Opinión

Pablo Iglesias, o la insípida levedad de la NADA. Por Fátima Pellico

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[H]ace ya tiempo que tenía gana de dedicarle unas líneas a un figura de tercera regional de la llamada política española. He dicho ” de la llamada política española” porque lo que vivimos en estos tiempos a ese respecto es como un circo donde gran parte de los actores se pelean entre ellos por ser el más esperpéntico de todos, el que más animaladas dice, el que más veces repite la palabra “democracia” para hacerse pasar por un demócrata (sin serlo, claro está).

Y hete aquí que la figura más representativa de esta New Age de billar de polígono es el simpar Pablo Iglesias, cuyo historial familiar es cuando menos para poner los pelos de punta ( su papá fue frapero, del FRAP, y su abuelo un convencido chaquetero).

Realmente de este personaje se han dicho muchas cosas y las han dicho plumas mucho más preparadas que yo, infinitamente más, así que me limitaré a comentar cómo veo el triste final del profe de Universidad venido a “político”, a voz del pueblo pero sin pasar las penurias del pueblo y, por supuesto, con una absoluta falta de respeto por todos aquellos que dice defender.

Sí,queridos niños, un político que donde dijo digo dice Diego no es de fiar. Eso lo sabe hasta el más tonto pero parece ser que no,que cuanto más miente un político más fiable parece, y eso Pablo, nuestro querido Pablo, lo tiene claro y sus esbirros tuiteros, más.

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Este personajillo cuyas hazañas llegan a su fin, aunque piano piano, ha mentido, calumniado, amenazado, insultado y todo lo peor que se nos pueda venir a la mente desde que pisó el mundo de la política. No hace falta tener muy buena memoria sino simplemente buscar un poquito en la Red para pillarle en tantas y tantas contradicciones y mentiras que uno ya se aburre ( acompañado de su fiel Pablo Echenique a lomos de su brillante asno con ruedas).

Seguramente este simpático vallecano, ahora inquilino por cosas del destino de un chalet en Galapagar, no se conforme con pasar a la Historia como un pobrecillo con una forma de vestir y peinarse calamitosa y ridícula y unas maneras matoneriles dignas de película del cine de destape español. Como sus antecesores en ese demoníaco sistema que es el comunismo seguramente tenga algún as en la manga de falsa bandera…Aún no es consciente plenamente de que Madrid va a ser la tumba de su aberrante existencia pública. El estruendo de su caída electoral se va a escuchar hasta en casa de Donald Trump,que si sabe quién es este individuo sin duda se alegrará infinitamente de su caída.

Sic transit gloria mundi, Pablo Iglesias.

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