La muerte de la Filosofía es la muerte del pensamiento, del espíritu crítico; facilita el adoctrinamiento y la ideologización.
Con la medida del Gobierno de eliminar la filosofía de la educación me viene a la cabeza el libro de Adriano Erriguel Pensar lo que más les duele. No quieren que reflexionemos, diseñan un panorama utópico en el que los opinadores creen filosofar y los filósofos son silenciados por la turba de la masa.
Si vivimos en una sociedad polarizada es consecuencia en última instancia de una profunda carencia de análisis crítico. Actitud inconformista ausente en estos tiempos, y que entrará en su etapa más decadente con las novedades incorporadas en la legislación educativa. La razón se desangra mientras el sentimentalismo posmoderno aumenta su influencia sobre los cerebros anestesiados y secuestrados por la pasión. Se abre de par en par el coto al adoctrinamiento, al sectarismo.
Estoy convencido de que las irresistibles tentaciones nacionalistas despertadas en Cataluña, no hubieran sido tan voraces si la ciudadanía tuviese un ápice de pensamiento crítico. Es mentira que si todos viéramos TV3 seríamos independentistas, como dijo Josep Borrell hace unos años. O puede que no tanto. Tal vez deberíamos plantearnos si el problema es el sectarismo o la verdadera disyuntiva reside en la ausencia de unos valores éticos e intelectuales. Una materia gris sin unas bases sólidas es al adoctrinamiento lo que el huevo a la gallina. Ningún ciudadano basado en unos aspectos fundamentales puede caer en la alineación.
«La alternativa a la filosofía es la ideología», escribe el filósofo Eduardo Infante. Nos quieren más divididos que nunca, más irascibles, y más ignorantes. Los gobiernos autócratas saben que la clave para perpetuarse en el poder es atrofiando el pensamiento de sus súbditos haciéndoles pasto de toda manipulación. No quieren que pensemos. No solo ahora, sino durante años. ¿Es que acaso creen que hemos aprendido sobre filosofía? Llevamos años enfrascados en sistemas que reducen la historia a un conjunto de epígrafes y a la filosofía a un grupo de autores sin indagar en porqué pensaron eso o porqué escribieron aquello. Estábamos mal, pero ahora estamos peor. Las barreras que había entre nosotros provocadas por el sectarismo alimentado por el abandono de la razón, se tornarán en abismos con el asesinato del sentido común.
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Ha llegado el día en el que Platón, Aristóteles y Kant pasaron de ser referentes a mitos lejanos del pasado. Muerte a la filosofía, al pensamiento.
