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Paloma Cervilla.- A mí no deja de asombrarme la postura que tiene Pedro Sánchez sobre la política de pactos que tanto el PSOE como el PP, VOX o Ciudadanos están ahora diseñando.
No daba crédito cuando el otro día, desde Bruselas, advertía a Ciudadanos sobre la responsabilidad histórica que tendrá si llega a algún tipo de acuerdo con VOX. Y lo decía quién llegó a presidente del Gobierno de la mano de Bildu, de la extrema izquierda y de losindependentistas catalanes.
Esta alianza sí que pesará como una losa sobre Sánchez, si vuelve a repetirla en las próximas semanas para ser investido presidente o si se apoya en los proetarras de Bildu para impedir que la alianza de derechas gobierne en Navarra. Eso sí que será una nefasta responsabilidad histórica.
A mí no me gustan ninguno de los dos extremos: Podemos o VOX, pero, desde luego, a los que jamás en la vida le pediría apoyo político sería a Bildu, que respalda a los terroristas que han manchado de sangre la democracia española, asesinando a cientos de inocentes. Ni a los secesionistas catalanes, que han vulnerado la Constitución y quieren romper la unidad de España.
No tiene ninguna legitimidad Sánchez para poner contra las cuerdas a Ciudadanos y Albert Rivera no debe de caer en la trampa que le tiende quien sabe que si la formación naranja no se alía con la derecha, desaparecerá del mapa político en las próximas elecciones. Y eso es precisamente lo que quiere Sánchez, quedarse también con el voto de centro izquierda de Ciudadanos.
