Vascongadas

Un periodista de la BBC investiga el pasado de uno de sus ancestros vascos y descubre que se dedicó al tráfico de esclavos en Chile

Published

on

¡Comparte esta publicación!

Jaime González, un periodista de la BBC, empeñado en investigar el papel jugado por sus antepasados en el tráfico de esclavos, descubre que Pedro Nicolás de Chopitea, tatarabuelo de su abuelo y originario de la localidad vizcaína de Lequeitio, emigró en la última década del siglo XVIII a Santiago de Chile, donde se convirtió en uno de los hombres de negocios más importantes de la capital chilena, comerciando con todo tipo de bienes entre Europa y Sudamérica.

“En algunos casos, entre los cargamentos que se transportaban a su nombre, también había esclavos”, explica González, quien detalla que la participación de Chopitea en el comercio esclavista ha sido documentada por el historiador chileno Francisco Betancourt Castillo, que durante diez años ha estado estudiando el rol de los comerciantes vascos en Chile durante la última etapa de la colonia.

Según narra el periodista de la BBC en su reportaje, el profesor Betancourt le explica que en esa época, en la que el tráfico de esclavos aún no estaba prohibido, era habitual que grandes comerciantes del Cono Sur como Chopitea se dedicaran en algunas ocasiones a esta actividad si se daba una coyuntura favorable y aprovechando sus redes de contactos. “Eran operaciones mercantiles triangulares. Por ejemplo, transportaban productos subtropicales desde Perú hacia Chile y Argentina, y esclavos desde Buenos Aires hacia Valparaíso y Lima. Si bien la trata de esclavos no era en ningún caso la principal actividad comercial de Chopitea, su participación en este negocio queda patente en la correspondencia que mantuvo con dos de sus socios. Chopitea era el vínculo entre ellos dos geográficamente. Se encargaba de recibir los esclavos que llegaban a Chile desde el Río de la Plata. Se encargaba de la financiación que estas operaciones requerían y luego del traslado de los esclavos, a veces en sus propios barcos, hacia el Perú, a los mercados urbanos de Lima y el Callao”.

Jaime González relata en su reportaje que en las cartas que le muestra Betancourt, fechadas entre 1803 y 1804, “el cajero de Chopitea da detalles de varias caravanas de esclavos que mi antepasado tenía que recibir en Chile. Lo más impactante de leer esta correspondencia son las descripciones sobre el estado en el que se encontraban los esclavos, tanto anímica como físicamente, mientras eran trasladados de un territorio a otro. Eran travesías que se podían prolongar durante dos meses en las que, si no morían víctimas de las duras condiciones del viaje o de las enfermedades, los esclavos perecían tras escapar y tener que sobrevivir en un territorio que les era totalmente desconocido. Precisamente en una de las cartas, el cajero de Chopitea cuenta cómo se habían escapado varios esclavos después de que alguien les hubiera dicho ‘que los llevaban en mala tierra, en donde la gente tenía cuatro ojos y comía gente, y que a ellos se los comerían luego que llegasen, echándolos en calderas de aceite hirviendo. Y esto les puso tal terror que estaban aguardando la ocasión para huirse como en efecto lo verificaron’”.

Advertisement

Según le explica el historiador a González, “de estas cartas se desprende que para para estos comerciantes, participar en el tráfico de esclavos ‘era algo complejo’. Por un lado hay un incentivo económico que hacía que a los esclavos se los contabilizara como ‘piezas’, como cualquier otra mercadería. Pero uno puede percibir en las cartas que hay cierta preocupación o cuidado porque se está tratando con una mercadería que es distinta a las demás”.

Durante las batallas por la independencia de Chile a principios del siglo XIX, Pedro Nicolás de Chopitea, igual que muchos otros comerciantes peninsulares radicados en Santiago, apoyó al bando realista que defendía los intereses de la Corona española. Eso hizo que todos sus bienes y propiedades fueran confiscados y se viera obligado a abandonar Chile con su familia, radicándose en la ciudad de Barcelona en 1819.

(La Tribuna del País Vasco)

Advertisement

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil