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Muertes y torturas, el padecimiento que desangra a los granjeros de Sudáfrica

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Mariandra Heunis con sus hijos en el cementerio durante un encuentro de solidaridad contra los asesinatos en las granjas. Su vuda cambió desde el asesinato de Johan. Ahora mantiene sola a su familia trabajando como organizadora de entierros
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LN.- Mariandra Heunis cuenta que fue feliz en su pequeña granja en Leeuwfontein hasta la noche del 30 de septiembre de 2016.

Estaba embarazada de ocho meses de su cuarto hijo cuando dos hombres negros violaron la puerta de su casa y la apuntaron con dos armas mientras su familia dormía.

“Empezaron a gritar agresivamente y a pedirnos plata, pero no teníamos. Les dijimos que se lleven lo que querían, pero que se fueran”. Cuando su marido Johan se levantó, jamás elevó el tono, cuenta Heunis, pero sin piedad lo balearon enfrente de su mujer y de sus hijos.

Mieke, su hija de cuatro años empezó a correr y a gritar, los hombres le dispararon. “Afortunadamente no le embocaron”.

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La pequeña les ofreció la plata que tenía en su alcancía. Los delincuentes tomaron a Heunis para llevarla al piso de abajo, pero ella se resistió. Con el último suspiro Johan se puso de pie. “Por favor”, suplicó.

Pero fueron sus últimas palabras, porque uno de los hombres dijo: “Matalo”. Uno de los seis tiros fue a parar entre sus ojos. Los dos hombre se fueron. Se llevaron únicamente los celulares para que no puedan llamar a la policía. Johan ya no respiraba.

Desde esa noche, Heunis solo volvió a su granja para abrirle a los forenses. Tuvo a su hijo cinco días después del funeral de su padre.”Casi dos años y medio después seguimos con tratamiento post traumático. Esto nunca para”, dice. Heunis tuvo que revivir el episodio en los tribunales. Uno de los dos hombres fue sentenciado, al otro nunca lo encontraron.

“Poco después del episodio me dije que tengo que levantarme, mantenerme firme, construir una buena vida para los niños. Ellos merecen la felicidad. No quiero que recuerden esa noche. Si me rindo, la muerte de Johan habrá sido en vano”, dice la víctima.

El caso que destruyó a la familia Heunis fue uno de los 49 homicidios y 446 que sufrieron los granjeros sudafricanos en el período 2015/2016 según las estadísticas del Servicio Policial Sudafricano (SAPS, por su siglas en inglés). Fue en 1990 cuando las estadísticas empezaron a dar evidencia de los ataques como un fenómeno patológico. Desde entonces, las estadísticas muestran que los ataques fueron oscilando hasta que en 2012 tanto la cantidad de homicidios como la cantidad de ataques crece de manera pronunciada. Según las estadísticas recopiladas por SAPS en el período 2017/2018 hubieron 62 muertes y 561 ataques.

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Afri Forum es una organización que promueve la protección de la cultura afrikaner (los sudafricanos de origen neerlandés). Se ha encargado de aglomerar y contener a los granjeros sudafricanos frente a la creciente hostilidad. Hillel Coetzer e Ian Cameron, autoridades máximas de AfriForum, narran algunos casos tan o más violentos y sangrientos que el de Heunis y que en no pocos casos incluyeron torturas.

Según los análisis de Afri Forum los granjeros en Sudáfrica tienen cuatro veces más de probabilidades de sufrir un asesinato que todos los sudafricanos en su conjunto. “Lo que exigimos es que los delitos rurales sean considerados “únicos” y tengan una atención y un abordaje específico”. No se remiten únicamente a las estadísticas sino al carácter especialmente violento de los crímenes. Sin embargo, optan por la prudencia a la hora de ensayar las razones que llevan a los criminales a cometer delitos innecesariamente sangrientos y violentos:

“En Sudáfrica tenemos demasiados problemas económicos y sociales como para determinar que se puede tratar de agresiones relacionadas con temas políticos o raciales, pero el grado de violencia de los crímenes no nos permite descartar esta hipótesis”.

“El odio que hay detrás de estos crímenes es obvio. Torturas fatales en muchos casos. ¿Por qué disparar seis veces a la víctima?”, dice Heunis. Hace referencia al asesinato de su marido.

Bernardette Arlain es otra de las víctimas. Delante suyo dos hombres ejecutaron a su marido cuando los sorprendieron en el establo de su granja. Cuenta que los episodios se repiten día a día y narra los casos de personas que fueron torturadas durante horas. “No puedo decir definitivamente que se trata de problemas con motivaciones políticas o raciales. Creo que los criminales vienen a buscar armas y si buscan armas es evidentemente para cometer más crímenes”, explica.

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Golden Mitka es un reconocido periodista sudafricano especializado en criminalística. “Son criminales organizados quienes asesinan a los granjeros en Sudáfrica. Entre ellos intercambian información para los próximos crímenes” Mitka explica que lo que buscan los delincuentes es generalmente plata o armas y que los granjeros son un blanco fácil porque están aislados, a kilómetros unos de otros y de las estaciones policiales”.

Los crímenes rurales en Sudáfrica se dan en el contexto de un país que que sufre 20.336 homicidios por año y que en el año 2016 se encontraba séptimo en el ránking de países por tasa de homicidio, según las cifras de la ONU. Es por esta razón que Gareth Newham analista jefe del reconocido Instituto de Estudios de Seguridad (ISS, por sus siglas en inglés) pide prudencia a la hora de hablar y de catalogar el fenómeno de los “asesinatos de granjeros”.

