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Tiempos modernos

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Guillermo Garabito.- El caso de la Arandina, las políticas de género, tener dudas / plantearlas. Los pactos con los nacionalistas, la presión a la justicia, porque «la justicia no debe de ser ejemplarizante» sino únicamente debe hacer cumplir la ley. Los jueces acojonados por las turbas, los tribunales populares, la caza de brujas. La posibilidad de que una mujer también pueda ser culpable de algo. Este neomarxismo en la agenda que no es una lucha de clases, sino de géneros.

El respeto a las decisiones judiciales aunque no gusten. La presunción de inocencia. Cualquier asunto con colectivos desfavorecidos –a favor o en contra–. Poder describir con precisión. Decir de alguien que es gordo, que es flaco, feo e incluso que es guapo. Cervantes pasando apuros para escribir «El Quijote» hoy.

Un presidente del Gobierno en funciones mintiendo. «Con Podemos no». Pedro Sánchez diciendo: «Os imagináis, amigos, esta crisis en Cataluña, con la mitad del Gobierno defendiendo la Constitución y la otra mitad, con Podemos dentro, diciendo que hay presos políticos en Cataluña y defendiendo el derecho a la autodeterminación. ¿Dónde estaría España y dónde estaría la izquierda?». Los presos por sedición, respetar al Constitucional –párrafo anterior– aunque no guste, el cáncer que supone TV3. Tomar a la mitad de los catalanes por tontos con dinero público, perseguir a la otra mitad. El ridículo de Albert Rivera oliendo perros. Querer dar condición de humanos a los animales. No poder decir que Morante es un artista.

La ministra Celaá acusando a Vox de lo de la granada en el centro de menores. Decir que la situación se tira un aire a la del 36. Ser franco con que la extrema derecha es Vox igual que la extrema izquierda son Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. El ridículo de irse a vivir a Galapagar. ¡Clasista! Usar a la guardaespaldas de niñera. Políticos que van a lo suyo y políticos que van a por lo de todos. Escribir sobre que las cenas de Navidad de empresa se han convertido en las nuevas despedidas de soltero. Discutir.

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Tampoco hay libertad para decir que el único que ha estado a la altura durante los últimos años es Felipe VI.

No se puede opinar sobre nada. Por escribir sobre cualquiera de estas cosas a uno incluso le amenazan de muerte… Para esto mejor volvemos a hacer literatura en los periódicos, que yo lo que quiero es ganar el Cavia, como Paco Martín Abril, por escribir sobre un paseo por el Campo Grande. O escribir sobre un gorrión amaestrado, como Ruano, y la castañera del Retiro. Y nos dejamos de ser suicidas por decir, por ejemplo, que la sentencia de los de la Arandina le parece a uno cosa desproporcionada. Pero que, como tengo hermana pequeña y creo que los hombres aún se visten por los pies, esta noche dormiré tranquilo. Y así todos los años que les han caído. Precisamente por eso no soy juez.

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