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Pilar Gutiérrez: “Ya dije el día que exhumaron a Franco que a España le esperaba algo terrible. Fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Dios”

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AD.- Se trata Pilar Gutiérrez de uno de esos personajes públicos que no dejan indiferente a nadie.

Presidenta de Movimiento por España, psicóloga de profesión e hija de Joaquín Gutiérrez Cano, ex ministro de Planificación del Desarrollo en 1974, ex director ejecutivo del Banco Mundial y ex embajador de España en Japón, entre otros cargos, Pilar Gutiérrez se ha ganado el privilegio de ser considerada la más fervorosa defensora del legado de Franco en nuestro país. Se podrá discrepar o no con ella, pero habrá que reconocerle sus graníticas convicciones en el contexto de una sociedad en la que mayoritariamente prevalece la intolerancia sectaria de la izquierda, la cobardía contagiosa, la deserción masiva y la traición sin escrúpulos.


Si nos dicen que la democracia liberal se asienta supuestamente en el respeto para todos, en la libertad de expresión, nosotros defendemos que ese respeto y ese derecho a expresarse alcance a personas como Pilar Gutiérrez. Porque ella representa sobre todo el coraje de decir cosas que están siendo pisoteadas por la oficialidad democrática. AD ha conversado con la presidenta de Movimiento por España.



 

 

 

– ¿Cómo está viviendo la crisis del coronavirus?

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La crisis la estoy viviendo con una mezcla grandísima de sentimientos: tristeza, preocupación, indignación, resignación… Tristeza por el sufrimiento que está ocasionando a tantísima gente, de una magnitud desconocida desde la Guerra Civil; preocupación porque no sabemos lo que durará y a quién afectará, indignación por los delitos de lesa humanidad que están perpetrando las autoridades impunemente, y resignación porque reconozco en ella la actuación de la Justicia divina o karma, como lo llaman algunos, pues muchos de los afectados han votado y apoyado a esas mismas autoridades o forman parte de ellas.

– Colaboradores AD ha apuntado una correlación entre el alejamiento de Dios por parte de los españoles y la incidencia de la enfermedad en nuestro país. ¿Comparte esta tesis?

Claro. Han sido muchísimos años de vivir de espaldas a la ley de Dios tolerando toda clase de injusticias, mentiras y crímenes, mirando para otro lado como si nunca nos fuera a afectar a nosotros. Ese egoísmo y cobardía y apatía nos ha traído hasta aquí y ya no hay escapatoria para nadie. La España íntegra y solidaria de mi juventud se transformó en algo irreconocible ni por la madre que la parió, como anunció malvadamente Alfonso Guerra. Y ese cúmulo de maldades planeadas y orquestadas ha causado la extensión de esta enfermedad por España como la pólvora, por obra de los sucesores de los chekistas que siguen siendo los grandes enemigos del pueblo español. La enfermedad física y todo lo que la rodea no es sino la expresión de la enfermedad moral que España lleva sufriendo desde hace décadas.

Muchos apuntábamos que la profanación de Franco tendría consecuencias en el mandato de Franco. ¡Y vaya si las está teniendo! Yo misma lo dije a los medios el día de la exhumación, que no había perdido yo sino España y que lo sentía por ellos, porque lo que les esperaba sería terrible. Y no han pasado ni cinco meses desde aquello. Lo que ocurrió en torno a la profanación de la tumba de Franco y el Valle de los Caidos es más que un pecado, es una abominación, y las abominaciones traen maldición. Aunque no es la única, ni mucho menos, porque España es una ciénaga moral desde hace muchos años, pero creo que lo de Franco fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Dios.

– ¿Le sorprende que las respuestas al coronavirus de los políticos e incluso de la jerarquía católica sean solamente sanitarias, y no haya apelaciones a la espiritualidad, cuando estamos convencidos que la propagación de la pandemia no es ajena al desistimiento moral de los hombres?

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No me sorprende, por desgracia, porque sé que la curia actual está al servicio del mundo y no de Cristo, aunque sí me escandaliza profundamente. Por mis estudios de las profecías y Revelaciones privadas desde hace más de 30 años sabía que esto iba a ocurrir y que la Iglesia ha sido usurpada por los agentes de lucifer. Estamos en los tiempos que anunciaba San Pablo en II Tesalonicenses 2, de la gran apostasía que marcaría el comienzo del Apocalipsis, que por cierto es un censurado por la curia desde el Concilio Vaticano II y que no aparece en el libro oficial de lecturas para la Misa.

