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Rafa Nadal, excesos para la enésima gesta

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Enrique Yunta (R).- Del 24 de abril al 24 de noviembre, siete meses de locos para Rafael Nadal, quien en la primavera se replanteó qué hacer con su vida y ahora, a las puertas del invierno, se congratula de la decisión que tomó en su momento.

En ese abril de escasas alegrías, y justo después del chasco de Montecarlo (derrota ante Fognini en semifinales sin oposición), el balear llegaba al Godó con la moral por los suelos, y tocó fondo después de una victoria ante Leo Mayer. Ganó, sí, pero lo hizo tan mal que se sentó en el diván y entendió que no podía seguir por ese camino, que era necesario un cambio. Se aplicó como otras tantas veces y el resultado es este curso descomunal que resume con dos Grand Slams (Roland Garros y US Open), dos Masters 1.000 (Roma y Montreal), al menos 11 semifinales en 13 torneos, terminar con el número uno del mundo por quinta vez y la Copa Davis, la sexta de España. Él ha sido el héroe, no hay duda de ello, y estira la estadística a 29 victorias consecutivas en 30 duelos. Sumando los dobles, serían 33.

Para tener la foto con la Ensaladera, la cuarta que gana en la pista pese a que también se le computa la de Mar del Plata en 2008 (estuvo lesionado para la final), Nadal se ha tenido que multiplicar y ha hecho un torneo increíble. Había dudas sobre su presencia porque la Copa Davis estaba a final de curso, mala semana de por sí, y en estas fechas el cuerpo del mallorquín emite señales inquietantes. Sin embargo, estuvo sin jugar desde el US Open hasta el Masters 1.000 de París-Bercy (salvo la exhibición de la Laver Cup) por un problema en la muñeca izquierda, con sus ventajas y sus inconvenientes. Menos sensaciones, pero más descanso.

París serviría para preparar el Masters y esta Copa Davis, pero saltaron las alarmas cuando se lesionó el abdominal antes de disputar las semifinales contra Denis Shapovalov. Hubo muchas dudas sobre su estado, pero confirmó días después que estaría en Londres y que el objetivo era cerrar el chiringuito en Madrid. Lo ha cumplido con creces.
Ocho partidos más

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En la Caja Mágica ha disputado cinco partidos individuales y tres de dobles, sumando todos los puntos posibles para España. Tumbó a Karen Khachanov, a Borna Gojo, a Diego Schwartzman y a Daniel Evans antes de alzar los brazos con su triunfo definitivo contra Denis Shapovalov. En dobles, se alineó con Marcel Granollers dos veces (Croacia y Argentina) y con Feliciano López (Gran Bretaña) y el resultado fue el de siempre.

Ahora se tomará unos días de descanso, muchos menos de los necesarios, para preparar cuanto antes la temporada 2020. Del 19 al 21 de diciembre disputará la exhibición de Abu Dabi, que avanza sus fechas esta vez, y el 3 de enero ya competirá de verdad en Perth en la Copa ATP, otro evento novedoso en el que España jugará contra Japón, Georgia y Uruguay en la fase de grupos. Nadal comparte equipo con Feliciano, Albert Ramos, Bautista y Carreño, siendo Francis Roig el capitán.

El 13 de enero, en Melbourne, empezará el verdadero objetivo, el Abierto de Australia. Hay un premio demasiado goloso para el zurdo, pues tiene a tiro igualar los 20 Grand Slams de Roger Federer. Además, es el único grande que no ganado al menos dos veces, motivos de sobra como para ilusionarse. Dicen desde el equipo del número uno que nadie se conoce mejor que él, pero también hay un silencio cuando se les comenta las exigencias de este curso que ya acaba y el esfuerzo en este epílogo. Nadal se ha vaciado, pero promete más. Habrá que creerle.

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