Opinión

SOROS, OSORO Y SATÁN

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Ni el judio Soros, ni Satanás, ni el peor de los fariseos hubiera tratado con tanto desprecio al hombre que, fuera de la Jerarquia Eclesiastica, –y probablemente dentro– más ha hecho por la religión Católica.

No me gusta echarlo en cara, pero al final me he decantado por hacerlo, a ver si se entera el Hechicero Osoro que dirige la secta de la actual Conferencia Episcopal Española (CEE).

Francisco Franco salvó a la Iglesia  Católica de su exterminio, y no solo la salvó; después de ganar la guerra se preocupó de la reconstrucción de todos los templos destruidos, desde la más preciosa Catedral hasta la más humilde ermita.

Una vez en el poder les dio (por desgracia) la educación, craso error de nuestro Caudillo. El Generalísimo se declaró siempre hijo fiel de la Iglesia, incluso cuando el Vaticano (dirigido ya por el Noveno Círculo Satánico) estaba descaradamente en poder de la izquierda masónica hija del Maligno.

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¿Ha tenido la Santa Iglesia Católica un hijo más fiel, leal y comprometido que Francisco Franco? 

¿Cual es el trato que esa iglesia le inflige a cambio?

El peor de los desdenes: en lugar de protegerlo y defenderlo, dejan su cuerpo yaciente desprotegido a merced de sus peores enemigos, los enemigos eternos de Dios y España.

Pero, Hechicero Osoro, todavía no sé muy bien si ese trato a tu mejor hijo es, o bien por indicación de la actual Curia masónica Vaticana o porque estáis oliendo la muerte y no estáis dispuestos al martirio, como los religiosos exterminados durante los diversos genocidios de todo el siglo XX y el presente siglo, y como ratas cobardes preferís llevaros bien con los que fueron y, a la larga, serán vuestros verdugos, que no son otros que el rojerío en sus diversas manifestaciones ideológicas y el Islam.

Hechicero Osoro, acuérdate que los españoles de bien tomamos nota: tranquilo, que cuando nuestras vidas corran peligro como en 1936, tendrás suerte de que los verdaderos hijos de Dios defenderemos nuestra fe con el mismo ímpetu con que lo hicimos en la Gloriosa Cruzada de 1936-1939, pero también te digo que, lo mismo que defenderemos la Cruz, las imágenes y los templos, tendremos muy claro que seleccionaremos a los clérigos a defender. Porque en proteger a hechiceros masónicos como tú, no pienso derramar una gota de mi sangre.

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Ya tendréis a quién os acoja, desde mundialistas como el judío Soros, pasando por los masónicos luciferinos, incluso hasta por tus amigotes de la extrema izquierda.

La decisión del Vaticano a no oponerse a la Profanación del Caudillo en la Basílica del Valle de los Caidos y la oposición cobarde de Osoro a que sus restos sean trasladados a la Cripta de la Catedral de la Almudena os delatan, vuestras decisiones solo contentan a los enemigos de Dios y de la unidad de España.

Pero tranquilo, hechicero Osoro, no te quepa duda que a la larga Dios castigará a quienes, desde dentro de la Iglesia, maltratan a sus mejores hijos y que ni tú, ni Soros, ni Satanás ni los perdedores de la Cruzada, secuaces de los anteriores, podréis destruir la magna obra que nuestro Caudillo desarrolló a lo largo de su mandato.

De momento, Osoro, lo tengo claro, a la Iglesia le he hecho la X, pero no precisamente para ponerla en la Declaración de la Renta, que por cierto, prefiero que esa X de la renta vaya para los enemigos que para los traidores como tú.

Franco murió con dignidad, defendiendo hasta el final los intereses de nuestra Patria y de la Fe Cristiana, cosa de la que tú, Hechicero Osoro, y tus cómplices de la CEE, jamás podréis blasonar. Al contrario, moriréis con el estigma de haber intentado dinamitar esa Fe por la que tanto luchó y tanto defendió el Generalísimo Franco.

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