Opinión

Reprobación necesaria ante la depravación. Por Jesús Salamanca Alonso

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Si tuviésemos un presidente con sentido común y un Gobierno equilibrado, la pervertida ministra de Igual Da ya estaría cesada.

El daño ya está hecho. La gravedad de las declaraciones de esta muchacha a quien, para desgracia de la sociedad española, le han regalado un ministerio inservible más para jugar que para trabajar, merecen una reprobación ante el grado de degeneración al que ha llegado.

No conozco docente que dé el visto bueno a tan miserables declaraciones que «blanquean» el delito de la pederastia. Cualquier profesor con dos dedos de frente pondría contra el espejo a esta inservible, pero resabiada y acomplejada ministra que se dice feminista.

En un país civilizado y democrático no se pueden consentir aberraciones de ese calibre. Esta muchacha, por desgracia todavía ministra de Igual Da, ha acabado por destaparse y arruinar su propia imagen; una imagen que ya estaba en entredicho tras lo de volver a casa «sola y borracha». Me parece ético que los servicios jurídicos de diversos partidos tomen cartas en el asunto antes de que la avanzada actitud de degeneración llegue a delito irreversible.

¡Miedo me da si alguna vez esta muchacha, ministra para desgracia social y por gracia de un presidente indecente e imprudente, tiene que educar a menores! Con ese pensamiento, en otra época las Juntas de Protección de Menores o los Tribunales Tutelares le hubieran retirado la patria potestad, doy fe. Con esas ideas es imposible que sepa construir educación, sensatez, democracia, sentido común, valores y ética. No tardaremos en conocer la opinión del Defensor del Menor.

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Estoy convencido de que, si esas aberraciones de Montero llegan a oídos del juez Calatayud, las desmonta en un santiamén. Mucha «bocachanclería» de atropellada feminista y depravada ministra, pero nulo razonamiento y peor planteamiento. Si ha llegado a ministra un espécimen así, muy mal ejemplo estamos dando a la sociedad. El fraude social ya lo tenemos instalado donde no debe estar.

Si tuviésemos un presidente con sentido común y un Gobierno equilibrado, la ministra de Igual Da ya estaría cesada, al menos es lo que sucedería en cualquier país democrático alejado de ideologías de pervertido comunismo. Ha metido ideología, comunismo, política, pederastia y feminismo en el mismo saco. Y el feminismo a la española ya sabemos lo que es y lo que representa; nada que ver con el auténtico feminismo amazónico, equilibrado, demócrata y sensato. ¿Han oído al feminismo español alguna declaración en apoyo de las mujeres iraníes? ¿Cuántas feministas han acudido en apoyo de las universitarias iraníes? Ahí tienen la prueba. Para que vean que esto no es feminismo, sino simple y pervertido «chiringuiteo».

Hasta ahora, el Ministerio de Igual Da solo ha hecho daño al conjunto de la sociedad española. Y muchas veces se ha hecho ese daño a través de esta muchacha que alardea de ministra, pero que toda la sociedad sabe cómo ha llegado ahí. Impensable en cualquier otra situación que no fuera para mantener en el colchón de Moncloa a un parasitario presidente instaurado en la mentira y la falsedad, además de en el fraude. Recuerden aquello que se fraguó de «presidente cum fraude» tras destaparse el plagio y falsedad de su tesis, así como de los estudios y oscuros avatares africanos de su media naranja.

Blanquear la pederastia no es el mejor camino para dejar un buen recuerdo ministerial, precisamente de un ministerio que perfectamente podría ser una simple jefatura de servicio y, si me apuran, un simple servicio administrativo. El hecho de convertirlo en ministerio ha hecho que se aborregara con gente sin preparación y donde los asesores no han aportado nada de nada; muchos de ellos procedentes de la delincuencia activista. Creo que no precisan nombres.

No se puede consentir que la ministra llegue a ese blanqueo y a la degeneración que se la suponía, y ahora se demuestra. Blanquear la pederastia en público y afirmar lo de las relaciones sexuales de los niños, con el apoyo explícito del sector socialista del Gobierno, deja al descubierto un claro desprecio a la democracia, al sentido común y a la dignidad del ser humano. Alguien debe explicar a la titular «bocachanclas» ministerial que comete un error de bulto.

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No debe de saber esta muchacha, para desgracia todavía ministra de Igual Da, que en España la edad mínima de consentimiento son los 16 años. No me extraña que en el seno de esa formación política prochavista hayan aparecido pederastas de viejo cuño, así como aterrizado condenadas por delitos de atentado a la autoridad. Recuerden la «aventura» de un tal Palacio de Podemos en las Cortes de Castilla y León, y cuya sentencia condenatoria todavía puede verse en las redes sociales y en internet.

En fin, a ver quién se atreve a decir que la afirmación de la chulesca ministra no es muy grave. De ella se deduce que un menor podría tener relaciones sexuales con un adulto si ambos consienten. Es tan torpe esta muchacha, por desgracia torpe e inservible ministra, que no se para a pensar que esa persona mayor incurriría en delito.

El propio Gobierno ha entrado en cerrazón, a pesar de la barbaridad cometida por la muchacha del Ministerio de Igual Da. Con tal de seguir durmiendo en Moncloa y mantener «chupeteros» ministeriales, Antonio «el mentiroso» y su séquito de contradictorios tiralevitas no dudan en ser cómplices necesarios de su disparate.

Se precisan más españoles con sentido común, además de serios y rigurosos tribunales de Justicia, para eliminar a esta plaga de depravados que degradan a la sociedad, a la mujer en general y condenan a la infancia al maltrato.

La sociedad ya ha dictado sentencia de su reprobación hacia la «menestra» de Igual Da. No podemos consentir que hable sin que se lave la boca con agua fuerte.

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