entiende que obre en consecuencia, tratando de aniquilarlo. Pero hay momentos en que un interés general gravemente amenazado como ahora  debería  permitir algún acuerdo negociado.  Opción que está resultando imposible con estos “moderados y centristas”, incluso habiendo renunciado VOX a participar en el gobierno.

Hay en esta situación  dos cuestiones de fondo:

a) la investidura de Feijoo no es una alternativa a la del doctor, aunque sí  un alivio momentáneo,  que permitiría  a VOX actuar de verdadera oposición al avance de los planes compartidos en el fondo por PP y PSOE.  Claro que eso es, precisamente, lo que temen los señoritos.

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b) Ante el grave peligro para  la unidad nacional y la democracia, cada vez se ve más necesario que el rey cumpla con su principal deber, la defensa de ambas, haciendo uso de sus derechos constitucionales, como ha propuesto el historiador Jesús Palacios (un desacuerdo con Palacios: califica a la monarquía de “negocio de familia”. Nada más lejos de la realidad, se trata de una institución básica, que ahora puede desempeñar el papel que le atribuyen las leyes, como en 2017).

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