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A ver si así conseguimos creérnoslo.
Porque, de verdad, hipotéticamente hablando, si ustedes sueltan un gorila cabreado en medio de un aparcamiento a las afueras de Dortmund (Alemania) con un leño en la mano, es probable que si tienen algo de miopía no lo distingan en su actuación del protagonista del siguiente vídeo. A menos que se fijen en la belleza, con lo que ganaría el gorila.
¿Que podemos decir? ¿Tiene este animal algún motivo para hacer lo que hace? NO. ¿Tiene alguna finalidad? NO. ¿Le resulta útil? NO.
Es que ni siquiera intentar robar en los automóviles. Un simple y primario desahogo del cabreo. ¿Recuerdan ustedes la escena de los gorilas en 2001 Una Odisea Espacial?
Pues eso mismo.
Eso sí: ¿Saben que es lo más patético de la escena? Que haya varios individuos viendo los hechos, grabándolos a través de un cristal y lamentándose como plañideras… pero ninguno tiene el valor de salir a detener la salvajada. Bienvenidos a Europa.