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Fiel a su estilo chillón, rocambolesco, y siempre aderezado con una alta graduación, Revilla y su Gobierno zombie han decretado, a toda prisa, con nocturnidad, alevosía y mucha mala uva, que la semana que por calendario oficial no era lectiva a primeros de Noviembre, lo sea para todos los alumnos en Cantabria, ya sean de primaria, secundaria o bachillerato.
Debemos reconocer que esta decisión ha sido recibida de un modo unánime: todos los grupos afectados la han rechazado indignados; padres, profesores, profesionales afectados y por parte de los alumnos se habla abiertamente de sacar al presidente regional de la provincia a capones. Y ustedes ya me entienden.
Todo lo anterior, añadiendo además el estrambote liberticida del “toque de queda” en una ciudad en la que apenas se conoce “el botellón” y el cerrojazo a Cantabria, prohibiendo todas las entradas y salidas, ha supuesto el rejón de muerte a la hostelería y a toda la industria que vive o sobrevive gracias al turismo.
Las excusas para este giro absolutamente despótico, digno de Corea del Norte, son cuando menos calificables de idiotas: parece ser que se elimina la semana de vacaciones -en un curso que está siendo especialmente tenso, duro y agobiante para estudiantes y profesores- para que los alumnos “no estén por ahí, de casa en casa, contagiándose”. Tal cual.
Hemos llegado a un momento político en el que soltar sandeces que por si solas deberían justificar una pensión por retraso mental grave pasan sin pena ni gloria por la dilatada glotis del ciudadano medio. Aniquilar un derecho tan básico y deseado por cualquier alumno, como son las vacaciones legalmente establecidas, esgrimiendo unas razones incoherentes, debería resultar en dimisiones y revueltas. Se ve que en los diminutos cerebros de los políticos que gobiernan Cantabria no se les alcanza que los alumnos se visitan y se citan entre ellos durante los días de vacaciones, pero también los fines de semana y, entre diario, fuera de los horarios lectivos.
¿Que será entonces lo siguiente? ¿Cumplir la profecía de la Ministrilla Celáa -esa santa que ni siquiera paga el IBI- y demostrar que los hijos no son de los padres confinándolos día y noche en los institutos y colegios? ¿Es eso lo que buscan? ¿Establecer por decreto ministerial el fin de la familia tradicional?
Las revueltas comenzaron anoche. Que no se extrañe nadie si estas aumentan y acabarán siendo imparables.
