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Tras la decisión del Tribunal Supremo de autorizar la exhumación de Francisco Franco del Valle de los Caídos al rechazar el recurso presentado por la familia del ex jefe del Estado contra la decisión del Gobierno, el empresario catalán Gerard Bellalta pretende que los restos mortales del Caudillo descansen en una finca de once hectáreas en la localidad catalana de Flix (Tarragona).
Bellalta hará este ofrecimiento a Luis Felipe Utrera Molina, abogado de los Franco, informándole también de todos los detalles de su iniciativa, entre ellos la construcción de un mausoleo de dos pisos inspirado en el de Teodorico. Se trata de un monumento situado a las afueras de Rávena (Italia) construido por el rey Teodorico el Grande hacia el año 520 d.C. con la intención de que fuera su futura tumba, en mármol blanco de Istria.
El empresario prevé encargar el proyecto a una de las más prestigiosas formas de arquitectos de Barcelona. Su intención es que los restos de Franco descansen en una cripta del piso inferior, que contaría con una capilla en forma de cruz.
Asimismo, el proyecto contempla habilitar el piso superior como un espacio temático dedicado a la figura de Franco.
Gerard Bellalta confía en que la familia Franco acepte su ofrecimiento y se compromete a que el recinto esté abierto al público todo el año, garantizando para ello la infraestructura necesaria, desde aparcamientos a la vigilancia permanente del recinto.
Nos explica que la idea deconstruir un gran mausoleo para Franco sería también un homenaje a la memoria de su padre, Gerard Bellalta i Carim, empresario dedicado a la fabricación de muebles y accesorios de cocina y que falleció hace pocos meses a los 98 años de edad.
“A poco de iniciarse el Alzamiento contra el comunismo, mi padre se enroló como voluntario en el Ejército nacional. Tuvo para ello que falsear su partida de nacimiento para acreditar su mayoría de edad. Pese a su juventud, participó en algunas de las batallas más decisivas contra los rojos, por lo que fue dos veces condecorado. Una de las distinciones la recibió del general Yagüe. Participó en la batalla del Ebro y fue uno de los soldados procedentes de Manresa que entraron triunfales por la Diagonal de Barcelona el 23 de enero de 1939. Mi padre recordó siempre esa jornada como una de las más emocionantes de su vida”, recuerda Gerard Bellalta.
“Sus últimos años los vivió muy triste y preocupado por la deriva separatista. Él se consideró siempre un español de Cataluña. Fue un hombre cabal, un español, siempre leal al Caudillo, un trabajador infatigable, un padre ejemplar y un ejemplo para todos”, subrayó