“El año pasado los asesinatos en las granjas representaron el 0,3% del total de los homicidios en Sudáfrica. Además los agricultores tienen una probabilidad mucho menor de ser asesinados que otras categorías de personas en Sudáfrica”, argumenta Newham. Y agrega: “Y si es una cuestión de raza hay que decir que las personas negras tienen mucha más probabilidades de ser asesinadas que las personas blancas”.

En un informe el ISS recomienda que como otros delitos específicos se debe poner en práctica una estrategia focalizada que localice a los delincuentes para este tipo de crímenes, que deben ser tratados como una categoría separada.

Terence Corrigan es Jefe de proyectos en el Instituto de Relaciones Raciales, un think thank con sede en Johannesburgo. Opina que la violencia en las granjas es definitivamente un problema relevante para Sudáfrica y que lo que más deja en evidencia es el fracaso en la administración de la seguridad por parte del gobierno. “Los ataques son contra los granjeros independientemente del color de su piel y son también contra los empleados de los granjeros”, acota. Cree que el carácter extremadamente violento de los ataques a los granjeros obedece más bien al hecho de que los campos están muy aislados y eso permite a los criminales permanecer durante mucho tiempo en las granjas porque no corren el riesgo de la llegada de la policía. “Sudáfrica es un país en general muy violento y los crímenes en el resto del país tampoco se salvan de la agresión”, comenta. “Este tipo de delitos necesitan de inteligencia específica y equipamiento y de hasta helicópteros. No hay profesionalismo para resolver estos casos en donde muchas veces hay corrupción de por medio”. Bernardette Aralin dice que las autoridades de seguridad dicen que “hacen lo que pueden” y que no ve que puedan hacer mucho porque los puestos policiales están generalmente a más de 50 km de las casa de los granjeros.

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Pérdidas millonarias

Corrigan hace también hincapié en las desangre económico que la violencia y el delito están causando en el sector agropecuario sudafricano. Como los Heunis no son pocas las familias que prefieren huir de los campos hacia los distintos pueblos o ciudades y así dejan a las granjas sin su mano de obra más idónea. Corrigan advierte también que los gastos en cercar y contratar guardias de seguridad, la matanza del ganado y la vandalización de equipos y activos le está costando a la industria miles de millones de rands anualmente.
También cuenta que en consecuencia muchas familias involucradas en estas actividades deciden irse a Zambia en donde el nivel de delitos es mucho más bajo y en donde su conocimiento y sus habilidades son muy requeridos.

Además Corrigan señala un problema directamente asociado:”Vemos una caída muy definida en la inversión agrícola en los últimos años. Si esto se debe a la amenaza de violencia no está claro. Yo diría que el entorno político, en particular la amenaza de expropiación sin compensación, es un problema mayor”.

El 22 de agosto de 2018 con su cuenta de Twitter, Donald Trump disparó hacia Sudáfrica. 182 caracteres fueron suficientes para traer controversia y confusión al problema de la violencia rural y para provocar la reacción del gobierno sudafricano.

Para Corrigan detrás del tweet de Trump había intereses propios de grupos de derecha americanos que sin estar muy informados sobre el asunto pretendían hacer trascender sus posiciones ideológicas. Pero Corrigan hace hincapié en que las respuesta del presidente sudafricano también es sesgada porque niega el problema de la existencia de violencia extrema en las granjas sudafricanas y deja así de manifiesto el fracaso de su política de seguridad.

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En marzo de 2018 el gobierno australiano también intervino en el asunto cuando el Ministro de Asuntos Internos Petter Dutton declaró que “los agricultores sudafricanos merecían la atención especial de un país civilizado como Australia por motivos humanitarios. Un tiempo después el pedido de asilo fue bloqueado porque la evidencia mostraba que la mayor cantidad de crímenes en las granjas sudafricanas no tenían motivaciones raciales.

Expropiación sin compensación

La expropiación de tierras en Sudáfrica es un tema candente y que suele mezclarse dentro del debate de la violencia que azota a los agricultores. Actualmente, la controversia gira en torno al cambio en la Constitución que promueven el ANC, el partido gobernante y el partido comunista EFF con el objetivo de poder formular una nueva ley que permita la expropiación de tierras sin ninguna compensación.
Heunis dice que ya escuchó casos de tomas y asentamientos en tierras privadas y situaciones en los que los dueños fueron violentamente agredidos por los ocupantes.

Para Golden Mitka la violencia que sufren los agricultores no tiene ninguna relación con la reforma en la ley de tierras porque los ataques y los crímenes hacia los granjeros sudafricanos comenzó mucho antes de que algunos partidos entonen consignas cuyo contenido hiciera referencia a las expropiaciones.
Huenis dice que muchas veces los grupos que militan la confiscación de tierras sin compensación promueven la violencia hacia los granjeros afrikaners. Heunis dice que muchos de los ataques a los granjeros se producen bajo la consigna “tenemos que retomar lo que nos quitaron”. ” Kill the boer, kill the farmers”, es una de las canciones que entonan los seguidores de Jules Malema el líder del partido EFF, agrega Heunis.

Los sudafricanos se preparan para votar en mayo próximo. Pero en AfriForum no creen que la violencia y la muerte con la que conviven los granjeros sudafricanos sea un tema de campaña porque definitivamente no es un tema popular en la República de Sudáfrica.

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