– ¿Es optimista respecto a la solución a la crisis?

No, aunque eso depende en última instancia de cada uno y de cómo enfrente la situación, y un verdadero cristiano sabe sacar bienes de los males, como hizo Franco y tanto repetía: “no hay mal que por bien no venga”. Pero esta pandemia es sólo el principio de una gran penitencia que le espera al mundo para su purificación y salvación.

– ¿A quién hace el principal responsable de que el coronavirus esté teniendo efectos devastadores en España?

A los agentes del Nuevo Orden Mundial que gobiernan España y que seguramente están siguiendo instrucciones de cómo manejar la crisis para destruir España por completo y acabar de someterla a su poder. No es casualidad que tuvieran tanta prisa en legalizar la eutanasia, por ejemplo, justo un mes antes de este genocidio de ancianos que está suponiendo esta epidemia; ni la ausencia de medidas eficaces para paliar la ruina económica de los españoles, y tantas cosas infames como confiscar material sanitario a las Comunidades eficientes, y un largo etcétera.

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– ¿Le viene bien al hombre esta cura de humildad cuando tanto ha estado jugando a ser Dios?

Sin duda, si lo sabe entender y aprovechar, pero es como un examen de oposición para alguien que lleva muchos años sin dar ni chapa. Es muy duro porque la gente no está preparada moral ni espiritualmente para hacer frente a pruebas tan grandes cuando sólo confía en sus propias fuerzas y en sus ídolos del mundo como la ciencia y el poder político. Esos ídolos han caído por tierra en sólo dos semanas y a sus “devotos” les cuesta mucho asimilarlo.

– Imagine que tuviéramos un Gobierno de derecha y que el 8 de marzo se hubieran manifestado miles de católicos en Madrid, ¿qué estaría diciendo ahora la izquierda?

Eso mismo comenté yo ayer en las redes, que ya estaría ardiendo La Moncloa, y sin embargo los lacayos del régimen sociocomunista siguen justificándolo. Curiosamente, las maletas de la Delcy llegaron también poco antes del estallido de la epidemia… ¿para pagar sus servicios tal vez?

– ¿Revela esta crisis que el sistema y la democracia del 78 han tocado fondo?

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¡Si nació muerto! La Constitución fue un aborto, el aborto de la nueva España que prometían a los españoles. Todo ha sido un paripé desde entonces, y hace mucho que no tenemos Estado de Derecho ni separación de poderes. Vivimos en su simulacro de democracia y ahora les ha explotado en la cara a tantos ilusos y apesebrados.

– ¿A qué atribuye que el Rey permanezca en un segundo plano?

Que es parte del juego perverso que se traen con nosotros, es uno de ellos. Hace muy poco le dio un premio la masonería, poco antes del estallido de la epidemia… ¡qué casualidad!

– ¿Cómo estaríamos afrontando esta crisis sin los hospitales públicos que nos dejó Franco?

¡Ni me lo imagino! Porque estos incompetentes no habrían construido ni una quinta parte, pero han hundido su gestión por la maldita politización y de hecho es la sanidad privada la que está sacando a la gente adelante porque constituye el 60% de la Sanidad nacional y su personal está trabajando codo a codo con los de la pública, y sin cobrar por ello. Además, resulta que es a los hospitales privados a dónde van los políticos de izquierda que tanto defienden lo público, porque saben que ahí les atienden y no les mandan a casa a morir.

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¿Qué mensaje trasladaría por último a los españoles?

Pues les recordaría el mensaje de la Cuaresma, que es el tiempo litúrgico en que ha ocurrido esta epidemia y que esta vez se ha hecho muy real y a escala mundial: “polvo eres y en polvo te convertirás, conviértete y cree en el Evangelio”. Y a continuación viene la Semana de Pasión, que Cristo padeció por nosotros y en la que nos acompaña si tomamos nuestro Cruz con El. Y la historia tiene un final feliz para los que así lo hagan: la resurrección.

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