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Un militar saudí mata a tres personas y hiere a otras ocho en una base aeronaval de Florida

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Un estudiante de aviación, perteneciente a la Fuerza Aérea de Arabia Saudí, mató este viernes a tres personas e hirió a al menos otras siete durante un tiroteo dentro de un aula en la base naval y aérea de Pensacola, en Florida. Se trata del segundo ataque con armas de fuego en menos de una semana dentro de una base militar en territorio de Estados Unidos, y las autoridades militares han abierto una investigación por un posible acto de terrorismo, que instruye ya el FBI.

El atacante, Mohammed Saeed al Shamrani, que se encontraba en la base ampliando su formación, según informó el gobernador de Florida, Ron DeSantis, abrió fuego al filo de las siete de la mañana dentro de una escuela de la base naval, en la que trabajan 16.000 soldados y 7.400 civiles. El departamento del sheriff del condado de Escambia envió agentes al recinto. Dos de ellos fueron heridos de bala antes de matar al atacante.

Seis hora después del ataque, un funcionario del departamento de Defensa reveló a varios medios que el atacante era un militar saudí, teniente segundo de la Fuerza Aérea de su país, y alumno en la escuela de aviación de la base de Pensacola. Las investigaciones se centran en un posible acto de terrorismo.

En total, ocho heridos fueron atendidos en un hospital cercano, Baptist Health Care. El sheriff David Morgan, que estuvo en el lugar del ataque, dijo después a los medios que «la escena del crimen parecía sacada del decorado de una película», según un vídeo publicado por las autoridades policiales en redes sociales.

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El alcalde de Pensacola (52.000 habitantes) anunció que la base quedó precintada y se restringieron los accesos durante toda la jornada de ayer. «Es un día trágico para Pensacola, que es una ciudad orgullosa de su población militar», dijo el edil, Grover Robinson, según NBC.

No se teme por la vida de los heridos. Un agente fue herido de bala en el brazo y el otro en la pierna.

El presidente Donald Trump, que fue informado de los hechos mientras se desarrollaban, colgó dos mensajes en su cuenta de Twitter informando de que acaba de recibir una llamada del Rey Salman para expresar sus «condolencias» y mostrar sus respetos a las familias de las víctimas. El Monarca saudí también le habría transmitido el malestar del pueblo saudí por las acciones del tirador «que de ninguna manera representa los sentimientos del pueblo saudí, que ama al pueblo estadounidense».

El vicepresidente, Mike Pence, por su parte, lamentó en la red social Twitter «que se haya producido este horrible tiroteo en una base naval». El gobernador de Florida, Ron DeSantis, también lamentó las muertes y dijo que suspendió su agenda para seguir las investigaciones.

Segundo tiroteo

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El miércoles, en otro tiroteo ocurrido en la base de Pearl Harbor en Hawai, un soldado mató a dos civiles antes de suicidarse. La Armada ha abierto una investigación, en la que participa el FBI (policía judicial) sobre si ese otro homicida tenía motivos relacionados con el terrorismo. El Pentágono se ha negado a revelar su identidad, aunque AP lo ha identificado como G. Romero, de 22 años.

Lo único que ha trascendido de ese atacante, por lo que han revelado por medios locales de Hawai, es que portaba dos armas (pistola de mano y rifle) porque cumplía funciones de guardia de seguridad mientras unos técnicos trabajaban en el mantenimiento del submarino USS Columbia.

Romero, responsable de las muertes en Pearl Harbor, había sido amonestado antes por violaciones disciplinarias. Los dos muertos en Hawai eran contratistas de la base, por lo tanto civiles y no soldados.

Fallos de protocolo

En agosto, un departamento de inspección de gobierno reveló que hay fallos en el protocolo de seguridad de numerosas bases, aun después de tiroteos masivos como el Fort Hood de 2009, en el que murieron 13 personas y otras 42 resultaron heridas de consideración. En 2013 un civil abrió fuego en una base de la Armada en Washington, capital de EE.UU., y mató a 12 personas e hirió a otras cuatro.

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Ese informe, hecho público en agosto, identificó errores como que las fuerzas armadas hubieran dado permiso de entrada a 42.000 personas que en el pasado habían sido condenadas por algún tipo de delito menor.

Aun así, temeroso de ataques a soldados por parte de civiles, en 2016 el Pentágono modificó sus reglamentos para permitir que los soldados, aun cuando no están de servicio, porten armas en bases militares, en caso de que deban defenderse de ataques por parte de contratistas y otros civiles.

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