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Obispos, ateos, modernos, feministas, comunistas, políticos, periodistas, relativistas, cínicos y filósofos varios… están cagados

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Jesús Yáñez*.- Acabo de salir de Misa. El párroco ha leído una nota de la Conferencia Episcopal, ese sindicato de los obispos, donde se transparenta la absoluta falta de fe de los pastores de la Iglesia Española y la cobardía de los católicos. Es una nota sobre la propaganda del coronavirus, un experimento de ingeniería social que atenta contra todas las libertades del ser humano, incluida la de morir como le de la real gana, en contradicción miserable y ruin con la defensa de ese suicidio llamado eutanasia que la modernez defiende como derecho sacrílego.

(Ahora se cagan. Todos. Obispos, ateos, modernos, comunistas, feministas, políticos, periodistas, relativistas, cínicos y filósofos varios. Y todas las hijas de Lucifer feministas que abren más la boca que lo otro, que ya es decir).

¡Raza de víboras! ¡Sepulcros blanqueados! ¡Pastores de vosotros mismos! ¿Quién os ha enseñado a huir de la ira de Dios? Ratas que coláis el camello y filtráis el mosquito.

¿Dónde queda la fe en el poder sanador del Agua Bendita? ¿Por qué dejáis la puerta abierta de los templos a todos los demonios? ¿No recordáis que Santa Teresa ahuyentaba al diablo con este sacramental que prohibís por miedo a perder el cuerpo?

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¿Dónde queda el aviso de Cristo: temed a aquel que tiene poder para enviar el alma al tormento eterno; y no temáis a los que matan el cuerpo? ¡Hipócritas! Llenáis las iglesias de demonios y dejáis sin armas a los pobres fieles; asustáis a los viejos y a las viejas en vez de darles paz y de consolar su aflicción. ¿No pueden disfrutar ya del abrazo de Cristo y del apretón de manos del hermano? ¡Falsos guías! Echáis fuera a los ángeles y permitís que el mundo entre hasta el Santo de los Santos, ¡profanadores! ¡Defended la Cruz y al monje Cantera y no calléis como secretos masones!

¿Dónde queda vuestra fe en la presencia real de Cristo en la Sagrada Forma, con todo su Poder y toda su Gloria? ¿No sabéis que muchos santos han vivido solo de la Eucaristía? ¿No recordáis al de Asís abrazando a leprosos y cuidándolos? ¿Contagio? A la mierda el contagio, os diría Francisco, ¿qué soy yo para no morir en lugar de este pobre llagado pestilente?

¿Dónde queda Damián de Molokai?

¿Dónde queda la Fe en el Médico eterno de cuerpos y espíritus cuando casi prohibís que se comulgue, desgraciados? Os pedirán cuentas de las almas que perdéis, sinvergüenzas.

Escupo en vuestro temor y no haréis nada porque no tenéis el valor, ni el poder, ni la Gracia, sobre todo la Gracia, de desear el martirio, que es el único testimonio que podéis dar a vuestras ovejas perdidas.

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Escupo en vuestra mediocridad y vuestro pacto con el mundo, el demonio y la carne.

Vuestro pacto con el poder del dinero y la Sinagoga de Satán que os dicta escritos sobre cambios climáticos, sostenibilidades planetarias, ecologías del mundo rico y feminismos demoníacos. Ya os lo advirtió san Juan: el que niega que Cristo ha venido en carne ese es el Anticristo.

¡El Anticristo es sembrar la duda sobre el Poder del Altísimo y obedecer mandatos de hombres, fariseos! Burgueses de la fe que ni entráis ni dejáis entrar a los enfermos, ahora, hoy. No ha venido Cristo por los sanos, serpientes. ¿No queréis recordarlo?

Inclinaos sobre el pobre y el desahuciado, sobre el moribundo y el contagiado. Arrodillaos ante el vicioso y el borracho. No huyáis, cobardes. Lavad los pies del aislado sin motivo.

Y no hagáis que el bendito Pueblo de Dios huya de nadie.

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*Teólogo

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