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Sánchez en su reunión con Torra debe preservar la dignidad política de la Nación

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José Manuel Otero Lastres.- Se dice que una persona tiene dignidad cuando gobierna sus acciones con gravedad y decoro; o, lo que es lo mismo, con grandeza y honor. En este contexto, la palabra grandeza ha de ser entendida como excelencia moral, y la expresión honor como «cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo».

Podría pensarse que así conceptuada, la dignidad hace referencia a una conducta tan sublime que estaría al alcance de muy pocos. Pero esa impresión sería desacertada, porque la dignidad de la que hablo es aquella con la que se comporta la gran mayoría de los ciudadanos españoles, que se resume en un notable grado de excelencia moral en el cumplimiento de los deberes constitucionales.

Ahora bien, si desde la óptica de la ciudadanía en general, nos trasladamos a la política, pienso que al político hay que exigirle un nivel de dignidad en grado sumo. Y es que el político no gestiona sus propios asuntos, sino el interés general de todos los ciudadanos, por lo cual en el cumplimiento de los deberes inherentes a su cargo debe comportarse con el máximo grado de excelencia moral.

Pues bien, por encima de todos, el que representa la dignidad, no ya personal, sino la de la Nación, es el presidente del Gobierno que es sobre el que pesa el más exigente deber de comportarse con la grandeza y honor que supone el cumplimiento de la Constitución. Es el presidente quien en cada actuación en la que se pone en juego el honor de España asume el deber de comportarse con la grandeza moral de cumplir con sus deberes constitucionales, que son los que en el ejercicio de su soberanía se ha dado el pueblo español para convivir democráticamente en un Estado social y democrático de Derecho respetando la Constitución y la leyes.

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Viene a cuanto lo que antecede porque me temo que mañana en la entrevista que van a mantener Pedro Sánchez y Torra, éste va defender la mal entendida dignidad de una parte del pueblo de Cataluña con más dignidad que Pedro Sánchez la que merece el pueblo al que representa, que es el pueblo español en su conjunto. Intuyo, lamentablemente, que nuestro presidente va a dejar que Torra pisotee la dignidad del pueblo español por verse obligado a retener un puñado de votos que son los que le permiten seguir disfrutando para su exclusivo beneficio de las prebendas inherentes a su cargo.

Torra hará lo imposible para escenificar que su reunión con Sánchez no es la de un presidente de una Comunidad Autónoma con el presidente del Gobierno de la Nación, sino una reunión entre iguales. Y Sánchez, en lugar de hacernos sentir que hace respetar la Constitución, tendrá que tragarse los desprecios de Torra intentando hacerle creer a los más incautos que viene obligado a ello en virtud de la tenebrosa política del “diálogo”, que no es más que cubrir con sombras oscuras la realidad, para que no se vean bien que el presidente que representa a España tolera el desplante de un subordinado porque es el único modo de permanecer en la Moncloa.

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